Alison —¡Alison, reacciona! —el murmullo de su atemorizada voz me hizo abrir los ojos. En un segundo, Abiud me sostuvo logrando subirme hasta que los dos caímos en el piso del balcón en lo que escuchábamos la puerta de la habitación de Ramiro abrirse, Rosario le dijo que dejara su paranoia y volvieron a entrar asegurando la puerta. —Escogiste el peor momento para hacer eso y dejarnos expuestos —riñó Abiud con agitada voz mientras mi corazón quería salirse por mi garganta. —Lo sé, esta vez me hago cien por ciento responsable, aunque al menos ya sabes qué tipo de estupideces puedo hacer en el balcón —ambos soltamos una risa nerviosa en lo que él negaba con su cabeza. —¿Cómo puedes decir tantas tonterías incluso en momentos como este? —Es mejor eso que volverse un mar de nervios. Nos perdimos en los ojos del otro, de pronto mi corazón y pulmones parecían trabajar extra por lo que él me producía y no por lo ocurrido segundos atrás. No sabía qué pasaba por su mente, pero sin duda er
Actualidad Lucero —Además del hecho de que puedan ser amantes, y que no entraremos a discutir porque no viene al caso, hay algo que no me termina de cuadrar y es ¿por qué Ramiro la protege en vez de tenerla en contra igual que a nosotros? Porque en las fotografías que me envió en Marruecos tanto ella como mi padre tenían a alguien cerca apuntándoles. —Quizás ella sepa algo de él, pero por ahora no hemos podido saber qué es, lo que sí descubrimos fue que el tal Gabriel es el padre de Ramiro —dijo Abiud. —Eso sí lo sabía. —¿¡Qué!? —gritaron todos sorprendidos al unísono. —Sí, Ramiro una vez me comentó sobre sus padres e incluso conocí a su madre en un viaje que hicimos a Valencia, pero hasta donde sé, él se suicidó, así que no veo por qué tendría algo que ver en el asunto que, valga la aclaración, es mi segunda incógnita. —Amor… ¿Y si la muerte de Gabriel no fue un suicidio? —la sugestiva cuestión de Sharif nos dejó en silencio. —Quizás algo ocurrió entre Gabriel y Adolfo, el pri
—¿Qué te traes entre manos? Y no me digas “Nada” porque sé que algo tramas —fueron las primeras palabras de Ramiro en cuanto quedamos a solas en la recámara.—¿Acaso planeabas casarte conmigo sin llamar a Ester?—No, porque ella viajaría el día de la boda.—Eso es ridículo, es tu madre y no tiene sentido que llegue ese día como si fuera una aparecida —Ramiro aseguró la puerta y vino hacia mí sujetando mi brazo con fuerza.—A ti no te importa esta mierda, así que no te hagas la novia dulce y feliz que no te queda ni cinco, Lucero.—No me hago nada, Ramiro, pero es obvio que si vas a casarte con alguien lo que harías sería reunir a las personas más importantes para ti y entre esos están tus padres y hermanos, y ya que no puedo traer a Alison por obvios motivos, al menos nuestros padres sí deberían estar presentes en esta farsa tuya.—Te lo advierto, atrévete a decir o hacer algo y te irá muy mal —gruñó entre dientes.—Lo sé, mi amor —tiré sarcástica. —pero parece que te volaste ese pequ
Lucero No podía quitarme de la cabeza todo lo ocurrido anoche, no sabía qué pensar al respecto sobre Ramiro, jamás lo vi tener esa actitud tan dulce conmigo, ni siquiera cuando éramos novios se comportó de esa manera. Claro que aun cuando estaba dispuesta a hablar con él en la mañana, me resultó imposible al haberse ido tan temprano, tan solo dejó mi desayuno en la habitación con una nota diciendo que mi padre lo había preparado para mí y, en efecto, él mismo me lo confirmó cuando lo encontré en la cocina lavando los trastes. Igual intenté dejar el asunto de lado por el momento y me enfoqué en el día de hoy, así que me arreglé muy bien y una vez lista fui por Paz quien estaba tan ansiosa como yo. Al llegar al aeropuerto debimos esperar un poco, pero la felicidad que me dio al ver a Ester con su enorme sonrisa no se compara con nada. Ella siempre me trató muy bien y saber que ahora tendría el tiempo perfecto para sacarle información sobre Ramiro significaba todo para mí. —¡Lucero! Q
Lucero Los últimos dos días han estado bastante movidos, esta vez sí debí ponerme en forma respecto al vestido con Paz, Ester se encargó de los preparativos junto a mi padre ya que Rosario no quiso hacerse cargo de nada que no fuese la empresa al igual que Ramiro, un tema que todavía debía revisar puesto que algo se traían ese par entre manos, aunque, conociendo a Ali, estoy segura que debe estarlo investigando también. Con ellos me costó un poco comentarles lo ocurrido con Ester, pero nada que una llamada desde la casa de Paz no resolviera, también me indicaron que estarían al pendiente de cada paso en la boda y en cuanto llegara el momento me sacarían rápidamente, pero yo seguía con mis dudas respecto al tema ya que no quería dejar a mi padre y la madre de Ali metidos en el asunto. —¡Lucero, ya está todo listo, te estamos esperando! —informó Ester al otro lado de la puerta. —¡Enseguida voy! Hoy sería mi última noche y mañana en la mañana me levantaría para arreglarme e ir a la
Sharif—¡Sharif, Alison, excelentes noticias! —exclamó Abiud en lo que nos vestíamos.—Espero que sí lo sean porque nos hace falta.—Lo son, Amal acaba de llamar, el mayordomo de la familia Karhel le ha dicho que él volverá dentro de unos días y le ha dado nuestro mensaje.—¿Entonces vendrá a España?—Es probable, o quizás Ahmed y Amal le comenten toda la situación allá y él dará alguna orden, no lo sé todavía, pero al menos ya sabe lo ocurrido y es posible que nos contacte en cualquier momento.—Considerando que fue Amal quien te lo dijo, estoy seguro que esa mujer le dará hasta el último detalle incluso en una llamada, él no le daría la espalda tan fácilmente —dijo Alison con total seguridad.—¿Cómo lo sabes? —preguntó Abiud.—Simple, Amal me contó algunas cosas sobre ellos y sé que son muy buenos amigos de años, así que ese hombre podría acelerar las cosas si ella se lo pide.—Bueno, al menos eso nos permitirá tener la seguridad de sus hombres, hasta entonces, debemos escondernos b
Lucero Divisar la pequeña capilla frente a mí era complejo y despertaba mil sensaciones que no sabría describir, pero me hacían temblar. —Tranquila, no dejaré que caigas aun cuando tropieces —dijo mi padre regalándome más seguridad en lo que estaba a punto de cometer. La música sonaba dando el aviso de nuestra llegada. Todos iban ingresando aun cuando no conocía a los padrinos ni damas de honor, quizás sea gente pagada por Ramiro, no lo sé y poco me importaba, tan solo quería terminar con este circo y encontrarme con mi realidad cuanto antes. —Hija, vamos —tomé aire profundamente. Cada paso era más difícil, era como caminar en un pantano que se hacía más y más profundo. Las miradas de los invitados apuntaban hacía mí como armas, mis ojos observaban cada parte del lugar encontrando en algunos puntos a los hombres de Ramiro, tenían un excelente ángulo para disparar en cuanto recibieran la orden de él, aquel hombre que se encontraba cada vez más cerca de mí con una fingida sonrisa d
LuceroLa celebración con los invitados me hacía sentir como si estuviera en una feria y yo fuese el mono al que lanzaban toda clase de basura, las voces eran estruendosas, el primer baile fue casi en automático, mi sonrisa parecía estar sostenida por litros de bótox y mis piernas temblaban solo de pensar en lo ocurrido hasta ahora.—Lucecilla, ya es hora de cambiarte.—¿Tan rápido? —pregunté a Paz con tristeza, a lo que ella asintió de la misma forma. —¿Podrías acompañarme?—Claro.Nos dirigimos a una habitación quedando a solas, ella retiró el vestido y lo guardó en una caja plateada muy hermosa.—Es una pena que tuviera que usarse para una ocasión como esta.—No estés triste, ya verás cómo mejora todo.—Paz, tú escuchaste lo que dijo Sharif, esas palabras eran sinceras.—¿De verdad crees eso? —tomó mis mejillas con cariño. —Ese hombre atravesó un mar por ti, se arriesgó a entrar a la iglesia aun cuando había hombres armados y le apuntó a Ramiro en la cara.—Pero él…—¡No! Me niego