¡¿James?! Así que el idiota del ingles había llegado.
¿Qué rayos había pasado con su buena suerte?
Estaba ardiendo en furia de ver como ella había corrido a arrojarse en sus brazos. ¿Cómo se atrevía a tal muestra de descaro, cuando hasta hacía poco había estado a punto de hacer el amor con él?
¡Inglesa descarada!
Pensó sintiendo que su sangre hervía.
-Pude llegar antes de lo previsto- le dijo sonriendo- ansiaba verte.
-Yo estoy muy feliz de que pudieses venir- le besó en la mejilla y él sonrió como idiota- usted debe ser El Príncipe.
-Así es- dijo Zahir, mirándolo fijamente- Zahir, Príncipe de Norusakistan, bienvenido a nuestro país. Que Alá bendiZahir, llamó a la puerta de las habitaciones reales, un adelante le dio acceso.-Alteza- le saludó Naiara, con una pequeña reverencia.-Hola, Naiara- se acercó y observó al pequeño bultito en sus brazos- cada día está más hermoso.-Así es- le sonrió- ¿le cargará?-Como siempre- respondió con una tierna sonrisa- no puedo resistirme a él- lo tomó en brazos y lo arrulló con ternura.-Se queda tan tranquilo con usted.-Sabe que está con su tío favorito- rió de su propio chiste, técnicamente era el único tío que Nael, tenía.-Es muy afortunado. Usted lo quiere mucho- le sonrió- debería tener a un pequeño príncipe pronto- Zahir, fijó sus grises ojos en ella.
-¿Me dirás lo que sucede?- aquella voz profunda le inundó los sentidos, trayéndola de regreso al presente.-¿A qué te refieres?- lo miró desconcertada.-Te noto demasiado distraída y desde que volvimos de Norusakistan, pareces muy triste.-¿Cómo no estarlo, James?- preguntó suspirando- allá dejé a mi amiga, mi sobrino, los extraño mucho.-Lo sé, Vetty- le tomó ambas manos por encima de la mesa y le dedicó una enorme sonrisa- hace un mes que regresamos, anímate un poco, disfruta de esta rica cena, en este lindo restaurante, con este lindo chico- Ivette, dejó escapar una pequeña risa. Amaba esas cosas de James, él siempre sabía qué decir para hacerla reír.-Sobretodo lo del lindo chico- le dijo enarcando una ceja.-Así es- movió las cejas ridículamente- tienes una suerte envidiable.-Nunca me he quejado de mi suerte- le dijo riendo.-Es buen
Ivette. . .Lo observo frente a mi puerta y no lo puedo creer, esos hermosos ojos grises fijos en mi, su seductora boca curvada en una pequeña sonrisa, su cabello despeinado y sin orden, sin caftán, con una vestimenta muy occidental; camisa, nenas y tenis, y la verdad es que sigue siendo el hombre más sexy que haya visto jamás.Es como si de tanto pensarlo lo hubiese traído a mi puerta, como si todos mis ruegos hubiesen sido escuchados. . . pero, ¿qué estoy pensando?, no quiero tenerlo cerca, se supone que lo que pienso y ruego es que se aleje de mi, pero cuando lo miro a los ojos mi traicionero e ingrato corazón se niega a obedecer mis ordenes, quiere hacer lo que desea y salta descontrolado en mi pecho.¡Por Dios!¡Vine a fijarme en el hombre más mujeriego y descarado del mund
Ivette, abrió los ojos intentando controlar la respiración.¡La habían descubierto!¡Y ella que pensaba que estaba dormida!Se giró con lentitud, intentando no temblar y rogando porque su cara no estuviese roja. Allí estaba su hermana mayor, mirándola fijamente.-Yo. . . Eh. . .-¿Tú?. . . ¿Eh?- le preguntó enarcando una burlona ceja.-Pensé que estabas dormida, Su.-Si, eso es evidente- se cruzó de brazos- ¿me darás una explicación?-Suseth. . .yo. ..-¡BASTA DE BALBUCEAR, IVETTE COOPER!- de acuerdo, la había llamado por nombre y apellido, eso era síntoma de que estaba enojada.-Lo siento Su, es que. . .-¿Qué hacía el Príncipe, en tu habitación?-Él. . .vino a verme- Suseth elevó una ceja.-Eso es obvio, no soy idiota- le
Ivette, se sorprendió al ver el elegante coche que estaba estacionado esperando por ellos.-Muy lindo- dijo sonriendo.-Tengo excelentes gustos- le dijo con una enorme sonrisa que la hizo ruborizar, al entender el doble sentido de sus palabras. Se acercó a ella y la rodeó por la cintura- estás muy, muy hermosa.-Gracias- le sonrió- usted se ve realmente bien, Alteza- elevó una irónica ceja- diferente a los caftanes, pero realmente bien.-Eres hermosa con la guardia baja- le dijo.-Eres hermoso, en faceta romántica- le respondió y ambos estallaron en carcajadas, entonces él le colocó un mechón detrás de la oreja y se acercó a su rostro, tan cerca como para que entendiera su intención, pero no tanto como para sentir que se aprovechaba de la situación, dándole la oportunidad
Aisha. . . Estoy desesperadamente ansiosa por ver a Zahir, tenemos mucho tiempo sin vernos y últimamente no me llama, ni me busca. Comienzo a sospechar que ha conseguido quien le caliente la cama en mi ausencia y eso me pone muy nerviosa. Mi principal idea es conquistarlo, hacer que se enamore de mi y no lo estoy logrando porque cada vez lo siento más distante.La ultima vez que llamé a Palacio, uno de los del servicio me anunció que El Príncipe, estaba en uno de sus viajes, lo cual me puso más nerviosa todavía. Zahir, era el tipo de hombres que aunque era muy patriota y de profundo amor por sus raíces, no temía hacer su maleta e irse a recorrer el mundo, aunque siempre terminara volviendo a casa.No era un hecho oculto que era un mujeriego y que solía tener amantes a donde llegara y yo me convertí en una de ellas
-¿Envenenarla?- pregunta con ojos enormes.-Así es- responde Esquizbel, con una maquiavélica sonrisa- la envenenaremos y con ello borraré la estúpida sonrisa de Zahir. La sustituiré por lágrimas, además mi estimada Aisha, podrá vengar la humillación que le han hecho.-Señor. . . yo no puedo hacer eso. . .yo. . .-Puedes y lo harás- le dijo mirándole firme- No es algo tan difícil, colocarás el veneno en el té, el café o el jugo que le sirvas, eso si, debes colocarlo en pequeñas cantidades, no quiero que muera pronto, quiero más bien ver como la adorable y jovial señorita Cooper, se va quedando sin vida, quiero ver como se apaga de a poco, como la vida se le escapa de las manos sin saber el motivo. Para cuando lo descubran, será demasiado tarde.-¿Cuándo quiere que comience?- preguntó con voz temblorosa, aun dudando.-Hoy mismo. Te daré el veneno, solo debes recordar aplicarlo en pequeñas dosis.-Así lo haré señor- le dijo, haciendo una pequeña reve
Ivette, se movió y sintió un peso sobre su seno izquierdo y sobre sus piernas. Abrió los ojos enormes y no reconoció el lugar hasta que los recuerdos volvieron a ella. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, la mano de Zahir, era la que reposaba sobre su seno y una de sus piernas rodeaba las suyas, estaba completamente abrazado a ella. Lo contempló en silencio, su hermoso rostro sereno y placido, su respiración acompasada, era increíblemente hermoso y ahora lo sentía tan suyo, sentía que se pertenecían en cuerpo y alma, pero no debía engañarse El Príncipe, estaba acostumbrado a llevar una vida de libertinaje, no cambiaría de la noche a la mañana, así que debía tener mucha paciencia.Él abrió los ojos en ese preciso momento, sus parpados dieron paso a esos hermosos pero fríos pozos grises. Solo que en aquel mo