Justo en el momento que Pablo iba a contarle todo, se arrepiente de las pocas palabras que le ha dicho. “¿Qué estás haciendo Pablo? ¿De pronto se te ocurrió que contarle todo a Amanda era la mejor idea en estos momentos? Acaban de tener una pelea por lo imbécil que estás siendo y, ahora que la has logrado tranquilizarla y que te perdone ¿vas a soltarle esta bomba? ¡No puedes!”Pablo discute consigo mismo, sabe que, si le cuenta a Amanda que Elena es su hermana repercutirá directamente sobre ella, se sentirá abrumada y mucho más preocupada de lo que ya está, es demasiado el estrés que lleva tan sólo con despertar todos los días en aquella casa, viviendo una vida que no le pertenece, como para que también tenga que preocuparse por el hecho de que está ocupando el lugar de su hermana.También le preocupa enormemente lo que pueda pensar Amanda cuando descubra que él lo sabía y nunca se lo contó, sin mencionar de que se volverá loca cuando ate cabos y se de cuenta de que Elena y Pablo habí
Amanda espera la orden de Alejo para iniciar los trámites de la inseminación, no puede ocultar el pánico que aquello le genera; una cosa era tener a la pequeña Emma como hija, otra diferente era pensar que dentro de ella, se gestara un pequeño ser. Las dudas la atacan en ese instante, realmente era ese objeto sexual y procreativo que Alejo buscaba. Ahora entendía por qué Elena huyó de allí. Pensar en tener un hijo y que este tuviera el mismo final de su padre, ser el jefe de una de las mafias más importantes del país, eso no era lo que una madre que ama a su hijo espera.Sintió compasión por Elena, su muerte parecía ser lo mejor que pudiera pasarle. Salió de sus pensar cuando desde la ventana de su habitación vio a la nueva empleada, en el jardín hablando coquetamente con Pablo. ¿Por que Alejo la había traido desde Italia? Realmente no necesitaban otra empleada, pensó. Lo que si notó fue un poco de desinterés de Alejo hacia ella, eso la tranquilizaba. Mas, Sandra era una mujer excesiv
Amanda no deja de mirar aquel hermoso detalle de Pablo era algo excesivamente especial para ella, mucho más después que él le contó que había visto a Verónica y le había llevado medicamentos y comida para la dieta estricta que ella debía llevar, aunque no podía ir a verla, le satisfacía saber que por lo menos ella, estaba bien. Se acostó, abrió por enésima vez la cajita de música y observó girar y girar a la bailarina y como en una máquina del tiempo, recordó su adolescencia.—Mandy —la llamó Karina, su amiga de la secundaria, ella volteó emocionada al oír su voz.—Karina —fue hasta ella, y la abrazó.— ¿Cómo hiciste para venir?—Javier me ayudó a salir de casa sin que mis padres se dieran cuenta, ya sabes que no desean que mantengamos una amistad. Dicen que no gano nada al lado de la hija de una simple empleada. ¿Cómo está mi Vero?—No muy bien, sigue sintiéndose mal. Ya no sé qué hacer.—Pues yo sí, vamos al gimnasio a bailar.Amanda y Karina corrieron emocionadas, tomadas de la mano
A la mañana siguiente, los ojos de Elena se estaban abriendo nuevamente, por unos segundos, se le había olvidado completamente que no podía hablar por mucho que lo intentara. Claudia estaba enfrente de ella revisando sus signos vitales, asegurándose de que todo estuviera en orden y aplicando los medicamentos matutinos que les tocaba.Elena quería preguntarle tantas cosas, necesitaba más detalles, estaba demasiado frustrada, la vida no había tenido suficiente con arrebatarle la voz, también tenía que quitarle sus recuerdos más recientes, dejándola a medias y más vulnerable de lo que había estado jamás. No sabe qué es peor, si la incapacidad de hablar, o el hecho de no poder recordar los hechos que la habían llevado hasta allí.Se sentía débil, siempre había tenido el control de su vida, para bien o para mal, había tomado sus propias decisiones desde que fue lo suficientemente mayor como para hacerlo, ahora no se había convertido en más que una inútil, una carga para ella misma, estaba
Amanda siente que algo está ocurriendo y Pablo no quiere decírselo, nota su preocupación y lo alienado que parece estar de la realidad. Sin embargo, ella de siente un poco más tranquila, mientras Alejo se entretiene con la nueva empleada.—Sólo espero que ese interés por Sandra le dure por un buen tiempo —conversa con Emma quien la mira con sus grandes ojos y enormes pestañas.Cristina toca la puerta, Amanda le da la orden para que entre, la mujer abre la puerta y los deseos de Amanda se esfuman cuando esta le da aquel mensaje:—Elena, el patrón desea verte, está en la biblioteca.—¿Ahora? —pregunta ella con asombro.—Sí, ahora. Dame a la niña y ve. Recuerda que no soporta que lo hagan esperar. —Amanda le entrega a la niña en brazos y sale rumbo a la biblioteca.Minutos después, toca a la puerta, él le pide que pase, ella abre sigilosamente y escucha la voz grave y repugnante de él.—Termina de entrar carajos.—Hola —se acerca a él, se inclina y lo besa en la mejilla, él la sujeta del
Amanda se había tomado su tiempo para arreglarse, realmente deseaba interpretar el papel de Elena lo mejor posible. La reacción de Alejo y su halago sorprendió a Amanda; Alejo no se caracterizaba por ser tan amable, ni mucho menos caballeroso.A sólo unos pasos detrás de Alejo, ella logra divisar a Pablo con sus brazos cruzados sobre su pecho y, aunque no quiere hacerlo para no levantar sospechas, él se ve obligado a mirarla, Amanda está radiante esa noche. Ella se puede dar cuenta de la molestia en su mirada, sabe que hubiera deseado acampañarla esa noche, pero iba a ser imposible por haberse compr9metido con cubrir al Greco.Alejo no era un hombre que se sorprendiera de forma fácil, sólo la belleza de ella pudo hacer que se olvidara de su mal humor y su boca se abriera por unos segundos. La cola del vestido color piel que finalmente había elegido Amanda, arrastraba por el suelo detrás de ella mientras caminaba, la abertura en su pierna dejaba ver la blancura de su piel y el escote e
Pablo se dispone a aprovechar la resaca de su jefe para poder ir hasta el hospital y no sólo ver a Elena, sino organizar todo para sacarla de allí.Al llegar, se encuentra con Teresa, quien al verlo lo mira con repulsión, para ella, Pablo no era sino un esbirro del portentoso Alejo Troconi, el hombre que convirtió la vida de Elena en un completo caos. Después que Matilde murió y Elena empezó a trabajar en el night club, ella dejó de ser una joven modelo como la educó Matilde, se convirtió en una chica sin escrúpulos y ambiciosa.—Vine a ver a Elena, ¿Dónde está?—Está duchándose, tendrá que esperar que salga —Pablo hizo caso omiso, él tenía que informarle que se preparara para salir de aquel lugar esa misma noche.—No tengo tiempo que perder —Avanzó hasta el baño, abrió la puerta y observó el cuerpo de la mujer que por mucho tiempo hizo suya.—¿Qué haces aquí? —le hizo señas con su mano, mientras trataba de cubrirse instintivamente, con la otra.—Disculpa Elena, pero no tengo mucho ti
Yessica, bebió la copa de vino, mientras se reclina en el sillón y recuerda aquel día que no sale ni un momento de su mente. Aún no puede creer que estuviera a punto de ser asesinada por uno d los sicarios de Alejo Troconi. Por suerte aquel joven apenas comenzaba a trabajar con él, y aún no tenía tanta maldad dentro de sí.—De no ser por Pablo, hoy estaría muerta. No puedo creer que el malnacido de Alejo quisiera matarme después de todo lo que vivimos juntos, pero en algún momento, voy a cobrarme lo que me hizo —se dice a sí misma.La puerta de la lujosa mansión se abre, el escolta cuida de que Facundo esté sano y salvo dentro de su casa.—¡Amor! —Se levanta ella para recibirlo.—Hola mi catirota, ¿como me le va?—Pues extrañándote. No veía el momento de que regresaras de Santa Marta.—Usted sabe mi reina que si no me doy mi vuelta por aquellos lares pues me pueden jugar sucio mis empleados. Como dice el dicho “quien tiene bodega que la atienda y sino...—Qué la venda —completa ella l