Afuera la lluvia caía sin parar. Emma trataba de mirar a través del vidrio empañado de la ventanilla; miraba hacia los lados, pensativa. La niña tenía los cabellos lacio, cortos y desparejos; cortados a la tijera a la buena de Dios por manos que de peluquería seguramente sabían un monton; su blusita rosa con hilachas, su carita manchada con imagen somnolienta.

–– ¿A dónde van los perros que no tienen casa en los días lluviosos?

–– No tienen a donde ir.

–– ¿y Cómo se protegen de la lluvia?.

–– Se refugian donde no les caiga.

–– Y si no encuentran un lugar para refugiarse.

–– Se quedan mojando.

–– Cuando sea grande haré una casa del tamaño del mundo para todos los perros que no tienen donde vivir. Es muy triste que tengan que aguantar frío y mojarse con la lluvia.

Continuó mirando a través del vidrio y me preguntó.

–– ¿De qué esta hecho el amor?

Ni yo misma, me había hecho esa pregunta. Empecé a reflexionar el cómo le respondo a una niña de seis años de que esta hecho el amor.

–– El am