Relájate, Cadence.

¿Qué cosa podría pasar?

¡Es sólo Caleb!

¡No es como si fueran a saltar uno encima del otro!

—Y… ¿cómo has estado?—pregunto de pronto, intentando ser amigable.

Oh, por favor, Cadence… ¿No podías preguntar algo más estúpido?

¡¿Por qué las cosas siempre suenan mejor en la mente?!

Caleb ríe sin humor.

—Ha sido horrible, no he podido dormir, Dulce. —admite con pesar y yo trago grueso.

Oh, Padre Santo.

¿Ya tan rápido estamos entrando en terreno pedregoso?

Bueno aquí voy, seré sincera y me disculparé.

—Para mí también ha sido horrible. —susurro y de pronto, coloco detrás de mí el bols