La sede del Consejo de lobos era todo lo que un escritor de fantasía podría adorar, un lugar perdido dentro del bosque, tan alejado de la mano humana que era fácil para los lobos mantenerse ocultos y sentirse seguros, nada podía entrar, ningún lobo que no tuviera conocimiento de su ubicación sería capaz de entrar tampoco, sólo los líderes de las manadas tenían conocimiento de dónde estaba oculta. Por fuera la sede del Consejo no era más que una cueva cubierta por la maleza, camuflada de esa forma para evitar extraños husmeando, por años los lobos se encargaron de crear el camuflaje perfecto. Sin embargo, eso por supuesto era solo un disfraz, la camioneta que se movía sin medir la velocidad se adentró en la cueva, no era la primera vez que Kiyan entraba ahí así que el complicado laberinto de seguridad no era ningún problema para él. - ¿Seguro que es este el camino correcto? - Adalrik, quien se sujetaba con fuerza al asiento por la violenta forma en que Kiyan estaba conduciendo por el c
Tras haber dejado a sus compañeros Kiyan se adentró en la sede del consejo, conocía bien esos pasillos al derecho y al revés, no era la primera vez que estaba ahí y estaba seguro que no sería la última vez que lo haría, la posición que su padre había tenido le permitió que le dejaran la entrada a Kiyan cuando era más joven, para conocer al Consejo y conocer lo que debía hacer cuando el tomará el liderazgo, aunque claro, lo que nadie en el consejo esperaba era que Kiyan tuviera ideas muy diferentes a las que su padre poseía, entre ellas permitir que deltas y gammas formarán parte de Colmillo blanco o que, como en ese caso, llegará rompiendo los protocolos como si no existieran. Para el alfa algo como eso eran cosas que les detenían de lo importante, Kiyan prefería actuar antes y después pensar en todas las consecuencias. Se detuvo frente a unas puertas amplias de color dorado decorada con algunas ilustraciones de lobos y la palabra Lupus escrita por todo el marco varias veces. El alfa
Las horas pasaron, Kion parecía haber recuperado las suficientes fuerzas para que Fukuda le dejara irse, aunque ya era bastante tarde para que Kiyan y Adalrik volvieran a su manada por lo que Shi nuevamente ofreció que se quedarán con ellos, esta vez estaba dispuesto a sacarle a Kiyan la suficiente información para conocer su punto débil y poder usarlo a su favor, y también por supuesto deseaba que Kion cumpliera su parte del plan con Adalrik, desafortunadamente tendrían que dejar su plan inicial debido a la trampa en la que cayeron, pero tendrían ahora más tiempo para conseguir la información necesaria para atacarles donde más les doliera. Eso sería lo mejor de su venganza. Esta vez el viaje al departamento fue más tranquilo, Adalrik había decidido tomar el volante para evitar que Kiyan les metiera en un accidente de auto, en especial con lo molesto que aún parecía estar, aún a pesar de la charlan que habían mantenido en la sede del consejo no parecía haber sido suficiente para contr
El viaje fue más largo de lo que Shi esperaba, salir de la ciudad en mitad de la noche sin avisarle a nadie le causaba un poco de gracia, muchas veces se había imaginado escapando de la manda junto a Kiyan cuando eran más chicos, y ahora ahí estaban, viajando en silencio por el camino que les alejaba de la ajetreada ciudad con rumbo a lo desconocido, al menos para él. Kiyan se mostraba bastante seguro hacia donde se dirigían, seguía insistiendo en mantener su destino como un secreto, pero mientras más se acercaban más aumentaba la curiosidad de Shi. Adentrarse en el bosque en mitad de la noche le recordaba a todas las veces que Kiyan y el jugaron en las afueras de la manada a mitad de la noche, con sus padres asustados buscándolos porque terminaban durmiendo a orillas de un lago. Era perfecto. Y ese recuerdo le hizo suspirar. - ¿Estas bien? - La voz de Kiyan le sacó de sus recuerdos, no se había percatado que se había quedado en silencio mientras el alfa seguía hablando, sólo asintió
-Todo comenzó cuando tenía 17 años, me desterraron de mi manada y no tuve otra opción que vivir por mi cuenta. Había muchas cosas que no sabía hacer, no sabía sobrevivir por mi cuenta, pero lo intentaba- Mientras hablaba los recuerdos fueron llegando como si de una tormenta se tratase, inundando por completo sus pensamientos, las imágenes reproduciéndose en su cabeza como si fuera solo una película. La lluvia caía con fuerza haciendo difícil el correr, incluso para alguien como un lobo correr en mitad de una tormenta de esa magnitud era algo complicado, sus patas se resbalaban por el fango haciendo complicado que escapar fuera fácil. Sumado a eso el dejar un camino de sus huellas no le facilitaban las cosas. Debía encontrar un lugar donde esconderse de aquellos cazadores, tenía que hacerlo sí quería vivir. Un ruido fuerte retumbó en el silencio de la noche, un ligero ardor en una de sus patas traseras le dejó en claro que no se trataba de un trueno, los cazadores habían comenzado a di
-Así que esa fue la forma en que tú y Kion se conocieron, jamás pensé que se encontrarían bajo tan terribles circunstancias- Por supuesto, Shi había omitido algunas cosas importantes de su pasado que no debía comentarle al alfa por supuesto, era mejor mantener unas cosas en secreto, como su verdadero nombre o que buscaba venganza -Kion salvo mi vida, le debo más de lo que me gustaría admitir. No sólo somos amigos, es la persona a la que le debo mi vida- El delta terminó recostándose nuevamente en el pasto, cerrando sus ojos mientras suspiraba, dejando sus brazos a cada lado de su cuerpo antes de levantarse de golpe y sonreír, observando al alfa -Pero fue suficiente de estar conversando cosas tristes, vamos al lago - ¿Al lago? ¿Estás loco? Está empezando a refrescar -Vamos, no seas aburrido. No puedes hacer esto todos los días, ¿o sí? Anda- Shi comenzó a sacarse las botas y calcetas, dejando estas dentro de las botas para correr después al lago, sabía que este era profundo y podrían
La mañana llegó tranquila, el viento fresco entrando por la ventana apenas abierta hacía que el delta se acurrucara más entre las sábanas y el cuerpo del alfa, sabía perfectamente que debía despertar, el gruñido en su estómago le estaba pidiendo que se levantará a buscar un poco de comida, pero su cansancio y lo agradable que era estar así junto al alfa le obligaba a mantenerse en su lugar, quería seguir recibiendo más de esas suaves caricias en su espalda. No iba a negar la comodidad que estaba sintiendo en ese momento. - ¿No crees que deberíamos levantarnos ya? - La respuesta que obtuvo el alfa fue no más que un quejido mientras se acurrucaba más contra su cuerpo, sacándole una risa -Vamos, hasta acá escuche tu estómago gruñir. Además, tenemos que ver como se encuentra Kion, me preocupa algo que dijo el consejo- Ese comentario hizo que finalmente el delta abriera los ojos, aunque aún se veía bastante adormilado al fijar su vista en la del contrario, en la mente de Kiyan parecía como
Un grupo de lobos llegó corriendo a la dirección que Adalrik les había indicado, la preocupación de que su líder estuviera herido y en peligro de muerte, el alivio se hizo presente en todos cuando se percataron que el accidente había sido menos grave de lo que habían imaginado. Shi estaba recargado contra el hombro de Kiyan, sus ojos estaban cerrados y su respiración estaba un poco agitada por contener el dolor que sentía, Kiyan también tenía sus ojos cerrados, concentrándose en liberar feromonas para calmar al delta a su lado y calmarse a sí mismo también. Por su parte Adalrik seguía en el suelo, respirando con calma, controlando el dolor que sentía. De los cuatro era quién menos heridas graves tenía, eran más fáciles de soportar y estaba más calmado que el resto de lobos. -Líder, encontraron al lobo cerca de la zona de caza. Estaba inconsciente y mal herido. Lo hemos llevado a la casa para tratar sus heridas- Un lobo castaño se acercó a Kiyan, cargaba consigo un pequeño maletín del