Todo lo que rodeaba a los lobos en ese momento era el silencio, ninguno tenía nada que decir en ese momento, no encontraba nadie nada que decir. La señal en la computadora de Sakuma había terminado ya, quedándose con una simple pantalla negra y un aviso de "transmisión terminada". Lo que acababan de presenciar y que estaban seguros habían presenciado miles de humanos en todo el mundo y en Oryont era más de lo que podían imaginar. En ese momento sus planes podrían cambiar, entrar en la base de Ryoichi no era la prioridad ya, debían hacer todo lo posible por proteger la ciudad y a los lobos, a todos. Pero ninguno podía salir del estado de shock en el que se encontraban. Los minutos pasaron, Sakuma comenzó a teclear en la computadora, buscado todas las señales de noticias de Oryton, los cuales ya comenzaban a abarcar la noticia sobre la transmisión del alcalde y la bestia que lo había asesinado en directo. Cámaras de seguridad de las calles y reporteros mostraban imágenes de los humanos
El joven lobo se encontraba atado a una silla, sus manos y piernas atadas para evitar que escapara, aún si sus intenciones no eran esas, en un momento como ese no podían perder el tiempo yendo a buscar o confiando en alguien como ese lobo. Tenerlo atado era la mejor opción para ellos. Igualmente Kyu y Ryu se encontraban a cada lado de la silla, con las armas apuntando hacia el lobo, listas para disparar si hacia algo contra ellos o intentaba moverse siquiera intentando escapar. -Muy bien, empecemos con lo básico, ¿te parece? ¿Quién eres? - Kiyan estaba sentando frente al lobo, el arma en sus piernas, listas para disparar también pero más con la intención de amenazar al lobo. Y estaba funcionado, el chico se veía claramente asustado, su cola estaba entre sus piernas, asustado - ¿Qué estas haciendo aquí? Y más importante, ¿qué es esa cosa? -No me parece que mi nombre tenga algún tipo de relevancia en este momento. No ese el tipo de información que quieren obtener de mi - El lobo sonr
Los gritos salían de todos lados, el ruido de disparos rompiendo cristales, autos golpeando contra otros. El intento de los humanos por escapar de los ataques, el pánico era palpable en el aire, los llantos desesperados de los niños y los padres que corrían sólo para enfrentarse a Maas bestias o soldados. Los pocos policías que había en Oryton hacían todo lo posible para mantener a aquellas criaturas bajo control, pero sus armas no eran suficientes contra la velocidad que tenían las criaturas, mismas que parecían verse más afectadas por el hecho de ser atacadas que por las heridas que las armas pudieran provocarles. Las noticias hacían todo lo posible para abarcar todo lo que ocurría, pero poco a poco la ciudad comenzaba a verse sucumbida en el caos. Ryoichi observaba todo desde el auto en el que había llegado. Kion se encontraba a su lado, con un collar en el cuello y la correa sujeta al auto. Sus manos estaban atadas a sus espaldas, para ese momento había recuperado la consciencia,
Los lobos estaban reunimos en la sala de la base de Kiyan, el lobo que habían tomado de la base de Ryoichi ya había recuperado la consciencia, todos sólo lo observaban en silencio mientras este devoraba un plato de comida que había quedada almacenada antes de que dejarán la casa. No habían obtenido ningún tipo de información nueva de parte del lobo, sin embargo, si les había prometido que les explicaría todo lo que sabía después de comer algo, en sus palabras parecía que Ryoichi no se preocupaba por ese tipo de cosas, no alimentaba a sus soldados ni a las personas que tenía trabajando con el para crear el suero. No tenían más información que esa, todo lo que podían hacer en ese momento era esperar a que decidiera terminar de comer. Igualmente ellos hicieron lo mismo, ya habían pasado demasiadas horas desde la última vez que probaron bocado por lo que comer algo no parecía tan mala idea, en especial cuando sus estómagos comenzaron a gruñir ante el olor de la comida calenandose y el va
[DISCLAIMER: EL SIGUIENTE CAPITULO CONTIENE ESCENAS DE VIOLENCIA, USO DE ARMAS, LENGUAJE VULGAR, MENCIÓN DE SANGRE Y HERIDAS. NADA DELL AQUÍ NARRADO DEBE SER REPETIDO. FAVOR DE LEER CON DISCRECIÓN] Los disparos llegaban de todas las direcciones posibles, los soldados intentaban disparar a los lobos que les atacaban así como a los francotiradores que les disparaban a su vez desde las ventanas, sin embargo, les resultaba complicado poder atacar cuando sus enemigos estaban en todas partes. Las armas no era suficientes contra el gran tamaño de los lobos que les estaban atacando usando las garras, podían alcanzarlos en un segundo si intentaban correr, pero su mayor problema eran los que les disparaban desde lejos, no hacían fácil su tarea. -Capitán, ¿qué hacemos? No podemos contra ellos. No nos entraron bien para poder atacar a lobos de su tamaño. Esos dos son demasiado grandes - Uno de los soldados gritaba a otro, oculto tras unos árboles, disparando desde la distancia, buscado poder da
El ambiente que se sentía acercándose a la ciudad podía describirse perfectamente como lúgubre, habían pasado apenas unas horas y sin embargo la ciudad ya estaba completamente destruida. Había cadáveres en cada rincón de la ciudad, la entrada desde el bosque tenía apenas a unos cuantos guardias, mismos que se encargaron de neutralizar, asegurándose de no dejarlos a la vista y que alguien pudiera sospechar, aunque dudaban que pudieran darse cuenta con tantos cadáveres que ya estaban amontonados en las calles. Algunos edificios podían verse con las puertas atrancadas con muebles, lo mismo desde algunas ventanas de casas. Era completamente una ciudad abandonada en unas pocas horas. No querían imaginar que podría hacer Ryoichi en otras ciudades. Esa guerra era peor de lo que imaginaban. -¿Donde está ese lugar? No quiero estar en la ciudad más del tiempo necesario. Somos muy pocos para poder enfrentarnos a esos lobos o a los soldados - Mientras caminaban Sakuma sostenía el arma fuertement
Dentro de la habitación de Kiyan los gruñidos y quejidos se hacían cada vez más fuertes, los gemelos corrían de un lado de la casa hacia la otra para buscar más agua fría y poder intentar bajar la fiebre del delta, las feromonas del alfa inundaban toda la habitación en un intento de poder calmar al chico que yacía en sus brazos, sudando por la fiebre y por el dolor que sentía. Todo lo que podían hacer en ese momento era intentar calmarlo. En algún momento le habían dado un analgésico, mismo que no lograba bajar por completo el dolor. La respiración del delta era acelerada y le costaba poder mantenerse despierto. -Vamos príncipe, resiste. Sólo resiste un poco más. No puedes dejarme, no ahora - La voz del alfa era baja, podía notarse el miedo y la preocupación en su tono, sus manos temblaban cada vez que pasaba el paño sobre su rostro y cuello, sus movimientos eran torpes, casi como si se tratase de un niño pequeño que estaba intentando ayudar. - Aún tenemos que ganar esta guerra, y la
Los lobos caminaban en silencio, no tenían nada de que conversar en ese momento, Sakuma ya había dejado en claro que no confiaba en ninguno de los dos, Sakuma no toleraba a los cazadores de lobos, no confiaba en ellos, no podía confiar en alguien que prefería traicionar a los suyos por un poco de dinero antes que cuidar a los lobos más débiles, podía entender sus razones culturales respecto a los lobos blancos, sin embargo, el saber que por tantos años la mujer había preferido entregar a su propia raza no le generaba mucha confianza. Tampoco conocía el pasado de Shura, a que se dedica a y menos que era lo que hacía con aquella mujer, así que su desconfianza era grande. Adalrik por su parte estaba más intimidado que desconfiado, Mika no se veía como el tipo de mujer que fuera alguien fácil de tratar, y estaba seguro que si decía algo que no le gustará podría cortar su garganta en un segundo, por lo que prefería solo mantenerse junto a Sakuma, además claro que estar cerca del alfa le d