Mateo Acosta
A la luz de un nuevo día, me desperté pensando en los últimos acontecimientos con cabeza fría. Tenía más que claro que, con la llegada de Marie a la mansión, se había marcado un antes y un después en la vida de ambos.Reconocía que la presencia de la joven en su casa seria un obstáculo con su estilo de vida, siempre he sido un mujeriego y ese no es el ejemplo que debo darle a una señorita, por lo que estaba obligado y dispuesto a hacer cambios radicales en la forma en que vivía, sobre todo en su vida promiscua.Sin embarga a pesar de su estilo de vida, nadie podría decir que eso hubiese interferido alguna vez en sus responsabilidades, su empresa está bien posicionada en el mercado gracias a su esfuerzoEl dolor de cabeza no lo dejaba pensar con claridad, por lo menos el licor logro hacer en el lo que él quería, dejar de pensar en tonterías con su protegida, ¡es una niña!Se masajeó las sienes para disipar los efectos de la resaca, con renovadas energías, Mateo resolvió que lo primero en su lista de prioridades era concluir la conversación inconclusa con ellaDebía informarle de las nuevas reglas y organizar un evento en el cual conociera a todas sus amistades y socios, eso era de vital importancia para que ella comenzara a manejar llegada la edad el legado de su padre.Una cosa llevaría a la otra, y la otra sería que ella pronto conociera a alguien apropiado para casarse con ella, por supuesto que el novio debe contar con mi aprobación, no voy a dejarla en manos de un lobo su padre me la encomendó como un tesoroCuanto más pronto consiguiera su propósito, más pronto recuperaría su vida anterior si ella, tenía a sus pies un montón de mujeres que morían por su atención y no estaba dispuesto a cambiar por mucho tiempo esto, no siquiera por Marie.Sonrió con cinismo, sabía que se avecinaban tiempos ocursos para él, pues es consciente de que, como bien dijo una de sus amantes Sepia Turner, necesitaría ayuda, pero no la que ella sugirió.Buscaría a una persona con reconocida trayectoria en la formación de una dama, el no podía ocuparse directamente de la educación de ella, la cultura francesa es muy diferente a la de Estados Unidos, no tengo mucho tiempo para cuidarla tengo mil negocios que conducir, seguro, serían más fáciles que la tarea titánica de formarla a ella, soy un hombre inteligente conozco de lo que soy capaz y también mis limitaciones no tengo la paciencia que se requiere.Desconozco si ella quiere colaborar o no con lo que necesito, que había sido educada por su padre con la creencia de que sus deseos y opiniones eran dignos de tomarse en cuenta, como si conviviendo con el eso fuera posible.Totalmente satisfecho ante la claridad de sus ideas, Mateo decidió que después del desayuno hablaría con Marie, pero una cosa piensa el burro y otra el que lo arrea.Se juró así mismo que nunca en la vida volvería a bajar la guardia con relación a ella, su comportamiento había sido inaceptable para él.Decía ser frío, distante, estricto, exigente y, de ser necesario, hasta implacable, con ella tal como lo era con sus negocios que sin excepción alguna terminaba siendo todo un rotundo éxito.Para reiterar su compromiso repitió en voz alta: —Haré lo que esté en mis manos para cumplir al pie de la letra con la promesa que un día te hice, hermano del alma—.Pero había un pequeño detalle Marie no se presentó a desayunar, el cansancio acumulado más la noche sin dormirse le paso factura y se quedó dormida hasta las once y media de la mañana, Mateo, con una recién adquirida paciencia ordeno que se la dejara descansar.Para cuando la señorita Marie se levantó, se sentía renovada, pero se entristeció por no haber encontrado a Mateo en la casa cuando bajó al comedor.Comió como hace muchísimo tiempo no lo hacía, ¡pues se sentía feliz!, como hacía tiempo que no lo hacía, a pesar de que a su niñera no le vio mejor semblante. En el momento que llegara Mateo, le pediría que hiciera llamar al médico para que la revisara de nuevo estaba preocupada por ella.También se prometió a si misma que, en cuanto el abogado se ocupara de la transacción de su fortuna, al banco de Londres, debía ir a comprar ropa nueva, apropiada para una mujer en vías de comprometerse con el amor de su vida.Después de su muy tardío desayuno, decidió dar un paseo por la propiedad de pateo tenia curiosidad por conocer su nuevo hogar y también para dar tiempo de que su niñera despertara se había dormido de nuevo, la edad le está pegando y ella la cuidara lo mejor posible como hizo su niñera por ella cuando estaba más pequeña.Sin poder evitarlo, su mirada reprobatoria caía sobre su atuendo cada vez que se cruzaba por un espejo ,Todos sus vestidos eran aburridos, de mangas largas, cuellos altos que disimulaban su figura, con esa apariencia de niña, corría el riesgo de que Mateo no se fijara en ella y decidiera dejar pasar más tiempo para formalizar su compromiso.Además, estaba la presencia de esa mujer, lady Sofia, sabía que ella sería un obstáculo para ella, parecía tener una relación muy cercana a Mateo, que, por el bien de sus planes, debía terminar cuanto antes con ella.Cuando regresó a su habitación, la miró a conciencia, siguiendo la sugerencia de su protector, pero no encontró nada que quisiera cambiar en ella. Era hermosa, llena de luz que se colaba por las tres ventanas, tenía un balcón que daba al jardín frente a la casa en dicho balcón, había un sillón largo, que más bien parecía una banca tapizada varios cojinesEn medio del cuarto estaba la cama enorme como para tres personas, frente a él una cómoda, un televisor de unas sesenta pulgadas una chimenea y en el piso una gran alfombra blanca en la cual disfrutaba caminar descalza, también había una especie de sala por la que tendría que pasar para ir a su baño probado y su vestidor.Cuando llegó la hora de la comida, Mateo le escribió al teléfono pidiendo que lo disculparan; sus compromisos de trabajo lo estaban reteniendo más de la cuenta. Le aseguró a su protegida que se verían para cenar y que luego hablarían largo y tendido de su futuro.Por suerte tuvo el buen juicio de enviar al doctor Carter, Este, negado a hablar con ella, le entregó una receta en respuesta a su pregunta de cómo había encontrado a su niñera.Para la cena, Marie se esmeró en verse linda una de las chicas del servicio la ayudo a maquillar para que se viera, se coloco uno pantalones entallados y una de sus blusas manga largas, la ropa la dejaba toda cubierta, era el estilo de si padre, entonces tomo una tijeras y rompió los pantalones en las piernas haciendo reír a la muchacha que se preguntaba porque dañaba unos lindos pantalones, y en cuanto a la blusa larga y sin forma le hizo un nudo a la altura del abdomen que dejaba ver su vientre súper plano producto de largas horas en el gimnasio.. Las jóvenes se entendieron a las mil maravillas, ya que ni Marie era la caprichosa por ser millonaria, ni Alma era la acomplejada hija de una cocinera.Al llegar al comedor, sus esfuerzos fueron gratamente recompensados con la visión de su querido Mateo, que salía a su encuentro.—Buenos noches, Marie, espero que hayas descansado bien —comentó con interés, mirando su rostro con interés, ya no se veían las profundas ojeras de la noche anterior.—Sí, Mateo, gracias por preguntar, debo confesar que no dormía tan bien desde hace mucho tiempo —respondió con una hermosa sonrisa, en tanto se dejaba ayudar por él para tomar asiento a su lado.La cena transcurrió en un ambiente armonioso entre los dos, la comida estaba perfecta. Y la compañía muchísimo mejor, Mateo se comportó como el mejor de los anfitriones, divertido y atento, aunque lejos de ser el Mateo cariñoso, paciente y tierno de hace tantos años.Aquel Mateo que la llenaba de regalos, que le contaba historias y que además solía llevarla de la mano a pasear por la ciudad, regalándole su tiempo.Fue él quien le enseñó a andar en bicicleta, y que además en una ocasión le contó que del otro lado de esa inmensidad llamada mar, existía otro continente donde él vivía y al que la llevaría a conocer cuando fuera más grande, por un momento perdió la esperanza, pero con la muerte de su padre Mateo cumplió su promesa, ya estaba al otro lado del mar.Extrañaba demasiado a aquel que le leía cuentos para dormir y le organizaba divertidos picnics bajo los grandes árboles del jardín de la mansión de su padre. Extrañaba, su amigo, al cómplice de sus travesuras...¿Cómo podría no iba a terminar enamorada de él? Cuando la cena terminó, Marie recibió un recado de su nana llamándola.Preocupada por ella subió de inmediato, —Perdóname Mateo pero debo ir a ver como esta ella. ——¿Te pasa algo, te sientes mal? —preguntó apenas cruzar el umbral de la puerta. Sin embargo, la encontró de mejor semblante. —Acércate, mi querida niña.—— ¿Cómo te sientes? — Pregunto preocupada, de nuevo—Estoy bien, cariño, solo un poco cansada, pero no te hecho venir para hablar de mí —le dijo recordando la conversación que había tenido con ella por la tarde cuando le confesó que Mateo seguro se le declararía.Para la niñera no eran desconocidos los sentimientos de la joven, no por nada se había hecho cargo de ella desde que su linda carita viera la luz.—Nana Gladys, ¿qué está pasando por tu cabecita? —Marie se sentó en la orilla de la cama y tomó con cuidado las manos dañadas por la artritis. ——Marie, si las cosas no llegaran a suceder como tú esperas, prométeme que lo tomarás con calma. —Tenía serias dudas de que fuera correspondida de la misma manera por Mateo— ¿Por qué me estás diciendo eso, nana? ¿Sabes algo que yo no? — Preguntó incomoda, no sabía qué haría si Mateo le decía que no sentía lo mismo.—No, muñeca, solo son ideas de una vieja que te ama mucho y no te quiere ver llorar por nada ni por nadie.—. La señora aclaró, sin corazón para robarle sus ilusiones, pero si con mucho miedo de que perdiera la protección del único ser en el que su padre había confiado para que velara por ella.La anciana era consciente de que sus días estaban contados, pero jamás le daría esa noticia a ella—Deja de preocuparte, que todo va a salir... — Pero esa frase es interrumpida por la señora—Marie, prométemelo, hija —insistió agitada, después comenzó a toser hasta palidecer la piel marchita de su rostro.—Te lo prometo, pero por favor, quédate tranquila, no te mortifiques todo estará bien—suplicó asustada Marie, nunca la había visto así...Permaneció junto a la niñera sin soltar sus manos hasta que recuperó el color y se quedó dormida.Estaba muy nerviosa cuando, regresó sobre sus pasos en busca de Mateo para tener esa conversación pendiente, con toda la ilusión de una chica enamorada.Mientras tanto, para Mateo, la espera larga de por la joven, había terminado por agriar sus buenas intenciones, el no esperaba por nada ni por nadie.Aguardaba en el despacho malhumorado y ceñudo por la llegada de su protegida, solo es una chiquilla caprichosa; moría de ganas de pasar ya ese trago amargo.De pronto, escuchó que llamaba a su puerta. —Pase — la invitó con voz firme.La joven avanzó al interior de la habitación hasta detenerse frente al escritorio, temblaba ligeramente y tenía el rostro sonrojado él conocía el efecto que causaba en las féminas y eso inflaba aun mas su ego.Mateo se había puesto de pie apenas verla entrar. Se reiteró que estaban en el sitio más apropiado de la mansión para tratar ese tema que lo incomodaba.Marie Moreau Me indica con un gesto de su mano, donde podía sentarme, estoy muy nerviosa y afectada por su cercanía, el olor de su perfume me pone boba el ocupa el suyo. Parece que este algo nervioso, carraspea aclarándose la garganta y me mira directo a los ojos. —Marie, quiero que observes y entiendas la forma en la que estamos obligados a vivir a partir de hoy en esta casa. — Mateo la taladraba con la mirada gris mientras ella atendía sus palabras, mordiéndose el labio inferior— —Pase de ser un hombre soltero y sin compromisos, a convertirme en el único responsable de tu futuro, aun sin tener lazos de sangre. ¿Estás de acuerdo conmigo? – —Por supuesto, Mateo. — Respondo, preguntándome ¿A dónde quería llegar con tanta palabrería? No le gustaba para nada como había iniciado esta conversación, está muy extraño —Con esto quiero decir que nos debemos comportar con la mayor propiedad dentro y fuera de la mansión para no dejar dudas de cuál es la relación que nos une...— Me dic
Marie MoreauNo sé en qué momento me quede profundamente dormida, solo desperté por el toque constante de la puerta—Adelante —Respondí hecha un ovillo en la cama luego de que los discretos golpes a la puerta no cesaban, sacándola de sus sueños, donde su padre vivía, y era feliz en su casa en Francia.Con esfuerzo me senté en la cama viendo todo a mí alrededor, volviendo a mi triste. —Señorita ya son las dos de la tarde y el señor solicita que baje al comedor para acompañarlo a comer. —Dice una de las servicios de la casa de la cual no recuerda el nombre, son muchas personas trabajando en este lugar.—Por favor, dile al señor Mateo que me disculpe, pero que gustaría comer con mi nana — Hoy no quiero verle la cara de nuevo, no es mi persona favorita.—Como ordene, señorita —Respondió la joven y se marcho por donde vino. —Por favor, puedes llamarme, Marie, por lo menos no cuando estamos solas ¿Cómo te llamas tu? —Cuestiono buscando amigos dentro de su soledad.—Está bien seño…Marie, s
Marie MoreauDespués de veinte minutos, llego a un majestuoso edificio, el chofer se apresura a abrirme las puerta—Muchas gracias señor Holmes. ——A su orden, señorita. — Asiento y avanzo a la entrada sola, entro directo a la recepción un poco perdida, ni siquiera sé qué carrera escogió para mi Mateo.—Buen día ¿puede indicarme donde queda la oficina de control de estudios?— Cuestiono la mujer que me mira de arriba abajo, haciéndome sentir incomoda.— ¿Eres nueva?— Me pregunta, siento un impulso por rodar los ojos, obvio que soy nueva si no, no estaría preguntado nada.—Sí. — Respondo simplemente—El pasillo al final, doblas a mano izquierda la segunda puerta. — Me responde la mujer con expresión de aburrimiento.Camino hacia la dirección indicada, mientras miro a todos lados con curiosidad, llevo una libreta en mi mano, y como estoy distraída, me tropiezo con alguien.—Disculpa. — Me dice el joven frente a mí cuando sé que la culpable fui yo——No te preocupes digo agachándome rápido
Marie Moreau— ¡Gracias! ¡Gracias!, no sabe lo importante que es esto para mi, fue un placer conocerte. — Le admito contenta, con una sonrisa en mis labios que nada ni nadie podrá borrar con facilidad—El placer es todo mío. — Me responde viéndome como si quisiera comerme, y aunque me pareció lindo Michael, me incomoda y me apresuro a salir.Con los horarios en las manos comienzo a entrar a mis clases y a conocer mucha gente, trato de memorizar los nombres de todos, pero parece misión imposible.Salgo de la universidad al lado me mi nueva amiga Madeleine, estoy emocionada y satisfecha con una sonrisa inmensa en el rostro, mientras hablamos cosas triviales y sin nada de importancia.—Hola. — Me dice Michael, haciéndome pegar un salto del susto, ellos ríen por mi acción— ¿Mañana iras a pasear conmigo verdad?— Me pregunta—Claro, mañana cuando salgamos de la universidad podemos ir a pasear por allí. — Respondo relajada, puedo incluso llegar tarde, Mateo no tiene una hora de llegada, pos
Marie Moreau Volvería a ser ella misma, cayera quien cayera, un escalofrió de anticipación recorrió su columna vertebral; sentía que revivía, que resurgía como un ave fénix, dispuesta a comerse el mundo a mordiscos. Sin embargo un día Marie vio a Cristal entrar con una bandeja de medicinas a una habitación, estaba intrigada, porque este no era el área del personal de servicio, se escondió y cuando la mujer salió unos veinte minutos después ella se atrevió a entrar de puntillas en la habitación, para encontrarse con un hombre conectado a una maquina, eso la sorprendió, no sabía que había otra persona aparte de Mateo y ella aquí. Al mirarlo con atención, se pudo dar cuenta que el hombre en la cama se aprecia mucho a Mateo y por lo tanto era familiar de él, no sabe porque nadie habla de él si esta aquí. —Me acerco lentamente hasta la cama unas voces en el pasillo me hacen poner nerviosa, por lo decido esconderme, si no me dijeron nada de él es porque no querían que lo viera, me tropie
Marie escuchó, cuando Mateo regreso a la casa, hoy lo hizo más temprano que de costumbre apenas eran las once de la noche y ella seguía tratando de concentrarse y estudiar sus sueños no se iban a lograr solos, le sorprendió escuchar el sonoro portazo con el que cerró la puerta.Seguramente tuvo de un pleito de enamorados con la Sofia esa, Mateo no solía ser tan discreto con su amorío con la viuda alegre, todos en la casa sabían que eran amantes.Marie se sentía triste por tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez, sin embargo verlo llegar alterado le hacía sentía un alegría, por creer que tenía problemas con la odiosa mujer.No tuvo mucho tiempo para pensar en esa situación, la única persona que mostraba afecto por ella, su nana Gladys empeoro su salud con una bronquitis aguda, ella prometió que no la abandonaría y no lo hizo, atendió a la anciana como si de un familiar de sangre se tratara, pero en el proceso se descuido a sí misma.—Marie, no me gusta nada tu aspecto, cada día te veo
Marie Moreau Soy una mujer de acciones y también una mujer desesperada, aprovecho la oportunidad de estar a solas con él, por supuesto que si me siento mal incluso tengo fiebre, ignoro las palabras que me dice Mateo, me siento frustrada por los limites que el estableció, tengo más de un mes prácticamente sin verlo a pesar que vivimos en la misma casa parecemos dos extraños. —Todo va e estar bien— Me dice el tomando mi mano entre las suyas, me incorporo en mis codos pensando que nada está bien, la vida me ha robado muchas cosa y no voy a permitir más que otros sigas decidiendo por mí que es correcto y que no. El me mira preocupado sin saber los planes que se gestan en mi cabeza, lo tomo del cuello de la camisa y en un movimiento que no se espera le estampo un beso en los labios, los labios de Mateo son tal como los recuerda; suaves, gruesos y deliciosos…Necesitaba más de ellos hambrienta me engancho de su nuca para ejercer más presión y que no me pueda apartar. Mis besos no le son i
Marie MoreauMi padre fue muy bueno conmigo, algo distante pero no podría quejarme, el amor que sentía por mi padre, es algo que perdurara en mi corazón toda la vida, lo amare y extrañare mientras respire.Por Mateo siento cosas diferentes, por el siento mariposas en el estomago, mi corazón se acelera con su sola presencia, y mi piel se extrémese de una forma que no puedo ni explicar con palabras, cuando él se me acerca mi cuerpo reacciona.Tiemblo por dentro y sus besos, ¡Dios que puede decir de sus besos!, me transportan a otra dimensión, mi mundo comienza y termina con él, en ese momento no existe nadie más que él y yo y aunque él quiera negarlo se que le pasa lo mismo conmigo.Estoy harta que me vea como una niña, ¡porque no lo soy!Me muero por tocarlo, por besarte, por aspirar el olor que proviene de su cuello, me muero por escuchar el latir de tu corazón; me muero por ser la única mujer que logre enloquecerlo de esa pasión de la que hablan mis novelas románticas.— ¡Te amo tan