Ivette, pasó gran parte de la mañana en la habitación que le fue asignada. Intentaba calmar sus emociones y pensamientos, que para ese momento estaban hechos un torbellino. No entendía porqué aquellos ojos grises en apariencia tan fríos, lograban perturbarla tanto.
Debía asumirlo. . . al menos para ella.
-Te atrae, Ivette- se dijo con frustración- el sinvergüenza del Príncipe, te atrae.- bufó sintiéndose impotente por no poder controlar lo que sentía- ¡Por Dios, Ivette Cooper, ese hombre es un descarado!
Los sentimientos deberían tener una especie de interruptor, uno debía decidir cuando accionarlo y cuando prescindir de ellos, de ese modo las personas se evitarían tanto dolor y sufrimiento.
Llevaba tres meses saliendo con James, y era un chico realmente hermoso, la trataba como toda una dama, le hacia lindos presentes y era muy respetuoso, siempre haciendo gala de sus buenos modales y su gran educación.
Teniendo un hombre así, ¿cómo era posible que suspirara pensando en aquel diablillo del desierto?, era hermoso, eso si. . . .Increíblemente hermoso, pero también era descarado, sarcástico, sinvergüenza, mujeriego, y se creía el ombligo del mundo.
¿Por qué había cometido la estupidez de fijarse precisamente en él?, además de todos esos claros defectos, su costumbre era tan diferente, era cierto que había funcionado con Bella y Zabdiel, pero. . . El Jeque adoraba a su amiga, la amaba con locura, se veía en la forma en que la miraba, en los gestos que le dedicaba, en como le hablaba, ese hombre moría de amor por su amiga. . . pero su hermano, el Príncipe, era todo lo contrario al Jeque.
No tenía futuro alguno a su lado, así que lo mejor era no dejarse arrastrar por las pasiones y los bajos instintos carnales, porque de nada valdría satisfacer los deseos del cuerpo, cuando el alma no estaba siendo alimentada. Bien podía sonar anticuada y del siglo pasado, pero había decidido no dormir con un hombre, no hasta el matrimonio, pero al menos hasta estar segura de que lo que sintiese fuese amor, y lo más importante. . . estar segura de ser correspondida con el mismo amor, y era obvio que ese no era el caso de Zahir Amir Mubarack Mararmara, él no era hombre de una sola mujer.
Casi gimió frustrada. Y decidió intentar dormir algo antes de la hora del almuerzo, el viaje había sido largo y agotador.
No supo cuando se quedó dormida, pero despertó con un fuerte llamado a la puerta.
-Adelante- dijo algo dormida aún. Una hermosa chica de largo cabello y lindos ojos oscuros como el azabache había entrado y la miraba sonriente.
-Su Majestad, la Reina me ha pedido que le informe que en media hora se servirá la comida.
-Claro- le sonrió con ternura- estaré allí. Muchísimas gracias, Maishea.
-¿Necesita que la ayude a bañar?
-No, no hace falta, lo puedo hacer sola- respondió incomoda, no entendía eso de bañarla, no era una niña.
-¿Le preparo el baño?
-No Maishea, puedo hacerlo sola- repitió- Si te necesito, te llamo.
-Con su permiso, señorita Cooper.
-Adelante.
Maishea, era una linda chica, bastante amable y muy atenta, era la segunda vez que venía a Norusakistan y en ambas ocasiones la habían seleccionado como su ayudante. Era dulce, cariñosa, muy atenta y servicial. ¿Sería casada?, seguramente si, las chicas jóvenes y exóticas como ella, no duran solteras en un país como este. Naiara, también era joven y muy bonita y había tenido la dicha de casarse con un buen hombre como Haimir, que evidentemente la adoraba.
Casi lloró frustrada. Haimir y Naiara, Isabella y Zabdiel, Suseth y Matt. Todos se casaban, todos era felices. . .todos, menos ella.
Después de alistarse para la comida, se miró por ultima vez en el amplio espejo y sonrió triste. Ella también era hermosa. . . . Quizás James. . .
Bufó de nuevo y se encaminó a salir de su habitación.
Caminó por el pasillo y casi grito asustada cuando una mano la tomó del hombro mientras caminaba.
-¡Oh por Dios!- gimió girándose para ver quién la sorprendía- ¡casi me mata del susto, Alteza!- lo miró con ojos enormes y una mano en el pecho.
-Siempre he presumido de mi supuesto gran atractivo, señorita Cooper, es una decepción que me haga saber de esta manera, que soy tan feo que podría matarle del puro susto.
-¡Qué buen humor tiene hoy!- le dijo intentando calmar los saltos que daba su corazón. . . y ya no eran causados por el susto.
-Siempre- le dedicó una hermosa sonrisa- el mal humor es para gente poca agraciada- dijo con arrogancia- los atractivos tendemos a sonreír para no arruinar nuestra belleza.
-¡Es tan vanidosos que seguramente su habitación está llena de espejos!
-¡Con qué quiere entrar a mi habitación- le dijo con todo seductor, y luego ronroneó- será un placer mostrársela!
-¡Lamento decepcionarlo, Alteza- le dijo indignada, intentando no ruborizarse y mantenerse lo calmada. . . . Como si fuese posible- pero no tengo el mínimo interés en conocer sus aposentos!
-¿Sabe cuál es su problema, señorita Cooper?- le pregunta- te gusto, lo sé- afirmó- pero te niegas a seguir tus instintos, a dejarte arrastrar por la pasión que sabes, encontraras en mis brazos- dijo arrinconándola contra la pared.
Ivette, sintió como la pared chocaba con su espalda y quiso gritar y salir huyendo, porque había recordado el beso. . . el estúpido beso.
-¿Sabe cuál es su problema, Alteza?- contraatacó preguntándole en el mismo tono y él elevó una ceja cuando la tomó de la cintura y ella en vez de intentar alejarse se acercó a él, dejando su rostro a escasos centímetros del suyo. El Príncipe dibujó una hermosa media sonrisa en su rostro- además de tener unas manos muy largas, claro- le dijo irónica- Que se cree que es tan atractivo e irresistibles, que cree que por pertenecer a la familia real tiene derecho a todo lo que desee, pero déjeme decirle algo, Alteza. Aunque su palabra sea ley en Norusakistan, yo soy inglesa, no es Mi Príncipe, no le debo nada y no me someto a usted, su palabra para mi vale lo mismo que la palabra de cualquier mortal en el mundo. Así que, Principito manis largas, manténgase alejado de mi. - Le dijo y luego lo apartó y se encaminó rápidamente al salón donde la esperaban.
El Príncipe no pudo quedar más sorprendido.
¿Aquella mujer se había atrevido a rechazarlo?
¿Le había dicho realmente esas palabras?
¡¿A él?!
¡¿Al Príncipe?!
Su boca estaba literalmente abierta sin poder creer lo que aquella inglesa le había dicho, se había acercado tanto a él, que su perfume había inundado sus fosas nasales, queriendo arrebatarle la cordura, esa boca estuvo tan cerca de la suya. . . .
Luego de algunos minutos se recuperó de la impresión y sonrió con picardía. ¿Con qué aquella rosa inglesa tenía carácter?, pues perfecto.
Sería un placer ver como esa furia se convertía en pasión cuando estuviese debajo de él. . . gimiendo.
El almuerzo se llevaba de forma animada, la platica era alegre y las risas inundaban el lugar.
-Zabdiel siempre fue adorable- dice Hayffa- tranquilo y hermoso.
-Por Dios madre-Zabdiel, estaba ruborizado- no era el niño perfección.
-Por su puesto que si, mi cielo. Eras un niño adorable.
-Supongo que eso me convierte en el diablillo de la familia- dijo Zhair intentando parecer ofendido.
-Así es, cariño- dijo Hayffa sonriendo- la verdad es que siempre has sido rebelde y juguetón
-Desde niño se veía que llevaría una excelente vida. No sirvo para ser perfecto y aburrido, eso se lo dejo a Su Excelencia, a mi me encanta divertirme.
-Pues tus diversiones terminaran pasándote factura, tarde o temprano.- le dijo Zabdiel.
-Vamos, no me augure mal, Majestad- le dijo sonriendo- tendré un buen futuro.
-¿De libertino?- preguntó Isabella, con el ceño fruncido.
-De libre, es diferente, Majestad. Disculpe señorita Cooper- se dirigió a Ivette, quién dirigió la vista a él, al igual que Suseth- lamento molestarla pero, podría usted pasarme el pan de centeno- le sonrió- es que a pesar de tener manos largas, en ocasiones me cuesta llegar a lo que deseo- le dijo con un mensaje que solo ellos entenderían. Ivette, quiso asesinarlo por hacerle aquello delante de toda la familia, lo miró directamente a los ojos.
-Por supuesto, Alteza- le sonrió falsamente- siempre hay algo que se escapa de nuestras posibilidades. Aquí tiene el pan.
El almuerzo cambió a tenso y extraño, pues El Príncipe no dejaba de hacer extraños comentarios.
Luego pasaron a uno de los salones a tomar el te donde se reanudó la conversación.
-Así que al fin se casan.
-Así es señora Hayffa- dice Matt sonriente- Su y yo, ya hemos puesto fecha para dentro de dos meses. Estamos ansiosos de casarnos- vuelve a sonreír y toma la mano de su amada, quién también le sonríe.
-¡Qué maravilloso!
-Por supuesto esperamos que puedan acompañarnos.
-Será todo un honor- dijo Hayffa- y nuestra dulce Ivette, ¿cuándo va a casarse?
-Yo. . . – comenzó ella pero su hermana le interrumpió.
-Quizás más pronto de lo que pensamos- dijo Suseth y Zahir, tensó la mandíbula- tiene un pretendiente hermoso y muy lindo, quizás podamos invitarle al bautizo de Nael.
-No creo que. . .
-¡Genial!- dijo Isabella sonriendo- será maravilloso tenerlo aquí unos días- Zahir, estuvo muy cerca de maldecir a gran voz, no quería a ese intruso en su casa.
-A mi me parece una buena idea- dijo Hayffa- si nuestra dulce Ivette, tiene un pretendiente y es algo serio, lo más justo es que esté aquí, compartiendo con la familia.
-James es. . .
-¡Su nombre es James!- Hayffa rió- no te avergüences cariño- le dijo con ternura- te has ruborizado mucho, es solo para fomentar las buenas relaciones, quizás termine siendo tu esposo.
-James, es un hombre de negocios, no creo que pueda venir.
-Nada perdemos con invitarlo- aseguró Suseth.
-Así es- secundó Matt- quizás sea buena idea que venga y comparta con nosotros.
-Quizás. . . – intervino Zahir con voz tensa- sea mejor no molestar al señor James, la señorita Cooper asegura que es un ocupado hombre de negocios, no sería justo hacerle perder su tiempo tan valioso viniendo a un país tan lejano.
-¡Tonterías!- exclamó Hayffa- si la quiere, vendrá, sin importar cuantos negocios tenga que atender.
-Así es- dijo Isabella y se giró hacia su callado esposo- mi señor, para mi sería un placer tener aquí a otro amigo- Zahir, rodó los ojos porque supo que su hermano no le negaría nada a Isabella- compláceme en esto, mi amor.
-Claaaaro. . . – dijo Zahir con tono burlón- placer con placer se paga Majestad.
-¡Zahir!- le reprendió su madre con mirada enojada.
-¡Silencio!- le reprochó Zabdiel- no seas tan vulgar, Alteza, recuerde que habla de su Reina- Isabella se ruborizó al escuchar como El Príncipe era reprendido y a su vez su mandíbula se tensaba y desviaba la vista- Mi amor, señora mía- se dirigió a su esposa- Norusakistan es ahora tu pueblo y Palacio tu casa- la tomó de ambas manos- puede usted invitar a quien lo desee mi Reina, no seré yo quien ponga objeción- Isabella lo miró con adoración.
-Gracias, mi amor. Listo Vetty, comunícate con James, para que venga al bautizo de nuestro Nael Jamal, así podrá quedarse con nosotros unos días y vuelven juntos a Inglaterra- Zahir, apretó los dientes y las manos hasta formarlos puños, estaba a punto de explotar de ira.
-Por supuesto, Excelencia- admitió Ivette, con el rostro enrojecido.
-Yo estoy ansiosa de que El Príncipe, decida sentar cabeza y regalarme al menos dos nietos.
-¡Madre!- gimió- ¡Ya tienes a Nael!
-Pero quiero que te cases y tengas hijos, mi amor. Alá mediante, será pronto.
-¡Por Alá!- gimió frustrado- ¡No voy a casarme madre!- dijo con tanta vehemencia que todos en la sala lo observaron con ojos enormes.
-Eso es lo que dices tu, yo quiero pensar que serás inteligente y buscaras una esposa- le dijo su madre- una mujer que te haga cambiar y que vea que eres valioso, una mujer que te arranque la careta de don Juan.
Dos horas mas tardes seguían reunidos y charlaban, cuando Nazir interrumpió.
-Lo siento- se disculpó apenado- Alteza, ha llegado la señorita Aisha, y solicita verle.
-¿Aisha?- preguntó frunciendo el ceño.
Aisha, se supone que tendría que tolerar la presencia de aquella mujer, cuando era obvio que no la soportaba, al menos era obvio para ella, pensó Ivette. Se prendía del brazo del Príncipe sin ninguna vergüenza, le hablaba con familiaridad, dejando claramente que existía entre ellos algo más que una simple amistad, ¿y ahora ella estaba allí?Según tenia entendido, ella era la hija de un importante Emir, del cual sus tierras colindaban con las fronteras de Norusakistan, lo cierto es que Aisha, no era su persona favorita en el mundo y es que se sentía arder en coraje cada vez que veía como ella lo miraba. . . con esa estúpida adoración, que se juró que sus propios ojos jamás reflejarían.Nazir, volvió acompañado de Aisha, quien llegaba con un escotado vestido negro, ¿no se supone que en sus tierras no deber
Ivette, despertó con un terrible dolor de cabeza, fue inevitable para ella que al volver a su habitación algunas lágrimas se deslizaran por sus mejillas, él quería lastimarla y lo había conseguido. Se sentía tan mal porque ella había intentado disculparse por la bofetada y había terminado ella con una bofetada mayor, una en la que ni la tocó, pero la lastimó profundamente.Se levantó dispuesta a darse un baño, con la intención de alejar aquellos pensamientos de ella. Necesitaba despejarse un poco. Después de ducharse, decidió llamar a James, seguramente tenerlo cerca le ayudaría a mejorar su estado de ánimo. Al tercer repique su sensual voz se hizo escuchar.-Hola, preciosa.-James- sonrió- me alegra saludarte.-Estuve por llamarte anoche, pero no quise interrumpir tu descanso, esperaba a que me llamaras tú.-Lo siento. . .-No te disculpes, mi reina de ojos
-¿Azhohary?- preguntó Isabella, con sus ojos brillando de emoción- apresúrate Haimir, hazle pasar.- le dijo poniéndose en pie.-Como usted ordene Mi Reina- dicho aquello se marchó. Isabella se giró hacia su esposo.-¡Azhohary, es ella mi amor!-¿Quién es Azhohary?- preguntó Matt.-Es la chica que me ayudó a escapar de los bárbaros, sino fuese por ella, nunca hubiese logrado escapar.-A ella le debo, el tener a Isabella, conmigo- Zabdiel, miró sonriente a su esposa y luego a su hijo.Haimir, volvió con la chica, quién le sonreía enormemente.-Buenas tardes. . . Mi Señora- le dijo haciendo una reverencia, entonces ella corrió hasta la joven y la estrechó entre sus brazos.-¡Qué bueno verte Azhohary, qué alegría!-Lo mismo digo Excelencia, se ve usted mejor que en las cuevas.
¡¿James?! Así que el idiota del ingles había llegado.¿Qué rayos había pasado con su buena suerte?Estaba ardiendo en furia de ver como ella había corrido a arrojarse en sus brazos. ¿Cómo se atrevía a tal muestra de descaro, cuando hasta hacía poco había estado a punto de hacer el amor con él?¡Inglesa descarada!Pensó sintiendo que su sangre hervía.-Pude llegar antes de lo previsto- le dijo sonriendo- ansiaba verte.-Yo estoy muy feliz de que pudieses venir- le besó en la mejilla y él sonrió como idiota- usted debe ser El Príncipe.-Así es- dijo Zahir, mirándolo fijamente- Zahir, Príncipe de Norusakistan, bienvenido a nuestro país. Que Alá bendi
Zahir, llamó a la puerta de las habitaciones reales, un adelante le dio acceso.-Alteza- le saludó Naiara, con una pequeña reverencia.-Hola, Naiara- se acercó y observó al pequeño bultito en sus brazos- cada día está más hermoso.-Así es- le sonrió- ¿le cargará?-Como siempre- respondió con una tierna sonrisa- no puedo resistirme a él- lo tomó en brazos y lo arrulló con ternura.-Se queda tan tranquilo con usted.-Sabe que está con su tío favorito- rió de su propio chiste, técnicamente era el único tío que Nael, tenía.-Es muy afortunado. Usted lo quiere mucho- le sonrió- debería tener a un pequeño príncipe pronto- Zahir, fijó sus grises ojos en ella.
-¿Me dirás lo que sucede?- aquella voz profunda le inundó los sentidos, trayéndola de regreso al presente.-¿A qué te refieres?- lo miró desconcertada.-Te noto demasiado distraída y desde que volvimos de Norusakistan, pareces muy triste.-¿Cómo no estarlo, James?- preguntó suspirando- allá dejé a mi amiga, mi sobrino, los extraño mucho.-Lo sé, Vetty- le tomó ambas manos por encima de la mesa y le dedicó una enorme sonrisa- hace un mes que regresamos, anímate un poco, disfruta de esta rica cena, en este lindo restaurante, con este lindo chico- Ivette, dejó escapar una pequeña risa. Amaba esas cosas de James, él siempre sabía qué decir para hacerla reír.-Sobretodo lo del lindo chico- le dijo enarcando una ceja.-Así es- movió las cejas ridículamente- tienes una suerte envidiable.-Nunca me he quejado de mi suerte- le dijo riendo.-Es buen
Ivette. . .Lo observo frente a mi puerta y no lo puedo creer, esos hermosos ojos grises fijos en mi, su seductora boca curvada en una pequeña sonrisa, su cabello despeinado y sin orden, sin caftán, con una vestimenta muy occidental; camisa, nenas y tenis, y la verdad es que sigue siendo el hombre más sexy que haya visto jamás.Es como si de tanto pensarlo lo hubiese traído a mi puerta, como si todos mis ruegos hubiesen sido escuchados. . . pero, ¿qué estoy pensando?, no quiero tenerlo cerca, se supone que lo que pienso y ruego es que se aleje de mi, pero cuando lo miro a los ojos mi traicionero e ingrato corazón se niega a obedecer mis ordenes, quiere hacer lo que desea y salta descontrolado en mi pecho.¡Por Dios!¡Vine a fijarme en el hombre más mujeriego y descarado del mund
Ivette, abrió los ojos intentando controlar la respiración.¡La habían descubierto!¡Y ella que pensaba que estaba dormida!Se giró con lentitud, intentando no temblar y rogando porque su cara no estuviese roja. Allí estaba su hermana mayor, mirándola fijamente.-Yo. . . Eh. . .-¿Tú?. . . ¿Eh?- le preguntó enarcando una burlona ceja.-Pensé que estabas dormida, Su.-Si, eso es evidente- se cruzó de brazos- ¿me darás una explicación?-Suseth. . .yo. ..-¡BASTA DE BALBUCEAR, IVETTE COOPER!- de acuerdo, la había llamado por nombre y apellido, eso era síntoma de que estaba enojada.-Lo siento Su, es que. . .-¿Qué hacía el Príncipe, en tu habitación?-Él. . .vino a verme- Suseth elevó una ceja.-Eso es obvio, no soy idiota- le