Kathryn decidió que lo mejor era cambiar de hotel, podía volver a cruzarse con Evelyn yendo o saliendo de sus peculiares masajes, el Constitution era más discreto y estaba más alejado del centro de la ciudad. William entendía que esto de verse en un lugar neutral era parte de la manera que Kath tenía para marcarle los limites, aunque puertas adentro no había límites para nada. Lo había puesto en el papel de un simple amante, ella disponía cuando y donde se verían; aceptar o no dependía de él, pero siempre aceptaba. Tenía que atenerse de momento a las reglas si quería volver a ocupar un lugar en su vida; estaba dispuesto a hacer esto y lo que ella le impusiera. Tenía que expiar un pecado que no había cometido, pero estaba acostumbrado a llevar ese tipo de cargas. Cargó con la culpa de lo que Cam había hecho buscando a Riker como un loco para saldarle la deuda a sus compañeros caídos. Ahora ella dormía boca abajo a su lado lo que era un buen adelanto, solía vestirse e irse esgrimien
Solo a Evelyn Holland se le podía ocurrir una idea como esa para una gala para recaudar fondos. Solo a Kathryn se podía ocurrir aceptar sin conocer los detalles que implicaba “participar activamente”. Ella simplemente pensó que debía hacer acto de presencia y ser amable con todos, firmar un cheque e irse a su casa sin más. Pero no eran tan sencillo como eso; la heredera Holland había ideado toda una parodia muy divertida para hacer de esta gala algo más “interesante”. - No pienso ponerme eso – Le dijo a Paul mientras leían juntos el mail con los detalles y exigencias para participar. - ¿Por qué no? Te verás muy bien – - Recuérdame que la próxima vez que Evelyn me invite a una “gala” debo enfermarme – En realidad, la extravagante idea no estaba mal planteada; solo era un poco inusual. Los grandes empresarios no solo irían a comer, beber, bailar y desenfundar billeteras, debían ser parte del staff que los atendiera también; no todos, solo algunos; mejor dicho, los pocos que aceptaro
Ir los domingos a la parroquia la calmaba, la hacía sentir en casa y segura. Adoraba ese lugar con todo su ser y ver a Michael era como visitar a su padre, él la consentía y charlaban por horas de casi todo. Quizá por eso se sintió apaciguada cuando habló con William de la visita de Bárbara; se dirigieron al pequeño jardín y se sentaron debajo del único árbol, cómo solían hacer en el parque. - ¿Qué relación tienes con ella? Esta vez, William, por favor no me mientas – Él no quería mentirle, pero no podía revelarle la verdadera identidad de Bárbara porque si lo hacía se revelaría a sí mismo y no podía poner a Kathryn en esa situación. - A Bárbara la conozco hace muchísimos años, hemos trabajado juntos y durante un corto tiempo estuvimos saliendo. Pero por protocolos de seguridad dejé de verla de esa forma – - ¿Protocolos de seguridad? ¿Qué clase de trabajo haces? – - Soy militar, capitán de hecho – Era una verdad a medias. - ¿Del ejército? – - ¿Te sorprende? - - En realidad, no
Bárbara aún no había aparecido ante William, sabía que todavía estaría molesto por lo de las fotografías y, estaba segura, que Kathryn le había contado de su conversación en la gala del Museo. Le demostró a Kath que estaba aquí, que estaba dispuesta y lista para una contienda. El problema era que no le sería tan fácil desencajar a su rival; era fuerte y estaba a la altura. El siguiente paso, después de un tanteo inicial, era reconocer el territorio en el que Kathryn se movía. Se manejaban de esa manera cuando comenzaban una misión: un acercamiento cauteloso, un reconocimiento del área, algo de investigación y paciencia. Tenía una perspectiva ya del piso donde Kathryn vivía, también averiguó que era una herencia de Josh Withehouse y que estaba “limpio”. Sus movimientos financieros también eran impolutos, no había nada sobre ella en ningún registro de malas prácticas comerciales, no evadía impuestos; tenía solo otra propiedad a su nombre en las afueras de la ciudad, pero estaba segura
Bárbara no había podido lograr su cometido; intentó utilizar a William como talón de Aquiles para asustar a Kathryn y que por fin lo dejara. Pero le salió todo al revés, no contaba con que Kath era de las mujeres que ponían el pecho a las situaciones difíciles, si alguien la necesitaba ella haría todo lo que tuviera a su alcance para ayudarlo. Todavía más si ese alguien era William y lo que le había propuesto generó otra discusión entre ellos. Kathryn quería llevárselo a su piso, sacarlo de la parroquia que lo conectaba con Peter y esconderlo allí; además el Padre Michael quedaría afuera de todo el problema. William se negaba, eso significaba ponerla a ella en la peor de las situaciones; pero estaba dispuesta a hacer de escudo para él y Michael; estaba dispuesta a ceder a tener un grupo de personas que la resguardaran y a instalar sistemas de seguridad por todos lados. Todavía no sabía que ya tenía uno en su casa. Hasta amenazó con dejarlo y él con irse si seguía intentando ponerse
Al otro lado del mundo James Riker estaba disfrutando de los frutos de su “trabajo” en un casino clandestino, apostando a lo grande y rodeado de sus matones. Llevaba mucho tiempo en el negocio y ahora que se había expandido a otros rubros estaba nadando en dinero; mismo que usaba para comprar a todo el que quisiera. Su red era cada vez más grande y movía una cantidad de mercancía impresionante, tanto que sus laboratorios se extendían por más de 7 países y se distribuía de allí a toda Europa. No llevaba el perfil bajo que se esperaría de uno de los criminales más buscados, gozaba de impunidad y de la protección política de muchos de sus “socios”. Uno de sus matones se acercó a decirle algo y él se levantó de la mesa donde estaba jugando. El lugar casi le pertenecía así que se movía libremente por donde quisiera. En el piso de arriba estaban las mesas privadas, reservadas solo para los amigos y los “inversores”. Alguien quería hablar con él, uno de los miembros de su banda; un hombre r
James Riker no siempre se había llamado así; su verdadera identidad estaba perdida hacía muchísimos años: Robert James Scott. Nació en una familia pobre con una madre nula y un padre violento y alcohólico y durante mucho tiempo tuvo que presenciar el abuso de su padre hacia su madre y, eventualmente, hacia él mismo. La violencia fue convirtiéndolo de a poco en un muchacho agresivo y temido por sus compañeros de escuela. Era el matón y el acosador del lugar. Un día, de la nada, llegó una nueva alumna a la escuela; una más de montón. En ese entonces tenía 18 años y las niñas de su edad no le atraían, eran todas insulsas a sus ojos. Pero por algún motivo, la niña nueva era víctima de algunos de sus compañeros de clase que se reían y burlaban de ella porque era una huérfana. La primera vez que lo oyó sintió envidia, ella no tenía que lidiar con una familia como la suya. No le importaba quien acosaba a quien, sólo que a él no lo molestaran, la vida ajena no era de su interés. La había vis
- Lo que dices no tiene ningún sentido, William ¿en qué estás pensando? – - Solo estoy preocupado por ti, es solo por unas semanas, así me quedaré tranquilo de que estarás a salvo. Sabes que regresaré – - No, no lo sé. Quizá solo desaparezcas sin decime – - Eso nunca sucederá, Kath. No me iré a ningún lado sin avisarte. Pero debes entender lo que siento, me voy a volver loco. Bárbara tiene razón en muchas cosas, si ella llegó hasta la parroquia buscando a Peter, es probable que él lo haga también. Si eso sucede estarás en peligro, sin mencionar al Padre Michael – - No quiero que te vayas – William iba a desarmarse si no se mantenía firme. - Solo me quedaré fuera de la ciudad unas semanas, podré monitorear todo mucho mejor desde lejos y cuando me asegure de que no hay nadie detrás nuestro, regresaré – William quería moverse por unos días a las afuera de la ciudad, a una pequeña capilla en el medio de la nada. Tenía disponible un lugar seguro desde donde podría vigilar la ciudad,