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EPISODIO 3: ENCERRADA 2

Se me comprime el corazón con sus palabras. Creo que me ha dejado sin ganas de nada que me tiro de nuevo al pobre intento de cama con ojos llorosos.

 

Lo siento mucho y come por favor.

 

Se marcha, pero no quiero comer, yo quiero salir de aquí. El sueño me toma cuando me abrigo con la sabana gruesa que en verdad me ayuda con el frío, pero no es suficiente, tengo los labios moradas y mi aliento sale en vapor por la baja temperatura.

 

Tengo frío, pero más tengo miedo ya que no se cuál será o destino. no se cuánto tiempo he dormido pero cuando me giro tengo una rara encima mío y me renuevo asustada gritando como loca.

 

Se ha devorado la comida que me habían traído y me voy contra los barrotes donde se encuentra un prisionero.

 

Niña.

 

Ahhh

 

Me alejo asustada, harta y desesperada de esta situación.

 

Por favor saquen me de aquí, por favor.

 

Grito, grito y grito pegada a los barrotes pidiendo un poco de misericordia.

 

Auxilio.

 

Intentó abrirlos, pero ya sabrán que mis esfuerzos son en vano porque no logro nada.

 

No te desgaste, si nosotros con fuerza sobrehumana no hemos podido doblarlos, menos tu que eres una simple humana.

 

No entiendo nada, el sujeto está sin camisa mientras yo estoy congelándome. Sus palabras me desconciertan, pero continuó gritando hasta que mis cuerdas vocales me duelen y dicho dolor hinca mis rodillas frente a los barrotes con lágrimas en los ojos.

 

Dios ayúdame por favor

 

Temblando de frío vuelvo a donde estaba. La rata ha salido espantada y por largo rato observó las migajas que ha dejado. Me debato en comerme lo que yace en el plato e intento resistir, pero tengo tanta hambre que tomo el pan mordido solo quitando algunas de las partes para meterme el resto que no ha sido tocado.

 

Como con lagrimas en los ojos, no se porque me sucede esto a mi, quien me tiene aquí y por qué. Que hice de malo, que fue eso tan espantoso e imperdonable que hice para que me tengan aquí, presa, cautiva, aislada. «Tengo ganas de orinar, muchas ganas pero aquí tengo muchos ojos sobre mi y no hay privacidad de nada»

 

Nunca había pasado por una humillación como esta y he perdido todo, mis padres, mi hogar y ahora esto. Desde que llegué aquí he tenido que luchar muy fuertemente queriendo ganarme un lugar en la academia, pero la competencia ha sido dura, sin embargo, no me he quejado, he trabajado, esforzado sin quejarme porque se que las cosas no siempre son fáciles, pero esto, esto ya me parece algo extremo. Me muerdo los labios, si no pienso en que tengo ganas de orinar no lo sentiré, pero siento mi vejiga a punto de explotar.

 

Trabajo y estudio, además de eso con las clases no me queda tiempo para nada y sin embargo lo estaba disfrutando, sentía que mi vida iba por buen camino, pero ahora me sucede esto.

 

Llevo dos meses en la ciudad y... Las lágrimas se me derraman porque pienso que voy a morir aquí. No hay mucho que comer, así que me acuesto abrigándome de nuevo y el frío, como las lágrimas hacen lo suyo consiguiendo que vuelva a dormirme.

 

Danesa despierta.

 

El mismo hombre de ayer, hoy o pasado mañana, no se, realmente aquí no se si es de día o noche. Las luces se mantienen encendidas y al parecer estamos en algunas celdas subterráneas.

 

Come.

 

Dice y está vez obedezco comiendo todo a los trancazos. Pan, huevo, y avena es lo que me han traído y trago, no mastico matando el hambre.

 

Tranquila—lo miro, pero me da vergüenza decirle que tengo que ir al baño.

 

Sácame de aquí por favor.

 

Niega volviendo a salir y dando la orden que nadie puede hablarme. no entiendo quién me quiere tener aquí. Después de un tiempo decido hacer ejercicios, siento que mis músculos se han atrofiado y hago estiramientos porque son muy importante para cumplir mis sueños de ser la mejor bailarina de ballet.

 

Miro al sujeto que está en la celda aledaña que me mira sentado en el otro extremo. Me pone nerviosa, me da miedo, sin embargo, continuó hasta que me canso y vuelvo al mismo lugar sin saber qué hacer con mis ganas de orinar. No tengo ganas, no tengo ganas. Me repito una y otra vez.

 

Me miento pero a decir verdad tengo muchas ganas, me he estado aguantando y no puedo hacer nada porque tengo ojos a todos lados. el hombre se marcha, las próximas horas se me hacen insoportable y ya no aguanto mas dejando salir la orina con lagrimas en mis ojos. Acostada, el liquido caliente moja mis partes y vuelvo a dormir sintiéndome desolada.

 

Veo borroso, pero una sombra se cierne sobre mi y alzo mi vista sin poder verlo bien del todo. Su corpulencia me pone a pasar grueso, y su estatura me hace sentir como una pobre hormiga bajo la crueldad de su zapato. Destila algo maligno, algo mundano, algo tan insano que los huesos me tiemblan y sus ojos rojos me observan con tanto odio que mis parpados se cierran queriendo que esto sea una pesadilla.

 

Por favor—musito—déjeme ir por favor.

 

No recibo respuesta y cierro mis ojos encogiéndome mucho más. Escucho que demanda algo, dice algo, pero estoy tan débil que no digo nada, como tampoco me muevo.

 

Vuelvo a despertar pensando que tengo mojado el cuerpo pero no, han cambiado el petate y hasta mi ropa porque tengo un vestido nuevo alterándome las pulsaciones.

 

—¿Quién me cambio? —le pregunto al hombre que esta encerrado a mano derecha—¿alguien más entro?

 

No me dicen nada y le pregunto al hombre que esta frente a mi pero no recibo respuesta de ninguno. De hecho, me dan la espalda como queriendo ignorarme.

 

Por favor dígame algo.

 

Nada, no dicen nada y angustiada por la nueva ropa y la nueva sabana me voy contra la pared llorando. Esto es una tortura mental, las próximas horas los sujetos se mantienen dándome la espalda y recuerdo al hombre que estaba parado frente a mi y no, era un sueño, alguien así no puede existir.

 

Sus ojos eran rojos, su cuerpo grande, su estatura realmente intimidad ante y mi mente recopila el instante con ese sujeto que me empotro contra mi auto.

 

Me ofrecen comida que no acepto, no hablo con nadie y creo que me volver loca con mis pensamientos.

 

Me gusta mucho el Ballet—hablo así no obtenga respuesta—desde niña me ha gustado la danza y vine aquí para tener un lugar en este mundo tan competitivo.

 

Abrazo la sabana pensando en mis padres y mi amiga consiguiendo que las lagrimas bañen mi rostro. Con el borde de cubierta me limpio la cara en vano porque más lagrimas derramo.

 

Papa murió y mama murieron y por ellos y su esfuerzo no quise derrumbarme, pero siento que estando aquí, mi mundo se está apagando.

 

No me dicen nada y hablo hasta que el sueño me toma. Despierto, sintiéndome como la m****a, la comida que me traen no la pruebo y cierro mis ojos queriendo que esta pesadilla acabe. No tengo ni siquiera un lugar en donde orinar y vuelvo hacerme en las piernas sintiéndome mas que humillada y desdichada en esta vida.

 

Las lagrimas se me derraman, el sujeto pelinegro no ha vuelto y consigo comida cuando me despierto. No pruebo bocado de lo que me traen, no quiero seguir viviendo así y mi única forma de conseguirlo es dejándome morir.

 

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