Azize. Yate de lujo de la familia Osman, Puerto Setur Istanbul, Estambul parte europea, Turquía, noviembre de 2024. -” ¿Otra vez con lo mismo?, ¡Fue error vale, yo...!”- esa frase dicha por la que tenía que ser mi esposa, me dolió más de lo hubiera pensado en otro tiempo. Se que abandonarla en ese momento para tranquilizarme, fue algo que no debí hacer, pero es que desde que esa mujer entró en mi vida, esa noche, algo cambió en mí. -“¿Por qué tenía que ser un error lo nuestro? ¿Qué había de malo en nuestra relación? Es verdad que no soy el hombre más expresivo del mundo, y que me cuesta decir lo que siento, sobre todo si no entiendo lo que siento, pero aun así ¿Qué hay de malo en que los dos nos unamos?”- pensé mientras me encerraba en mi despacho. Mi mente no entendía en que había fallado para que ella me viera como un error, que lo nuestro era un error. Sobre todo, porque sólo la había mirado a ella, y no estoy contando con lo obvio, que ella es la madre de mi hijo, en ningún m
Azize. Yate de lujo de la familia Osman, Puerto Setur Istanbul, Estambul parte europea, Turquía, noviembre de 2024. -” ¿Estás mejor?.”- le pregunté cuando sentí que había dejado de temblar. -” Sí, lo siento no pretendía que…”- no dejé que se excusara, no tenía por qué hacerlo. -” ¿Desde cuándo sufres escotofobia?”- le pregunté. Ella no me miró, simplemente apoyó su cara en mi pecho, como queriendo esconderse en él. Decidí no insistir, si ella no quería contarlo, le daría su tiempo, cuando estuviera preparada, me lo diría. -” La tripulación está tratando de arreglar el fallo electrónico, una vez que lo consigan regresaremos a puerto, espero que te encuentres bien, podemos ir al salón seguro que allí habrán encendido velas, o puestos con luces auxiliares...”- le estaba diciendo, pero ella, apretándose peligrosamente contra mí, me interrumpió. -” No, quiero quedarme aquí. ¿Podemos?”- que Clara se viera tan débil era, no sólo increíbles, sino que tremendamente inaguantable para mí,
Clara. Yate de lujo de la familia Osman, Puerto Setur Istanbul, Estambul parte europea, Turquía, noviembre de 2024. -” Lo siento, creo que debo disculparme también por el estúpido ultimátum, lo retiro si no quieres casarte conmigo por ahora, podemos conocernos, me siento muy bien a tu lado, extraño, pero bien, y Mark en increíble, quisiera que nos conociéramos, durante este tiempo, sin presiones. ¿Podrías concederme eso Clara Goodman?”- las palabras de Azize me dejaron totalmente, descolocada. -” ¿Por qué cuando decido dar un paso adelante, como es el de casarme con él, Azize retrocede?”- fue lo primero que pensé al oir esas palabras, pero tras segundos de pensarlo decidí que era lo mejor, así nadie perdería si eso fallaba, por eso di este paso, dejaría que el tiempo, y la cercanía, lo pusiera todo en su sitio. Una vez oculta en el baño, mientras me vestía, tras mi huida estratégica, para no ser sorprendía, seduciendo al gran magnate turco, me di cuenta de que había algunas actit
Morgan. Casa de Haul cerca del Puente del Bósforo, Estambul, Turquía, Noviembre de 2024. -” ¿Estás loca? ... ¡Que no me estoy acostan...!”-le dije casi gritando, por el móvil a esa maldita inquisidora de Mamá Clara, sabiendo claramente que no me creería ni una sola palabra, ni yo me las creía Desde que había sonado el móvil, despertándome, mientras ese vampiro incombustible dormía, provocado por de horas de sexo ininterrumpido, que habíamos tenido, supe que no debía haberlo descolgado. Desde que había sonado los primeros tonos, me había levantado, tras ponerme la camisa blanca de ese hombre, sobre mi piel desnuda, Lentamente, salí a la increíble terraza del dormitorio principal, para poder así, disimular, como pudiera, con la infalible y perceptiva Clara, pero al parecer, nada de lo que hago de manera premeditada, me sale bien. Normal que, con mi ataque de histeria, al ser descubierta cierto inoportuno vampiro, apareciera en el momento menos indicado. Revelando un secreto que yo,
Clara. Bar de la terraza del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. -” Por mí, esa zorra, puede ... morirse, ella... y .... y su maldita hija.”- dijo Morgan, mi mejor amiga y compañera de piso, entre la nube de alcohol que nos mareaba. Yo sabía que estaba hablando de Ruby, mi madrastra, nunca me había dejado llamarla mamá, ni yo pensaba hacerlo, nunca se había comportado como tal, y también, por otro lado, estaba el caso de la mimosa Karen, con la cual, por lo menos, compartimos la mitad de los genes, aunque eso no quería decir que eso fuera suficiente para que ella me quisiera como su hermana mayor, más bien esa niñata de diecisiete años me odiaba. -” Déjalo ya, Morgui no tengo ganas de hablar de ella, menos en estos momentos.”- le dije dándole otro trago a mi copa de champan caro. Con mis veinte años recién cumplidos, y en mi segundo año de universidad en el Whitman College, en Washington, Estados Unidos, a más de trece mil kilómetros de Auckland, Nueva Zelanda, me sen
Azize. Pasillos de la cuarta planta en dirección a la habitación 456 del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. No lo entiendo, no he bebido tanto para que me sienta, así de descolocado, esta sensación de irrealidad, y mareo, pero, sobre todo, esta sensación de aturdimiento, y de calor intenso. Seguro que ese estúpido de Haul ha tenido algo que ver, ¡maldita sea! Aun no entiendo por qué somos amigos, quizás sea causado porque con esta personalidad introvertida, peligrosa y demoledora que tengo, sólo una ser como Haul, que no entiende un no por respuesta, es el único que se atrevido a acercarse a mí, y a no huir ante mi primera mirada fría. Que yo recuerde siempre he sido así, callado, con mirada aguda, y helada, serio, impaciente con la incompetencia, frio y duro como el acero, con poca paciencia, y totalmente exigente, justo por eso no deseo a ninguna mujer a mi lado que intente cambiarme, quien me quiera debe aceptarme como soy, pero por ahora sólo ese indeseable y pesa
Clara. Habitación 456 del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. Esperé que la brusquedad de liberarme de la camisa se transmitiera en mis adoloridos y pesados senos, pero al contrario de los que yo esperaba, fue todo lo contrario, todo fue muy lento, muy delicado, saltándose deliberadamente esos puntos que pedían, no ¡maldita sea!, exigían ser atendido, mostrado su dureza, rendición. Todo esto ocurría mientras su boca salvaje saborea los puntos más sensibles de mi cuello, dejando varias marcas de fuego en ellos. Casi no podía controlar la parte baja de mi cuerpo, que serpenteaba y se alzaba buscando una unió que era desconocida para ella, pero eso no evitaba que salieran esos gruñidos animales que salían de su boca, amortiguados con mi piel, ante mi roce, en esa parte inflamada y tan sensible de su cuerpo lo hiciera casi parecer más a un animal, que, a un hombre, era totalmente cautivador sentir que mi cuerpo conseguía hacer que ese hombre se transformara en un ser de inst
Clara. Habitación 456 del The Watergate Hotel, Washington, febrero 2016. Poco a poco, mi cuerpo y mi mente se fueron despertando, y de la misma forma, las ganas de arrancarme la cabeza también aparecieron en mi mente. Mucho antes de abrir los ojos, mientras sentía como mi cuerpo volvía a la vida, en mi cerebro, tenía la sensación de que, un concierto de tambores y trompetas, el pleno crescendo, hacían que mi cabeza se estremeciera de dolor. Despacio abrí los ojos, y me vi encandilada por la luz que entraba a través de las ventanas, aumentando la sensación de malestar y dolor. Una vez superado el primer intento de abrir los ojos, y tras mucho esfuerzo, mi primera reacción fue de sorpresa, por cuestiones que ni yo contaba, ni tenía nociones, en ese momento, de como habían ocurrido. Lo primero era que no reconocía el entorno donde estaba, imaginé que era una habitación de hotel, una muy lujosa y cara, la segunda era la sensación de sentir que alguien me abrazaba por detrás, por mi