—Bueno, ahora sé porque no he escuchado ni pío de ti en las últimas semanas,— murmuró Berenice Gardener tan pronto como Edmond había salido por la puerta delantera de Belinda.—Mamá, no empieces,— advirtió Belinda.—¿No empieces? ¿Qué no empiece?— Berenice miró a Gerard. —¿Me estás tomando el pelo? Viajo hasta aquí, para encontrarme a mi hija en la cama con un hombre del que nunca he oído hablar, y no me hagas empezar sobre el hecho de que él ya tiene una familia hecha…——¿Ves? Estamos de acuerdo. No te hagamos que empezar,— Belinda dijo con ligereza. Miró a su padre y se sentó a su lado en el sofá. —¿Cómo estás, Papá?——Oh, ya me conoces. Estoy satisfecho,— dijo Gerard. Miró a Belinda y le guiñó un ojo. Conocía ese guiño. Quería decir ‘déjalo estar, niña’.Belinda usó la excusa de su nueva condición de anfitriona para distraer a sus padres de la situación en la que le habían encontrado. Arregló su habitación, cambiando las sábanas (ignorando el comentario de su madre acerca de si deb
—¿Su madre está… muerta?— susurró la última palabra.Belinda asintió. —Anthony ha tenido una temporada dura este año. Vivía con su madre y sus abuelos en Oregón hasta que su madre y su abuela tuvieron un accidente de coche fatal. Luego, como su abuelo no tenía la salud suficientemente para cuidar de él, fue colocado en el sistema de acogida hasta que encontraron a Edmond, que ni siquiera sabía que Anthony existía hasta que un trabajador social se presentó en su trabajo y se lo dijo una semana antes de ir a recoger a Anthony.—Berenice se mostró reacia. —¿Qué clase de padre ni siquiera sabe que tiene un hijo?— preguntó ella.—Del tipo que tiene una novia que dice que va a abort…——Estoy lis-to,— canturreó Anthony mientras entraba en la cocina.Tan pronto como Anthony hizo notar su presencia, Berenice lo agarró y le dio un gran abrazo. —Pasa un buen día en el colegio, ¿me oyes, cariño?— le indicó.Anthony se sobresaltó un poco por la acción, pero, no obstante, asintió con la cabeza.—Y
—Bueno, Dijiste que Edmond y Anthony se nos unirán por Acción de Gracias. ¿Alguien más?— Berenice preguntó.—También invité a Camille. Ella no tiene a nadie con quien pasar la fiesta,— dijo Belinda.—Vale— Berenice empezó a contar las personas en sus dedos. —Tenemos un pavo de seis kilos, así que eso debería ser suficiente para que sobras algo. Ya sabes cómo le gustan a papá sus sobras.—Belinda asintió mientras cogía a Anthony y le ponía en el carro. Él puso algo de mala cara por ser demasiado grande para ir en el carro de la compra, pero con tanta gente dando vueltas en el pequeño local, Belinda no quería correr ningún riesgo de perderle.—Tengo hambre de cereales,— anunció Anthony cuando el trío se acercaba al pasillo de los cereales. Cuando Belinda y su madre continuaron con sus bromas, Anthony dio unas palmaditas persistentemente en el brazo de Belinda. —Mamá, ¿podemos comprar cereales?——Eh…claro. ¿De cuales?— Belinda le preguntó.Anthony señaló en una caja de Fruit Rings y Beli
—Pero eso es exactamente lo que hiciste. Al abandonarle, al no decirle que le creías y que confiabas en él, le condenaste. ¿Qué clase de madre hace eso?— Belinda le puso en duda.—¿Crees que fue mi decisión? ¿Crees que quería perder otro hijo?— las lágrimas corrían ahora su curso de los ojos de Caroline hacia su barbilla.—Pero ¿qué hiciste para detenerlo?— Belinda no se inmutó por la muestra de emoción. —En lugar de estar con Edmond durante su juicio, tomaste el camino fácil y…——¿Su juicio?— Caroline frunció el ceño. —Belinda, Edmond nunca fue a juicio. Su padre y yo lo hicimos.—La admisión de Caroline desinfló el vigor de la argumentación de Belinda, y se quedó mirando a la madre de Edmond, con la boca abierta. Finalmente, una sola palabra se le escapó en un susurro. —¿Qué?——Hubo una audiencia, que es lo probablemente Edmond recuerda,— dijo Caroline, —pero nunca hubo ninguna prueba concluyente para el Estado para presentar cargos contra él. Sin embargo, hubo acusaciones de neglig
—No te preocupes. Si necesitas descansar, hazlo,— dijo Berenice. —De todos modos, creo que tu padre disfrutó mucho del tiempo con Anthony. Se esta encariñado con él.——Bueno Anthony parece bastante agusto con él, también,— dijo Belinda mientras bostezaba.—Es un chico dulce. Edmond parece haber hecho un buen trabajo con él,— dijo Berenice mientras levantaba la tapa de una olla grande y la agitaba. —Es agradable ver a un niño que cree que su padre es un héroe. Cada palabra que sale de la boca de Anthony es ‘mi papá esto y mi papá lo otro’. Es lindo.——Aw… a Edmond le encantaría escuchar eso,— dijo Belinda, pero su tono y la expresión de su cara no coincidían con sus palabras.Berenice miró por encima para inspeccionar a Belinda en ese momento. —¿Todo bien, Belinda? Las cosas entre Edmond… y tu… no trató de cotillear…——No, sí, todo está bien,— dijo Belinda. Y en su mayor parte, su declaración era verdad. Todo estaba bien… salvo que le estaba ocultando un secreto enorme y monumental a s
A pesar de que Edmond y Belinda no estaban solos mientras cenaban con Ernest, Ariana, Jayden y Anthony, se sentaron a la mesa en su pequeño mundo particular.Y así fue, hasta que Ariana comenzó a interrogar a Belinda con preguntas absurdas acerca de ciclos mensuales y antojos alimenticios.—Ariana, ¿en serio?— advirtió Belinda cuando sintió que su amiga había sobrepasado la línea en relación a la conversación de cosas de chicas en presencia de hombres.—¿Qué?— Ariana se encogió de hombros. —Vivo y paso todo el tiempo con hombres. ¿Qué esperabas?——Esto no,— dijo Belinda hacia la pregunta de si sufría o no de fuertes calambres menstruales. Ya había sido suficientemente incómodo haber anunciado que estaba tomando la píldora a toda la mesa, ya no necesitaban ningún detalle más.Mientras Jayden entretenía a Anthony buscando imágenes en la parte posterior del menú infantil, Ariana se inclinó y le dijo Ernest exactamente lo que pensaba de su —amiga—. Belinda se aseguró de mantenerse al marg
Belinda estaba llorando.Edmond estaba tumbado de lado con la mujer a la que acababa de confesar su amor sollozando descontroladamente en sus brazos.—Belinda…— Edmond intentó convencerla para que le explicara que pasaba. ¿Fue algo que dijo, o más bien lo que había dicho? ¿Era demasiado pronto para decirle que la quería?Sonó el teléfono, cortando el momento como una cuchilla. La primera inclinación de Edmond fue la de ignorarlo, pero cuando vio el número de Jayden en la pantalla, una emoción extraña se apoderó de su pecho mientras se preguntaba si Anthony estaría en peligro. Su tono había sonado por completo dos veces antes de que él descolgase.—Lo siento, hombre— se disculpó Jayden tan pronto como Edmond respondió. —Espero no interrumpir.——No en este momento. ¿Qué pasa?— Edmond preguntó, mientras mirada a Belinda con cuidado. Ella se apartó de él, se frotó los ojos y luego deambuló hacia el pequeño cuarto de baño de la esquina.Edmond se sintió como un idiota por admirar la vista
—Creo que está siempre sola, Edmond.— Belinda se colocó en su asiento para poder ver Edmond mientras hablaba.Si Caroline había jugado la carta de la compasión compasión con Belinda, parecía que había funcionado. Pero no iba a funcionar con Edmond. Había cometido un error cuando había acordado en ir a la casa de Caroline aquel sábado, y definitivamente era un error del que pensaba aprender. Nunca iba a dejar a esa mujer volviese a ser parte de su vida.—Si, bueno, quizás ahora ella se de cuenta de cómo me sentía yo,— Edmond dijo con amargura.—Creo que… a lo mejor querrías hablar con ella,— Belinda abordado el tema con delicadeza.—No,— Edmond contestó de inmediato.—Lo sé, lo sé,— Belinda alzó sus manos en defensa razonable. —Y si me hubieras dicho hace una semana que iba a estar animándote a ir a hablar con tu madre…——Ni siquiera la llames así. Llámala Caroline,— Edmond casi escupió el nombre.—Técnicamente, no tengo madre.——Bueno yo tampoco lo creería,— continuó Belinda como si no