Los lobos caminaban en silencio, no tenían nada de que conversar en ese momento, Sakuma ya había dejado en claro que no confiaba en ninguno de los dos, Sakuma no toleraba a los cazadores de lobos, no confiaba en ellos, no podía confiar en alguien que prefería traicionar a los suyos por un poco de dinero antes que cuidar a los lobos más débiles, podía entender sus razones culturales respecto a los lobos blancos, sin embargo, el saber que por tantos años la mujer había preferido entregar a su propia raza no le generaba mucha confianza. Tampoco conocía el pasado de Shura, a que se dedica a y menos que era lo que hacía con aquella mujer, así que su desconfianza era grande. Adalrik por su parte estaba más intimidado que desconfiado, Mika no se veía como el tipo de mujer que fuera alguien fácil de tratar, y estaba seguro que si decía algo que no le gustará podría cortar su garganta en un segundo, por lo que prefería solo mantenerse junto a Sakuma, además claro que estar cerca del alfa le d
Los lobos se habían mantenido en silencio, en realidad ninguno tenía nada que hablar en ese momento, todos estaban tensos por saber que ocurriría con Shi, en algún momento habían terminado escuchando los gritos del delta, por supuesto, ninguno de los lobos estaba esperando que Mika decidiera usar anestesia o métodos ortodoxos para ayudar al chico. Seguía siendo una médico clandestina que seguramente tenía conocimientos gracias a cazar lobos. No podían esperar demasiado. Y aún así era todo lo que tenían en ese momento. Era la única esperanza que tenían. -Cuando Shi salga de esto debemos irnos. Ryoichi no nos va a dejar salirnos con la nuestra después de llevarnos a Kion - Finalmente Sakuma decidió romper el silencio, su ánimo había subido considerablemente después de descansar un poco y reponerse de todo el dolor que sentía - Phoenix es el lugar más seguro. Ryoichi sabe que estamos aquí, podemos salir al anochecer, gracias a que Kion nos atacó no pudimos volver en la camioneta así que
Las cosas en la oficina donde estaba Ryoichi en ese momento volaban de un lado a otro, todo lo que soltaba eran gruñidos y maldiciones en su idioma natal, tirando todo lo que podía contra las paredes. El capitán que había sobrevivido al ataque a la base de Kiyan estaba junto a Gaia, ambos intentando no hacer ni un solo ruido para evitar que algo malo pudiera ocurrir con ellos o pudieran terminar siendo víctimas del enojo de Ryoichi. Por supuesto, no estaban esperando no terminar siendo víctimas de el, pero ambos esperaban que el alfa logrará calmarse antes. El alfa suspiro, pasando las manos sobre su largo cabello, acomodando este intentando recuperar un poco la compostura, no podía permitir que su enojo arruinara las cosas. Camino con más calma hacia un pequeño bar que había en la oficina, sirviendo en un vaso un poco de whiskey y colocando un par de hielos para enfriarlo. Se mantuvo en silencio mientras caminaba, levantando una de las sillas que había en el lugar, sentándose e indi
La noche cayó sin muchos problemas, Kion y Shi se mantuvieron hablando hasta que el sol comenzó a ocultarse por la ventana y el delta comenzó a sentir un poco de dolor debido a la extracción de su ojo, además claro que enfocarse con solo uno de ellos era más complicado de lo que hubiera imaginado, realmente debía acostumbrarse a la poca visibilidad que tenía. El ser albino ya le causaba demasiados problemas visuales, ahora tenía más complicaciones que antes. Y definitivamente no era algo simple de solucionar. Si bien es cierto que sus demás sentidos estaban más desarrollados, no veía posible que fuera a resultar útil para nadie en el equipo estar en las condiciones en las que se encontraba, no al menos hasta que logrará acostumbrarse a la condición en la que estaba, pero sabía que eso tomaría tiempo y lo último que tenían era tiempo. Pero, también debía concederle la razón a Kion y Kiyan respecto a que el parche negro cubriendo su ojo le daba otro aspecto. Sin embargo, no ganarían una
-Se te acabó el tiempo muchacho. Es hora de que salgas antes de que decida disparar hasta que no quede nada de ustedes - Grito el soldado, el aire alrededor de todos era tenso, casi se podía tocar. No había forma de que pudieran escapar de esto. -Voy a ir- Murmuró, pero antes de que pudiera tan solo pensar en levantarse, la mano de Adalrik lo estaba sujetando, negando - Sueltame, si no voy los van a asesinar. Ryoichi me quiere más de lo que quiere a Kion. Si voy con ellos ahora ustedes tendrán la oportunidad de salvarse -No te vamos a abandonar aquí. Nadie va a irse. No podemos solo dejar que te sacrifiques por el resto si podemos pensar en una forma de detenerlos - El agarre de Adalrik era fuerte, haciendo que Sakuma se quedara quieto solo para no lastimarlo si intentaba separarse -Adalrik… Tengo que hacerlo. Ustedes podrían morir si no voy. Ryoichi me quiere a mi, no a ustedes. Puedo evitar que les pase algo - Antes de que Sakuma pudiera seguir hablando un disparo se escuchó y co
La oficina donde se encontraban en ese momento no era algo que Kiyan esperaría, pero claro, tenía muchas ideas de como podría ser Ryoichi, toda su vida se había hecho ideas de como era el alfa, de cómo vivirían todos los lobos de consejo. Y la oficina del alfa era muy diferente a lo que se podría imaginar. El lugar había sido arreglado por supuesto, aunque aún quedaban en las paredes la evidencia de lo que había ocurrido. Sin embargo, los muebles habían sido acomodados, los restos de cristal y sangre habían sido limpiados. En la habitación también está a Gaia, mirando a la nada, ni siquiera se inmutó cuando Kiyan fue directo a sentarse en uno de los sofás como si fuera dueño del lugar, simplemente camino hacia la barra, preparando un par de bebidas para ambos alfas. Ryoichi se sentó frente a Kiyan, tomando el vaso que le entregó la mujer. Kiyan hizo lo mismo, dando un trago a la bebida, sonriendo. -Me sorprendes, Kiyan. No esperaba que decidieras hacer algo como esto y venir a mi de
Un amplio campo de flores se extendía bajo el cuerpo del alfa, una brisa fresca movía las mismas junto a su cabello, el cálido sol golpeaba su rostro, pero no era molesto o incómodo, sus ojos se mantenían cerrados a pesar de que no dormía, sólo estaba relajado, sintiendo una extraña calma que no estaba seguro de dónde venía. No podía expresar porqué se sentía de esa forma, pero no deseaba abrir los ojos. No deseaba alejarse de esa calma. Todo era demasiado mágico como para desear romperlo. Sin embargo algo le pedía que abiera los ojos, que se levantará. Era como una voz que le indicaba lo que debía hacer, una voz que estaba dispuesta a enseñarle un camino. "Kiyan" Escucho a lo lejos, una dulce y cálida voz que conocía muy bien. Pero aún con eso no deseaba abrir los ojos, sabía que si los abría entonces toda esa magia se rompería, ese hechizo en el que se encontraba se rompería, se destruiría en mil pedazos, y no deseaba que fuera así. No se había sentido así de tranquilo desde hace
La zona hasta donde Ryoichi condujo no era otra que el camino hacia su base, pasando por supuesto por la base de Kiyan, todo con el único objetivo de probar que tanto era capaz de recordar o no. En la distancia ya comenzaba a iluminar el sol del amanecer, iluminando el camino del bosque y claro, iluminando el amplio inmueble que era la antigua base de Kiyan. Sin embargo, el alfa no parecía tener ningún tipo de reacción, ni siquiera se veía interesado en mirar alrededor y ver lo que le rodeaba, al contrario, su mirada seguía fijada en la nada. Ni Ryoichi ni Gaia podían saber con exactitud si realmente estaba mirando algo o simplemente era su mirada perdida en la nada, cualquiera fuera el caso, el que no mostrará ningún tipo de reacción era una buena señal para ellos. Eso significaba que no les estaba mintiendo, no estaba engañandolos para hacerles creer que había perdido la memoria, y por supuesto, que podían usarlo a su gusto sin preocuparse de que algo ocurriera. Y esa era la mejor p