—No está tan buena, pero te la puedes comer,— dijo Edmond.Anthony alargó los brazos y cogió la tarta, la olió y la dejó sobre su regazo. No la comió, pero reconoció que podía hacerlo si quería.Más tarde esa noche, después de que Anthony se acostara, Edmond se sentó en su sillón favorito y paso los canales para distraer su mente del hecho de que la noche había sido un autentico fracaso.En realidad, no estaba tan decepcionado por que Vicki no fuese a poder cuidar de Anthony si Edmond podía cambiar su turno para trabajar el turno de tres días de doce horas. Aunque pudo ver que Vicki siempre estaba ansiosa por ayudar y de acuerdo con ello, por como había actuado esta noche con Anthony, él probablemente no iba a estar a gusto con sus cuidados.Pero aparte de eso, Edmond querría aumentar su circulo de amistades, el número de personas en las que podía confiar a Anthony en caso de emergencia o a quien acudir cuando el ya no pudiese más. Por ahora, Jayden y Ariana podían ofrecer ayuda limit
Que buena forma de empezar el día. Primero, la luz se fue momentáneamente cuando hubo una subida de tensión en los apartamentos debido al uno uso más alto del normal. A primera vista el problema no parecía gran cosa. Una vez que se subieron los fusibles de nuevo, se rehabilito la electricidad en unos minutos para todo el mundo. Sin embargo, la luz se restableció a las 2 de la mañana, así que cuando Belinda se despertó casi dos horas después de lo que solía, porque la alarma del reloj a pilas, que estaba en la otra punta de la habitación, sonaba bajito con un sonido con el que no estaba acostumbrada a despertarse.—¡Mierda! — exclamó Belinda mientras apartaba las mantas y se levantaba de la cama. Se movía tan frenéticamente para hacer las cosas rápidamente que acabo dando vueltas sin terminar de hacer nada.Con el cepillo de dientes colgando de la boca, Belinda reinició su máquina de café antes de correr al baño y ducharse.Fue la ducha más rápida que Belinda se había dado nunca. No tu
—Dice que ha venido a recoger a Anthony, — contestó Vivian como si Belinda hubiese dicho verbalmente la pregunta.—¿Tiene una nota o algo?¿Quién es?— preguntó Belinda mientras caminaba hacia Anthony y la extraña.—¿Harías cualquier cosa con tal de no llevar el pelo peinado, verdad? — le estaba diciendo la mujer a Anthony cuando Belinda se acercó.—¿Ha venido a recoger a Anthony? — le preguntó Belinda.—Si. Está conmigo,— la mujer sonrió ampliamente. —¿Tengo que firmar algo?——Bueno… si, pero no tengo a nadie autorizado para llevarse a Anthony a parte de su padre, y cuando hable con él, no me indicó que otra persona iba a venir a recoger a su hijo,— explicó Belinda.—Edmond me llamó y me pregunto si podía venir a recogerle. Está trabajando,— asintió la mujer.—Si, pero a menos de que me lo diga Edmond, o tenga una nota, no puedo dejar que se lleve a Anthony,— dijo Belinda.La mujer rubia miró a Belinda entrecerrando los ojos. —Esto es absurdo. Yo le dejé aquí esta mañana. ¿Cuál es la d
No hubo noticias de Edmond esa noche así que Belinda supuso lo peor. Y cuando vio a Anthony entrar en la clase al día siguiente, le dolió un poco el corazón al pensar que la buena suerte había esquivado a su padre una vez más.—Hola, Señorita Gardener!— Anthony la saludo contento. —Ya no me pica.—Fue entonces cuando Belinda se percató de que Edmond había entrado en la clase tras Anthony y que estaba dirigiendo a su hijo hacía ella.—Edmond, ¿qué pasa?— Belinda se levantó y se encontró con él en la mitad de la clase.Edmond la miró desconcertado. —Nada. ¿Por?——Bueno, para empezar, estás aquí y no en el trabajo,— le dijo Belinda.Edmond simplemente señaló a Anthony. —No estaba seguro de que tuvieras que tuvieras que revisarle ya que ayer se fue a casa con el sarpullido.——Oh. Claro.— Belinda miro al limpísimo cuello y cuero cabelludo de Anthony. Esta vez estaba segura de que le habían cortado el pelo al niño. —Parece que está bien.——Y probablemente deba cambiar la tarjeta de emergenc
Edmond empujó. Tiró. Agitó y sacudió. Pero la ofensiva pieza de metal no cedió.De pronto oyó una melódica risa detrás de él.—¿Tiene que ser precisamente ese carro?— rió Belinda mientras le veía luchar por liberar el oxidado artilugio. —Porque creo que este también puede servir—. Con facilidad ella sacó un carro de la fila de al lado.—Hey, te dije que esto no se me da bien,— Edmond alzó la mano en forma de rendición. Aceptó el carro de Belinda y observó como liberaba otro para ella.Anthony bailaba entre Edmond y Belinda, mientras se abrían paso hacia el supermercado. Después de que Edmond lo apartara del camino de otros clientes en varias ocasiones, Belinda le ofreció llevarlo en su carro, y él aceptó a regañadientes.—¿Si me quiero bajar en un rato, puedo?— preguntó Anthony.—Por supuesto,— le aseguró Belinda.—El pasillo de los cereales,— dijo Edmond. —Querrá bajarse para poder inspeccionar los juguetes que hay en las cajas de cereales.—Belinda rió. —Me acuerdo que me volvían lo
—No tengo una canción favorita. Me gustan demasiadas como para elegir una. Depende de mi estado de ánimo.——Yo tengo una canción favorita,— dijo Anthony. Había colocado sigilosamente una caja de cereal Trix en el carrito de Edmond sin ser detectado y ahora estaba de pie entre los carros mirando fijamente a Belinda.—¿Cuál es tu canción favorita?— Belinda se agachó para coger a Anthony en un intentó de volver a meterle en el carro. Pero Anthony tenía otros planes. Rodeo sus piernas alrededor de su cintura y sus brazos alrededor de su cuello, evitando que ella pudiera separarlo de su cuerpo.Belinda frotó la espalda de Anthony durante un momento y después le preguntó de nuevo sobre la canción.—You Are My Sunshine,— dijo, su voz ahogada en su cuello.—Ooh, ¡Me encanta esa canción!— exclamó Belinda justo antes de empezar a cantar un poco del estribillo mientras mecía a Anthony.Edmond observó como interactuaban incómodo. Era tan… fácil.En silencio, se reprendió a sí mismo, porque en ese
La incomodidad del viaje a la compra se desvaneció temporalmente cuando Belinda subió al coche de Edmond y se apoderó de su radio.Ella sintonizó una emisora de hip hop y se volvió, sonriendo a Edmond hasta que reaccionó y él movió el dial a una emisora de rock. —Hotel Lynnwood— de The Eagles sonaba por el altavoz y por el rabillo del ojo, Edmond pudo ver que Belinda estaba satisfecha.No se molestó en decirle que esa era una de sus canciones favoritas.Después de ayudar a Belinda a separar sus alimentos y meterlos en su casa, Edmond deambulo por la puerta su puerta de entrada mientras sujetaba a Anthony, impidiéndole que correteara por el apartamento.—Bueno… estaba pensando venir el domingo para cambiarte el alternador. ¿Te parece bien?— Preguntó Edmond.—Me parece perfecto,— sonrió Belinda. —En serio, Edmond. No puedo agradecerte lo suficiente que arregles mi camioneta.—La forma en que Belinda le estaba mirando… saber que él era responsable de la expresión de su cara… la atracción
Mientras esperaban, Edmond rápidamente evaluó lo que llevaba y se preguntó si la camisa por fuera de sus pantalones grises era suficientes. Luego miró a Vicki. Ella llevaba un vestido rojo estilo halter que se adaptaba a sus curvas exquisitamente. Los stilettos de seda del mismo color hacían bonito contraste con su piel cremosa y acentuado sus atléticas piernas. Cada pelo rubio en su cabeza estaba en su lugar, como si se hubiera peinado cada mechón por separado. Y el pintalabios rojo que llevaba era perfecto.Sin embargo, parecía una vagabunda en comparación con Belinda Gardener.Cuando Jayden abrió la puerta y Edmond vio de reojo a Belinda de pie directamente al final del pasillo, las rodillas casi le fallaron al verla.El vestido negro sin tirantes que Belinda llevaba era una dicotomía entre descaro y virtud. La cinta de satén negro atada en un inocente lazo a la cintura en contraste con el tul sexy que asomaba de la parte inferior de la falda. Los lazos del corpiño resaltaban pecho