4. REENCUENTROS

Sharif

Mi día no podía ir peor, esta semana fue un infierno, pero hoy era la hecatombe de mi existencia y más porque todo se me acumuló en menos de lo esperado, para empezar, mi abuelo llamó desde muy temprano para informarme que una periodista vendría a hacerme una entrevista, quería que hablara de las empresas, nuestro desempeño, historia y demás, me negué rotundamente a esto pues tenía mucho por hacer, pero él me amenazó diciendo que enviaría a mi padre por mí y eso significaba más problemas.

Sin más opciones accedí a su petición, programó la cita para las cuatro de la tarde en el hotel y luego me dijo que Sanem había viajado a Tarifa buscándome. Estaba a punto de responderle cuando me calla diciendo que en vez de perder tiempo con él mejor buscara una manera de evitarla. A pesar de que mi familia siempre ha querido casarme durante años con alguien, es mi abuelo quien me ha apoyado en mi decisión, él se alejó de las discusiones que tenía con mis padres por el tema y cree firmemente en que debería casarme con alguien por amor, no por conveniencia.

La verdad fue esa relación tan bella entre mis abuelos la que me hizo pensar de esa manera, ellos se enamoraron cuando eran muy jóvenes, venían de buenas familias, su matrimonio fue aceptado y eventualmente arreglado, pero por un extraño motivo fue mi abuela quien obligó a mi padre a casarse con mi madre en un acuerdo por conveniencia, nunca comprendí la razón, pero eso generó resentimientos en él y aquellos que lo conocen desde su juventud dicen que cambió mucho desde entonces.

Ahora, ellos son los que querían repetir esa historia obligándome a casar con Sanem Uzal, una mujer insoportable, materialista y con una voz chillona que podría romper el tímpano de cualquiera cuando comienza con sus gritos.

Desde hace dos horas estaba recibiendo llamadas de recepción diciendo que ella estaba aquí, lo bueno es que al advertirme mi abuelo de eso, pedí al hotel que si ella llegaba me negaran por completo y solo avisaran a Abiud o a la periodista que me encontraba en el lugar. Cuando ella llegó, solicité que la hicieran subir a la habitación porque Sanem ha estado esperándome todo este tiempo abajo, lo que nunca llegó a pasar por mi mente es que ella se negaría, y peor aún, que la periodista terminaría siendo justamente esa mujer.

—¿¡TÚ OTRA VEZ!? —gritamos al unísono. Era evidente el fastidio que sentíamos por el otro.

—Tiene que ser una broma, dígame que no es él —pregunta ella al recepcionista.

—Él es el señor Sharif Qattan y él la identificó como la persona que estaba esperando señorita De Almeida.

Ahora estaba con más estrés y problemas de los que tenía hace cinco minutos, ella alegando porque era a mí a quien debía entrevistar, la amenaza que efectuaría mi abuelo si dejaba que ella se marchara o me negara a que realizara la entrevista y la cereza sobre el pastel, Sanem en algún lugar del lobby esperando por mí.

Debo pensar algo rápido, si ella sigue haciendo ese escándalo o Sanem viene y nos ve juntos entonces... entonces... tal vez podría tener una oportunidad.

—¿Qué tanto me ves? —pregunta muy enojada al darse cuenta que la estoy viendo con detalle de arriba abajo.

La verdad no la había reparado bien hasta ahora, creo que incluso es la primera vez que está tan arreglada. Tal vez pueda jugar esta partida a mi favor, pero dependerá de ella que todo salga bien.

—Necesito que te hagas pasar por mi novia —suelto sin más.

—¿¡Qué!? ¿Acaso perdiste la razón? —a tiempos desesperados, medidas desesperadas.

—No te estoy pidiendo que te cases conmigo ni que me beses, solo que finjas ser mi novia unos minutos y te concederé la entrevista.

—Olvídalo, jamás sería novia de un idiota como tú aun si es una mentira.

—Necesitas la entrevista y ambos sabemos eso, tu amiga Alison habló con mi secretaria y le dijo que sería una oportunidad única para ti.

Ella comienza a refunfuñar entre dientes y hace caras graciosas, no sé si el verla tan estresada como yo me hacía sentir bien, pero tenía ganas de reírme por primera vez en muchos días.

—¿Sabes qué? No me importa la entrevista, me largo de aquí.

Ella trata de alejarse, pero logro tomarla del brazo acercándola a mí, su mirada es muy fija y parece decidida en irse, pero tengo que convencerla.

—Tú y yo sabemos que necesitas esto y si aceptas ayudarme, entonces te ayudaré a que tengas la entrevista directamente con mi abuelo, piénsalo, sería algo muy grande, te llevaría a Marruecos, verías la empresa y haces tu trabajo ¿Qué dices?

Al tenerla tan pegada a mí, el aroma de azahar vuelve a inundarme produciendo sensaciones muy extrañas en mi cuerpo, esto me confunde demasiado, pero debo enfocarme.

—Digo que estás demente. ¿Y por qué quieres que haga eso?

—No tengo tiempo te lo explicaré después, por ahora acepta el trato —respondí desesperado.

—No lo haré, olvídate del trato, de las entrevistas, de todo.

En segundos ella logra librarse de mi agarre, veo a lo lejos a Sanem (buscándome seguramente) y hago una movida rápida, quizás me gane un golpe, pero estoy demasiado desesperado. Miro nuevamente a esa mujer, ella se ha quedado estática a unos pasos de la puerta y aprovecho para alcanzarla.

—¡Cariño! —hablo un poco fuerte para que Sanem pueda escucharme.

Logro llamar la atención de esa mujer haciendo que se gire hacia mí, se ve un poco desconcertada y tiene un dejo de algo más que en el momento no logro identificar, pero igual me olvido de todo al rodear su cintura rápidamente con mi brazo y mi otra mano la acuno en su mejilla.

Todo fue tan rápido y al mismo tiempo sentí que iba en cámara lenta cuando toqué sus labios, al comienzo ella no reaccionó al beso, pero poco a poco fue dejándose llevar hasta que ambos cerramos nuestros ojos. Sus manos se pasean en mi pecho hasta enredarse en mi cuello, siento sus dedos acariciar mi cabello y su aroma a azahar se hace más intenso, escucho que dicen mi nombre a lo lejos, sé quién es, pero esto es mucho mejor, una corriente recorre mi cuerpo por completo haciendo que me estremezca y la atraiga más hacia mí.

Ella se separa un poco y nos vemos directo a los ojos muy agitados por el beso, tiene un sonrojo en su rostro que la hace ver hermosa. Sé que nuestros encuentros han sido desastrosos y lo de hoy me pasará factura, pero extrañamente no siento ningún arrepentimiento por este acto tan descabellado.

—¿¡Qué significa esto Sharif!? ¿¡Quién es esta mujer!? —grita Sanem histérica.

—Esta me la pagarás —amenaza ella en un susurro.

—Ayúdame y lo pagaré —asiente ligeramente con la cabeza y baja sus manos sin alejarse de mí.

—Sanem, no sabía que estabas aquí.

—Llevo horas aquí esperándote, dime ¿quién es esta? —pregunta con tanto desprecio que incluso logra fastidiarme.

—No sé a qué viniste, pero sí te exigiré que la respetes porque ella es mi novia.

—¡Ja! No seas ridículo. ¿Acaso tu noviecita no sabe que estás comprometido conmigo?

Maldición, con tan poco tiempo olvidé advertirle de eso.

—Él no está comprometido contigo, es su familia quien quiere comprometerlos, pero es a mí a quien ama ¿O acaso no te quedó claro hace unos segundos? Porque si es así podemos demostrarte el gran amor que nos tenemos.

Sentí que mi corazón se agitó con fuerza al escucharla hablar tan segura y con esa altanería tan propia de ella, la miré sonriente, ella no le quitaba esa mirada asesina a Sanem y la respuesta que dio fue magnífica.

—Tú solo eres un juguete para él, pero su prometida soy yo. ¿Y a todo esto? ¿Quién eres?

—Lucero De Almeida, su novia y quizás hasta su prometida, claro que en mi caso SÍ es por gusto —contestó haciendo énfasis en el "sí".

Presioné un poco su cintura provocando que ella me mirara, pero mi sonrisa nunca se desvaneció, sentí admiración al verla de esa forma.

—No seas ilusa querida, él jamás se casaría contigo.

—En eso te equivocas Sanem, porque a diferencia de ti, estoy profundamente enamorado y quiero casarme con ella, así que mejor vete porque no tienes nada qué hacer aquí —contesto firme haciéndola enojar más.

—Esto no se queda así.

Sanem trata de venirse contra ella para abofetearla, pero logro detenerla a tiempo.

—Si te atreves a ponerle un dedo encima a mi prometida, te juro que me la vas a pagar. Entiende que jamás he querido casarme contigo, llevo años diciéndolo y nunca lo haré, me casaré con ella por amor, no por un contrato como quieren nuestras familias, así que lárgate de aquí.

Suelto sus manos a lo que ella aprovecha para abofetearme con fuerza e irse rápidamente del hotel. Por esta vez dejaré pasar esto considerando que al fin podré librarme de ese asunto para siempre.

—Eso fue intenso —comenta ella en lo que ve a Sanem salir del hotel muy furiosa.

—Intensa fuiste tú con lo que dijiste, pero gracias por ayudarme —torna su mirada nuevamente hacia mí con intensidad haciendo que mi corazón lata un poco agitado.

—No lo hice gratis, así que mejor ve preparando tu chequera porque quiero pasajes de avión en primera clase para dos personas a Marruecos —exige tan obstinada que, no lo negaré, me fascina… o bueno, solo un poco.

—Después de lo que hiciste, juro que tendrás champaña y una langosta para cenar en el vuelo.

—Ahórrate la langosta, pero acepto la champaña. ¿Negociamos los términos?

Sabía que esto me pasaría factura, pero valdrá toda la pena del mundo ahora que ese compromiso por fin será cancelado.

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