A Sofia la carcomían las ansias y la curiosidad, aunque el comportamiento que tenía era impropio de ella, que se jactaba de ser una mujer segura de sí misma
El problema es que de un tiempo para acá, Mateo Acosta, su presa se ha comportado algo distante con ella.Apena Mateo llega al aeropuerto, se dirige a la salida de los pasajeros del avión proveniente de Francia, mira en todas direcciones buscando a la pequeña niña, a la que le contaba aventuras fantásticas cada vez que visitaba a su amigo, pero no logra verla por ningún lado.De un momento a otro una mujer de perfecta figura lo abraza con confianza, el intenta quitarse a la joven de encima de inmediato, está asombrado del arrebato de la mujer.Mateo AcostaPara él es normal captar la atención femenina, pero esto es algo exagerado piensa el hasta que escucha— Mathi— Con la voz más seductora y erótica que ha escuchado en su vida.—La aparta sin poder disimular la mirada de sorpresa ante la mujer preciosa frente a él, es la copia idéntica de Isabel, solo que en esta joven versión los ojos son un enigmático color violeta, justo como los ojos de su difunto amigo Richard; Casi se atraganta con su propia saliva al descubrir a la hermosa joven, que para colmo lo mira como si fuera un pastel de chocolate en lugar de la niña que lloraba de tristeza cada vez que lo veía partir de su casa.¡Santo cielo! Marie sintió que su corazón dejó de latir, para un segundo después precipitarse como si quisiera salir de su pecho.Por un instante hasta olvido respirar ante ella estaba el dueño de todas sus inocentes fantasías amorosas. No esperó que volver a verlo pudiera causar en ella tanta impresión.Sin ningún recato paseó los ojos por la piel bronceada de su rostro, por el cabello negro como la noche, perfectamente cortado a la moda. La barbilla cuadrada y una ceja alzada en su frenteElla no pudo evitar mirar sus carnosos labios, que invitan al pecado, siempre ha soñado con probarlos, pero lo que más la derretía de él desde niña eran los ojos grises que ahora la venían como nunca antes la vieron de forma reprobatoria.En ese momento Marie salió de su bloqueo mental, obligándose a cerrar la boca ruborizada hasta las puntas de sus cabellos ¡qué vergüenza! Comprendía que su actitud estaba fuera de lugar y no es propio de ella misma,Pero no pudo evitar la tentación de observar de pies a cabeza a Mateo, esta más bello que nunca, su espalda es amplia y su cuerpo musculoso—Primero que nada, quiero expresarte mi más sentido pesar por la muerte de tu padre; de haber sabido que algo así podría pasar hubiese ¡Dios!... —Su voz se quebró impidiéndole continuar.Aclaro su garganta dos veces luego de inspirar con fuerza.—Lo sé, Mathi —se apresuró a decir al ver su afligimiento, del que consideraba el mejor amigo de su padre. Aunque lo que le provocaba, era lanzarse en sus brazos para llorarlo juntos.— Por desgracia, no podemos hacer nada, por cambiar lo sucedido, el hubiera no existe— Expresa él.—Todo es mi culpa, él quería regresar porque le dije que me sentía sola sin él y ahora.— Gimotea ella tratando de controlar el llanto, que amenaza con salir desde sus entrañas.—Por favor, Marie, toma siento. —La sujetó de las manos temiendo que ella se desmallara por su repentina palidez—¿Donde está Gladis?— Cuestiona Mateo sabiendo que ella nunca se separaría de su niñera, aunque ahora es toda una mujer.—Fue al baño, no se siente bien, no sabes lo mal que estamos las dos por lo que le ocurrió a mi padre.— Expreso añorando un abrazo, aunque estoy consciente que si él me abraza no podre contener el llanto un minuto más.—Lo que tenemos que hablar no será rápido vamos a casa—Le dijo Mateo ofreciéndole su brazo a la chica que no dudo en tomarlo, todo bajo la atenta mirada de la viuda joven, la señora Turner que ya no veía a la joven como un pequeño estorbo, sino mas bien, en un obstáculo enorme, a ella no le paso desapercibida la mirada apreciativa de su amante sobre su protegida.Cuando la señora Gladys llega saluda a Mateo como siempre— ¡Mi niño Mateo que guapo estas!— Y él se sonroja.—Ya tengo treinta, deje de ser un niño hace más de quince años.— Le responde el abrazándola.—Para mí, siempre serás mi pequeño, solo me separe cuando me toco ir a cuidar a Marie, y ahora los tendré a los dos juntos de nuevo, te he extrañado mucho.— Me dice ella.—Tú sabes que desde el accidente de papá casi no tengo tiempo de respirar— Se justifica el hombre él a pesar de tener dinero, tampoco la ha tenido fácil.—Apenas subimos al auto, le digo a Marie—Seguro no te has alimentado bien, estas muy pálida.——¿Cómo piensas que puedo tener apetito?, acabo de perder a la persona que mas ame en el mundo.— Susurra aferrándose estrujando sus manos de forma nerviosa.—Sé lo que sientes, mi padre no ha muerto, pero es como si estuviese muerto desde aquel día.—Confiesa el hombre, tratando de poner se en los zapatos de la joven que actúa frente a él desconsolada.—Los siento mucho, el señor Diego es un hombre muy especial, ojala salga pronto de ese estado.— Dice la niñera amable, yo prácticamente he perdido la esperanza.—En lo que llegues te voy a mandar a preparar una sopa de pollo, debes comer bien.— Le dice él cambiando el tema que lo lastima, con amabilidad, ella que asiente resignada a dejarse cuidar.El se permitió observarla detalladamente mientras ella tiene la mirada perdida hacia la cuidad que ve pasar ante sus ojos, es la primera vez de ella en Estados Unidos.Mateo retomó el tema que lo aquejaba incomodaba insistiendo— ordenaré que te preparen inmediatamente algo para que comas apenas lleguemos a casa—declaró, tomando la mano de ella en señal de apoyoMarie no pronuncia una palabra asiente de forma distante sin escuchar lo que Mateo le dijoVeinte minutos después, el auto se detiene frente a la impresionante Mansión familiar de Mateo, Ella pasea la mirada sobre la mansión, no la impresiona pues ella estaba acostumbrada a vivir una vida de lujos con su adorado padre, cambiaria todo el dinero que posee si eso lo trajera de vuelta con ellaLa puerta es abierta por el ama de llaves que recibe a Mateo y a su acompañante de forma educada —Bienvenido, señor, señorita.— Saluda ella——Hola Cristal, ella es la señorita Marie, como sabes ella vivirá a partir de ahora aquí, por favor ayúdala en todo lo que te pida, tal como lo harías conmigo.—.Mucho gusto.— Le ofrece la mano Marie, sin ningún tipo de distancia social, la mayoría de las mujeres que vienen a la casa apenas determinan a la servidumbre, ella es diferente—Marie, has que le preparen una sopa de pollo que ella no ha comido nada, ¿puedes traer antes un chocolate caliente para los tres?, ¡está haciendo un frio horrible afuera!— Expresa el y la señora Cristal se retira luego de decir –Enseguida señor.——Debes estar agotada.— le dice él, y ella observa a varias personas del servicio subir sus maletas hasta la habitación que le corresponde.— Disculpe señor, tiene una llamada del señor Cristóbal.—Le informan a Mateo, mientras ella lo observa retirarse un momento de su presencia, solo en ese momento ella se permite observar todo a su alrededor.El espacio de la sala no solo es elegante, también es sofisticado, como su propietario, de hecho el interior de la misión es el reflejo de los exquisitos gustos de su dueño.. En ese momento regresaba a su sitio, su protector, inmediatamente la puerta se abrió para dejar pasar a la señora Cristal seguido del servicio.Una mujer de servicio, apenas un poco mayor que Marie, se atrevió a cruzar la mirada con ella, nerviosa, se apresuró a vaciar la charola y en cosa de segundos el chocolate caliente estaba servido en la mesa. —Gracias — Susurro, tomando apenas un sorbo del liquido caliente que cayó en el estomago, como si de una roca se tratara. —Gracias, Cristal—expresó Mateo, a su ama de llavesMarie no pudo evitar caer en la tentación de ver a Mateo directo a los ojos.Por un instante pensó que los ojos de él se oscurecían, que por un instante la fascinación que ella sentía por él era, provocando un enjambre de avispas en el estómago.El sonrió conocedor del efecto que causa en las mujeres, se sentía bien, tener la atención de una mujer tan preciosaAl darse cuenta que el se percato del descarado escrutinio de ella, se enrojeció de pies a cabeza, para disimular su incómoda, tomo nuevamente un sorbo del chocolate, aun sabiendo de ante mano que le estaba cayendo muy pesado—Estoy agotada, me voy a mi habitación, necesito descansar.— Dice Gladys antes de levantarse para retirarse dejándome a solas con mi protector...Marie MoreauEstaba muy nerviosa ante la imponente presencia de Mateo— ¿Supongo que es de tu conocimiento el contenido del testamento de tu padre? Cuestiona el sin dejar de verla a los ojos.—Mi padre se esforzó por enseñarme a manejar sus negocios desde que era una pequeña, no tuve una infancia convencional y al final, te dejo como albacea de mis bienes hasta que cumpla veintiún años o hasta que me case. — Suelta frustrada al sentir que su progenitor no terminaba de confiar en ella.Para él era una niña para muchas cosas, sin darse cuenta que ella ya había crecido y podía con cualquiera de las tareas que se le encomendaran a pesar de su juventud y belleza.—Debe aceptar la voluntad de tu padre lo más rápido que puedas — Responde el—.Saber que viviría a tu lado fue lo único que le dio un poco de felicidad y paz en medio de todo este caos—Admito sin vergüenza alguna ante él—Qué bueno que te gusta la idea, daré mi mejor esfuerzo para que vivas feliz todo este tiempo a mi lado. —Prom
Mateo AcostaA la luz de un nuevo día, me desperté pensando en los últimos acontecimientos con cabeza fría. Tenía más que claro que, con la llegada de Marie a la mansión, se había marcado un antes y un después en la vida de ambos.Reconocía que la presencia de la joven en su casa seria un obstáculo con su estilo de vida, siempre he sido un mujeriego y ese no es el ejemplo que debo darle a una señorita, por lo que estaba obligado y dispuesto a hacer cambios radicales en la forma en que vivía, sobre todo en su vida promiscua.Sin embarga a pesar de su estilo de vida, nadie podría decir que eso hubiese interferido alguna vez en sus responsabilidades, su empresa está bien posicionada en el mercado gracias a su esfuerzoEl dolor de cabeza no lo dejaba pensar con claridad, por lo menos el licor logro hacer en el lo que él quería, dejar de pensar en tonterías con su protegida, ¡es una niña!Se masajeó las sienes para disipar los efectos de la resaca, con renovadas energías, Mateo resolvi
Marie Moreau Me indica con un gesto de su mano, donde podía sentarme, estoy muy nerviosa y afectada por su cercanía, el olor de su perfume me pone boba el ocupa el suyo. Parece que este algo nervioso, carraspea aclarándose la garganta y me mira directo a los ojos. —Marie, quiero que observes y entiendas la forma en la que estamos obligados a vivir a partir de hoy en esta casa. — Mateo la taladraba con la mirada gris mientras ella atendía sus palabras, mordiéndose el labio inferior— —Pase de ser un hombre soltero y sin compromisos, a convertirme en el único responsable de tu futuro, aun sin tener lazos de sangre. ¿Estás de acuerdo conmigo? – —Por supuesto, Mateo. — Respondo, preguntándome ¿A dónde quería llegar con tanta palabrería? No le gustaba para nada como había iniciado esta conversación, está muy extraño —Con esto quiero decir que nos debemos comportar con la mayor propiedad dentro y fuera de la mansión para no dejar dudas de cuál es la relación que nos une...— Me dic
Marie MoreauNo sé en qué momento me quede profundamente dormida, solo desperté por el toque constante de la puerta—Adelante —Respondí hecha un ovillo en la cama luego de que los discretos golpes a la puerta no cesaban, sacándola de sus sueños, donde su padre vivía, y era feliz en su casa en Francia.Con esfuerzo me senté en la cama viendo todo a mí alrededor, volviendo a mi triste. —Señorita ya son las dos de la tarde y el señor solicita que baje al comedor para acompañarlo a comer. —Dice una de las servicios de la casa de la cual no recuerda el nombre, son muchas personas trabajando en este lugar.—Por favor, dile al señor Mateo que me disculpe, pero que gustaría comer con mi nana — Hoy no quiero verle la cara de nuevo, no es mi persona favorita.—Como ordene, señorita —Respondió la joven y se marcho por donde vino. —Por favor, puedes llamarme, Marie, por lo menos no cuando estamos solas ¿Cómo te llamas tu? —Cuestiono buscando amigos dentro de su soledad.—Está bien seño…Marie, s
Marie MoreauDespués de veinte minutos, llego a un majestuoso edificio, el chofer se apresura a abrirme las puerta—Muchas gracias señor Holmes. ——A su orden, señorita. — Asiento y avanzo a la entrada sola, entro directo a la recepción un poco perdida, ni siquiera sé qué carrera escogió para mi Mateo.—Buen día ¿puede indicarme donde queda la oficina de control de estudios?— Cuestiono la mujer que me mira de arriba abajo, haciéndome sentir incomoda.— ¿Eres nueva?— Me pregunta, siento un impulso por rodar los ojos, obvio que soy nueva si no, no estaría preguntado nada.—Sí. — Respondo simplemente—El pasillo al final, doblas a mano izquierda la segunda puerta. — Me responde la mujer con expresión de aburrimiento.Camino hacia la dirección indicada, mientras miro a todos lados con curiosidad, llevo una libreta en mi mano, y como estoy distraída, me tropiezo con alguien.—Disculpa. — Me dice el joven frente a mí cuando sé que la culpable fui yo——No te preocupes digo agachándome rápido
Marie Moreau— ¡Gracias! ¡Gracias!, no sabe lo importante que es esto para mi, fue un placer conocerte. — Le admito contenta, con una sonrisa en mis labios que nada ni nadie podrá borrar con facilidad—El placer es todo mío. — Me responde viéndome como si quisiera comerme, y aunque me pareció lindo Michael, me incomoda y me apresuro a salir.Con los horarios en las manos comienzo a entrar a mis clases y a conocer mucha gente, trato de memorizar los nombres de todos, pero parece misión imposible.Salgo de la universidad al lado me mi nueva amiga Madeleine, estoy emocionada y satisfecha con una sonrisa inmensa en el rostro, mientras hablamos cosas triviales y sin nada de importancia.—Hola. — Me dice Michael, haciéndome pegar un salto del susto, ellos ríen por mi acción— ¿Mañana iras a pasear conmigo verdad?— Me pregunta—Claro, mañana cuando salgamos de la universidad podemos ir a pasear por allí. — Respondo relajada, puedo incluso llegar tarde, Mateo no tiene una hora de llegada, pos
Marie Moreau Volvería a ser ella misma, cayera quien cayera, un escalofrió de anticipación recorrió su columna vertebral; sentía que revivía, que resurgía como un ave fénix, dispuesta a comerse el mundo a mordiscos. Sin embargo un día Marie vio a Cristal entrar con una bandeja de medicinas a una habitación, estaba intrigada, porque este no era el área del personal de servicio, se escondió y cuando la mujer salió unos veinte minutos después ella se atrevió a entrar de puntillas en la habitación, para encontrarse con un hombre conectado a una maquina, eso la sorprendió, no sabía que había otra persona aparte de Mateo y ella aquí. Al mirarlo con atención, se pudo dar cuenta que el hombre en la cama se aprecia mucho a Mateo y por lo tanto era familiar de él, no sabe porque nadie habla de él si esta aquí. —Me acerco lentamente hasta la cama unas voces en el pasillo me hacen poner nerviosa, por lo decido esconderme, si no me dijeron nada de él es porque no querían que lo viera, me tropie
Marie escuchó, cuando Mateo regreso a la casa, hoy lo hizo más temprano que de costumbre apenas eran las once de la noche y ella seguía tratando de concentrarse y estudiar sus sueños no se iban a lograr solos, le sorprendió escuchar el sonoro portazo con el que cerró la puerta.Seguramente tuvo de un pleito de enamorados con la Sofia esa, Mateo no solía ser tan discreto con su amorío con la viuda alegre, todos en la casa sabían que eran amantes.Marie se sentía triste por tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez, sin embargo verlo llegar alterado le hacía sentía un alegría, por creer que tenía problemas con la odiosa mujer.No tuvo mucho tiempo para pensar en esa situación, la única persona que mostraba afecto por ella, su nana Gladys empeoro su salud con una bronquitis aguda, ella prometió que no la abandonaría y no lo hizo, atendió a la anciana como si de un familiar de sangre se tratara, pero en el proceso se descuido a sí misma.—Marie, no me gusta nada tu aspecto, cada día te veo