Marie Moreau— ¡Gracias! ¡Gracias!, no sabe lo importante que es esto para mi, fue un placer conocerte. — Le admito contenta, con una sonrisa en mis labios que nada ni nadie podrá borrar con facilidad—El placer es todo mío. — Me responde viéndome como si quisiera comerme, y aunque me pareció lindo Michael, me incomoda y me apresuro a salir.Con los horarios en las manos comienzo a entrar a mis clases y a conocer mucha gente, trato de memorizar los nombres de todos, pero parece misión imposible.Salgo de la universidad al lado me mi nueva amiga Madeleine, estoy emocionada y satisfecha con una sonrisa inmensa en el rostro, mientras hablamos cosas triviales y sin nada de importancia.—Hola. — Me dice Michael, haciéndome pegar un salto del susto, ellos ríen por mi acción— ¿Mañana iras a pasear conmigo verdad?— Me pregunta—Claro, mañana cuando salgamos de la universidad podemos ir a pasear por allí. — Respondo relajada, puedo incluso llegar tarde, Mateo no tiene una hora de llegada, pos
Marie Moreau Volvería a ser ella misma, cayera quien cayera, un escalofrió de anticipación recorrió su columna vertebral; sentía que revivía, que resurgía como un ave fénix, dispuesta a comerse el mundo a mordiscos. Sin embargo un día Marie vio a Cristal entrar con una bandeja de medicinas a una habitación, estaba intrigada, porque este no era el área del personal de servicio, se escondió y cuando la mujer salió unos veinte minutos después ella se atrevió a entrar de puntillas en la habitación, para encontrarse con un hombre conectado a una maquina, eso la sorprendió, no sabía que había otra persona aparte de Mateo y ella aquí. Al mirarlo con atención, se pudo dar cuenta que el hombre en la cama se aprecia mucho a Mateo y por lo tanto era familiar de él, no sabe porque nadie habla de él si esta aquí. —Me acerco lentamente hasta la cama unas voces en el pasillo me hacen poner nerviosa, por lo decido esconderme, si no me dijeron nada de él es porque no querían que lo viera, me tropie
Marie escuchó, cuando Mateo regreso a la casa, hoy lo hizo más temprano que de costumbre apenas eran las once de la noche y ella seguía tratando de concentrarse y estudiar sus sueños no se iban a lograr solos, le sorprendió escuchar el sonoro portazo con el que cerró la puerta.Seguramente tuvo de un pleito de enamorados con la Sofia esa, Mateo no solía ser tan discreto con su amorío con la viuda alegre, todos en la casa sabían que eran amantes.Marie se sentía triste por tenerlo tan cerca y tan lejos a la vez, sin embargo verlo llegar alterado le hacía sentía un alegría, por creer que tenía problemas con la odiosa mujer.No tuvo mucho tiempo para pensar en esa situación, la única persona que mostraba afecto por ella, su nana Gladys empeoro su salud con una bronquitis aguda, ella prometió que no la abandonaría y no lo hizo, atendió a la anciana como si de un familiar de sangre se tratara, pero en el proceso se descuido a sí misma.—Marie, no me gusta nada tu aspecto, cada día te veo
Marie Moreau Soy una mujer de acciones y también una mujer desesperada, aprovecho la oportunidad de estar a solas con él, por supuesto que si me siento mal incluso tengo fiebre, ignoro las palabras que me dice Mateo, me siento frustrada por los limites que el estableció, tengo más de un mes prácticamente sin verlo a pesar que vivimos en la misma casa parecemos dos extraños. —Todo va e estar bien— Me dice el tomando mi mano entre las suyas, me incorporo en mis codos pensando que nada está bien, la vida me ha robado muchas cosa y no voy a permitir más que otros sigas decidiendo por mí que es correcto y que no. El me mira preocupado sin saber los planes que se gestan en mi cabeza, lo tomo del cuello de la camisa y en un movimiento que no se espera le estampo un beso en los labios, los labios de Mateo son tal como los recuerda; suaves, gruesos y deliciosos…Necesitaba más de ellos hambrienta me engancho de su nuca para ejercer más presión y que no me pueda apartar. Mis besos no le son i
Marie MoreauMi padre fue muy bueno conmigo, algo distante pero no podría quejarme, el amor que sentía por mi padre, es algo que perdurara en mi corazón toda la vida, lo amare y extrañare mientras respire.Por Mateo siento cosas diferentes, por el siento mariposas en el estomago, mi corazón se acelera con su sola presencia, y mi piel se extrémese de una forma que no puedo ni explicar con palabras, cuando él se me acerca mi cuerpo reacciona.Tiemblo por dentro y sus besos, ¡Dios que puede decir de sus besos!, me transportan a otra dimensión, mi mundo comienza y termina con él, en ese momento no existe nadie más que él y yo y aunque él quiera negarlo se que le pasa lo mismo conmigo.Estoy harta que me vea como una niña, ¡porque no lo soy!Me muero por tocarlo, por besarte, por aspirar el olor que proviene de su cuello, me muero por escuchar el latir de tu corazón; me muero por ser la única mujer que logre enloquecerlo de esa pasión de la que hablan mis novelas románticas.— ¡Te amo tan
Mateo Acosta Después de trabajar duramente todo el día decidió visitar a su padre a la habitación, se sentó a su lado escuchando el sonido del pulso a través de las maquinas que lo mantenían vivo. —Necesito hablar contigo, sabes que estoy a cargo de la hija de Richard y la tarea no es tan fácil como me parecía antes. — Hago una pausa, larga ver a mi padre allí me rompe el corazón, pienso que si le hablo un día se le va a levantar y me va a responder Antes del accidente, mi padre como que presentía que algo malo le iba a pasar y me dejo como único heredero de toda su fortuna. Mi madre empezó a protestar, pero de nada le valió todo lo que hizo, se tuvo que ir con una mano adelante y otra atrás, no iba a permitir que se le acercara a mi padre y le hiciera daño, fui testigo como ella se marchaba con el supuesto mejor amigo de mi padre, para mi ella murió el día que mi padre tuvo el accidente Ha tenido el descaro de ir a la empresa a buscarme, pero su entrada está prohibida, si hay un
Marie Moreau Un día antes de la fiesta donde Marie sería presentada a la empresa, Mateo, le hizo Marie una invitación difícil de rechazar: —Pequeña, ¿qué te parece si nos echamos un partido de póker? Me siento realmente inspirado y sé que esta vez sí te venceré. — Ella, sonrió, con satisfacción, nunca la había ganado jugando, era un machista de lo peor no soportaba que una mujer lo ganara una y otra vez. Pero al contrario de lo que ella pensaba, él ocultaba la necesidad de estar cerca de ella. —Bien, se me ocurre algo con lo que podemos hacer el juego mucho más interesante. —Al tiempo que hablaba, su mirada se tornaba misteriosa, con un toque de coquetería que ningún hombre con experiencia podría dejar pasar. — ¿de qué hablas? — Cuestiono el —Apuestas. —, respondió ella con voz cantarina — ¡Excelente! —aceptó sin dudar tomándola de la mano para llevarla a jugar al despacho, que en últimamente era usado, también como sala de juegos. Los dos disfrutaban, como niños del juego y
Mateo AcostaSofia se retira con una sonrisa fingida en la cara, pero los ojos rojos de ella la delatan esta molesta, y no me importa en lo absoluto, él no cedía ante nadie, le dijo que debía esperar y debía hacerlo.Seguramente su virilidad no funciono por la tensión a la que estaba sintiendo en este momento por refrenar y desatender sus necesidades sexuales básicas.Sin embargo Sofia logro sacarle una promesa, mañana ella iría de mi brazo a la presentación de Marie, y además, se iría en la noche con él.—Disculpa la tardanza, pequeña —Soltó Mateo apenas la encontró en la sala principal de la mansión, estaba complacido por verla esperándolo— ¿Te apetece aún que juguemos? — Cuestiono lamiendo mi labio inferior, me encanta la forma en que se sonroja por cualquier cosa, es una niña pero es muy receptiva a mi presencia.—¡Oh, sí, Mateo! —Ahora más que nunca, se dijo en su cabeza para daré valor durante el tiempo de espera, se fue a la licorera y destapo una botella de brandi—. ¿Sigu