—Hey, Edmond,— Camille dijo mientras caminaba hacía él. Charlaron un poco mientras Camille le ayudaba con el desastre que había provocado al empujar la mesa, pero Belinda no pudo entender lo que decían. Él miró hacía ella unas pocas veces y Belinda supo que él se acordaba de ella.Belinda esperaba que si se quedaba quieta, callada jugando con Anthony, podrían escaparse sin tener que hablar con él. Porque solo con mirarle recordaba las venenosas palabras que le había lanzado y la forma en que había escaqueado de la noche de vuelta al colegio como si el colegio fuese un lugar gratuito donde dejar a su hijo durante el día en lugar de ser la educación de Anthony.—Recuerda, sigues siendo la profesora incluso cuando no estas en el aula,— Belinda susurró a si misma, un recordatoria de que no podía dejar que él Sr. White se saliera con la suya, incluso si no estaba en el trabajo.—¡Gané otra vez!— Anthony dijo triunfante.Su celebración capto la atención de Camille y el Sr. White y Camille e
Belinda se reprochó violentamente en su interior por permitirse el ser tan poco profesional con un padre. Por muy exasperante que fuera el Sr. White, seguía teniendo derecho a ser tratado con tacto y competencia. Y un enfrentamiento en una fiesta ciertamente no entraba en esa categoría.—Lo siento. Esto no es apropiado, — Belinda dijo mientras empezaba a retroceder. —Tengo tutorías hasta las tres y media durante la semana si quieres continuar con esta conversación en otro momento.—Belinda le ofreció a Anthony una última sonrisa y despedida mientras se giraba y se apresuraba a escapar del descomunal desastre que estaba dejan tras ella.—Oh Dios mío…oh Dios mío…oh Dios mío!— Belinda dijo una y otra vez mientras conducía de vuelta a su casa. Pensó en todas las cosas que había hecho mal durante su confrontación, para empezar el hecho de que había tenido una confrontación.—Voy a perder mi empleo,— Belinda dijo mientras se paraba en un semáforo en rojo. —Mi primer trabajo como maestra y m
Edmond sentado en la mesa en el patio de Ariana y Jayden, su barbilla descansando en la palma de su mano.—¿Así que la conoces muy bien?— se giró hacia Camille.—Lo suficiente como para saber que no se merecía que le hablaras como lo hiciste, eres un tonto — Camille dijo mientras entrecerraba los ojos en dirección a Edmond.—Por última vez, no quise ofenderla, realmente no sé qué es lo que estoy haciendo, toda esta situación me tiene desesperado, además, me frustra tener que encontrar la manera de que alguien más cuide de Anthony — Edmond explicó.—¿Y porque no te decides usar el dinero de la herencia de tus padres de una buena vez? Creo que tener un hijo es un buen motivo, además, creo que es una pasada que no dejen que el niño se quede más temprano, esa maestra no es comprensiva contigo — Ernest interrumpió.Edmond guardo silencio, eso ni pensarlo, no pensaba usar un solo dólar de ese dinero, su orgullo no se lo permitiría jamás.—Em, ella no hace las reglas. Es bastante normal que
Cuando ella entró, miraba hacía abajo, leyendo un papel que sostenía en la mano. Edmond se quedo maravillado por la habilidad con la que maniobraba por la habitación sin tan siquiera mirar. Se sentó y murmuró algo irritada.—¿Es horrible, eh?—La Señorita Gardener casi salió disparada del susto cuando vio a Edmond allí. Sus ojos buscaron sus manos y cuando no las vió, su ansiedad se hizo evidente.—¿En que puedo ayudarle, Sr. White?— preguntó después de disculparse por su nerviosismo.Queriendo dejar las cosas claras, Edmond puso ambas, la manzana y la rosa delante de ella. —No sabía cual es una ofrenda de paz es apropiada para una profesora…—Ella dijo que no tenía que darle nada, pero se fijo en como sus hombros se relajaron un poco y su sonrisa ahora parecía sincera en lugar de forzada.Después de las disculpas y el impulso de Edmond para que se dirigiera a él por su nombre, Edmond observó como la conversación cambia hacía una seria conversación de negocios. La Señorita Gardener le
—Bueno… creo que tengo una idea…— empezó Edmond.—¿Cuál?— Anthony parecía esperanzado.—¿Por qué no le hacemos un sitio especial para descansar a Gus mientras buscamos a alguien que pueda arreglarle?——¿Un sitio para descansar?——Bueno… ven, te lo mostraré.—Anthony siguió a Edmond hasta el armario vestidor de su habitación. Rápidamente Edmond se deshizo de unos viejos cromos de baseball que había en una caja de zapatos y se la mostró a Anthony.—Pero está vacía. Estará muy dura para que Gus pueda dormir,— dijo Anthony mientras miraba dentro de la caja.—Vale… bien… vamos a buscar algo para hacer una manta y una almohada,— sugirió Edmond.Cuando las servilletas y el papel de baño no convencieron a Anthony, Edmond corto las mangas de un para de camisetas viejas y se las dio a Anthony para hacer una cama. Anthony acepto los retales de ropa y trabajo hasta la hora de dormir haciendo la cama y coloreando la tapa de la caja para que Gus tuviera —algo bonito a lo que mirar mientras esperaba
Camille llamó a principios de semana para preparar su salida semanal con Belinda. Y cuando Belinda no puso excusas entonces paso a decirle que Ariana iba a ir también.—¿Te acuerda, la de la casa que te gustó tanto? — preguntó Camille.—Esa no es la único que tiene a su favor, pero si, la recuerdo — Belinda puso los ojos en blanco mientras hablaba.—Si, bueno mencioné nuestras salidas y quiere venir. Le dije que nos tocaba pizza y cerveza esta semana — Y sabiendo que Belinda interpondría el hecho que no le gustaba la cerveza, añadió, —Tú puedes pedir un refresco ——Me parece bien —Y sinceramente, sonaba bien. Las cosas finalmente habían empezado a calmarse y Belinda estaba deseando salir con las chicas una noche donde su única preocupación fuera que ingredientes iba a pedir en su pizza.Así que es jueves, Belinda felizmente se sentó frente a Camille y Ariana en Pacific Pizza con un espumoso vaso de refresco y un pedazo de pizza vegetariana.—¿Qué sentido tiene comer pizza si no vas a
—¿Tienes conexión a Internet?— preguntó Belinda. —Parece que haría las cosas mucho más fáciles.——No. En casa no,— dijo Edmond. —Te estoy quitando mucho tiempo, ¿verdad?——No, está bien. Es que no quiero malgastar tu tiempo si no estoy sirviendo de ayuda. Se que no te queda mucho,— le dijo Belinda.—He estado al teléfono contigo cinco minutos y ya me has ayudado a solucionar más de lo que he sido capaz en todo el día.—Mientras Edmond hablaba, Belinda continúo leyendo por encima el formulario que estaba en su pantalla. —No creo que necesites este, Edmond. A no ser que la madre de Anthony trabajara para el Estado.——No lo se. No se a que se dedicaba,— dijo Edmond.—Vale. Vamos a asumir, por ahora, que ella no trabajaba para el Estado. Luego, cuando tengas completos todos los documentos necesarios, el asistente social podrá decirte si Anthony se beneficia de algo más.——Me parece un buen plan.——Vale… ¿siguiente formulario?—La forma de Belinda de solucionar problemas, analítica, y line
Belinda intentó no pensar en la acción ilegal que había cometido haciéndose pasar por una figura de la ley. Pero su fechoría no dejaba de escurrirse entre sus pensamientos. Le atormento todo el fin de semana y el lunes amaneció con los raros rayos del sol.—Voy a ir al infierno, — le susurró a su reflejo mientras se preparaba para ir a trabajar.Pero cuando vio a Anthony entrar en la clase más tarde esa mañana, sintió justificado lo que había hecho.Y mucho más cuando revisó su buzón de voz después de comer:—Belinda, soy Edmond. Tengo que pedirte un favor enorme. Acabo de recibir una llamada de la compañía eléctrica y necesitan que vaya después del trabajo para solucionar unas cosas. Es imposible que me dé tiempo a recoger a Anthony e ir a la otra punta de la ciudad antes de que cierren. ¿Sería posible que le llevaras a tu casa contigo y que yo le recoja allí? Se que es raro que te lo pida, pero como te he dicho, lo tengo que solucionar. ¿Me puedes llamar y decirme si puedes o no? —