El gama abrió los ojos, intentando acostumbrar su vista al brillo del sol, no sabía dónde estaba ni que era ese lugar, el pánico le invadió de inmediato al percatarse que estaba atado a una silla, su boca estaba cubierta con cinta, y sabía perfectamente bien lo que todo eso significaría. Era su fin, de eso estaba seguro. Podía notar unas cuantas personas en la sala, pero lo que más le aterraba era el alfa que se encontraba ahí. Kiyan, quien estaba vestido completamente de negro, sus manos cubiertas con unos guantes de cuero, se acercó al gama, acariciando su mejilla con el filo de su navaja le sonreía con calma, pero la mirada asesina en sus ojos le transmitía todo menos calma. -Menos mal has despertado, no quería tener que seguir esperando más tiempo a que decidieras volver con los vivos, voy a quitarte esto, pero no grites. Nadie va a escucharte aquí y no quiero escuchar nada salir de esa boca más que las respuestas que necesito, ¿de acuerdo? - El gama asintió con la cabeza, su cuer
-No conozco tanta gente como crees, Kiyan. Muchos sólo vienen a beber en silencio o a intentar buscar un omega- Mientras la chica hablaba comenzó a preparar las bebidas para los hombres -Pero les ayudaré en lo que pueda. ¿Qué quieres saber? - ¿Qué has oído de Dark claw? ¿Alguna vez ha venido algún miembro de ellos aquí? - Kiyan tomó su trago, está vez algo más ligero que la última vez. Claire se quedó un momento en silencio, intentando recordar un poco a los clientes que iban y las conversaciones que había tenido con algunos. -Cualquier cosa que sepas de ellos sirve, necesito encontrarlos - ¿Puedo saber la urgencia de ello? No estoy segura de haber conocido a alguien de Dark claw, pero si he escuchado de algunos clientes cosas que dicen sobre ellos. No sé si sean solo rumores, pero si te sirven te lo diré -Necesitamos encontrarlos para que mi amigo pueda cumplir su palabra de hacerlos pagar por asesinar manadas- La calma con la que Adalrik pronunció aquellas palabras hizo estremecer
El viento de la noche era refrescante para el grupo de lobos que había bebido hasta casi perder la conciencia, o al menos dos de ellos habían llegado a ese punto. Shi y Kion no habían bebido tanto, tenían una misión que cumplir después de todo y si llegaban al punto de perder la conciencia no serían capaces de eso. Aunque en su plan no estaba tener que cuidar del alfa y su amigo estando en ese estado, pero tal vez eso les serviría más tarde. Kiyan estaba recargado contra el hombro de Shi, abrazándose a él para buscar soporte, o eso decía su mente de ebrio, Shi sabía perfectamente que sus intenciones eran distintas considerando todo lo que había estado coqueteando con él mientras más alcohol entraba en su sistema. Pero en ese momento el delta sabía que no era buena idea discutir con un alfa en ese estado así que lo dejaría ser por ahora, lo mejor que podía hacer era evitar una pelea innecesaria. Por su parte Kion tenía recargado contra el al otro beta, el cual parecía estar en peor est
Un joven albino jugueteaba con el pasto del lugar sentado bajo la sombra de un gran árbol para evitar que el sol lastimara su piel. Muchas veces ya había terminado con la piel lastimada por exponerse tanto al sol así que sus padres le decían que debía tener cuidado cuando jugará fuera, aunque lo único que hacía era pasar gran parte del día bajo la sombra de los árboles solo disfrutando del aire fresco. Al menos hasta que su único amigo se daba cuenta donde estaba y decidía ir a molestarlo, justo como ahora pasaría. Escuchaba los pasos del contrario acercarse, aunque su vista no pudiera verle, escucho unos segundos más antes de moverse para evitar ser atrapado por el mayor, el cual escucho reír al ser descubierto, pero aun así se acercó a él, abrazando al albino por la espalda. - Edel… Te estás volviendo mejor en escuchar a tu alrededor. ¿Tus padres te están enseñando? No puedo atraparte si te vuelves mejor con tus sentidos - ¿Por qué te dejaría atraparme? No quiero que me atrapes y
Por muchos años los híbridos de lobo se habían encargado de mantener su existencia en secreto, una raza como ellos, con capacidades de curación más rápida que un humano, inmunes a las enfermedades comunes en humanos, más rápidos y fuertes por naturaleza y por supuesto, su capacidad de convertirse en un lobo era algo que debían mantener en completo secreto de una sociedad que se encargaría de asesinarlos al ser algo diferente y cuya existencia por supuesto no serían capaces de comprender. Por muchas generaciones se les enseñó que nunca se debían convertir frente a un humano, nunca debían hablar sobre lo que eran y debían vivir ocultando su identidad en todo momento. Por supuesto había algunos lobos a los cuales esto no les agradaba, lobos que se sentían superiores a los humanos y creían que merecían reinar en la tierra, que eran quienes debían gobernar y ser la raza dominante, después de todo no era una sorpresa que la población de híbridos iba en aumento sobre la de los humanos, así qu
El dulce aroma de tocino cocinándose inundó por completo el departamento, era algo delicioso para cualquiera que lo sintiera cerca, pero para él alfa un aroma más delicioso estaba cerca de él, ese dulce aroma a té chai tan cerca era más delicioso que cualquier otro aroma. Se removió un poco para tener más cerca de él de ese delicioso elixir, aunque sólo recibió como respuesta un quejido y un ligero golpe en el pecho, algo demasiado suave como para ser un golpe con la intención de lastimar. -Deja de moverte tanto, quiero dormir. No seas tan molesto por las mañanas-Escucho murmurar a Shi, el cual seguía con los ojos cerrados, dejando en claro sus intenciones de seguir durmiendo. Esta acción sólo hizo reír al alfa, el cual se levantó de la cama procurando hacer el menor ruido posible para no despertar más al delta, suponía que estaría lo bastante agotado como para querer despertar temprano. Era extrañamente divertida toda esa escena, el delta durmiendo tan tranquilo, un dulce aroma de co
En cuanto los humanos se alejaron de la zona, Kiyan y el resto de lobos entraron en el bar, nuevamente las feromonas cargadas de medio y terror estaban impregnadas en el aire como si fueran un aromatizante que se compró, pero lo que estaba frente a ellos era peor que la última masacre que los lobos de Colmillo blanco habían presenciado, esto era peor. Había lobos cuyos rostros se habían plasmado de terror y habían muerto con esa expresión en su rostro, marcas de garras encajadas en sus cuellos dejaban ver que no solo habían sido estrangulados, sino que también habían sufrido un terrible dolor por esas garras. Eso no era algo que un lobo en su forma animal pudiera hacer, aunque lo intentarán. Había botellas y vasos rotos en el suelo, como si hubieran sido lanzados en forma de defensa, buscando retener a lo que sea que les haya atacado en ese momento y que había sido en vano, si algo de eso hubiera herido al atacante, o atacantes, la sangre que pudo haber caído estaba mezclada con la de
La sede del Consejo de lobos era todo lo que un escritor de fantasía podría adorar, un lugar perdido dentro del bosque, tan alejado de la mano humana que era fácil para los lobos mantenerse ocultos y sentirse seguros, nada podía entrar, ningún lobo que no tuviera conocimiento de su ubicación sería capaz de entrar tampoco, sólo los líderes de las manadas tenían conocimiento de dónde estaba oculta. Por fuera la sede del Consejo no era más que una cueva cubierta por la maleza, camuflada de esa forma para evitar extraños husmeando, por años los lobos se encargaron de crear el camuflaje perfecto. Sin embargo, eso por supuesto era solo un disfraz, la camioneta que se movía sin medir la velocidad se adentró en la cueva, no era la primera vez que Kiyan entraba ahí así que el complicado laberinto de seguridad no era ningún problema para él. - ¿Seguro que es este el camino correcto? - Adalrik, quien se sujetaba con fuerza al asiento por la violenta forma en que Kiyan estaba conduciendo por el c