Los lobos estaban reunimos en la sala de la base de Kiyan, el lobo que habían tomado de la base de Ryoichi ya había recuperado la consciencia, todos sólo lo observaban en silencio mientras este devoraba un plato de comida que había quedada almacenada antes de que dejarán la casa. No habían obtenido ningún tipo de información nueva de parte del lobo, sin embargo, si les había prometido que les explicaría todo lo que sabía después de comer algo, en sus palabras parecía que Ryoichi no se preocupaba por ese tipo de cosas, no alimentaba a sus soldados ni a las personas que tenía trabajando con el para crear el suero. No tenían más información que esa, todo lo que podían hacer en ese momento era esperar a que decidiera terminar de comer. Igualmente ellos hicieron lo mismo, ya habían pasado demasiadas horas desde la última vez que probaron bocado por lo que comer algo no parecía tan mala idea, en especial cuando sus estómagos comenzaron a gruñir ante el olor de la comida calenandose y el va
[DISCLAIMER: EL SIGUIENTE CAPITULO CONTIENE ESCENAS DE VIOLENCIA, USO DE ARMAS, LENGUAJE VULGAR, MENCIÓN DE SANGRE Y HERIDAS. NADA DELL AQUÍ NARRADO DEBE SER REPETIDO. FAVOR DE LEER CON DISCRECIÓN] Los disparos llegaban de todas las direcciones posibles, los soldados intentaban disparar a los lobos que les atacaban así como a los francotiradores que les disparaban a su vez desde las ventanas, sin embargo, les resultaba complicado poder atacar cuando sus enemigos estaban en todas partes. Las armas no era suficientes contra el gran tamaño de los lobos que les estaban atacando usando las garras, podían alcanzarlos en un segundo si intentaban correr, pero su mayor problema eran los que les disparaban desde lejos, no hacían fácil su tarea. -Capitán, ¿qué hacemos? No podemos contra ellos. No nos entraron bien para poder atacar a lobos de su tamaño. Esos dos son demasiado grandes - Uno de los soldados gritaba a otro, oculto tras unos árboles, disparando desde la distancia, buscado poder da
El ambiente que se sentía acercándose a la ciudad podía describirse perfectamente como lúgubre, habían pasado apenas unas horas y sin embargo la ciudad ya estaba completamente destruida. Había cadáveres en cada rincón de la ciudad, la entrada desde el bosque tenía apenas a unos cuantos guardias, mismos que se encargaron de neutralizar, asegurándose de no dejarlos a la vista y que alguien pudiera sospechar, aunque dudaban que pudieran darse cuenta con tantos cadáveres que ya estaban amontonados en las calles. Algunos edificios podían verse con las puertas atrancadas con muebles, lo mismo desde algunas ventanas de casas. Era completamente una ciudad abandonada en unas pocas horas. No querían imaginar que podría hacer Ryoichi en otras ciudades. Esa guerra era peor de lo que imaginaban. -¿Donde está ese lugar? No quiero estar en la ciudad más del tiempo necesario. Somos muy pocos para poder enfrentarnos a esos lobos o a los soldados - Mientras caminaban Sakuma sostenía el arma fuertement
Dentro de la habitación de Kiyan los gruñidos y quejidos se hacían cada vez más fuertes, los gemelos corrían de un lado de la casa hacia la otra para buscar más agua fría y poder intentar bajar la fiebre del delta, las feromonas del alfa inundaban toda la habitación en un intento de poder calmar al chico que yacía en sus brazos, sudando por la fiebre y por el dolor que sentía. Todo lo que podían hacer en ese momento era intentar calmarlo. En algún momento le habían dado un analgésico, mismo que no lograba bajar por completo el dolor. La respiración del delta era acelerada y le costaba poder mantenerse despierto. -Vamos príncipe, resiste. Sólo resiste un poco más. No puedes dejarme, no ahora - La voz del alfa era baja, podía notarse el miedo y la preocupación en su tono, sus manos temblaban cada vez que pasaba el paño sobre su rostro y cuello, sus movimientos eran torpes, casi como si se tratase de un niño pequeño que estaba intentando ayudar. - Aún tenemos que ganar esta guerra, y la
Los lobos caminaban en silencio, no tenían nada de que conversar en ese momento, Sakuma ya había dejado en claro que no confiaba en ninguno de los dos, Sakuma no toleraba a los cazadores de lobos, no confiaba en ellos, no podía confiar en alguien que prefería traicionar a los suyos por un poco de dinero antes que cuidar a los lobos más débiles, podía entender sus razones culturales respecto a los lobos blancos, sin embargo, el saber que por tantos años la mujer había preferido entregar a su propia raza no le generaba mucha confianza. Tampoco conocía el pasado de Shura, a que se dedica a y menos que era lo que hacía con aquella mujer, así que su desconfianza era grande. Adalrik por su parte estaba más intimidado que desconfiado, Mika no se veía como el tipo de mujer que fuera alguien fácil de tratar, y estaba seguro que si decía algo que no le gustará podría cortar su garganta en un segundo, por lo que prefería solo mantenerse junto a Sakuma, además claro que estar cerca del alfa le d
Los lobos se habían mantenido en silencio, en realidad ninguno tenía nada que hablar en ese momento, todos estaban tensos por saber que ocurriría con Shi, en algún momento habían terminado escuchando los gritos del delta, por supuesto, ninguno de los lobos estaba esperando que Mika decidiera usar anestesia o métodos ortodoxos para ayudar al chico. Seguía siendo una médico clandestina que seguramente tenía conocimientos gracias a cazar lobos. No podían esperar demasiado. Y aún así era todo lo que tenían en ese momento. Era la única esperanza que tenían. -Cuando Shi salga de esto debemos irnos. Ryoichi no nos va a dejar salirnos con la nuestra después de llevarnos a Kion - Finalmente Sakuma decidió romper el silencio, su ánimo había subido considerablemente después de descansar un poco y reponerse de todo el dolor que sentía - Phoenix es el lugar más seguro. Ryoichi sabe que estamos aquí, podemos salir al anochecer, gracias a que Kion nos atacó no pudimos volver en la camioneta así que
Las cosas en la oficina donde estaba Ryoichi en ese momento volaban de un lado a otro, todo lo que soltaba eran gruñidos y maldiciones en su idioma natal, tirando todo lo que podía contra las paredes. El capitán que había sobrevivido al ataque a la base de Kiyan estaba junto a Gaia, ambos intentando no hacer ni un solo ruido para evitar que algo malo pudiera ocurrir con ellos o pudieran terminar siendo víctimas del enojo de Ryoichi. Por supuesto, no estaban esperando no terminar siendo víctimas de el, pero ambos esperaban que el alfa logrará calmarse antes. El alfa suspiro, pasando las manos sobre su largo cabello, acomodando este intentando recuperar un poco la compostura, no podía permitir que su enojo arruinara las cosas. Camino con más calma hacia un pequeño bar que había en la oficina, sirviendo en un vaso un poco de whiskey y colocando un par de hielos para enfriarlo. Se mantuvo en silencio mientras caminaba, levantando una de las sillas que había en el lugar, sentándose e indi
La noche cayó sin muchos problemas, Kion y Shi se mantuvieron hablando hasta que el sol comenzó a ocultarse por la ventana y el delta comenzó a sentir un poco de dolor debido a la extracción de su ojo, además claro que enfocarse con solo uno de ellos era más complicado de lo que hubiera imaginado, realmente debía acostumbrarse a la poca visibilidad que tenía. El ser albino ya le causaba demasiados problemas visuales, ahora tenía más complicaciones que antes. Y definitivamente no era algo simple de solucionar. Si bien es cierto que sus demás sentidos estaban más desarrollados, no veía posible que fuera a resultar útil para nadie en el equipo estar en las condiciones en las que se encontraba, no al menos hasta que logrará acostumbrarse a la condición en la que estaba, pero sabía que eso tomaría tiempo y lo último que tenían era tiempo. Pero, también debía concederle la razón a Kion y Kiyan respecto a que el parche negro cubriendo su ojo le daba otro aspecto. Sin embargo, no ganarían una