Ivettte. . .
Termino de cerrar la maleta que estaba llenando y me quedó mirándola sintiéndome turbada, confundida y agitada.
Volver a Norusakistan . . .
No sé si eso sea tan buena idea. Claro que ahora que Isabella y mi sobrino están allá, no puedo evitar ir, y menos saltarme el bautizo de ese pequeñito pero. . . ¡verlo de nuevo!
Aunque sus hermosos ojos me han perseguido en sueños, la verdad es que no sé si estoy preparada para verlo nuevamente a la cara. Él me confunde, hace que me desestabilice y no quiero sentirme así, porque sé que no es el hombre adecuado para mí.
Zahir Amir Mubarack Maramara, no es el hombre adecuado para ninguna mujer, al menos no para una que pretenda tomarlo en serio y yo la verdad no quiero ilusionarme con un tonto don juan, que cree que por ser el Príncipe de Norusakistan, tiene derecho a tener todo cuánto desee.
No estoy dispuesta a formar parte de su larga fila de conquistas, mujeres tontas enamoradas que terminan con el corazón roto porque ese hermoso hombre no es capaz de amarlas.
No, yo no seré de esas, soy una mujer que sabe lo que quiere, que disfruta de la vida y sus distintos matices, que cree en el amor, en el matrimonio, en la familia, todo lo que aparentemente el Príncipe no desea.
Pero, ¿a quién quiero engañar?, mis labios tiemblan y mi cuerpo se estremece al recordar aquella boca sobre la mía, su beso atrevido también me persigue en sueños, me hace levantar a media noche con el corazón saltando y el cuerpo anhelante. Debo blindar mi corazón y mis sentimientos antes de ir a Norusakistan, no estoy dispuesta a salir lastimada. No, no lo haré.
-¿Se puede saber en qué piensas?- la voz de mi hermana me trae de regreso a la realidad.
-¡Maldición, Su!- exclamo llevándome una mano al pecho- ¿piensas matarme?- la miro furiosa.
-No digas tonterías- hace un gesto con la mano, restándole importancia al asunto. Camina y se sienta sobre mi cama y clava sus hermosos ojos en mi- ¿en qué piensas?
-En nada importante- le digo evasiva.
-Para ser algo no importante, te tenía bastante absorta.
-Tonterías- le digo- solo preparaba mis maletas.
-¿Saldrás esta noche con James?- me pregunta curiosa.
-No- le respondo encogiéndome de hombros- esta noche no saldré, prefiero quedarme en casa.
-No seas aburrida cariño, estaremos fuera un par de semanas, seguramente James, querrá compartir contigo antes de que te vayas.
-No Su, quiero dormir mucho hoy, para mañana estar descansada.
-Puedes dormir en el avión- me dice con el ceño fruncido- a fin de cuentas es un viaje bastante largo.
-¿Estás dedicada a molestarme hoy?- le digo mientras colocó mis manos en mis caderas.
-¡Obvio que no!- dijo indignada y frunciendo el ceño.
-Pues lo estás logrando.
-¿Qué te tiene tan sensible, Vetty?- me dice mirándome fijamente- ¿no serán nervios por verlo de nuevo?
-¿Ver a quién?- me hago la desentendida, mientras mi corazón golpea con fuerza contra mi pecho.
-No te hagas la tonta- me señala con un dedo- sabes bien que hablo, de Zahir.
-Pues no tengo ni idea de lo que dices,
Su- me niego a ceder, no le he contado nada, ni lo haré- no comprendo por qué ver a Su Alteza, tendría que turbarme o ponerme nerviosa.-¿Crees que soy idiota?- me pregunta frunciendo el ceño- Sé que algo ocurrió entre ustedes, la misma Bella estaba algo preocupada. ¿Cuándo me lo dirás Ivette, cuándo?
-Bella y tú, no deben preocuparse, entre su Alteza y yo, nada ocurrió- miento descaradamente- y en consecuencia, no tengo nada que decirte.
-Eres muy mala mintiendo- me acusa con ojos entrecerrados.
-¡Qué cosas!, siempre he creído que mentía muy bien- le digo sarcástica- solo necesito dormir bien Suseth, sabes que los aviones no son mi medio de transporte favorito, me pone nerviosa hacer un vuelo tan largo.
-No sé si creerte.
-Pues cree lo que quieras- me encojo de hombros- total, siempre lo haces.
-Solo quiero que sepas Vetty, que me alegra que salgas con un chico tan bueno como James, se nota que te quiere mucho y. . .
-No somos novios Su, no exageres- dijo rodando los ojos.
-Pero podrían serlo. Además, eres mi pequeña hermana y me preocupo por ti.
-Estoy bastante grandecita Su, todo está bien. Te lo aseguro.
-Aunque crezcas, siempre serás mi pequeña hermana. Tú, Bella, Matt y ahora el pequeño Nael, son todo lo que tengo Vetty y daría cualquier cosa por protegerte- me mira fijamente, sin pestañas, sin desviar la mirada, y siento el peso y la sinceridad de sus palabras. Me ama, lo sé, porque yo siento lo mismo- no quisiera que te lastimaran.
-Me lastima no quien quiera Su, sino a quién se lo permita. Sé cuidarme así que pierde cuidado.
-De acuerdo Vetty, solo recuerda que El Príncipe es un libertino y que tienen dos culturas totalmente diferentes. Con Zabdiel e Isabella, funcionó porque él la adora y se enamoraron perdidamente, además él está dispuesto a todo por ella, pero el Príncipe no es hombre de una sola mujer, no te permitas caer en sus redes y nunca olvides que puedes contar conmigo.
-No me interesa Zahir- le digo con el ceño fruncido.
-No sé si eso sea cierto. Verás, si te interesara para una aventura, estaría bien, todas merecemos una de vez en cuando, obvio que las mías se acabaron con Matt- sonríe como tonta- pero. . . Zahir es así como una fruta prohibida, para comer a escondidas. Buen hombre, buena aventura. No es para enamorarse de él y soñar con una boda.
-No entiendo ni por qué estamos hablando de esto- digo enojada.
-Sé que algo ocurrió, Vetty. Lo sé por como él te miraba, por como tu desviabas la mirada, por lo enojada que parecías en la boda de Bella, cada vez que lo veías hablando con esa mujer, pero sobretodo, lo sé por lo que me contó Isabella. Sé que no eres mujeres de aventuras, sé que sueñas con encontrar un buen hombre para casarte y qué tus experiencias son muy limitadas, por no decir nulas- siento que me ruborizo en gran manera- solo cuídate de él, y si hace falta pide mi ayuda o la de Bella, sé que estaría feliz de hablar con Su Excelencia y pedirle que meta en cintura al pequeño pilluelo, que además de hermoso y sexy es un coqueto nato. Si yo estuviese soltera, terminaría envuelta en las sedosas sábanas del Príncipe, lo juro. Pero no tú cariño, aquí la libertina y despreocupada soy yo.
-Ya basta. No quiero seguir hablando de tan absurdo tema, déjame terminar de preparar mis maletas.
-Pensé que ya estaban listas.
-Sí, pero debo preparar mi bolso de mano y además tomar una larga ducha para relajarme y olvidarme de los nervios del avión.
-Bien. . . seguro que no saldrás con James.
-Segura, no saldré hoy con él, Su.
-Bueno, en fin. . . yo si saldré con Matt, pensábamos ir a comer fuera y quizás bailar un poco. ¿Quieres venir?
-No soy buena haciendo tercios- le sonrío- además, es cierto que quiero descansar. Estoy nerviosa por el largo viaje.
-En ese caso voy a alistarme. Matt, pasará por mí en media hora y si no estoy lista comenzará a gruñir- me dice riendo- cena antes de dormir por favor, yo volveré en la madrugada.
-El vuelo es en la mañana, Su. No quiero que te quedes dormida y lo perdamos.
-No lo haré preciosa. Mis maletas están listas, Matt me aseguró que las suyas también y-. . .
-Su. . .
-Está bien. Volveré temprano- se levanta y camina hasta mí, me abraza y me da un cálido beso en la frente- te quiero mucho, Vetty.
-Yo te adoro- le respondo rodeándola en un abrazo.
Somos muy similares. Rubias, de lindos ojos de color, altura promedio y lindo rostro. Es solo que ella tiene toda la chispa, es alegre, divertida. Alocada, sincera y muy, muy abierta a decir lo que piensa. Yo por el contrario soy más tímida, reservada, más sensata y prudente.
En ocasiones quisiera ser un poco como ella y olvidarme de las limitaciones que yo misma me pongo, pero mi naturaleza se rebela.
-Que duermas bien- me dice alejándose.
-Y tú que te la pases muy bien.
-Gracias, Vetty- me dice y se aleja, sale de la habitación y un terrible peso se instala en mi pecho. Sé que todo lo que me ha dicho es verdad y nunca me he engañado a mí misma, pensando en cosas que no podrían suceder, pero escucharlo en voz alta y de otra persona me ha causado un dolor en el pecho y un vacío en el estómago.
Sin duda será una prueba muy grande estar cerca del Príncipe, necesito mantenerme lo más alejada posible de él, necesito concentrarme en Nael y en Bella, en la felicidad de verles, con suerte las semanas en Norusakistan, no terminen siendo tan tensas como espero, quizás el rebelde Príncipe esté viajando por el mundo y tenga la suerte de no toparme con él. Todo es posible.
Cierro los ojos con fuerza, rogando que la suerte esté de mi lado y el Príncipe se mantenga lejos de mí, no quiero tener que tolerar su presencia en compañía de esa mujer; Aisha.
¡Este viaje a Norusakistan, será todo un reto!
¡Vendría!Ivette, vendría al día siguiente. Aquellas palabras no salían de su cabeza, tendría que verla nuevamente. El Príncipe, no había dejado de pensar en aquella dulce chica, tan buena, pero que cuando la había hecho enojar, se había mostrado fría e indiferente. No sabía ni por qué razón no podía sacarla de sus pensamientos. Era solo una mujer más.Sí, una mujer dulce y de hermosos ojos, ojos que no podría olvidar y esa boca. . . Los recuerdos de esa boca le atormentaban.-¡Vamos Zahir, eres el Príncipe!- se dijo a sí mismo- puedes tener a la mujer que desees, ni siquiera esa rosa inglesa puede resistirse a ti. – se dio ánimos y trato de controlar su respiración agitada.Un llamado a la puerta de sus aposentos lo sobresaltó. Bien, su invitada había llegado, sonrió con picardía. Al abrir la puerta se encontró con Maishea, una hermosa joven que trabajaba en Palacio, muy bajo perfil, nunca era muy nombrada, ni solicitada, pero él si solicit
Ivette, pasó gran parte de la mañana en la habitación que le fue asignada. Intentaba calmar sus emociones y pensamientos, que para ese momento estaban hechos un torbellino. No entendía porqué aquellos ojos grises en apariencia tan fríos, lograban perturbarla tanto.Debía asumirlo. . . al menos para ella.-Te atrae, Ivette- se dijo con frustración- el sinvergüenza del Príncipe, te atrae.- bufó sintiéndose impotente por no poder controlar lo que sentía- ¡Por Dios, Ivette Cooper, ese hombre es un descarado!Los sentimientos deberían tener una especie de interruptor, uno debía decidir cuando accionarlo y cuando prescindir de ellos, de ese modo las personas se evitarían tanto dolor y sufrimiento.Llevaba tres meses saliendo con James, y era un chico realmente hermoso, la trataba como toda una dama, le hacia lindos presentes y era muy respetuoso, siempre haciendo gala de sus buenos modales y su gran educación.Teniendo un hombre así, ¿cómo era posible q
Aisha, se supone que tendría que tolerar la presencia de aquella mujer, cuando era obvio que no la soportaba, al menos era obvio para ella, pensó Ivette. Se prendía del brazo del Príncipe sin ninguna vergüenza, le hablaba con familiaridad, dejando claramente que existía entre ellos algo más que una simple amistad, ¿y ahora ella estaba allí?Según tenia entendido, ella era la hija de un importante Emir, del cual sus tierras colindaban con las fronteras de Norusakistan, lo cierto es que Aisha, no era su persona favorita en el mundo y es que se sentía arder en coraje cada vez que veía como ella lo miraba. . . con esa estúpida adoración, que se juró que sus propios ojos jamás reflejarían.Nazir, volvió acompañado de Aisha, quien llegaba con un escotado vestido negro, ¿no se supone que en sus tierras no deber
Ivette, despertó con un terrible dolor de cabeza, fue inevitable para ella que al volver a su habitación algunas lágrimas se deslizaran por sus mejillas, él quería lastimarla y lo había conseguido. Se sentía tan mal porque ella había intentado disculparse por la bofetada y había terminado ella con una bofetada mayor, una en la que ni la tocó, pero la lastimó profundamente.Se levantó dispuesta a darse un baño, con la intención de alejar aquellos pensamientos de ella. Necesitaba despejarse un poco. Después de ducharse, decidió llamar a James, seguramente tenerlo cerca le ayudaría a mejorar su estado de ánimo. Al tercer repique su sensual voz se hizo escuchar.-Hola, preciosa.-James- sonrió- me alegra saludarte.-Estuve por llamarte anoche, pero no quise interrumpir tu descanso, esperaba a que me llamaras tú.-Lo siento. . .-No te disculpes, mi reina de ojos
-¿Azhohary?- preguntó Isabella, con sus ojos brillando de emoción- apresúrate Haimir, hazle pasar.- le dijo poniéndose en pie.-Como usted ordene Mi Reina- dicho aquello se marchó. Isabella se giró hacia su esposo.-¡Azhohary, es ella mi amor!-¿Quién es Azhohary?- preguntó Matt.-Es la chica que me ayudó a escapar de los bárbaros, sino fuese por ella, nunca hubiese logrado escapar.-A ella le debo, el tener a Isabella, conmigo- Zabdiel, miró sonriente a su esposa y luego a su hijo.Haimir, volvió con la chica, quién le sonreía enormemente.-Buenas tardes. . . Mi Señora- le dijo haciendo una reverencia, entonces ella corrió hasta la joven y la estrechó entre sus brazos.-¡Qué bueno verte Azhohary, qué alegría!-Lo mismo digo Excelencia, se ve usted mejor que en las cuevas.
¡¿James?! Así que el idiota del ingles había llegado.¿Qué rayos había pasado con su buena suerte?Estaba ardiendo en furia de ver como ella había corrido a arrojarse en sus brazos. ¿Cómo se atrevía a tal muestra de descaro, cuando hasta hacía poco había estado a punto de hacer el amor con él?¡Inglesa descarada!Pensó sintiendo que su sangre hervía.-Pude llegar antes de lo previsto- le dijo sonriendo- ansiaba verte.-Yo estoy muy feliz de que pudieses venir- le besó en la mejilla y él sonrió como idiota- usted debe ser El Príncipe.-Así es- dijo Zahir, mirándolo fijamente- Zahir, Príncipe de Norusakistan, bienvenido a nuestro país. Que Alá bendi
Zahir, llamó a la puerta de las habitaciones reales, un adelante le dio acceso.-Alteza- le saludó Naiara, con una pequeña reverencia.-Hola, Naiara- se acercó y observó al pequeño bultito en sus brazos- cada día está más hermoso.-Así es- le sonrió- ¿le cargará?-Como siempre- respondió con una tierna sonrisa- no puedo resistirme a él- lo tomó en brazos y lo arrulló con ternura.-Se queda tan tranquilo con usted.-Sabe que está con su tío favorito- rió de su propio chiste, técnicamente era el único tío que Nael, tenía.-Es muy afortunado. Usted lo quiere mucho- le sonrió- debería tener a un pequeño príncipe pronto- Zahir, fijó sus grises ojos en ella.
-¿Me dirás lo que sucede?- aquella voz profunda le inundó los sentidos, trayéndola de regreso al presente.-¿A qué te refieres?- lo miró desconcertada.-Te noto demasiado distraída y desde que volvimos de Norusakistan, pareces muy triste.-¿Cómo no estarlo, James?- preguntó suspirando- allá dejé a mi amiga, mi sobrino, los extraño mucho.-Lo sé, Vetty- le tomó ambas manos por encima de la mesa y le dedicó una enorme sonrisa- hace un mes que regresamos, anímate un poco, disfruta de esta rica cena, en este lindo restaurante, con este lindo chico- Ivette, dejó escapar una pequeña risa. Amaba esas cosas de James, él siempre sabía qué decir para hacerla reír.-Sobretodo lo del lindo chico- le dijo enarcando una ceja.-Así es- movió las cejas ridículamente- tienes una suerte envidiable.-Nunca me he quejado de mi suerte- le dijo riendo.-Es buen