Las cosas en la oficina donde estaba Ryoichi en ese momento volaban de un lado a otro, todo lo que soltaba eran gruñidos y maldiciones en su idioma natal, tirando todo lo que podía contra las paredes. El capitán que había sobrevivido al ataque a la base de Kiyan estaba junto a Gaia, ambos intentando no hacer ni un solo ruido para evitar que algo malo pudiera ocurrir con ellos o pudieran terminar siendo víctimas del enojo de Ryoichi. Por supuesto, no estaban esperando no terminar siendo víctimas de el, pero ambos esperaban que el alfa logrará calmarse antes. El alfa suspiro, pasando las manos sobre su largo cabello, acomodando este intentando recuperar un poco la compostura, no podía permitir que su enojo arruinara las cosas. Camino con más calma hacia un pequeño bar que había en la oficina, sirviendo en un vaso un poco de whiskey y colocando un par de hielos para enfriarlo. Se mantuvo en silencio mientras caminaba, levantando una de las sillas que había en el lugar, sentándose e indi
La noche cayó sin muchos problemas, Kion y Shi se mantuvieron hablando hasta que el sol comenzó a ocultarse por la ventana y el delta comenzó a sentir un poco de dolor debido a la extracción de su ojo, además claro que enfocarse con solo uno de ellos era más complicado de lo que hubiera imaginado, realmente debía acostumbrarse a la poca visibilidad que tenía. El ser albino ya le causaba demasiados problemas visuales, ahora tenía más complicaciones que antes. Y definitivamente no era algo simple de solucionar. Si bien es cierto que sus demás sentidos estaban más desarrollados, no veía posible que fuera a resultar útil para nadie en el equipo estar en las condiciones en las que se encontraba, no al menos hasta que logrará acostumbrarse a la condición en la que estaba, pero sabía que eso tomaría tiempo y lo último que tenían era tiempo. Pero, también debía concederle la razón a Kion y Kiyan respecto a que el parche negro cubriendo su ojo le daba otro aspecto. Sin embargo, no ganarían una
-Se te acabó el tiempo muchacho. Es hora de que salgas antes de que decida disparar hasta que no quede nada de ustedes - Grito el soldado, el aire alrededor de todos era tenso, casi se podía tocar. No había forma de que pudieran escapar de esto. -Voy a ir- Murmuró, pero antes de que pudiera tan solo pensar en levantarse, la mano de Adalrik lo estaba sujetando, negando - Sueltame, si no voy los van a asesinar. Ryoichi me quiere más de lo que quiere a Kion. Si voy con ellos ahora ustedes tendrán la oportunidad de salvarse -No te vamos a abandonar aquí. Nadie va a irse. No podemos solo dejar que te sacrifiques por el resto si podemos pensar en una forma de detenerlos - El agarre de Adalrik era fuerte, haciendo que Sakuma se quedara quieto solo para no lastimarlo si intentaba separarse -Adalrik… Tengo que hacerlo. Ustedes podrían morir si no voy. Ryoichi me quiere a mi, no a ustedes. Puedo evitar que les pase algo - Antes de que Sakuma pudiera seguir hablando un disparo se escuchó y co
La oficina donde se encontraban en ese momento no era algo que Kiyan esperaría, pero claro, tenía muchas ideas de como podría ser Ryoichi, toda su vida se había hecho ideas de como era el alfa, de cómo vivirían todos los lobos de consejo. Y la oficina del alfa era muy diferente a lo que se podría imaginar. El lugar había sido arreglado por supuesto, aunque aún quedaban en las paredes la evidencia de lo que había ocurrido. Sin embargo, los muebles habían sido acomodados, los restos de cristal y sangre habían sido limpiados. En la habitación también está a Gaia, mirando a la nada, ni siquiera se inmutó cuando Kiyan fue directo a sentarse en uno de los sofás como si fuera dueño del lugar, simplemente camino hacia la barra, preparando un par de bebidas para ambos alfas. Ryoichi se sentó frente a Kiyan, tomando el vaso que le entregó la mujer. Kiyan hizo lo mismo, dando un trago a la bebida, sonriendo. -Me sorprendes, Kiyan. No esperaba que decidieras hacer algo como esto y venir a mi de
Un amplio campo de flores se extendía bajo el cuerpo del alfa, una brisa fresca movía las mismas junto a su cabello, el cálido sol golpeaba su rostro, pero no era molesto o incómodo, sus ojos se mantenían cerrados a pesar de que no dormía, sólo estaba relajado, sintiendo una extraña calma que no estaba seguro de dónde venía. No podía expresar porqué se sentía de esa forma, pero no deseaba abrir los ojos. No deseaba alejarse de esa calma. Todo era demasiado mágico como para desear romperlo. Sin embargo algo le pedía que abiera los ojos, que se levantará. Era como una voz que le indicaba lo que debía hacer, una voz que estaba dispuesta a enseñarle un camino. "Kiyan" Escucho a lo lejos, una dulce y cálida voz que conocía muy bien. Pero aún con eso no deseaba abrir los ojos, sabía que si los abría entonces toda esa magia se rompería, ese hechizo en el que se encontraba se rompería, se destruiría en mil pedazos, y no deseaba que fuera así. No se había sentido así de tranquilo desde hace
La zona hasta donde Ryoichi condujo no era otra que el camino hacia su base, pasando por supuesto por la base de Kiyan, todo con el único objetivo de probar que tanto era capaz de recordar o no. En la distancia ya comenzaba a iluminar el sol del amanecer, iluminando el camino del bosque y claro, iluminando el amplio inmueble que era la antigua base de Kiyan. Sin embargo, el alfa no parecía tener ningún tipo de reacción, ni siquiera se veía interesado en mirar alrededor y ver lo que le rodeaba, al contrario, su mirada seguía fijada en la nada. Ni Ryoichi ni Gaia podían saber con exactitud si realmente estaba mirando algo o simplemente era su mirada perdida en la nada, cualquiera fuera el caso, el que no mostrará ningún tipo de reacción era una buena señal para ellos. Eso significaba que no les estaba mintiendo, no estaba engañandolos para hacerles creer que había perdido la memoria, y por supuesto, que podían usarlo a su gusto sin preocuparse de que algo ocurriera. Y esa era la mejor p
El grupo de lobos estaba en silencio, no habían presentado ningún tipo de problema para llegar a Phoenix, sin embargo, el viaje había sido silencioso, tranquilo, ninguno se había atrevido a decir nada. Tampoco sabían que decir en realidad. Aunque alguien se atreviera a decir algo, nada de lo que fuera dicho podría ayudar con el ambiente tenso que rodeaba a todos. Ni siquiera se despidieron de Shura y Mika, los cuales solo emprendieron su camino a la ciudad. Ellos tampoco dijeron nada antes de desaparecer en la ciudad. Ahora dentro de Phoenix todos estaban juntos en la mesa, la comida enfriandose frente a ellos, ninguno quería come, eso era claro, pero sabían que lo necesitarían para lo que seguiría. Aunque tampoco sabían que es lo que seguirían, todo lo que podían hacer era quedarse en silencio, Shi jugeteaba con la comida, incapaz de poder quedarse solo quieto, Kion a su lado solo miraba en silencio el plato frente a él. Los gemelos ni siquiera estaban sentados en la mesa, Tsuki, Ad
El amanecer cayó, y con el cayó la pequeña esperanza en todos los lobos. La frescura que había todo el tiempo en Phoenix les había recibido con nuevos aires una vez se encontraron todos en la sala principal de Phoenix, la sala de control, misma que ahora estaba llena de lobos monitoreando los canales de noticias de todo el mundo, el levantamiento de Ryoichi se había interpretado de michas formas dependiendo la zona donde estuvieran viéndolo. Pero por suerte, no se había desatado nada peor, al contrario, parecía que los humanos estaban manejando con cuidado la situación y no la estaban llevando más allá de la zona de Oryton y regiones cercanas, las cuales si habían comenzado a atacar el ejército de Ryoichi, pero claro, el médico podía estar perdiendo lobos en la batalla, pero estaba ganando un ejército mayor con cada lobo nuevo que caía en sus manos. A nadie le gustaba la idea de ser obligado a algo como es, sin embargo, estaba claro que era su única opción. Para muchos era su única op