Belinda intentó no pensar en la acción ilegal que había cometido haciéndose pasar por una figura de la ley. Pero su fechoría no dejaba de escurrirse entre sus pensamientos. Le atormento todo el fin de semana y el lunes amaneció con los raros rayos del sol.—Voy a ir al infierno, — le susurró a su reflejo mientras se preparaba para ir a trabajar.Pero cuando vio a Anthony entrar en la clase más tarde esa mañana, sintió justificado lo que había hecho.Y mucho más cuando revisó su buzón de voz después de comer:—Belinda, soy Edmond. Tengo que pedirte un favor enorme. Acabo de recibir una llamada de la compañía eléctrica y necesitan que vaya después del trabajo para solucionar unas cosas. Es imposible que me dé tiempo a recoger a Anthony e ir a la otra punta de la ciudad antes de que cierren. ¿Sería posible que le llevaras a tu casa contigo y que yo le recoja allí? Se que es raro que te lo pida, pero como te he dicho, lo tengo que solucionar. ¿Me puedes llamar y decirme si puedes o no? —
—¡Tienes una cama azul!— Anthony se giró y la miro sonriente. —Yo tenía una cama azul en mi casa vieja.—Belinda camino detrás de él para ver que hablaba del edredón azul que adornaba la pequeña cama que hacía de sofá en estos momentos.Era la segunda referencia que Anthony había hecho de su vida anterior a Lynnwood y Belinda se preguntó si sería porque se sentía a gusto con ella y quería hablar, o si simplemente quería hacerle saber que su cama le recordaba a la suya.—Creo que el azul es tu color favorito. ¿Verdad?— Belinda decidió que probablemente era lo último, pero si Anthony quería hablar sobre algo, no se lo iba a impedir.—¿Es azul tu color favorito?— Anthony quiso saber.—Me gustan todos los colores. Unos días me gusta el rojo, y otros días me gusta el azul. Hoy me gusta el azul.——A mi también me gustan todos los colores,— decidió Anthony.La Televisión no parecía mantener el interés de Anthony. En lugar de es eso, se sentó en una silla en la pequeña cocina y observó con de
Edmond apoyo la cabeza en sus puños en un intento de conseguir unos pocos segundos de sueño durante su corto descanso para comer. Pero Ernest y Jayden tenía otros planes. Con un estruendo ensordecedor se apresuraron en los asientos libres de la mesa Edmond y empezaron a organizar los planes para el fin de semana.—¿Hombre, te acuerdas cuando hablábamos para quedar y salir a buscar algún lío?— preguntó Ernest. —Esos si que eran buenos tiempos.—Jayden miró a Ernest. —¿No van las cosas bien con Camille?——No es eso,— Ernest negó con la cabeza para dar más énfasis. —Las cosas con Rose van bien. Solo hablo de… ya sabes… cuando la posibilidad de conocer a alguien estaba presente. ¿Ya sabes? Era excitante.——Yo no lo recuerdo así,— Jayden frunció el ceño.—Eso es porque no ha salido con nadie más que con Ariana desde que repartías periódicos en octavo,— murmuró Ernest.—Solo parece genial si recuerdas las cosas buenas,— dejo caer Edmond. —Créeme no todo son cosas divertidos y juegos.——¿Épo
—¿Aun así son cuatro días libres? Daría mi riñón izquierdo a cambio de cuatro días libres,— expresó Ernest.—Suena bien,— asintió Edmond. —¿Qué horario es?——De seis de la mañana hasta las seis de la tarde,— Jayden parecía triste mientras contestaba. Solo alguien que no tuviera responsabilidades relacionadas con niños podría aceptar un turno como ese.Edmond dejo escapar un silbido. Quería ese turno. Lo quería de verdad, pero también sabía que no había manera de hacerlo con Anthony.—¿Supongo que no hay forma de hacerlo durante el fin de semana?— dijo Edmond medio en broma medio en serio.—No,— negó con la cabeza Jayden.Edmond se echó para atrás en la silla y momentáneamente fantaseo con lo fácil que sería su vida si pudiese coger ese horario de tres días y llevar a casa algo más de dinero. Su mente dio vueltas a las opciones que tenía con Anthony, y entonces se dio cuenta que no había visto a Anthony salir del baño después de lavarse las manos.Sin decir nada, Edmond se levantó y se
—No lo sé. Parecías… realmente agotado hace un momento.——Oh…si. No podía encontrar a Anthony. Le mandé lavarse las manos y no volvió…——Oh,— Belinda asintió. Le miraba como si esperara que él le digese algo más, pero no sabía que más decir.Permanecieron ahí mirándose el uno al otro incómodamente hasta que Jayden y Ernest aparecieron de camino a la cocina. Edmond se dio cuenta de que Jayden tenía una estrafalaria sonrisa en la cara e instantáneamente Edmond supo lo que él pensaba que estaba pasando.—No iré el sábado si no quieres que vaya,— susurró Belinda.—Belinda, esta bien. De verdad. Ven. Anthony quiere que este allí,— dijo Edmond. Y hasta hace unos minutos, Edmond también quería.Al principio, Edmond pensó que iba a ser un rollo comer en la mesa en lugar de al lado de la televisión, pero tenía que admitir que no estaba tan mal. Pudo ver a sus amigos y a sus parejas y también pudo conocer un poco a Belinda. Su lista de atributos aumentaba: era amable, cariñosa, lista, guapa y m
—Vale, quizás podemos hacerlo el viernes por la noche… espera, creo que Ernest ha invitado a alguien a ver el partido del viernes… y el sábado… hmmm…bueno, incluso podríamos salir durante la semana. Osea, ¿solo es una cena, no? El jueves también podría ser…——Camille, ¿me necesitas en serio para esta conversación?— Belinda preguntó exasperada.Después de comer Belinda había recibido un mensaje de Camille donde le decía que tenía que hablar con ella de algo urgente. Belinda esperó a llamar hasta el último recreo del día, para descubrir que Camille intentaba liarla con uno de sus compañeros de trabajo.Hace unas pocas semanas Derek había visto las fotos que pasaban en el protector de pantalla del ordenador de Camille y había expresado interés en Belinda cuando vio una foto de ella aparecer en el monitor. Camille había intentado que se vieran desde entonces.—Oh, vamos, Belinda. No puedes dejar esto pasar. Es como un sueño hecho realidad,— insistió Camille.—Dices eso de cada hombre con
Sorprendentemente, Camille la escuchó. —No tengo ni idea. En realidad no la conozco. De todas formas, esta cosa del futbol, enfatiza lo que estaba diciendo. Necesitas salir, Belinda, en lugar de gastar un tiempo valioso en hacer cosas que no te benefician en absoluto.——Si accedo a una cita con el tal Derek, ¿me dejarás en paz en relación con lo del fútbol?— Belinda puso los ojos en blanco.—¡Si!— Camille dio una palmada encantada.Ariana se asomó desde la cocina al oír el grito y les ordenó a las dos mujeres que fueran a la cocina, no para ayudar, sino para ser incluida en los cotilleos.Cuando Belinda se giró hacía la zona del comedor, finalmente permitió que sus ojos repararan en Edmond. Si él no la hubiese estado mirando en ese momento se hubiese permitido evaluarle más a conciencia.—Hola— Belinda forzó una sonrisa casual mientras pasaba al lado de Edmond, pero en todo lo que podía pensar era en la mujer desconocida que había atrapado su corazón. ¿En qué tipo de mujer se fijaba E
Belinda miró hacia Edmond por el rabillo del ojo; su mirada estaba perdida hacía el frente y su postura revelaba su malestar. El la camiseta de manga larga de deporte que llevaba se ajustaba a su torso, y cuando su pecho se elevó, Belinda anticipó que iba a hablar, pero solo suspiró y no ofreció nada más.—Oh esto es ridículo,— dijo finalmente Belinda, terminando el silencio.—¿El qué?— pregunto él, mirándola, con una ceja elevada mientras preguntaba.—Esto,— Belinda hizo un gesto entre ellos. —Nosotros. ¿Estamos peleado por algo?——No,— Edmond dijo indignado. Su discomformidad era aparente.—¿Bueno entonces que pasa?— preguntó Belinda. —¿Por qué estas siendo tan… distante?—Edmond se encogió de hombros.Por lo menos no lo niega.—¿He hecho o dicho algo que te molestara? Porque si es así, lo siento.——No, no has hecho nada,— dijo Edmond mientras vigilaba a Anthony que estaba dándose la vuelta en el columpio. —Es que… tengo demasiadas cosas en la cabeza.——¿Trabajo?——Entre otros.—Bel