Camino en silencio por un par de pasillos hasta llegar a lo que parecía ser la puerta trasera, la abrió con cuidado para no hacer ruido y una vez fuera dejó que su lobo tomará posesión de su cuerpo, poco a poco su piel fue convirtiéndose en un suave pelaje blanco, dando lugar al gran lobo blanco que estaba en su interior.
Los lobos podían tener una personalidad completamente diferente a la forma humana del individuo, muchas veces estos podían ser más infantiles y juguetones, dependiendo de la edad. Un lobo de edad avanzada no disfrutaría de correr en el lodo y brincar en charcos en la lluvia. Incluso muchas veces estos solían regañar a los más jóvenes por exponerse de esa forma. Muchas veces, como ocurría con Shi, su lobo se permitía ese tipo de cosas, a pesar de estar gran parte a la defensiva y esperando un ataque, para el joven lobo el jugar en la lluvia era algo que no podía evitar. Lo disfrutaba demasiado.
Su blanco pelaje comenzaba a mancharse con el lodo y pasto, pero eso no le importaba en absoluto, al contrario, Shi comenzó a revolcarse en el lodo, dando varias vueltas sobre el suelo, disfrutando de la lluvia sobre su pelaje. Cualquiera que se acercara podrían incluso llegar a notar ruidos de satisfacción por poder jugar de esa forma. Aunque esperaba no ser visto por alguien, después de todo tenía que mantener una imagen y que le vieran jugar de esa forma tan infantil podría romper esa imagen. Pocas veces Shi se permitía ser visto en su forma animal de esa forma, era algo que un líder como él, que hacía todo lo posible por mantener una apariencia no podía permitirse. Ni siquiera Kion había tenido la oportunidad de verle así, incluso aunque lo había intentado ya en un momento. Era completamente imposible para el dejarse ver de ese modo.
Pero un ruido a sus espaldas le hizo detenerse, en la oscuridad de la noche y con lo poco que podía ver no logro distinguir al lobo que se acercó a él hasta que lo tuvo de frente. De inmediato comenzó a gruñir, intentando ahuyentarlo para que le dejara tranquilo, ¿era acaso alguno de los lobos que vivían en esa manada? Su vista no era la mejor debido a su condición así que no era tan bueno para ver en la oscuridad, no podía distinguir de quien se trataba. Solo podía alejarse también mientras gruñía, aunque el otro lobo no parecía tener intenciones de alejarse, al contrario, su actitud parecía más la de un cachorro buscando llamar la atención para jugar, daba incluso un par de saltos para mostrar que no tenía nada que temer, moviendo la cola hacia los lados, casi como si fuera un perro más que un lobo.
Shi se acercó un poco, aun manteniendo un estado de alerta sólo para olisquear un poco, al contrario, percatándose por el aroma a lavanda que se trataba del alfa líder de la manada, cosa que le hizo alejarse, ¿por qué tenía que seguir encontrándose con él? De todos los lobos que estaban ahí, ¿por qué él? Pero alejarse no sirvió como lo esperaba, el alfa solo veía eso como una invitación para jugar y perseguirlo. Corrió para quedar detrás de él, saltando de forma juguetona contra el delta para llamar su atención. Como respuesta recibió un gruñido y que tratara de morderle, comenzando así un juego para el alfa al evitar la mordida y hacer que el otro le persiguiera para intentar morderle, aunque claro que no lo estaba consiguiendo. Eso empezaba a ser divertido para Shi, el cual se permitió bajar la guardia un poco para esta vez sí comenzar a jugar, dando pequeños saltos hacia el contrario y los charcos del lodo. ¿Por qué eso se sentía tan familiar? ¿Había algo en sus recuerdos que ocasionará que aquello fuera tan nostálgico? No estaba seguro, no podía recordarlo con claridad y le molestaba. Le molestaba no poder recordar del todo con quien había jugado así, o más bien, ponerle un rostro a la persona con quien jugaba así. Realmente era molesto.
Pero por algún motivo para su lobo no era tan desagradable jugar de esa forma con el alfa, este no tenía los mismos problemas con el alfa que la parte humana. En realidad, lo disfrutaba, bastante. Si la tormenta no hubiera empeorado y el alfa le hubiera guiado dentro de la casa estaba seguro que habría jugado más tiempo con él, ni siquiera tener al lobo rojizo sacudiéndose para quitarse el lodo y agua le molesto, al contrario, le siguió el juego a sacudirse y salpicarse mutuamente. Pero, cuando intento alejarse a su habitación, volviendo a su forma humana, Kiyan sujeto su brazo para evitar que se fuera.
-Espera, quiero hablar contigo. ¿Me lo permites? No te hare nada. Tu lobo confía en mí, puedes estar seguro que no te haré nada. Estoy… Intrigado por ti. Quiero hacerte algunas preguntas
- ¿Por qué? ¿Qué quieres averiguar? - Claro, su lobo confiaba en él, su lobo no guardaba el mismo rencor por los alfas que él y era más fácil que se dejara llevar por más que intentase no hacerlo. Noto al contrario suspirar, mirándole con súplica en sus ojos, una que no usaba con sus palabras. Y le fue imposible decirle que no, había algo en la forma en que sus ojos le suplicaban seguirle que era doloroso. -Está bien. Me iré en la mañana de todos modos, pregunta lo que quieras- Tras decir eso fue guiado hasta la oficina de Kiyan, una vez ahí le indico sentarse en un amplio sofá negro, se sentó a su lado, observándola unos minutos en silencio antes de sonreír con calidez.
- ¿De dónde vienes Shi? ¿Por qué decidiste venir a esta ciudad? No me malentiendas, no te estoy interrogando, pero es extraño ver nuevos lobos en la ciudad. Y tú eres bastante peculiar
-No hay una razón en especial para venir aquí. Soy del bosque, crecí entre la naturaleza. La ciudad era un cambio de todo lo que conocía- Por supuesto, eso era una mentira. La ciudad era el lugar donde había más manadas reunidas, era fácil para el poder lograr su cometido sí tenía un lugar donde sus objetivos estaba reunidos como cucarachas alrededor de sobras de comida -Y antes de que lo preguntes, no. No tengo una manada, no me interesa estar en una manada.
- ¿Te gusta ser un solitario? Es la única explicación que puedo verle. Alguien que creció en el bosque y o estuvo rodeado de más lobos no podría adaptarse a una manada
-Me gusta la soledad, es cierto. No le veo sentido a una manada. Depender de un líder que no sabe tomar decisiones o toma decisiones incorrectas, tener que obedecer todas sus órdenes sin voz ni voto. No me agrada la idea de ser sumiso ante nadie
-Me doy cuenta, no te ves como el tipo de persona que cedería a la primera. Me hiciste a mí ceder ante ti, eso no pasa todos los días
-No pasa porque la gente teme levantarse contra su líder. No son capaces de tomar sus propias decisiones o ver que quien debería protegerles los llevaría a la ruina. Creen que un alfa los protegerá y cuidara por siempre. Han vivido así siempre, no se cuestionan si hay algo más, no se cuestionan si vivir entre los humanos ocultándose esta bien. Solo lo hacen
- ¿Crees que es así? ¿Qué no quieren tomar sus propias decisiones? Hablas como si hubieras estado en una manada antes- La voz grave y tranquila de Kiyan sonaba con un ligero toque de interés, su mirada fija en el chico también mostraba todo el interés que tenía por conocer más de él, y sus calmadas y suaves feromonas llenando el cuarto lograban hacer que Shi se sintiera menos a la defensiva, podía entender un poco el porqué era un líder. De algún modo comprendía que, si alguno de los lobos de su manada estaba mal, ese aroma lograría calmarle y relajarle.
-Nunca he estado en una manada, solo conozco gente que sí. Y por lo que veo todas son iguales. Y siempre hay un alfa en la cabeza. No son invencibles
-Eso es cierto, no somos invencibles. ¿Crees que un delta podría ser un líder Shi? ¿Has escuchado de Dark claw? Los rumores dicen que su líder podría ser un delta, y si es así, es bastante inteligente
-He oído lo que todos saben nada más. Pero si es verdad que un delta los lidera deberían tener cuidado. Subestiman demasiado a los deltas, no somos solo inestables e incapaces de controlar nuestra naturaleza. Al menos nosotros no atacamos omegas a la primera oportunidad que vemos
-Tienes una idea bastante interesante de un alfa. ¿Crees que yo atacaría a un omega a la primera oportunidad que tenga?
-Creo que lo has hecho, estoy seguro que debe haber por ahí un omega marcado por ti en esta casa esperando tus cachorros- Ese comentario arrancó una carcajada del pelirrojo, negando con la cabeza mientras se sentaba mejor en el sofá, fijando toda su atención en el albino a su lado
-Te equivocas. No he marcado a ningún omega, no estoy enlazado con nadie y tampoco tengo intenciones de hacerlo. No creo que sea necesario unirte de esa forma con alguien para que sepa que le amas o que no crea que podrías engañarle. Tampoco creo que sea necesario un matrimonio para formar una alianza. Hay ideas con la que crecí que no comparto. Entre ellas que los deltas sean peligrosos o que los gama no merecen existir. No es su culpa haber nacido de esa forma, lo que menos podríamos hacer es hacerles saber que son tan valiosos como el resto de nosotros
- ¿Eso crees de nosotros? ¿No es algo que un alfa no debería pensar? Las manadas siempre buscan perfección y que no haya defectuosos que arruinen la armonía
-No creo que estén defectuosos, Shi. Nadie está defectuoso, nacieron de una forma que el destino eligió, así como el resto de nosotros. Míralo de esta forma, no decidimos nacer con este segundo género ni la habilidad de volvernos un lobo. Pero fue escrito de esa forma, fue escrito de esa forma como el color de tu cabello o la forma de tus ojos. Nacimos así, el destino quiso que fuéramos de esta forma. No es un defecto haber nacido de una forma u otra, sólo ocurrió y eso no los hace menos valiosos que el resto. Tú eres albino, yo tengo heterocromia. Y así como eso nos hace especiales a nuestra manera, nuestro segundo género también- Mientras hablaba Kiyan sonreía con suavidad, buscando que sus palabras entrarán en la cabeza de su acompañante, y lo hacían. Por supuesto que lo hacían, conocer a alguien que no le viera, que no viera a los suyos como algo que no debió haber nacido era extraño. Y más alguien que parecía estar dispuesto a defender su existencia. Negó suavemente con la cabeza antes de suspirar y mirarle.
-Hablas como si fuéramos lo mejor que pudo haber existido. No lo entiendo. No entiendo como un alfa puede creer esas cosas, he conocido muchos deltas y gamas que viven en las calles esperando su muerte al ser dejados atrás por alfas en sus manadas que se deshicieron de ellos por ser diferentes.
-Siempre habrá alfas que piensen de esa forma, mi padre quería que pensara de esa forma. Pero tenemos la capacidad de decidir si algo que nos enseñan está bien o no. Lo dijiste, hay gente que decide no cuestionarse las cosas y hay quienes sí. Y hay quienes deciden entender que ustedes no tienen la culpa de ser como son. Pero dime, ¿cómo terminaste en ese bar? ¿Qué te llevo a decir cantar? – Kiyan seguía sonriendo, su mirada calmada y suave postrada sobre Shi tratando de transmitir esa calma para que creyera en sus palabras.
- ¿Esa es tu pregunta? ¿En serio? - Levantó una ceja divertida antes de negar con la cabeza, acomodándose un poco en el sofá, cruzándose de brazos, la mirada divertida en los ojos del alfa le indicaban que hablaba en serio -Bien, si tanto quieres saber. La música siempre me acompañó cuando crecí. Si prestas atención a los sonidos que el bosque te ofrece puedes hacer lo que sea. Estando solo la música es lo único que tienes para hacerte compañía
-Así que el pequeño delta aprendió por su cuenta. Quien diría que tendrías esos talentos. Me pregunto qué otros talentos tendrás- Ese comentario recibió un gruñido del delta, provocando que Kiyan comenzará a reír. La charla continuó un poco más, aunque era más una conversación unilateral del alfa con un par de respuestas del albino. Pará su sorpresa no era tan molesto hablar con él, sabía que estaba bajando la guardia, pero tal vez por un instante podría darse la oportunidad de tener una charla tranquila. Kiyan no parecía una mala persona, pero sabía que no podía confiar ciegamente en él. Solo era algo momentáneo, todo era culpa de las feromonas del alfa, sólo era eso. Era imposible que alguien no reaccionara a las feromonas de un alfa y más si el objetivo de estas eran mantener calmado a otro. Solo por eso podía seguir manteniendo esa charla sin querer golpearle.
Finalmente, pasado un tiempo Kiyan se levantó con la misma calma que había tenido durante toda la plática, estirándose antes de ofrecer la misma sonrisa -Ya es tarde, si tienes planes de irte por la mañana es mejor que duermas de una vez. Cuando quieras volver eres bienvenido -Espera. ¿Por qué me ofreces eso después de la forma en que te he tratado? ¿Qué quieres conseguir? - Shi se levantó también, mirándole con desconfianza nuevamente, subiendo todas sus barreras al comprender que no podía solo ser amable sin querer algo a cambio. No podía estar haciendo eso solo porque si -Shi, no quiero conseguir nada. Entiendo tu odio hacia los alfas, no conozco tus razones y tampoco es algo que necesite saber. Pero si el querer mostrarte que no todos somos tan terribles como crees entonces sí, quiero algo a cambio. No tienes una manada, no la necesitas, pero siempre es bueno tener aliados. Y si puedo hacerte ver que tienes un aliado aquí entonces lo haré Tras decir eso camino a la puerta, abr
La mañana llegó con el brillo del sol atravesando la cortina, el canto de las aves avisaba también que la mañana había llegado. El alfa se estiró con pereza, analizando aún adormilado el espacio vacío en su cama, aunque este siguiera oliendo a las feromonas del delta, era distinto a lo que había desprendido antes, este era más suave y dulce. Era una agradable mezcla entre té chai con miel y canela. De algún modo se mezclaba perfecto con sus propias feromonas, era un aroma bastante agradable, demasiado agradable. Le sorprendía que hubiera alguien con un olor tan agradable, o más bien, le sorprendía que hubiera un delta que oliera tan bien. Por un par de minutos más se quedó abrazando la almohada que el chico había usado, de algún modo se sentía demasiado atraído hacia Shi, su lobo se sentía atraído y pocas veces ocurría que su lobo se sentía de esa forma. En realidad, como muchas veces lo había dicho, no había visto a una persona de forma romántica desde que perdió a su mejor amigo, él
El gama abrió los ojos, intentando acostumbrar su vista al brillo del sol, no sabía dónde estaba ni que era ese lugar, el pánico le invadió de inmediato al percatarse que estaba atado a una silla, su boca estaba cubierta con cinta, y sabía perfectamente bien lo que todo eso significaría. Era su fin, de eso estaba seguro. Podía notar unas cuantas personas en la sala, pero lo que más le aterraba era el alfa que se encontraba ahí. Kiyan, quien estaba vestido completamente de negro, sus manos cubiertas con unos guantes de cuero, se acercó al gama, acariciando su mejilla con el filo de su navaja le sonreía con calma, pero la mirada asesina en sus ojos le transmitía todo menos calma. -Menos mal has despertado, no quería tener que seguir esperando más tiempo a que decidieras volver con los vivos, voy a quitarte esto, pero no grites. Nadie va a escucharte aquí y no quiero escuchar nada salir de esa boca más que las respuestas que necesito, ¿de acuerdo? - El gama asintió con la cabeza, su cuer
-No conozco tanta gente como crees, Kiyan. Muchos sólo vienen a beber en silencio o a intentar buscar un omega- Mientras la chica hablaba comenzó a preparar las bebidas para los hombres -Pero les ayudaré en lo que pueda. ¿Qué quieres saber? - ¿Qué has oído de Dark claw? ¿Alguna vez ha venido algún miembro de ellos aquí? - Kiyan tomó su trago, está vez algo más ligero que la última vez. Claire se quedó un momento en silencio, intentando recordar un poco a los clientes que iban y las conversaciones que había tenido con algunos. -Cualquier cosa que sepas de ellos sirve, necesito encontrarlos - ¿Puedo saber la urgencia de ello? No estoy segura de haber conocido a alguien de Dark claw, pero si he escuchado de algunos clientes cosas que dicen sobre ellos. No sé si sean solo rumores, pero si te sirven te lo diré -Necesitamos encontrarlos para que mi amigo pueda cumplir su palabra de hacerlos pagar por asesinar manadas- La calma con la que Adalrik pronunció aquellas palabras hizo estremecer
El viento de la noche era refrescante para el grupo de lobos que había bebido hasta casi perder la conciencia, o al menos dos de ellos habían llegado a ese punto. Shi y Kion no habían bebido tanto, tenían una misión que cumplir después de todo y si llegaban al punto de perder la conciencia no serían capaces de eso. Aunque en su plan no estaba tener que cuidar del alfa y su amigo estando en ese estado, pero tal vez eso les serviría más tarde. Kiyan estaba recargado contra el hombro de Shi, abrazándose a él para buscar soporte, o eso decía su mente de ebrio, Shi sabía perfectamente que sus intenciones eran distintas considerando todo lo que había estado coqueteando con él mientras más alcohol entraba en su sistema. Pero en ese momento el delta sabía que no era buena idea discutir con un alfa en ese estado así que lo dejaría ser por ahora, lo mejor que podía hacer era evitar una pelea innecesaria. Por su parte Kion tenía recargado contra el al otro beta, el cual parecía estar en peor est
Un joven albino jugueteaba con el pasto del lugar sentado bajo la sombra de un gran árbol para evitar que el sol lastimara su piel. Muchas veces ya había terminado con la piel lastimada por exponerse tanto al sol así que sus padres le decían que debía tener cuidado cuando jugará fuera, aunque lo único que hacía era pasar gran parte del día bajo la sombra de los árboles solo disfrutando del aire fresco. Al menos hasta que su único amigo se daba cuenta donde estaba y decidía ir a molestarlo, justo como ahora pasaría. Escuchaba los pasos del contrario acercarse, aunque su vista no pudiera verle, escucho unos segundos más antes de moverse para evitar ser atrapado por el mayor, el cual escucho reír al ser descubierto, pero aun así se acercó a él, abrazando al albino por la espalda. - Edel… Te estás volviendo mejor en escuchar a tu alrededor. ¿Tus padres te están enseñando? No puedo atraparte si te vuelves mejor con tus sentidos - ¿Por qué te dejaría atraparme? No quiero que me atrapes y
Por muchos años los híbridos de lobo se habían encargado de mantener su existencia en secreto, una raza como ellos, con capacidades de curación más rápida que un humano, inmunes a las enfermedades comunes en humanos, más rápidos y fuertes por naturaleza y por supuesto, su capacidad de convertirse en un lobo era algo que debían mantener en completo secreto de una sociedad que se encargaría de asesinarlos al ser algo diferente y cuya existencia por supuesto no serían capaces de comprender. Por muchas generaciones se les enseñó que nunca se debían convertir frente a un humano, nunca debían hablar sobre lo que eran y debían vivir ocultando su identidad en todo momento. Por supuesto había algunos lobos a los cuales esto no les agradaba, lobos que se sentían superiores a los humanos y creían que merecían reinar en la tierra, que eran quienes debían gobernar y ser la raza dominante, después de todo no era una sorpresa que la población de híbridos iba en aumento sobre la de los humanos, así qu
El dulce aroma de tocino cocinándose inundó por completo el departamento, era algo delicioso para cualquiera que lo sintiera cerca, pero para él alfa un aroma más delicioso estaba cerca de él, ese dulce aroma a té chai tan cerca era más delicioso que cualquier otro aroma. Se removió un poco para tener más cerca de él de ese delicioso elixir, aunque sólo recibió como respuesta un quejido y un ligero golpe en el pecho, algo demasiado suave como para ser un golpe con la intención de lastimar. -Deja de moverte tanto, quiero dormir. No seas tan molesto por las mañanas-Escucho murmurar a Shi, el cual seguía con los ojos cerrados, dejando en claro sus intenciones de seguir durmiendo. Esta acción sólo hizo reír al alfa, el cual se levantó de la cama procurando hacer el menor ruido posible para no despertar más al delta, suponía que estaría lo bastante agotado como para querer despertar temprano. Era extrañamente divertida toda esa escena, el delta durmiendo tan tranquilo, un dulce aroma de co