Marília es una joven de veintitrés años, trabaja en un restaurante llamado Dulce Menú. Perdió a sus padres hace unos años y en circunstancias criminales y que la hacen cargar en su corazón un inmenso dolor y amargura. Era un día lluvioso y caminaba apresuradamente desde la parada de autobús a su lugar de trabajo, que estaba a quince minutos de allí. Un coche pasó rápidamente y terminó arrojando toda el agua de un charco sobre ella.
— Pero qué hijo de p... – Ella registró aquella placa mentalmente, sabía que la posibilidad de encontrar nuevamente aquella persona era casi nula.
Llegó tarde por ese percance y su ropa empapada.
— ¿Otra vez retrasada Marília? – El jefe gruñó, el viejo nunca le gustó su trabajo y siempre jugó un cierto encanto, pero como se dio cuenta de que ella nunca cedería sus embestidas amorosas, prefirió perseguirla, haciendo su trabajo imposible siempre que tiene la oportunidad.
— ¡Discúlpeme, señor Adalberto, como puede ver me ha cogido por sorpresa un coche y un charco de lodo!
— Quizás si caminara con un poco más de atención no pasaría por situaciones tan ridículas como esa. Ve a tu trabajo y haz algo útil.
— Sí señor.
Marília
Fui directamente al baño y me puse mi uniforme de camarera, mis amigas siempre me animan a buscar otro lugar para trabajar y que aquí nunca seré valorada como ser humano o como profesional. ¡Estoy sola en este mundo, no puedo quedarme sin trabajo! Me vestí rápidamente, tomé mi ficha y fui al salón del restaurante a atender a unos clientes que ya llegaban a las colinas.
[…]
Vinícius llegaba al restaurante con su hija Yasmin de siete años, ya había reservado una de las mesas. La niña era una niña terca y muy mimada, que siempre tenía todo lo que quería de su padre. Vinícius le daba todo lo que el dinero podía comprar para suplir su ausencia en muchos momentos importantes de su vida.
Marília los vio aguardando atención, encontró aquel hombre muy bonito y elegante y se preparó para prestarles un buen servicio como siempre hacía por todos los clientes.
— Buenas noches, aquí están nuestros precios. — Marília les entregó el menú, Vinícius la saludó educadamente y Yasmin también.
— Papá, quiero fideos, Trofie al pesto y déjame ver…
— ¿No crees que es mucho para una niña tan delicada? – Marília solo quiso evitar un desperdicio, claro que una niña de siete años no comería tantas cosas así.
— Yo quiero eso y mi padre puede pagarlo! – Yasmin respondió afrentándola y dejando a la joven avergonzada.
— Traiga de una vez lo que mi hija pidió, usted no está aquí para supervisar los pedidos y solo traerlos a la mesa. — Él pagó por adelantado, Marília salió de aquella mesa sintiéndose la peor de las personas, no debería haber dicho nada a aquella niña.
Marília
Qué hombre más arrogante, no es atoa que la niña es el reflejo de la prepotencia del padre. Si no tuviera tantos problemas en este trabajo, ni siquiera iría a esa mesa y pasaría el servicio a cualquier otro camarero. Sigue atendiendo a las demás mesas, intentando no pensar en lo que pasó, qué día terrible, primero ese baño de lodo y ahora toda esa arrogancia. Mientras yo servía las mesas, me di cuenta de que ese hombre me miraba, a pesar de ser un completo ignorante, tengo que admitir que es muy guapo y elegante.
— ¡Marília, el pedido de la mesa dos está listo!
Tuve que enfrentarme a esas bestias una vez más, así que cogí la bandeja y fui allí.
— Disculpe, aquí está! – Organicé todo sobre aquella mesa lo más rápido que pude y yo solamente quería volver allí para recibir el valor de la cuenta. — ¿Necesitan algo más?
¡Digan que no, por el amor de Dios!
— ¡Sí! Quiero que te sientes aquí.
Esa niña solo podía estar bromeando, miré a los ojos a su padre.
— ¡Hija, la chica está aquí trabajando!
— ¡Pero quiero que se siente con nosotros, papá, pídeselo ahora!
La niña solo quería demostrar que el dinero de su padre podía comprar todo en este mundo, compañía, amistades… ¿Qué clase de valores le da este hombre?
[…]
Vinícius sabía que rechazar la petición de Yasmin sería mucho más laborioso que intentar hacer su voluntad.
— ¡Siéntese con nosotros, señorita!
— No puedo, señor, estoy trabajando ahora.
— Dime cuánto ganas por noche y yo pago.
— No se trata de cuánto gano por noche, no puedo sentarme con los clientes.
— Mi padre puede pagarle para que se quede aquí con nosotros. — La niña insistía, hasta que Vinícius llamó al gerente.
— ¿Qué está pasando? ¡Ya puedo imaginar, Marília está causando problemas una vez más!
— No es eso, señor Adalberto… — Antes de que Marília intentara explicar, Vinícius se adelantó.
— Solo quiero saber, ¿cuánto le paga a esa muchacha por noche para trabajar aquí?
— Poco más de ochenta, ¿por qué? – Adalberto cuestionó.
— Le pagaré ocho mil para que la libere esta noche, solo quiero que cene conmigo y con mi hija.
Marília miró asustada para el patrón, nunca pensó que aquel hombre conseguiría tanto solo para satisfacer un capricho de la hija malcriada. Pensó que todo era una tontería y se sentía vendida en una subasta para ofrecer la mejor oferta.
— ¡Bien, siéntate con ellos, Marília!
Marília
Por miedo a perder mi trabajo tuve que sentarme con ese estúpido hombre y la mocosa dominante, me sentí completamente humillada y jamás me imaginé en una situación como esta. No pude ocultar mi expresión de odio al mirar a ese hombre, parecía que no le importaba una m****a lo que sucedía y ni siquiera toqué la comida. Era todo muy fino y caro, jamás tuve la oportunidad de probar nada de lo que estaba en ese menú.
[…]
Comieron en silencio, solo Yasmin parecía interesada en saber un poco más sobre Marília, incluso si la joven no quería hablar de su vida con esas personas.
— ¿Cuántos años tienes?
— ¡Veinte y tres!
— ¿Tienes un novio?
— Hija, ¿eso es una pregunta? — Vinícius la reprendió, pero ella no se tomó la bronca muy en serio.
Marília permaneció en silencio.
— ¿No vas a responder la pregunta que mi hija te hizo?
— Solo estamos cenando, señor, no tengo por qué hablar de mi vida personal.
— ¿Eres muy grosera, te dimos la oportunidad de comer con nosotros en vez de gastar zapatos atendiendo mesa en mesa y así es como lo agradeces?
— ¡Prefiero hacer mi trabajo que ser usada como moneda de cambio para satisfacer un capricho de niña mimada!
— ¡Papi, ella me llamó mimada!
— Vámonos Yasmin. — Sacó la cartera del bolsillo y dejó mucho más que el valor de la cuenta, como pago por la compañía de Marília.
Ella, en lo que le concierne, se quedó recogiendo las cosas de la mesa mientras él salía y hablaba con el gerente mirándola. Esperó a que cruzara la puerta principal, lo siguió desde lejos mirándolo y la niña entró en el coche de lujo, al ver la placa la rabia que había dentro de ella aumento.
— ¡Es el condenado que me dio un baño antes, solo podía ser él!
Vinícius y Yasmim llegaron a casa, él la puso en la cama y le dio un beso de buenas noches.
— ¡No sé por qué Marília se enojó tanto con nosotros!
— ¿Memorizaste su nombre?
— ¡Ella es bonita, la llamé para sentarse con nosotros porque pensé que a usted le gustaría!
— Lo hiciste para que ella y yo…
— Sí, el señor necesita una novia y ella es muy gatita.
Vinícius sonrió y la cubrió apagando la luz del cuarto que quedó iluminado solo por una lámpara. Se fue a su propia habitación y pensó en lo que su hija había dicho, realmente Marília era una chica muy hermosa, él nunca fue de involucrarse con cualquier mujer por más de una noche, su vida no permitía establecer vínculos y con ella no sería diferente.
— ¿Qué tiene de valiente tiene de bonita, quizás Yasmin no tenga un poquito de razón?
En casa Marília también pensaba en él, aquel día había sido una gran mezcla de acontecimientos y encuentros gratos y otros no mucho, temía lo que Adalberto podría hacer con ella al día siguiente.
Marília
Revisé mis mensajes de W******p, solo algunos mensajes de mi amiga y confidente Rafaela. Toda la falta que me hace tener una madre, hermana o amiga, ella compensa con sus consejos y la preocupación que siempre tiene conmigo.
“Hola, chica, ¿cómo estás?”
“¡Tengo mucho que contarte, pero no hasta mañana cuando vengas!”
“Así no vale Marília.”
“Tuve un día ocupado y me voy a acostar ahora, te espero mañana… besos y buenas noches.”
“¡Buenas noches!”
Rafaela fue hasta la casa de Marília al día siguiente, estaba consumiéndose de ganas de saber las novedades. Ellas no viven relativamente cerca, pero siempre que podía ella estaba allí para charlar.— Entonces, ¿me cuentas qué pasó? Ayer tu voz sonaba diferente y me pareció un poco tensa.— Fueron tantas cosas, mi jefe como siempre haciendo mi vida, un infierno en aquel restaurante. Creo que nunca tuve un patrón peor que él!— Si yo fuera tú ya habría renunciado a este lugar, Marília, aquel hombre no acepta que usted no lo quiere!— No puedo quedarme sin trabajo. Rafa vivo de alquiler. Además, cuando me iba a trabajar, un imbécil me dio un baño con el auto chocándose en un charco de lodo. Llegué como un perico mojado, me regañaron por la maleta sin asa y luego llegaron unos clientes.— ¿Y?— Había un tipo y una niña de unos ocho años en una mesa, fui a ser amable y me vi obligada a sentarme con ellos para complacer a la niña! El hombre era un pastel tan manipulable.— ¿Al menos era bo
MaríliaDe repente todo me quedó muy claro… un dolor de cabeza hacía que mi visión se volviera borrosa, Dios, yo estoy en la casa del guapón y eso es real. Él es un criminal, recuerdo lo que dijeron y de cómo lo llamaron Hades… ¿Será que él me matará por lo que yo oí?Deja de ser loca, no puedo entrar en ese robo y tengo que huir de esa casa antes de que me mate y se deshaga de mi cuerpo. Esa película la he visto y no quiero que encuentren mi cuerpo dentro del cubo de basura… Me levanté de la cama, fui al baño de la habitación y qué lugar hermoso y bien decorado.Tomé un largo baño, aunque tenía prisa por salir tenía que quitar el olor puro de etanol, no sé cuánto voy a tener una ducha así a mi disposición. Me lavé el pelo para estar más despierta, me vestí e iba a bajar las escaleras para salir de la casa.— ¡Parada!Me paralicé antes de bajar el primer escalón y levanté las manos como una bandida, era la mocosa hija de él.— Hola! — Me volteé con cara de tonta y ella sonrió.— ¿Qué
Rafaela esperó el día siguiente para intentar pedir disculpas a Marília, pensó que así de cabeza más fría, las dos podrían entenderse. Se sentía culpable por haberla dejado sola, sabía lo mucho que la amiga valoraba su honor y la había abandonado sola en la primera oportunidad que tuvo.Llamó a la puerta y la joven contestó todavía con el cepillo de dientes en la boca y vestida en pijama.— Por favor, discúlpame! — Me suplicó con lágrimas en los ojos.Marília se enojó al verla en su puerta tan temprano.— ¿Me disculpas? Rafaela no tienes idea de lo que hiciste. ¿Cómo puedes salir tan tranquilamente y dejarme con dos hombres en un bar?— Fui idiota, perdóname… por favor.— Sal de mi casa, por favor… preséntame tu ausencia. ¡En otro momento podemos conversar, pero no ahora!Marília cerró la puerta, aunque un día pueda disculparme por lo que hizo su amiga… había sido demasiado dejarlo así y cosas horribles podrían haber sucedido si no hubiera sido por la intervención de Vinícius.Esos ho
Marília no se preocupó por el aviso y mucho menos, tomó en serio el mensaje de Vinícius. No podía pensar en eso todo el tiempo y tener miedo de todo y de todos… eran muchas cosas en su mente y ahora tener que lidiar con el hijo insoportable del patrón, le estaba quitando el sueño. Fue a la sala, ningún programa de televisión le prestaba atención o conseguía distraerla, se quedó de un lado para otro solo intentando encontrar una salida a sus problemas.Ya se había sometido a empleos con jefes terribles para mantenerse, pero ninguno de ellos implicaba atreverse a mantener tanto acercamiento y un acoso descarado.MaríliaNo sé qué me ha pasado, busco una salida y no encuentro, tantos problemas y ahora más ese y justo en el trabajo. Tengo que concentrarme y soportar lo que está pasando, no puedo quedarme sin este trabajo y tengo que tragarme todo esto sin quejarme… Ella miró los mensajes en sus redes sociales, pero no había nada importante.Tomó un baño caliente para relajar el cuerpo y l
Marília se despertó muy temprano como siempre lo hacía, se vistió y fue directo a la parada de autobús para ir a trabajar. Fue pensando en lo que el hijo del patrón podría haber dicho, claro que su negativa no lo dejó nada feliz.Una vez allí, fue sorprendida por malas noticias.— ¡Recoge tus cosas y no vuelvas más, estás oficialmente despedida!Se quedó sin suelo, quedarse sin trabajo era terriblemente preocupante para alguien que no tenía ningún apoyo financiero. Marília apenas podía buscar otro trabajo, aquella misma mañana ella salió a buscar algo, caminó por el centro de la ciudad hasta que sus pies crearon burbujas dolorosas. Odiaba la idea de haber sido perjudicada por rechazar un coqueteo, se sintió disminuida y muy enojada con la situación.— Dios, ayúdame a encontrar algo! — Ella se recostó un momento para descansar, con el periódico del día en las manos.MaríliaRegresé a casa, no puedo dejar que me abata por eso, a pesar de que la voluntad de salir desesperada es enorme. T
Marília comenzó a trabajar en la casa de Vinícius incluso contra su voluntad, no tenía otra alternativa que ceder la imposición de aquel hombre poderoso. La rabia por tener su vida manipulada la estaba dejando ciega, no quería desquitarse con la chica y hacer un mal servicio.Arregló su bolso, se puso un suave lápiz labial en los labios y envió un mensaje a Rafaela diciendo que iba a comenzar en el trabajo y le pidió que le deseara mucha suerte: ella lo necesitaría.La joven llegó a la casa grande y la chica corrió a sus brazos… Marília tenía que mantener la sonrisa, después de todo la niña no tenía culpa de que el padre fuera tan autoritario con ella.A Yasmin le encantaba tener compañía femenina y estaba cada vez más emocionada por tener a alguien con quien hablar. En aquella mansión ella tenía mucho lujo, pero solo eso y hacía falta para ella tener una amiga, Marília quedó encantada con las cosas bellas que ella tenía y su material escolar muy probablemente costaba el valor de un m
MaríliaMe desperté y me di una ducha para ir al trabajo, espero que Vinícius ya se haya ido de casa para que no me vea llegar y descargue todo su estrés en mí. Creo que debería cambiar de trabajo conmigo por un día y con derecho a un patrón tan exigente y mandón como él.Me subí al autobús sin mucha emoción y llegué a la casa grande, así que una de las empleadas abrió la puerta para mí su cara… Fue lo primero que vi y no parecía muy contento de verme. ¡Yo tampoco estaba dispuesta a dar ninguna excusa, simplemente fui a mi casa porque me dio la gana!— ¿Por qué no hiciste lo que te dije? ¿Era tan difícil pasar la noche aquí?Actuaba como si fuera la cosa más simple del mundo, querer manipularme de esa forma.— Yo… yo… yo…— ¡No quiero oír tu voz, solo trata de hacer tu trabajo y nunca más te atrevas a desafiar mis órdenes!Él siempre desquita las frustraciones en mí y por lo visto él estaba muy descontento con alguna otra cosa, intransigente y mandón. ¡Tiene suerte de haber nacido gua
Al día siguiente, Marília despertó bien temprano, decidió ir a casa y lavar algunas ropas. En la casa grande ella no tenía libertad para hacer esas cosas, sentía falta de casa y de su privacidad. No quería que el chófer de Vinícius me llevara, después de todo, ella era una empleada como él.— ¿Va a salir doña Marília?— ¡Sí, pero no te preocupes, voy en autobús!Se extrañó de que la muchacha que podía disfrutar de ventajas no estaba aprovechando eso, las empleadas ya comentaban sobre ella y el patrón, pero aquella actitud demostraba lo contrario. Nunca quiso mostrar ninguna señal de vulnerabilidad, estar allí era suficiente.Marília se subió a un autobús lleno de gente, recorrió treinta minutos y llegando allí, tuvo una gran sorpresa al ver buena parte de sus cosas siendo retiradas de la casa y colocadas del lado de afuera, corriendo el riesgo de ser dañadas en caso de que lloviera. El miedo se apoderó de ella, no podía pensar que lo que tanto temía estaba sucediendo.— Espera, ¿por q