A la mañana siguiente, los ojos de Elena se estaban abriendo nuevamente, por unos segundos, se le había olvidado completamente que no podía hablar por mucho que lo intentara. Claudia estaba enfrente de ella revisando sus signos vitales, asegurándose de que todo estuviera en orden y aplicando los medicamentos matutinos que les tocaba.Elena quería preguntarle tantas cosas, necesitaba más detalles, estaba demasiado frustrada, la vida no había tenido suficiente con arrebatarle la voz, también tenía que quitarle sus recuerdos más recientes, dejándola a medias y más vulnerable de lo que había estado jamás. No sabe qué es peor, si la incapacidad de hablar, o el hecho de no poder recordar los hechos que la habían llevado hasta allí.Se sentía débil, siempre había tenido el control de su vida, para bien o para mal, había tomado sus propias decisiones desde que fue lo suficientemente mayor como para hacerlo, ahora no se había convertido en más que una inútil, una carga para ella misma, estaba
Amanda siente que algo está ocurriendo y Pablo no quiere decírselo, nota su preocupación y lo alienado que parece estar de la realidad. Sin embargo, ella de siente un poco más tranquila, mientras Alejo se entretiene con la nueva empleada.—Sólo espero que ese interés por Sandra le dure por un buen tiempo —conversa con Emma quien la mira con sus grandes ojos y enormes pestañas.Cristina toca la puerta, Amanda le da la orden para que entre, la mujer abre la puerta y los deseos de Amanda se esfuman cuando esta le da aquel mensaje:—Elena, el patrón desea verte, está en la biblioteca.—¿Ahora? —pregunta ella con asombro.—Sí, ahora. Dame a la niña y ve. Recuerda que no soporta que lo hagan esperar. —Amanda le entrega a la niña en brazos y sale rumbo a la biblioteca.Minutos después, toca a la puerta, él le pide que pase, ella abre sigilosamente y escucha la voz grave y repugnante de él.—Termina de entrar carajos.—Hola —se acerca a él, se inclina y lo besa en la mejilla, él la sujeta del
Amanda se había tomado su tiempo para arreglarse, realmente deseaba interpretar el papel de Elena lo mejor posible. La reacción de Alejo y su halago sorprendió a Amanda; Alejo no se caracterizaba por ser tan amable, ni mucho menos caballeroso.A sólo unos pasos detrás de Alejo, ella logra divisar a Pablo con sus brazos cruzados sobre su pecho y, aunque no quiere hacerlo para no levantar sospechas, él se ve obligado a mirarla, Amanda está radiante esa noche. Ella se puede dar cuenta de la molestia en su mirada, sabe que hubiera deseado acampañarla esa noche, pero iba a ser imposible por haberse compr9metido con cubrir al Greco.Alejo no era un hombre que se sorprendiera de forma fácil, sólo la belleza de ella pudo hacer que se olvidara de su mal humor y su boca se abriera por unos segundos. La cola del vestido color piel que finalmente había elegido Amanda, arrastraba por el suelo detrás de ella mientras caminaba, la abertura en su pierna dejaba ver la blancura de su piel y el escote e
Pablo se dispone a aprovechar la resaca de su jefe para poder ir hasta el hospital y no sólo ver a Elena, sino organizar todo para sacarla de allí.Al llegar, se encuentra con Teresa, quien al verlo lo mira con repulsión, para ella, Pablo no era sino un esbirro del portentoso Alejo Troconi, el hombre que convirtió la vida de Elena en un completo caos. Después que Matilde murió y Elena empezó a trabajar en el night club, ella dejó de ser una joven modelo como la educó Matilde, se convirtió en una chica sin escrúpulos y ambiciosa.—Vine a ver a Elena, ¿Dónde está?—Está duchándose, tendrá que esperar que salga —Pablo hizo caso omiso, él tenía que informarle que se preparara para salir de aquel lugar esa misma noche.—No tengo tiempo que perder —Avanzó hasta el baño, abrió la puerta y observó el cuerpo de la mujer que por mucho tiempo hizo suya.—¿Qué haces aquí? —le hizo señas con su mano, mientras trataba de cubrirse instintivamente, con la otra.—Disculpa Elena, pero no tengo mucho ti
Yessica, bebió la copa de vino, mientras se reclina en el sillón y recuerda aquel día que no sale ni un momento de su mente. Aún no puede creer que estuviera a punto de ser asesinada por uno d los sicarios de Alejo Troconi. Por suerte aquel joven apenas comenzaba a trabajar con él, y aún no tenía tanta maldad dentro de sí.—De no ser por Pablo, hoy estaría muerta. No puedo creer que el malnacido de Alejo quisiera matarme después de todo lo que vivimos juntos, pero en algún momento, voy a cobrarme lo que me hizo —se dice a sí misma.La puerta de la lujosa mansión se abre, el escolta cuida de que Facundo esté sano y salvo dentro de su casa.—¡Amor! —Se levanta ella para recibirlo.—Hola mi catirota, ¿como me le va?—Pues extrañándote. No veía el momento de que regresaras de Santa Marta.—Usted sabe mi reina que si no me doy mi vuelta por aquellos lares pues me pueden jugar sucio mis empleados. Como dice el dicho “quien tiene bodega que la atienda y sino...—Qué la venda —completa ella l
Elena se queda mirando fijamente a Verónica por unos segundos, hasta que, finalmente, se gira hacia Pablo como si le estuviese pidiendo una explicación con su mirada. Se suponía que él la sacaría de ahí, pero nunca le dijo que tendría que vivir con alguien. En estos momentos, lo único que le apetecía era estar completamente a solas, aunque, no le molestoba si Pablo la visitara de vez en cuando.Pablo la conocía perfectamente bien, había pasado nucho tiempo a su lado como para no esperar que ella le pidiera explicaciones al ver a Verónica ahí, pero él ya se había preparado para eso.—Elena, esta es Verónica, te presento oficialmente porque ya ella te conoce —Elena lo mira con el ceño fruncido, está evidentemente molesta, Pablo tenía al menos que haberle avisado de que no estaría sola.—Mucho gusto Elena —salta Verónica lo más pronto que puede— adelante, pasen los dos.—Yo sólo entraré a dejar las maletas, no puedo demorarme mucho, los hombres de Alejo ya están empezando a dudar sobre m
Luego de la discusión de Pablo con Alejo, este se mantiene algo distante de su jefe, eso sin decir que no ha tenido tiempo para hablar siquiera con Amanda, apenas cruzan una que otra mirada y tampoco ausentarse para ver a Elena. Sin embargo, tiene dos visitas que hacer y debe hacerse el tiempo para ello.Esa mañana, sorpresivamente, Alejo lo manda a llamar con Rubén.—Allí te llama el jefe. —le dice en tono imperativo su compañero.—En seguida voy —responde, mientras bebe su café.—Yo qué tú no lo haría esperar —afirma en tono burlón. Pabl9 se levanta de la silla y se enfrenta a él.—Dije que ya voy, tú no eres quien para amenazarme ni decirme que debo hacer. —Vuelve a sentarse y termina su café. El tuerto sale de la cocina sonriendo de forma irónica, mientras murmura:—¡Imbécil, veamos que opina el jefe! —se dirige hasta la biblioteca donde aguarda Alejo a su escolta y mano derecha, Pablo.Sandra está observando la discusión entre ambos hombres y se atreve a opinar.—Creo que debería
Después de visitar a la mujer que lo había criado como una madre, Pablo se dirigió para ver a Elena, justo en ese momento, sonó su móvil.—Dime Claudia ¿Por qué me llamas a esta hora?—Se trata del policía, gracias a ti, ahora no deja de buscarme —él la interrumpió.—Ya sabrás como quitártelo de encima. Como lo hiciste conmigo hace varios años atrás.—Pablo, deja ya de recriminarme eso, éramos adolescentes, por Dios. Y si slguien se arrepiente hoy de eso, soy yo. Lo sabes. Lo que quiero comentarte es que ese hombre conoce a Elena Torres y lo peor es que estuvo intentando averiguar en recepción, por suerte ya había quitado la ficha de allí. Pero sé que no parará de hacerlo, él y tu protegida tuvieron una relación algo intensa por lo que me comentó él, anoche cua