Sharif
—Espera, espera, a ver si te entendí, ¿me estás diciendo que invitaste a la mujer de la cual te estuviste quejando todos estos días para que conociera a tu abuelo? ¿Eso sin mencionar que la besaste en frente de Sanem quien vino a buscarte desde Marruecos y le hiciste creer no solo que estabas saliendo con esa mujer, sino que estaban comprometidos?
—Sí, así tal cual —contesté como si nada.
—¿Cuál es tu problema? ¿Acaso te freíste el cerebro en esta costa o qué? Sharif no puedes hacer eso, en vez de solucionar tus problemas acabas de ganarte más al haber hecho esa estupidez.
—Claro que no, ella solo me ayudó por esta vez, ya quedé libre de Sanem y con suerte también de ese matrimonio tan absurdo.
—¿Libre dices? Claro. ¿Te pusiste a pensar que ahora que tienes los tiquetes comprados, el hotel reservado y una cita con tu abuelo, esa mujer va a conocer a tu familia quienes muy seguramente estarán enterados de lo que pasó?
—¿Eso qué importa? El único que la va a conocer es mi abuelo y todo con fines profesionales —Abiud coloca sus manos en mis hombre presionando un poco fuerte.
—Sharif, por una vez usa la cabeza para este problema, si Sanem llega a encontrarse con Lucero en Rabat, ten por seguro que las cosas no se verán bien para ustedes y provocarás toda una red de mentiras que te traerá más problemas de los que ya tienes.
—No pasará nada confía en mí Abiud, Sanem no va a intervenir, De Almeida hará la entrevista, tomarán las fotos y todo se habrá olvidado, no nos volveremos a ver y tú y yo podemos continuar con nuestra empresa como si nada hubiera pasado.
—No estoy de acuerdo con esto, pero sí te dejaré en claro una cosa Sharif, más te vale que no lastimes a esa mujer al arrastrarla en tus problemas, no la conozco mucho, pero se nota que es una buena persona y se merece lo mejor —se separa un poco señalándome seriamente con el índice. —Recuerda mis palabras hermano, esto es un grave error.
Abiud sale de la habitación un poco molesto por toda la situación, si bien no es su vida la que está en juego, pero si llego a desligarme antes de tiempo de mi familia, perderíamos clientes potenciales y eso sí afectaría todos nuestros planes a futuro.
Esas palabras de él me quedaron sonando un poco, pero sé que todo saldrá bien, si llega a ocurrir algo con Sanem o con mi familia quizás pueda pedir nuevamente la ayuda de ella, solo espero que no pase nada antes de que pueda hablar con mi abuelo.
(...)
Hoy por fin había llegado el día, De Almeida me había informado que Alison se tardaría unos días en llegar por otros trabajos que debía hacer y mientras tanto ella estaría realizando la entrevista, conociendo las empresas, su funcionamiento y viendo los mejores lugares; para que una vez llegue su amiga sea solo tomar las fotos y se regresarán a España. Abiud y yo terminamos de alistar nuestras maletas, pedimos un auto y nos dirigimos a casa de ella para recogerla.
—Sharif, por última vez ¿estás seguro de lo que vas a hacer? —pregunta Abiud bastante angustiado.
—No me hagas dudar más, necesito salir de todo este problema, es por eso que hablaré con mi abuelo para mantenerlo al tanto de todo, sabes que él nos tiene mucho cariño y nos brindará su apoyo —él da un fuerte resoplido y se queda mirando por la ventana. —Abiud eres mi hermano, no quiero que estemos así necesito tu apoyo, eres mi consciencia, o al menos la parte razonable que me hace poner los pies en la tierra, pero esto es lo mejor, lo sé.
—Solo dos cosas Sharif, no quiero que ella salga lastimada por algo que no le corresponde y si las cosas no salen bien como tanto pregonas, ten por seguro que te daré un puñetazo tan fuerte que te acordarás de mí en la próxima vida —asentí con mi cabeza en silencio dejando una sutil sonrisa que pareció más una mueca. No quise decir nada más de lo que pudiese arrepentirme más adelante.
Llegamos a un edificio de cuatro pisos y le envío un mensaje para avisarle a De Almeida que estamos abajo, al cabo de cinco minutos vemos a un hombre salir, es un poco fornido, rubio, ojos turquesa y tez blanca.
—Imagino que eres Sharif, eres tal y como te describió mi Luz —dice el hombre reparándome de pies a cabeza.
—Sí, soy Sharif Qattan y mi socio Abiud Sabbag. ¿Y tú eres? —pregunto bastante serio.
—¡Alison ¿por qué saliste así?!
Ella aparece corriendo con un jean y una blusa blanca, no puedo evitar detallarla viendo sus labios rosados. De pronto caigo en cuenta del nombre que ha mencionado y me quedo mirándola extrañado, creí que Alison era una mujer.
—¿Alison? —pregunté desconcertado.
—Sí, soy Alison Manrique y de una vez les advierto a los dos que si se atreven a hacerle algo a mi Luz me la van a pagar muy caro.
Él va con ella abrazándola con mucho cariño, acto que me fastidia y opto por mirar a otro lado para hacerme el desentendido.
—No olvides todo lo que te dije mi Luz, avísame en cuanto llegues y nada de hablar con extraños, nunca se sabe qué te puedas encontrar, nos veremos en unos días.
—Estaré bien Ali, evita hacer fiestas sin mí —contesta ella con una dulce sonrisa.
—Jamás me atrevería amor, cuídate, te adoro.
—Y yo a ti.
Escucharlos hablar con tanta confianza aumenta mi molestia, lo peor es que no sé ni qué es lo que me molesta realmente, pero Abiud se da cuenta y disimuladamente me golpea con el codo preguntando con la mirada qué me ocurre, a lo que decido ignorarlo en silencio.
—Llegaremos tarde De Almeida y el avión no es privado —hablo tosco.
Ella me mira muy mal al igual que Alison, pero no me interesa, quiero irme rápido de aquí y terminar lo antes posible con todo esto. Alison coloca su maleta en la parte de atrás del auto, se despide nuevamente de ella con otro abrazo y un beso, que prefiero no ver, y por fin partimos de su casa rumbo al aeropuerto.
(...)
Lucero
En dos horas ya nos encontrábamos camino al hotel en Rabat, fue más la demora abordando el avión que el trayecto en sí. Se me hizo bastante extraña la actitud de Sharif, es como si hubiese vuelto a ser un idiota porque no hacía más que contestar como un patán, Abiud por otro lado sí estuvo conversando muy amable conmigo, él no parecía cambiar, sino que esa actitud tan serena era característica en él.
Al llegar al hotel hicimos el registro, se me hizo extraño cuando ellos también lo hicieron, pero Abiud me informó que sus familias no sabían de su regreso y no querían verlos todavía, imagino que él también estaría en el mismo dilema de Sharif, pero no quise inmiscuirme mucho más de lo necesario.
Nos fuimos a nuestras habitaciones que estaban en el mismo piso, nos encontraríamos a medio día en el restaurante para almorzar y finiquitar algunos detalles previo a la entrevista, o al menos eso dijo el idiota antes de entrar con su cara de amargura. Igual preferí ignorarlo y disfrutar de mi muy lujosa e increíble habitación en este hotel, porque sí, esto gritaba lujo y dinero a los cuatro vientos, me sentía una reina en este lugar.
A medio día ya me encontraba más fresca luego de un delicioso baño con burbujas en la tina, me arreglé con un pantalón elegante ancho color curuba, blusa blanca y mis zapatos blancos deportivos, Alison decía que debía ir con tacones, pero prefería estar cómoda por si tenía que correr del idiota luego de darle un golpe donde siguiera con esa actitud.
Tomé mi bolso, me aseguré de llevar lo necesario y salí directo al restaurante, en el lugar ya se encontraba Abiud esperando por nosotros y al poco tiempo apareció el idiota con su cara de mil demonios. Todo transcurrió sin inconvenientes, él me explicó que su abuelo nos vería a las dos de la tarde en su oficina, también recalcó el que debía ser muy educada en todo momento pues era un hombre muy respetable en la ciudad.
Sé que eran personas con dinero, pero sentía como si estuviese exagerando, es solo un hombre de negocios, no voy a ver a un rey o un dios. En fin, llegada la hora partimos a la empresa donde tuvimos una entrada un poco extraña, todos se quedaban mirándome, o tal vez sea a ellos, no lo sé ¿Será que todos en este lugar son así?
Una vez la secretaria dio el aviso ingresamos los tres a la muy espaciosa oficina, tenía una vista increíble de la ciudad, estaba fascinada con la escena y estoy segura que a Ali también le encantará cuando la vea. De pronto escuchamos a alguien aclarar su garganta, es un hombre de entre sesenta y setenta años, canoso, ojos azules, lo que es raro considerando que Sharif los tiene negros, ellos saludan al hombre con mucha formalidad y respeto, cruzan algunas palabras en árabe las cuales no entiendo para nada y el señor Qattan se queda mirándome con mucha atención.
—Lucero De Almeida, un placer conocerte, me han hablado mucho de ti.
Al menos ya sé que Sharif no sacó los ojos de su abuelo, pero sí la voz gruesa y demandante.
—El placer es mío señor Qattan, le agradezco de antemano que accediera a darme esta entrevista —respondo cordial estrechando su mano.
—No hay nada qué agradecer y dime Ahmed, no necesito el señor para sentirme más viejo, bastante tengo con las canas que me sacan mi hijo y mi nieto para recordármelo.
Ambos sonreímos con soltura y él me da una señal para que nos sentemos en un sofá junto al ventanal, el sol no da de ese lado, así que permite disfrutar mejor la vista, la secretaria sirve unas bebidas para todos y después sale junto a Abiud quien recibe una llamada.
Procedo con la entrevista con total profesionalismo, él me comenta cómo fundó la empresa, su desarrollo e incluso me contó su historia de amor con su esposa, pues según dijo, ella fue el motor y la inspiración para este negocio. La señora Farehya Qattan gustaba de la costura y era muy buena para escoger telas, el señor Ahmed empezó comerciándolas y luego se expandió con la fabricación de las mismas. Cada que sacaba un nuevo producto era su esposa quien lo probaba creando algún diseño, decía que siempre le encantaba verla coser porque sonreía mientras hacía la prenda.
Era tan hermoso escucharlo hablar con ese profundo amor, se nota que ella fue un pilar importante en su vida y le dio muy fuerte su partida cuando ella falleció de un ataque al corazón, desde entonces ha estado solo y a cargo de toda la empresa con la experiencia adquirida, las enseñanzas de ella y los bellos recuerdos de su matrimonio. No recuerdo haber escuchado a nadie hablar con esa devoción y amor por su pareja, pero me alegra saber que sí existen personas que pueden encontrar a su alma gemela.
Me gustaría tener esa misma suerte que él tuvo, así dejaría estos dolorosos recuerdos muy lejos de mi vida.
LuceroEstuvimos dos horas realizando la entrevista, entre las mil preguntas que hice, las anécdotas que me contaba el señor Ahmed y el recorrido, que él muy amablemente me dio por la fábrica y oficinas, regresamos a la suya para continuar con algunas preguntas más. Él había mencionado que tenía una sorpresa para mí y al estar en la entrada, abrió la puerta señalando al lado derecho donde el sol comenzaba a descender en el horizonte, desde esta altura me sentía volar al ver esos colores en el hermoso cielo, ni siquiera podía borrar la sonrisa de mi rostro.—Me alegra que te guste, a mi esposa le encantaba venir a esta hora para disfrutar del atardecer conmigo, nos sentábamos bebiendo y comiendo algunos bocadillos hasta que el sol desaparecía por completo, entonces tomaba su mano y regresábamos juntos a casa —cuenta con mucha nostalgia logrando remover muchas cosas en mí.—Fue muy afortunada de tenerlo como esposo, no imagino cuántos atardeceres habrán visto en todos estos años.—Los s
Sharif —Lamento muchísimo todo esto, no esperaba que Sanem apareciera en ese lugar y menos que mi abuelo se enteraría de esa forma. —No importa, ya lo hecho, hecho está. Sabía que todo esto la tenía muy mal, pero es como si en su rostro tuviese una preocupación adicional. —¿Qué ocurre? Por favor, dime si pasó algo durante la entrevista o en algún otro momento, sé que no somos cercanos, pero... —Estoy bien, solo quiero ir a mi habitación y descansar un poco, dile a tu abuelo que estaré en su oficina a la hora acordada. Ella intenta alejarse, pero algo me dice que no está bien y no es solo por lo ocurrido en la oficina, así que me adelanto unos pasos y tomo su brazo con suavidad. —Por favor dime lo que ocurre Lucero, es claro que algo más te pasa —al seguir sosteniendo su brazo me percaté que estaba temblando. Llámenme loco, porque incluso yo lo estoy pensando, pero sentí un fuerte impulso por abrazarla como queriendo refugiarla de algún peligro, así que me acerco más a ella y l
Sharif Al regresar al hotel luego de una extensa caminata en la mañana, terminé directo en el bar pensando en todo lo ocurrido y no fue sino hasta el tercer vaso cuando Abiud me encuentra. Llevamos tantos años de conocernos que no hace falta decirnos nada, él sabe que algo malo ocurrió con Lucero y yo sé que él me dirá: "te lo advertí". —¿Te lo digo ahora o después? —pregunta en lo que pide un vaso de whisky al cantinero. —¿Hay alguna diferencia? —Tú dime —responde neutro y bebe un trago. —Jamás debí pedirle eso, ahora no sé lo que pasa por su cabeza, pero en cuanto tenga la oportunidad de hablar con ella le diré que regrese a España y me encargaré de todos los tramites. —¿Y tu familia? —Ambos sabemos que dentro de poco me llamarán para que vaya a casa, me obligarán a seguir con la boda, me negaré, luego amenazarán con algo que me pondrá entre la espada y la pared y volveré a lo de antes. —Sharif —suelta un pesado suspiro. —estuve pensándolo un poco y quizás podamos tomar un r
Tarifa, España - Dos días antes Alison En cuanto Luz salió del piso con esos dos, debí ponerme al corriente de toda la situación actual con nuestras familias y la única opción era hacer la llamada que más llevaba evitando en todo este tiempo. Es por eso que ahora me encuentro con el teléfono en la mano, sabía que a esta hora se encontraba sola y sería más fácil hablar con ella, mi madre. Es cierto que a pesar de que le dio fuerte la noticia sobre mi orientación, ella seguía amándome, pero esa obsesión, terquedad, miedo o lo que sea que habite en ella, es mucho más fuerte ante las palabras de mi padre, unas que no son para nada amables. Deseé muchas veces que ella me escuchara en su momento, pero sabía que no lo haría y menos con él al lado, a pesar de todo no le guardo rencor, ella nunca me castigó porque así lo quisiera, sino que todo era impulsado por el capricho de él, esto lo sé y lo digo con total certeza porque tarde en las noches cuando recibía algún castigo, mi madre solía
Rabat, Marruecos - Actualidad Sharif Iba camino a casa de mis padres pensando en todo el problema que se vendría encima, pero más que eso, era el rostro de Lucero el que venía a mi mente, la manera en que se fue a su habitación anoche y lo que dijo mi abuelo en su oficina me quitó el sueño por completo, solo daba vueltas en la cama analizando todo, pero al menos me quedaré más tranquilo una vez Abiud me confirme que ella ha salido del país. Si tan solo Sanem no hubiera aparecido en la oficina, nada habría pasado y mi abuelo se habría enterado de mi boca sobre lo ocurrido, pero ahora con este cambio de planes debo asegurarme que mi familia no encuentre a Lucero, no estoy dispuesto a permitir que le hagan daño igual que a Safaa. Sé que no amo a Lucero, pero lo ocurrido con Safaa fue algo que me marcó profundamente. Llego a casa, los empleados me reciben muy formales como siempre y uno de ellos me informa que todos están reunidos en la sala esperándome, doy un último respiro como si
Tarifa, España - Dos días antesAlisonIntenté ignorar el hecho de que ese infeliz estaba afuera, pero me fue imposible ante su insistencia y sin más, salí de casa con una furia descomunal, pero antes de oprimir el botón del ascensor opté por regresar y tomar un cuchillo ¿Exagerado? Ojalá. Ya con un seguro en mano bajé rápidamente y al llegar al primer piso abrí como si el mismo diablo se apoderara de mi cuerpo.—¿Qué mierda haces aquí? —el muy infeliz sonríe socarrón y retira sus gafas como si fuera el maldito rey de España.—Me alegra encontrarte ¿Dónde está Lucero?—No sé, no me importa y así supiera no te lo diría.—Sabes Alison, deberías cooperar un poco más, yo solo quiero hablar con ella en buenos términos y...—¡Cierra tu maldita boca Ramiro que de ella solo salen puras porquerías! —grité enfurecido. —Jamás te perdonaré por lo que le hiciste a Lucero y espero que en este momento esté muy lejos junto a la persona que tanto ama siendo feliz —solté sin pensar, pero obviamente mis
Rabat, MarruecosSharifFui arrojado a mi habitación quedando en el suelo bastante dolorido, no me molesté siquiera en levantarme porque escuché claramente cómo ponían el seguro del otro lado y dieron la orden de dejar a dos guardias en la puerta, al menos fue una suerte que no me requisaran, así que llamé rápidamente a Abiud para saber si estaba con Lucero, se me hizo un poco extraño que no contestara a la primera, pero entre más timbraba, más me preocupaba al no obtener respuesta alguna.—Abiud contesta el maldito teléfono ¿en dónde estás? las cosas en casa se complicaron demasiado y mi padre envió a sus hombres por Lucero, tienes que sacarla como sea de aquí cuanto antes y asegúrate también que desaparezca de Tarifa —arrojé el teléfono en la cama una vez terminé el mensaje y pasé con frustración las manos en mi rostro.Tenía que pensar en algo pronto o las cosas se complicarían, al ver un retrato en la pared fue cuando caí en cuenta y llamé de inmediato a mi abuelo, sé que sigo con
Abiud Conozco a Sharif de toda la vida, desde que éramos niños fuimos muy cercanos y sé todo el calvario por el cual debió pasar como único heredero de la familia Qattan, es cierto que yo padezco lo mismo que él, pero mi familia no es tan poderosa como la suya y eso de alguna forma me genera un poco de tranquilidad, a la vez que esta se desvanece solo de ver todo lo que ha sufrido en manos de ellos. Sé que en este momento el mayor tormento para él es que se repita la historia en su vida y justo por eso no estuve de acuerdo con lo ocurrido en Tarifa, no obstante, estoy seguro que esa llamada que él recibió no se quedará en una simple conversación, esta vez él se atrevió a ir más allá al tener a alguien fijo para su cometido y peor aún, decir que iba a casarse con ella, lo que traerá más de un problema. En cuanto él salió del hotel estuve llamando a la aerolínea para comprar el tiquete de Lucero, lo mejor era que saliera hoy mismo de aquí antes de que las cosas se pusieran peor. Iba