Narrador. Emirgan Park, Estambul, Turquía, Diciembre de 2024. Cemal Osman lleva esperando en el lugar acordado a su cita de esa tarde de desde hacía diez minutos, y eso era algo que odiaba, si no fuera por el mensaje que recibió en su correo que le captó la atención, no estaría a esas horas, con el frío que hacía hoy, en pleno diciembre, esperando aun persona desconocida en medio de uno de los parques más extensos de Estambul. El ejecutivo rememoró la razón por la que había asistido a ese parque a esas horas. Esa mañana se sentía fatal y no sólo por haber pasado una noche de alcohol, e ira, al descubrir que, no sólo, como era normal, nuevamente su padre ponía a su primo Azize por delante de él, sólo porque era biológicamente un Osman, sino que también había descubierto un secreto, sobre él, que destrozaba sus últimas posibilidades de heredar la fortuna de los Osman. Así que con más razón que nunca, mientras entraba en su despacho, sentía que la cabeza le iba a estallar. Para Cemal
Narrados. Despacho del CEO Craig Goodman, Edificio sede central del Grupo Goodman, Auckland, Nueva Zelanda, finales de Diciembre de 2024. Lo que menos que se esperaba esa mañana, Craig Goodman, una mañana muy fría de lunes, a tres días de la víspera de Navidad, que su ayudante interrumpiera, en su oficina, sus tormentosos pensamientos, de esa manera tan apresurada, y urgente, para darle esa terrorífica noticia. Su vida en ese último mes se había basado en buscar todas las pruebas que hundieran aún más a su exesposa, Ruby, en el juicio que se iba a desarrollar en el mes de enero, la presión que ejercía gracias a sus abogados en la Fiscalía, donde incluso había utilizado sus influencias con jueces y algunos altos cargos del gobierno, rayaban la prevaricación, cosa que al empresario ya le daba igual, el castigo para esa maldita arpía sería en vida, ni en la cárcel permitiría que estuviera cómoda, el diento podía hacer muchas cosas, hasta cosas, relativamente, ilegales. Incluso ahora
Mark. Trump Alısveris Merkezi, Estambul, Turquía, finales de Diciembre de 2024. -” Mark Goodman, no te alejes, sabes que nos iremos en breve.”- oí como, no muy lejos de mí, la voz seria de la nana Caroline, mientras yo me adentraba en la tienda de videojuegos, emocionado, me llamaba. Hoy salía el nuevo juego de Earth Defense: World Brothers 2 para la Play Station 5, llevaba deseando tenerlo desde que fue anunciado hace ya meses, había ahorrado mucho para comprarlo, sabía que, si se lo hubiera pedido a mi abuelo, o mi abuela, me lo hubiera comprado sin pensarlo, también lo habría podido conseguir mediante la red oscura, con algunos trabajos míos como hacker, pero decidí hacer lo que mi madre me propuso, trabajar para conseguirlo, durante semanas, guarde parte de mi paga, y colaboré con varios familiares en hacer diferentes trabajos por una paga, y hoy es el día de mi recompensa. -” Mark, tu madre y yo hemos llegado al centro comercial, te esperamos en el restaurante del ático.”- me
Mark. Trump Alısveris Merkezi, Estambul, Turquía, finales de Diciembre de 2024. Mi abuelo materno, lejos de mirar a mi nana, de forma retadora, mientras ella se colocaba entre él y yo, como evitando que él se acercara a mí, me miraba de forma fija, pero nada furiosa, más bien estaba triste, mientras la intensidad de su mirada, se contradecían por las lágrimas caían por sus mejillas. -” Ni lo sueñe, no lo mereces.”- oí como dijo mi nana con autentica ira, nunca la había visto así, normalmente suele ser severa, pero muy cariñosa, en ocasiones para un niño como yo tan poco dado a las demostraciones de afecto, era agobiante. A continuación, hizo algo que tampoco había hecho nunca, agarrándome del brazo fuertemente y de forma brusca, tiró de mí, hacia un lado, esquivando al abuelo, que nos miraba inquieto. La nana se movía con una velocidad increíble, y así salimos de la tienda, yo aún tenía la caratula del videojuego en la mano, y al pasar por el sensor de la puerta, con él en la ma
Clara. Restaurante Lyi şanslar, Centro comercial Trump Alısveris Merkezi, Estambul, Turquía, finales de Diciembre de 2024. Mucho antes de que el mensaje directo del infierno llegara, casi unos minutos antes, sentí como mi corazón se estremecía de forma extraña, hasta dolorosa, sin saber la causa o la razón, aunque pensé que eran ideas mías. Incluso, antes de que esto pasara, Azize ya había enviado un mensaje al móvil de Mark, y yo otro al de la nana Caroline, para que supieran que los estábamos esperando en el restaurante, como podía sospechar que algo malo estaba pasando. Mis preocupaciones en ese momento eran otras, como no saber el interés tan acuciante que tenía tanto Azize, como Mark, tenían en que hoy almorzáremos justos, los tres solos en un salón privado en uno de los restaurantes más caros de Estambul, para contarme algo que, según mi hijo, era importante. Esto me tenía algo ansiosa, y hasta aprensiva, llegué a pensar que Azize me iba a proponer matrimonio, delante de Mar
Clara. Hospital Gaziosmanpasa del Parque Médico de la Universidad de Istinye, Estambul, Turquía, finales de Diciembre de 2024. Nada más llegar, ya nos esperaba un médico, y una enfermera, junto a una histérica y llorosa, Caroline, yo me abalancé sobre los médicos, sin pensarlo. -” Doctor, ¿cómo está mi hijo? ¿Cómo está Mark?”- le dije mientras a mi lado Azize no me soltaba la mano. -” Está ahora en el quirófano, gracias a su abuelo, al señor Goodman, el niño no fue golpeado gravemente, pero...”- interrumpí al médico porque creí estar alucinado. -” ¿Abuelo? ¿El señor Goodman? ¿qué...?”- la voz de Azize se oyó a mi lado. -” Clara, fue tu padre quien protegió a Mark, y recibió la mayor parte del golpe...”- sentí como si alucinara, miré a mi alrededor inquieta, buscando a mi nana. La vi mirándome con la cara angustiada, mientras las lágrimas corrían por sus ojos, para finalmente asentir, y yo sentí como mis piernas se debilitaban, mientras de nuevo otro dolor inmenso cubría d
Azize. Hospital Gaziosmanpasa del Parque Médico de la Universidad de Istinye, Estambul, Turquía, finales de Diciembre de 2024. Pocas veces en mi vida me he dejado llevar por mis sentimientos, pocas veces he sentido que quería destrozar el mundo, destrozarlos a todos, no sabía que se podía sentir tanto miedo, tanto dolor, que ni siquiera mi autocontrol, casi no conseguían gobernar, pero nada era iguala a sentir que mi hijo estaba en peligro, que un malnacido, le había hecho daño, que podía perderlo para siempre. Lo único que había hecho que no estallará, y saliera buscar, yo mismo, a los responsables que había atacado a mi hijo, era dos cosas, la primera saber si Mark salía bien del quirófano después de casi tres horas, y la otra, era estar al lado de mi mujer, y la madre de mi hijo, y del que, como acabamos de saber hace dos horas y media, también sería la madre del que nacerá en varios meses. -” ¿Cómo es posible que estos dos sentimientos puedan convivir conjuntos? ¿Cómo puedo sen
Azize. Hospital Gaziosmanpasa del Parque Médico de la Universidad de Istinye, Estambul, Turquía, finales de Diciembre de 2024. Justo cuando Mark llegó a la habitación, ya nosotros estábamos esperando, llegó despierto, y al vernos hizo algo que demostraba que, a pesar de ser tan maduro, e inteligente, mi hijo es como todos los niños de su edad, y como tal, ante el miedo, busca a quien lo reconforte. Nada más ver nuestras caras de preocupación y ansiedad, Mark Osman, se echó a llorar llamándonos. -” ¡Mamá! ¡Mamá! ... ¡Papá!”- dijo entre sollozos extendiendo el único brazo que tenía libre hacía nosotros. No dudamos en ir a su lado, a abrazarlo con cuidado, no deseábamos hacerle daño. Ni siquiera me di cuenta de que de mis mejillas caían lágrimas de felicidad y alivio, simplemente, abracé a mi hijo, y a mi mujer, sintiendo que volvía a respirar al fin. No sé cuánto tiempo pasó, mientras oía llorar a Clara y a Marx, entre mis brazos, manteniendo mucho cuidado de no hacerle daño a mi h