PRISIONERA DEL ALFA
PRISIONERA DEL ALFA
Por: QUEEN DE VIL
PREFACIO

DANESA.

Ajusto mi abrigo saliendo de mi turno de trabajo y el viento helado que me golpea el rostro me estremece cuando me aprieta el pecho y cierro mis parpados captando mis ojos aguados con la extraña sensación que enfría mi cuerpo. Los recuerdos son dolorosos y no olvido mientras avanzo con miedo ya que se siente, puedo sentirme observada, acechada y con la muerte respirándome al oído.

Miro atrás asustada, nerviosa y tal sensación le suma velocidad a mis pies dejando la discoteca atrás. Londres es muy frio y las calles ahora son muy solitarias. A unos metros esta mi auto y meto mis manos en los bolsillos buscando las llaves mientras no dejo se sentir esa extraña sensación. Mi sexto sentido se despierta y corro abrumada huyéndole no sé a qué, pero saco mis llaves quitándole el seguro del auto y…

Me veo atropellada por un cuerpo masculino que me empotra contra mi auto mientras paspada siento como me sostiene con firmeza de la cintura mientras ataca mi cuello oliéndolo.

Miro a todas partes pero no hay nadie y las palabras se me quedan atascada en la garganta con el calor que emana su cuerpo masculino.

—Mate—¿qué significa eso? —eres mi Mate, mía, solo mía.

Susurra helándome la sangre y tiemblo debido a la posesividad que emana en sus palabras. Creo que me echaron cemento a los pies porque no puedo moverme con el cuerpo masculino que me encoge el estómago y la fragancia masculina que invade cada partícula que me conforma despierta algo que nunca antes había sentido.

El corazón me galopa con intensidad, siento que voy a sentir un paro cardiaco y…

—Pero que mierda—exclama el hombre apartándose de mí, pero me toma del cuello cortándome el paso del aire—eres humana.

Sus ojos dios mío, sus ojos son de color rojo y la furia que destila me la hace sentir con el agarre fuerte en mi cuello que ocasiona que le entierre las uñas en su brazo.

—Por favor…

No puedo respirar y me alza con una sola mano como si no pesara nada. Mis ojos azules se blanquean cuando no puedo llevar aire a mi sistema y todo por dentro se me contrae cuando siento que moriré y que por fin vere a mis padres.

—Maldita sea, eres una m*****a humana.

Desprecio, es lo único que puedo percibir en este sujeto y me suelta sin ningún tipo de delicadeza. Caigo a sus pies y llevo mis manos a mi nuca tomando una fuerte bocanada de aire con los ojos llorosos.

Suelto un sollozo cargado de miedo y alzo mi cabeza lentamente reparando al hombre que yace de pie frente a mí. Los músculos de sus piernas son grandes y los vaqueros se ajustan perfectamente a su figura mientras que su torso se ve trabajado por debajo de su playera y el cabello largo y dorado le da una apariencia que me intimida al igual que su estatura.

Me siento como una hormiga bajo su zapato y anclo con temor mi mirada a la suya retrocediendo al instante al notar su iris rojo.

Parece un demonio, parece el mismo diablo y tiemblo descomunalmente porque siento que es la misma muerte.

—Por favor señor, no me haga daño—suplico—no tengo dinero, yo…

Me toma del brazo alzándome de un tirón y estrellándome fuertemente contra el auto. Destila una maldad que me pone a temblar. No debí venir aquí, mi subconsciente me lo reprocha y debí quedarme en mi pueblo olvidándome de este estúpido sueño que lo único que me ha traído desde que llegué a esta ciudad es desgracia.

—Huele asqueroso—gruñe mirándome con desprecio—no puedo creer que la madre luna me castigara de esta forma, eres un patética humana que lo unico que provoca es que te mate.

Suelta con humillación y no entiendo nada, retrocedo queriendo huir, pero me lleva contra su pecho susurrando al oído un…

—Duerme humana.

Mis sentidos obedecen su demanda, mi entorno se oscure y lo ultimo que recuerdo es caer en sus brazos, una fragancia masculina invadirme por completo y ver mi propia muerte a través de sus ojos.

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