Cuidadosa

Helena pasó la noche sola en el dormitorio compartido en el ala de servicio. Por primera vez en días, durmió bien por la noche.

A la mañana siguiente, le transfirieron sus cosas a al ala real con la mayor sonrisa en su rostro. Tatiana incluso la vio, pero no se atrevió a decir una palabra.

Había ganado esa pelea y estaba decidida a restregárselo en la cara a Tatiana tanto como pudiera.

Después de organizar sus cosas en su habitación, se bañó, se puso su ropa de sirvienta y salió a preparar el desayuno para el rey antes de ir a prepárale su baño y elegir su ropa. Había estado despierta desde las cuatro de la mañana y se había trasladado para poder retirarse a trabajar a las seis de la mañana.

Cuando llegó a la cocina, se sorprendió al encontrar a Beta Leo en ella.

—Beta Leo. Buenos días. —ella me saludó con una sonrisa forzada.

No le agradaba el hombre y sospechaba que tramaba algo. Los recuerdos de la última conversación que habían tenido ardían en sus ojos. Él le había advertido que
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