XIX Traidora

Los dos días de ausencia laboral de Sheily, el que pasó con su amo y el que necesitó para recuperarse del encuentro, fueron justificados con un certificado comprado a un médico corrupto. La laxa moral de algunos era una bendición para otros.

Estaba de muy buen humor, así que sus disculpas para Liliana serían en la forma de una módica compensación económica que se sumaría a su paga a fin de mes. Algo pequeño, pero significativo. Un incentivo para motivar su buen desempeño y dedicación.

Revisó la bandeja de entrada de su correo y descubrió que todavía no le llegaba el informe que le había pedido. ¿Compensación quería la infame? Había tenido dos días extra para cumplir y ni así lo había hecho. Tendría suerte si no la despedía.

Dejó la oficina para ir a verla y el escritorio de Liliana seguía vacío, así que fue con Jorge, su compinche.

—¿Dónde está Liliana? ¡Más le vale haberse muerto porque sólo así se va a salvar de no haber enviado el informe que le pedí!

—Ella... Ella renunció —musi
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