¿Qué te paso Emily? –pregunto la rubia Michelle al momento de pasarle nuevamente su pequeño bebe al padre, de la misma manera Frank tomo a su pequeña rubia al ver como Emily se tapaba la boca con una mano—
¿te sientes bien? –Pregunto la amiga castaña de la novia quien miro la frente levemente coloreada de azul de la rubia y recordando cómo se sentía de mal antes de la boda—
Pero que pregunta Alice –se quejo el esposo de la nombrada, la pregunta era muy obvia, con solo ver a la rubia se deducía que no lo estaba—
Se me… revolvió el estomago… —conto Emily con la mano en la boca ya que las nauseas aun estaban presentes en ella—
La música comenzó a sonar, las parejas bailaban entre ellas, todo parecía una gala digna del siglo XIX con hermosos trajes, vestidos y smokings, elegancia que era digna de una clase aristocrática. Veía escondido la escena casi de película, temiendo por su pellejo ante la anterior situación.Pero ni eso le asustaba¿Por qué se supone que me trajiste contigo? –Pregunto con aburrimiento el pequeño rubio viendo el baile de los adultos mientras estaban escondidos bajo una mesa—Porque tú me metiste en este lio al decir que Blanca y yo éramos novios sin siquiera serlo –le respondió el pequeño pelirrojo con ojos entrecerrados dejando al rubio con una enorme gota en la cabeza—¿y porque estamos esco
Deja de mirar a Armand como la encarnación del demonio y concéntrate en el baile o me tropezare contigo –amenazo la rubia de ojos verdes madre de la pequeña a quien el padre celoso miraba con recelo y al pelirrojo con sed de sangre—Está bailando con mi pequeña bebita justamente el Valls de los novios –se quejo el hombre con un enorme tic nervioso al ver que su mujer no le apoyaba, es más, hasta defendía al niño que le estaba quitando a su dulce hija—Igual que muchos niños, mira por allá –suspiro la mujer desviando la mirada a donde los hermanitos Douglas bailaban y otros niños más lo hacían o intentaban—No es lo mismo, ellos no son mis hijos –se quejo el padre celoso quien lueg
Tenía varias bolsas en las manosSuspiroNo le agradaba nada ir a hacer las compras, pero no se quejaba, despues de todo, su madre con cuatro de embarazo no podia cargar cosas pesadas, menos podia salir y dejar a sus hermanitos solos.Volvió a suspirarEl maldito semáforo estaba en rojo hace una completa eternidadPor fin dio el verde, vio a su idiota amigo rubio desde el otro lado de la calle acompañado de su hermanita, parece que les toco la misma mision de ir a hacer compras. La mano de Carlo se alzo llamando su atencion para que fuera con ellos.Podía demorar unos minutos más para ir con ellos, no llevaba mucha prisaPuso un pie en la calle para comenzar a cruzarla, el semaforo aun estaba en verde así que su paso era tranquilo.Apresúrate
Armand, soy tu mamá, y no es solo un titulo que quiera en las buenas, no importa que cosa sea, para mi tus asuntos siempre seran de mi interes, pero a veces no se como tratarte para no herirte o no estorbarte, no se como hacerte sentir mejor y apoyarte si tu no me lo dices–escucho la voz entrecortada de su madre quien seguia con la mirada pegada al suelo sin querer verlo—“creo que no entiendes que tus problemas siempre serán de incumbencia de tu madre, por eso es tu madre”Tu eres mi primer hijo, no es mi intencion, pero contigo aprendo a ser madre cada dia y se que puedo cometer errores, pero no habria aprendido a ser madre sino es porque he estado contigo casi toda mi vida y aun así… siento que a veces te alejas tanto de mi queriendo sufrir tu solo que me siento triste de no poder ayudarte como tu siempre me has ayudado a mi –escucho la voz de su madre c
Veía el sol de un color rojizo entrar levemente por aquella ventana en aquella habitación oscura, pronto desaparecería dando comienzo a la noche. Escuchaba hablar a dos personas y como pronto una de estas se iba y la otra comenzaba a caminar por el pasillo.Le miro detenerse en la puerta de donde estaba. Su mirada agresiva ya no le hacía nada, acostumbraba esas miradas en aquel lúgubre lugar, bastante diferente a las sínicas miradas de admiración que antes recibía.Apenas estaba empezando su condenaTe trajeron esto, y si alguien descubre que yo te las paso pagaras con sangre–amenazo aquella mujer de uniforme lanzando un sobre hasta donde ella estaba para luego marcharse—Recogió el sobre con prisa y se dedicó a abrirlo. Sus ojos y puños ardían en rabia al ver lo que estas conte
Y que Carlo heredo su idiotez al tragarse la misma broma que tío Jhon –comento Armand quien miro a su padre, su padre a él y ambos no aguantaron más y se volvieron a echar a reír— De tal palo tal astilla —pensaron todos los Douglas, empezando por Jhon, Carlo y hasta Minerva coincidía con ello— Miraron a la pequeña rubia Ojala ella se parezca más a su madre Veo que le aprendiste las bromas a tu madre cuando se las hacen con Michelle –escucharon al segundo que los otros tenían aquel pensamiento sobre la dulce rubia mayor— Padre, viviendo todo lo que he vivido con ella, créeme que conozco algunas peores –sonrió de medio lado el pelirrojo leyendo el mensaje que llego a su celular y por el cual comenzó toda la escena— Y fue cuando tragaron duro Ahora no sabían si querían que se pareciera más a su padre o a su madre Con cualquiera de las dos sufrirían de todas formas ¿de quién es el mensaje? –Pregunto Frank al ver que Armand tecleaba en su celular una respuesta a quien se había con
Levanto a la pequeña quien apenas abrió los ojos la primera imagen con la que se encontró fue la de su progenitor, aquel pelinegro de ojos ónix quien veía completamente hipnotizado aquellos inocentes ojitos verdes que se concentraban en él.Sigo sin poder pensar en un nombre para ellos –expreso divertida la rubia quien precisamente estaba sentada en su camilla con otro pequeño en brazos, un pelinegro quien estaba muy ocupado tomando la primera leche que en su vida había probado—Yo tampoco soy muy imaginativo para los nombres –se explico Frank desviando su mirada de la pequeña y mirando a su mujer, ambos sonriendo de medio lado pensando en lo mismo—Fue entonces cuando le dio un escalofrió¿Cómo se llamaran? &nd
La escena la veía desde fuera, era extraño poder ver todo y no poder siquiera moverse. Miraba a su padre, quien a pesar de verse joven, aquí era aun más joven. Estaba de medio lado, se notaba que cargaba a un pequeño bebe, el cual no podía ver ni reconocer, tampoco podía ver a quien estaba en la camilla ya que su padre justo obstaculizaba su mirada a él¿Tienes alguna idea de cómo llamarlo? –pregunto el azabache quien se movió dejando ver a alguien quien en su vida quisiera volver a ver—Justamente a ellaNi siquiera me importa –se quejo cierta morena quien estaba acostada en su camilla mirándose las uñas como si fuera lo más interesante del mundo—Oye, oye, bájale Susan, no voy a permitir que actú