Rabat, MarruecosSharifFui arrojado a mi habitación quedando en el suelo bastante dolorido, no me molesté siquiera en levantarme porque escuché claramente cómo ponían el seguro del otro lado y dieron la orden de dejar a dos guardias en la puerta, al menos fue una suerte que no me requisaran, así que llamé rápidamente a Abiud para saber si estaba con Lucero, se me hizo un poco extraño que no contestara a la primera, pero entre más timbraba, más me preocupaba al no obtener respuesta alguna.—Abiud contesta el maldito teléfono ¿en dónde estás? las cosas en casa se complicaron demasiado y mi padre envió a sus hombres por Lucero, tienes que sacarla como sea de aquí cuanto antes y asegúrate también que desaparezca de Tarifa —arrojé el teléfono en la cama una vez terminé el mensaje y pasé con frustración las manos en mi rostro.Tenía que pensar en algo pronto o las cosas se complicarían, al ver un retrato en la pared fue cuando caí en cuenta y llamé de inmediato a mi abuelo, sé que sigo con
Abiud Conozco a Sharif de toda la vida, desde que éramos niños fuimos muy cercanos y sé todo el calvario por el cual debió pasar como único heredero de la familia Qattan, es cierto que yo padezco lo mismo que él, pero mi familia no es tan poderosa como la suya y eso de alguna forma me genera un poco de tranquilidad, a la vez que esta se desvanece solo de ver todo lo que ha sufrido en manos de ellos. Sé que en este momento el mayor tormento para él es que se repita la historia en su vida y justo por eso no estuve de acuerdo con lo ocurrido en Tarifa, no obstante, estoy seguro que esa llamada que él recibió no se quedará en una simple conversación, esta vez él se atrevió a ir más allá al tener a alguien fijo para su cometido y peor aún, decir que iba a casarse con ella, lo que traerá más de un problema. En cuanto él salió del hotel estuve llamando a la aerolínea para comprar el tiquete de Lucero, lo mejor era que saliera hoy mismo de aquí antes de que las cosas se pusieran peor. Iba
Lucero No me sentía muy cómoda estando en este lugar, mil preguntas se formulaban en mi cabeza respecto a lo ocurrido y tampoco sabía si confiar del todo en Abiud y Ahmed, aunque al menos reconozco que ambos me protegieron en el hotel. Salgo de la ducha mucho más fresca después de la persecución que tuvimos y veo unas prendas colgadas en el perchero, la tela del jabador es de un color vino que llega a las rodillas, se ve muy fina y tiene un decorado hecho a mano con piedras preciosas y encaje en color marfil, acompañado también de un pantalón con una blusa, ambas piezas son blancas bastante frescas, creo que a mi madre le habría gustado. Me gustaría decir que es mejor vestir mi ropa, pero considerando el hecho de que no la encuentro por ningún lado, opto por vestir lo que me han dejado y una vez arreglada escucho que tocan la puerta a lo que doy el pase. Ahmed va ingresando a la habitación y en cuanto me ve su rostro pasa a ser de total asombro, felicidad y a la vez veo un poco de
SharifTodo el salón quedó en silencio hasta que los pasos de mis padres resonaron firmes acercándose, viendo a Lucero como el obstáculo que debía ser eliminado cuanto antes, pero ella no se dejó vencer ante nada, por el contrario, se mantuvo firme en todo momento sin bajar su cabeza ante nadie, ni siquiera la mirada la apartaba de los presentes.—Así que usted es el meollo de este problema —dijo mi madre despectiva menospreciándola con la mirada.—Quizás el de ustedes, pero no el de Sharif, para él soy su vida entera, la mujer que ama y con la cual desea casarse —una extraña corriente pasó en mi cuerpo al escuchar sus últimas palabras.Ella no era eso, pero sí era mi maldito motivo de frustración, ira y ahora se convertía en la persona la cual yo mismo quería asesinar por hacer esta estupidez ¿En qué diablos estaba pensando al venir acá?—Ese matrimonio entre ustedes no se realizará porque mi hijo ya está comprometido desde hace mucho tiempo con la hija de la familia Uzal —responde m
Sharif No me enfoqué en nada más que no fuera salir de esa casa sin mirar atrás con mi abuelo y Lucero, sabía que él no habría llegado sin seguridad y menos si estaba con ella. No separé a Lucero de mi lado un solo instante mientras los recuerdos invadían mi mente, unos tan dolorosos que me desgarraban la garganta del grito interno que daba, pero al subirnos al auto de mi abuelo y partir junto a dos camionetas llenas de sus guardias, sentí que pude respirar un poco aliviado, al menos por unos instantes. Extrañamente el camino a casa de él se me hizo eterno, incluso llevaba la mente sumida en todo lo ocurrido, aunque no estaba procesando nada, tan solo veía las imágenes una y otra vez, pronto una sensación extraña me invadió y al bajar la mirada me percaté que seguía tomado de la mano de ella, incluso la estaba presionando fuerte, pero ella no se había quejado y en vez de eso la acariciaba en silencio, alcé la mirada encontrándome con sus ojos comprensivos, pero igual no dijimos nada
Lucero—Señor Ahmed, comprenda que no puedo quedarme con algo tan importante para ustedes, sería peligroso que estuviera en mis manos y más si su hijo está buscándome —dije desesperada.—Dije que no Lucero y es una orden —respondió muy serio. —Te quedarás con ese anillo y no quiero que te lo quites por nada del mundo, solo podrás entregármelo el día que te marches de aquí, hasta entonces, esa reliquia permanecerá contigo.—Abuelo ¿qué tienes pensado hacer? —pregunta Sharif quien se ve un poco conflictuado.—Mañana les comentaré con detalle, por ahora lo importante es que ustedes están a salvo y nadie los lastimará mientras estén aquí, ahora si me disculpa iré a descansar, fue un día bastante agitado.Lo vimos marcharse sin darnos tiempo a decir nada y me quedo viendo el anillo una vez más. Sigo pensando que es una terrible idea llevarlo.—¿Todavía sigues enamorada de mi abuelo? —pregunta Sharif jocoso.—Te aseguro que de no ser porque tu padre quiere asesinarme lenta y dolorosamente,
LuceroMe levanté temprano al día siguiente sintiéndome más tranquila y al mismo tiempo un poco nerviosa por la salida de hoy, igual me duché y cambié vistiendo un jean con una camiseta holgada para estar más cómoda en este clima tan caluroso de Rabat, por supuesto, no podían faltar mis zapatillas ante cualquier emergencia.Tengo entendido, por un mensaje que me había enviado Ali, que mañana llegaría a la ciudad en horas de la tarde, hasta ahora no había podido contarle nada de lo ocurrido, pero igual esperaría hasta su llegada para ponerlo al corriente de la situación, al menos me alegraba que no hubiese tardado tanto con el trabajo, pues muy a pesar de estar acompañada del señor Ahmed, Sharif y Abiud, seguía sintiéndome un poco sola y desubicada en este lugar.Una vez terminé de dar algunos retoques, bajo rápidamente las escaleras hasta el primer piso donde Sharif ya se encuentra cerca de la entrada hablando con Abiud, este último me ve deteniendo la conversación y me regala una son
Lucero Ingresé al lugar hecha todavía un mar de furia, nervios y quizás, pero solo mínimamente, excitada, sin embargo, nada me preparó para lo que había ante mis ojos, el lugar estaba lleno de personas, las mesas eran alargadas con muchos puestos, quizás unas veinte personas cabían perfectamente por mesa, la algarabía era muy fuerte y los meseros iban de un sitio a otro sin descanso, pero a pesar de eso se sentía muy alegre el ambiente. —¿Esperabas un lugar muy lujoso? —No, pero tampoco esperaba esto. —¿Por qué? ¿Muy corriente para tu gusto? —Creo que más bien es al revés, no es un sitio donde te imaginaría comiendo ni mucho menos llevando a alguien —contesté sin salir de mi asombro en lo que veía la decoración tan exquisita y propia del territorio que decoraba el local. —Supongo que no todo es lo que parece —lo miré bastante extrañada ante sus palabras, notando que había un dejo de tristeza en él. —Sí bueno, igual eso no te salva de nada, todavía tengo mucha hambre y no encuen