—Jayden—. De repente, la conversación fue interrumpida por la voz impetuosa de Ariana. —Has estado al teléfono casi diez minutos y aún no le has preguntado a Edmond sobre mañana. Ya te dije que tengo más llamadas que hacer.——¿Cómo sabes cuanto llevo al teléfono?— Jayden preguntó como si fuera totalmente normal que ellos mantuvieran esa conversación estando Edmond en la línea con ellos. —¿Estas escuchándonos?——¿Por qué iba a querer escuchar tu aburrida conversación telefónica con Edmond?— preguntó Ariana. —Aunque, Edmond, si hubieses aceptado mi ayuda cuando la ofrecí, no estaría sufriendo este calentón.——Lo que tu digas, Ariana,— Edmond puso los ojos en blanco. Esperaba que Jayden pusiera firme a su mujer por su improcedencia. Pero Jayden no hizo tal cosa. Por alguna razón, consideraba que Edmond era tan amigo de Ariana como suyo. Por lo tanto, le cedía la palabra cuando tenía algo que decir.—¿Lo que yo diga?. Lo digo en serio. Belinda probablemente se esté preguntando a que se de
—Te lo he estado diciendo durante dos días,— Gerard gritó desde la sala de estar. Se estaba emitiendo un partido de fútbol. Lo más probable el mismo que Edmond había escuchado de fondo en casa de Jayden cuando había llamado para pregunta sobre el pago de vacaciones.—¡Anthony!— Berenice gritó mientras se inclinaba para darle un envolvente abrazo. —Espero que tengas hambre. Hice mi famoso pastel de batata de postre.—Berenice señaló el plato al que hacía referencia y Anthony no se molestó en ocultar el desprecio que sentía hacia el espécimen de color naranja brillante.—¿A qué se sabe?— preguntó, inclinándose para ver si podía olerlo.—Esta bueno, Anthony,— dijo Belinda mientras caminaba detrás de él. —Yo tampoco pensé que me iba a gustar, pero probé un pedazo pequeño y ahora es uno de mis favoritos entre mayoría de cosas de comer.—Anthony miró entre Belinda y su madre antes de decidir. —Probaré un trozo pequeño.—Berenice se movió para cortarle un trozo de la fuente, pero Belinda det
Ernest se aclaró la garganta como si necesitara recordar a la pareja que él y Jayden estaban todavía en la habitación. Edmond no se molestó en poner fin al beso, pero le ofreció a su amigo un saludo con un solo dedo para hacerle saber que le había oído.Cuando Ariana y Anthony regresaron, todo el mundo salió puerta principal, hacia los respectivos vehículos hacia el restaurante.A pesar de que Ernest insistió en que Beth, la amigable manager, que se encargaba de su comida esa noche, era sólo eso, una amiga, Edmond pudo ver a Belinda y Ariana mirándola dudosamente, comparándola con Camille.Y cuando Beth se inclinó y le susurró algo al oído de Ernest antes de soltar una risa calurosa, Edmond observó con humor como Ariana y Belinda intercambiaban miradas.—Me siento un poco rara viendo a Ernest coquetear con otra mujer. Como si estuviese traicionando a Camille o algo,— le susurró Belinda a Edmond cuando nadie estaba prestando atención.—Bueno, al menos Ernest no lo está haciendo delante
—¿No quieres?— Edmond sonrió mientras Belinda se acercaba a él y pasó las manos descaradamente por debajo del borde de su camiseta.—Mm-uh,— ella negó.—Bueno, ¿y qué querrías hacer?— el brusco susurro de Edmond llenó la boca de ella mientras se inclinaba para besarla.Belinda se tomó su tiempo antes de romper ese beso para responder. —Bueno… un poco más de esto,— suspiró sensualmente mientras participaba en dos besos más. —Y un poco de esto,— ella deslizó labios a través de su mandíbula hasta el cuello, donde succionó y mordisqueó suavemente la piel blanda. —Y tal vez algo de esto,— alzó la boca a su oído y suavemente tomó el lóbulo entre los dientes.—Mmm …— Edmond se tensó. Nadie le había hecho eso antes y no tenía ni idea de lo mucho que le iba a gustar.Cuando su boca volvió a la suya, Edmond se apresuró a llenarla con su lengua, empujando, frotando y acariciando – un anticipo de lo que quería hacerle en otras áreas.—¿Quieres subir?— preguntó Edmond. Había estado duro en sus pan
—Bueno, ahora sé porque no he escuchado ni pío de ti en las últimas semanas,— murmuró Berenice Gardener tan pronto como Edmond había salido por la puerta delantera de Belinda.—Mamá, no empieces,— advirtió Belinda.—¿No empieces? ¿Qué no empiece?— Berenice miró a Gerard. —¿Me estás tomando el pelo? Viajo hasta aquí, para encontrarme a mi hija en la cama con un hombre del que nunca he oído hablar, y no me hagas empezar sobre el hecho de que él ya tiene una familia hecha…——¿Ves? Estamos de acuerdo. No te hagamos que empezar,— Belinda dijo con ligereza. Miró a su padre y se sentó a su lado en el sofá. —¿Cómo estás, Papá?——Oh, ya me conoces. Estoy satisfecho,— dijo Gerard. Miró a Belinda y le guiñó un ojo. Conocía ese guiño. Quería decir ‘déjalo estar, niña’.Belinda usó la excusa de su nueva condición de anfitriona para distraer a sus padres de la situación en la que le habían encontrado. Arregló su habitación, cambiando las sábanas (ignorando el comentario de su madre acerca de si deb
—¿Su madre está… muerta?— susurró la última palabra.Belinda asintió. —Anthony ha tenido una temporada dura este año. Vivía con su madre y sus abuelos en Oregón hasta que su madre y su abuela tuvieron un accidente de coche fatal. Luego, como su abuelo no tenía la salud suficientemente para cuidar de él, fue colocado en el sistema de acogida hasta que encontraron a Edmond, que ni siquiera sabía que Anthony existía hasta que un trabajador social se presentó en su trabajo y se lo dijo una semana antes de ir a recoger a Anthony.—Berenice se mostró reacia. —¿Qué clase de padre ni siquiera sabe que tiene un hijo?— preguntó ella.—Del tipo que tiene una novia que dice que va a abort…——Estoy lis-to,— canturreó Anthony mientras entraba en la cocina.Tan pronto como Anthony hizo notar su presencia, Berenice lo agarró y le dio un gran abrazo. —Pasa un buen día en el colegio, ¿me oyes, cariño?— le indicó.Anthony se sobresaltó un poco por la acción, pero, no obstante, asintió con la cabeza.—Y
—Bueno, Dijiste que Edmond y Anthony se nos unirán por Acción de Gracias. ¿Alguien más?— Berenice preguntó.—También invité a Camille. Ella no tiene a nadie con quien pasar la fiesta,— dijo Belinda.—Vale— Berenice empezó a contar las personas en sus dedos. —Tenemos un pavo de seis kilos, así que eso debería ser suficiente para que sobras algo. Ya sabes cómo le gustan a papá sus sobras.—Belinda asintió mientras cogía a Anthony y le ponía en el carro. Él puso algo de mala cara por ser demasiado grande para ir en el carro de la compra, pero con tanta gente dando vueltas en el pequeño local, Belinda no quería correr ningún riesgo de perderle.—Tengo hambre de cereales,— anunció Anthony cuando el trío se acercaba al pasillo de los cereales. Cuando Belinda y su madre continuaron con sus bromas, Anthony dio unas palmaditas persistentemente en el brazo de Belinda. —Mamá, ¿podemos comprar cereales?——Eh…claro. ¿De cuales?— Belinda le preguntó.Anthony señaló en una caja de Fruit Rings y Beli
—Pero eso es exactamente lo que hiciste. Al abandonarle, al no decirle que le creías y que confiabas en él, le condenaste. ¿Qué clase de madre hace eso?— Belinda le puso en duda.—¿Crees que fue mi decisión? ¿Crees que quería perder otro hijo?— las lágrimas corrían ahora su curso de los ojos de Caroline hacia su barbilla.—Pero ¿qué hiciste para detenerlo?— Belinda no se inmutó por la muestra de emoción. —En lugar de estar con Edmond durante su juicio, tomaste el camino fácil y…——¿Su juicio?— Caroline frunció el ceño. —Belinda, Edmond nunca fue a juicio. Su padre y yo lo hicimos.—La admisión de Caroline desinfló el vigor de la argumentación de Belinda, y se quedó mirando a la madre de Edmond, con la boca abierta. Finalmente, una sola palabra se le escapó en un susurro. —¿Qué?——Hubo una audiencia, que es lo probablemente Edmond recuerda,— dijo Caroline, —pero nunca hubo ninguna prueba concluyente para el Estado para presentar cargos contra él. Sin embargo, hubo acusaciones de neglig