Después de largas horas de pelear con el rey Ares sobre si debía irse o quedarse, cuando Helena finalmente se dio cuenta de que hablaba en serio acerca de no dejar su pupilo, se quedó dormida y el rey Ares se quedó con ella toda la noche y la observó dormir.No pudo dormir esa noche y a la mañana siguiente estaba de mal humor y sentía sus ojos como si le hubieran vertido una bolsa de grava. Necesitaba descansar un poco, pero primero debía ocuparse de algo.Mirar a Helena dormida le había hecho reflexionar sobre lo que ella le había dicho en el calabozo cuando fue a verla. Ella le había dicho que Tatiana era su enemigo. Que ella era la hija de Alfa Mason de la manada Plata y que él la había enviado aquí en una misión.También dijo que Alfa Mason estaba planeando destronarlo y asumir el cargo del rey Alfa Supremo.Esas palabras nunca habían abandonado su mente.Había estado reflexionando, contemplando, preguntándose si esas palabras provenían de un lugar de desesperación. Quería dejarlos
Tatiana siguió haciéndose esa pregunta mientras salía de la oficina y se dirigía directamente a la oficina de Beta Leo en sus habitaciones privadas.—¿Qué te trae por aquí? —preguntó Beta, preocupado en el momento en que abrió la puerta y vio el rostro sombrío de Tatiana.—Buenos días a ti también, Leo. —Saludó sarcásticamente mientras entraba a la oficina.Beta Leo sacudió la cabeza decepcionado y cerró la puerta.—Perdona mis modales. —Caminó hasta donde ella estaba y se paró frente a ella, tratando de estudiar su rostro y su lenguaje corporal.Apestaba a miedo y nerviosismo y eso ciertamente significaba que algo serio estaba pasando.—Buenos días sol, ¿cómo estuvo tu noche?—Horrible, lloré hasta quedarme dormida.—¡Dime quién te hizo llorar y acabaré con su miserable vida de inmediato!Tatiana se burló con burla. —No puedes. El rey Ares es el responsable de mi mal humor. No tienes la audacia de ir en su contra.—Por ahora. Supongo que eso tendrá que esperar hasta que tu padre logr
—¡Tatiana! —Helena llamó horrorizado. Su corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho, su loba no estaba del todo bien, tenia ya mas de un mes que no le hablaba.Y eso la hacia mas vulnerable.Tatiana estaba furiosa y tenía los puños cerrados a los costados.Helena estaba segura de que la iban a golpear muy fuerte esa noche.—¡Tú! —Tatiana se burló y dio un paso más cerca.Helena intentó dar un paso atrás, pero la cama detrás de ella detuvo sus movimientos.No había forma de huir de Tatiana.—¿Qué quieres ahora, Tatiana? —preguntó, tratando de mantener una mirada firme. No quería que la amante pensara que le tenía miedo.—¿Por qué no puedes simplemente morir y dejarme vivir mi vida en paz?A Helena no le sorprendió en absoluto la pregunta que acaba de decir.—¿Por qué no das un paso atrás? Tu cercanía me está asfixiando —dijo Helena, con confianza.—¿Tienes idea de lo mucho que estoy tratando de contenerme para no apretarte el cuello para que puedas morir asfixiado? ¿La tienes?—¿Y
—Tienes un deseo de morir, ¿no? —preguntó Beta Leo, frunciendo el ceño, en el momento en que Tatiana entró a su habitación.—Por favor. Ya recibí suficientes regaños del rey, no le eches sal a mis heridas —dijo ella, estaba frente a él, frunciendo el ceño. Él sonrió, lo que sólo la molestó más—. Nada es gracioso.—La expresión de tu cara es divertida, amor. Te ves completamente enojada y linda —dijo y le plantó un pequeño beso en las mejillas y trató de retirarse, pero ella lo detuvo.—Estoy cachonda —ella le susurró al oído.Se había convertido en una ninfómana.Era adicta a las pollas de esos dos hombres.Si no iba a recibir del rey, quería tener Beta Leo.—Acabas de excitarme al mencionar esa palabra —dijo Beta con una sonrisa.Tatiana se mordió los labios y estiró las manos hacia adelante para tocar las colinas y valles de su duro torso.Beta Leo también extendió su mano hacia su pecho y los masajeó lentamente. Los ojos de Tatiana estaban pegados a los dedos que trazaban sus pezon
Helena miró el recipiente vacío de cascara de nuez para cambiar tono de cabello que tenía en la mano y suspiró por decimoquinta vez. Desde que el rey Ares salió de su habitación, había estado mirando las pruebas que había logrado recolectar de la habitación de Tatiana y preguntándose cómo podría usarlas para demostrar su punto sobre Tatiana y salir de ese castillo para siempre.El rey Ares la llamó delirante cuando le contó sobre la verdadera identidad de Tatiana y por el aspecto de las cosas, supo que él había arrojado sus palabras al fondo de su mente.Sabía que no se estaba llevando a cabo ninguna investigación y que Tatiana y el rey Ares seguían siendo tan cercanos como siempre.Saltó sobre su lugar cuando escuchó un golpe en la puerta. Rápidamente, metió el envase vacío de cascara de nuez en su escondite, que era el cajón de la mesita de noche, y metió la carta.En el momento en que se acostó en la cama, la puerta se abrió y el rey Ares entró. Ver su rostro hizo que le subiera bi
—Su majestad me llamó —Beta Leo anunció su presencia mientras caminaba hacia la barra de vinos donde el rey Ares estaba sentado en uno de los taburetes, bebiendo su segundo trago.Después del drama con Helena, la llevó de regreso a su habitación y la acostó antes de conectar mentalmente a Beta Leo para que se reuniera con él y pudieran hablar.Necesitaba alguien con quien conversar esa noche para no pensar demasiado hasta morir.—Estas aquí —dijo secamente mientras daba unas palmaditas en el asiento a su lado para que Beta Leo se sentara e hizo precisamente eso.—Te ves miserable —Beta Leo comentó.—Eso es porque lo soy —siseo entre dientes y golpeó su vaso sobre la mesa y cerró los ojos, gimiendo mientras el líquido caliente ardía por su garganta hasta su estómago y calentaba sus órganos.—Escuché lo que pasó aquí hace un tiempo.—¿La noticia viajó tan rápido?—¿Tienes idea de lo aterrorizados que están los sirvientes y guardias en este momento? ¡Nunca había sucedido algo así en este
—¿Cuándo fue la última vez que me vinculaste o me visitaste? ¿Dos meses? ¿Cinco años? ¿Seis siglos? ¿Un milenio? —Alina, la prima de Tatiana, criticó a través del enlace en el momento en que conecto el enlace mental.—Alina, cálmate.—Jovencita, no te atrevas a decirme que me calme. Me tienes muy preocupada y ni siquiera pude vincularte mentalmente porque no tengo permiso. Tú eres la única que puede hacerlo o darme la señal para hazlo, pero no lo hiciste.—¡Pero ahora sí! Y no hay nada de qué preocuparte, ¡estoy perfectamente bien! —insistió mientras cerraba la puerta de su habitación y se acercaba a sentarse en su cama.Alina suspiró al otro lado. —Correcto. Si tú lo dices entonces, ¿qué te hizo llamarme hoy? ¿Qué está pasando?—Alina. —Tatiana gimió de frustración—. No puedo comenzar a expresar lo estresada que estoy en este momento. Desde que trajeron a Helena a este castillo, las cosas han ido cuesta abajo.—Oh Diosa mía. Dime qué pasó hermana.—Realmente no puedo contarte todo en
—¿Cuándo fue la última vez que me vinculaste o me visitaste? ¿Dos meses? ¿Cinco años? ¿Seis siglos? ¿Un milenio? —Alina, la prima de Tatiana, criticó a través del enlace en el momento en que conecto el enlace mental.—Alina, cálmate.—Jovencita, no te atrevas a decirme que me calme. Me tienes muy preocupada y ni siquiera pude vincularte mentalmente porque no tengo permiso. Tú eres la única que puede hacerlo o darme la señal para hazlo, pero no lo hiciste.—¡Pero ahora sí! Y no hay nada de qué preocuparte, ¡estoy perfectamente bien! —insistió mientras cerraba la puerta de su habitación y se acercaba a sentarse en su cama.Alina suspiró al otro lado. —Correcto. Si tú lo dices entonces, ¿qué te hizo llamarme hoy? ¿Qué está pasando?—Alina. —Tatiana gimió de frustración—. No puedo comenzar a expresar lo estresada que estoy en este momento. Desde que trajeron a Helena a este castillo, las cosas han ido cuesta abajo.—Oh Diosa mía. Dime qué pasó hermana.—Realmente no puedo contarte todo en