La mañana llegó con el canto de las aves, la tormenta había pasado, dejando sólo el frescor característico de algo tan fuerte y algunas gotas de agua que aún caían de las hojas de los árboles, la joven pareja descansaba aún en la cama, Kiyan sostenía en brazos al delta que suspiraba tranquilo, las pesadillas que solían perseguirle permitiéndole dormir con tranquilidad gracias a tener al alfa cerca. Por su parte, Kiyan ya había despertado, aunque no tenía ningún interés aún de levantarse, prefería esperar a que Shi despertará sólo antes de decidir comer algo y emprender su camino nuevamente. Aquello no tardo demasiado, al contrario, parecía que las caricias suaves en su cabello, las cuales tenían el objetivo de relajar al chico que dormitaba, había tenido un resultado distinto. Shi abrió sus ojos con cuidado, cruzando mirada con el alfa, el cual le sonrió en cuanto se percató de esos ojos adormilados, inclinándose para dejar un beso en sus labios y frente -Buenos días, me esta comenzan
El agua era agitada por los lobos jugando, las ganas de Shi de jugar con Kiyan fueron bastante grandes, gruñidos ligeros por el jugueteo y algunas mordidas y patadas eran recibidas entre ambos, era un simple juego, mismo que claro desde fuera podría llegar a asustar a otras personas, durante el jugueteo ambos chicos volvieron a su forma humana, girando en el agua mientras se abrazaban, riendo mientras el agua golpeaba sus cuerpos unidos en un abrazo, besos comenzaron a llegar desde ambos lados, caricias en sus cabellos y en la espalda del alfa, jugando con su largo cabello, estaban cerca de la orilla por lo que era bastante cómodo para ambos estar en esa posición. -Gracias por traerme aquí, Shi. Jamás pensé que podría sentirme de esta forma. Detestaría tener que volver a la manada tan pronto. Estar aquí contigo es más divertido- Una sonrisa amplia estaba pintada en el rostro del pelirrojo, misma que se contagiaba al delta, el cual sólo podía sonreír en respuesta, sabía que tarde o tem
El viaje de regreso a casa fue más tranquilo de lo que ambos esperaban, lograron llegar en cuanto la noche cayó, Las cosas estaban bastante camadas, algo que para todo lo que habían vivido en los últimos días era sin duda un alivio. Shi se despidió de Kiyan, seguía ligeramente molesto por lo que había ocurrido, sabía que dentro de Kiyan seguía existiendo el chico que alguna vez había conocido, sin embargo, no estaba seguro de que realmente intentará darle una oportunidad a esos lobos y permitieran explicar la situación desde su conocimiento y todo lo que habían visto. Había algo peculiar en Sakuma, algo que Shi no podía explicar, pero, había algo en el que resultaba familiar. Kiyan y Adalrik fueron de inmediato a la oficina de Kiyan, algo que claramente alarmó al beta. -Bien, ¿qué ocurrió durante su viaje? Hay una extraña sensación alrededor de ustedes dos. Sus aromas parecen perturbados por algo- Adalrik fue de inmediato a lanzarse sobre el sofá, mirando al alfa mientras se acomodaba
Llegar a Phoenix en helicóptero fue relativamente sencillo y rápido, las vistas desde el aire eran algo que impresionaban al trío de lobos, los cuales solo podían observar por las ventanas, era más que sorprendente ver todo lo que desconocían. Sin embargo, lo que llamo más su atención fue la alta montaña que se extendía frente a ellos, misma que ni siquiera sabían se encontraba ahí en primer lugar. Sakuma les comentó que la montaña no se suele ver desde la ciudad o los lobos están demasiado ocupados viviendo vidas humanas para darse cuenta de la naturaleza que los rodeaba. Shi podía empezar a entender un poco de cómo funcionaban las creencias de Sakuma, y podía empezar a entender que tipo de grupo rebelde eran. Por lo que les contaba, era un grupo que solía albergar todo tipo de género secundario, al no tener usos de supresores, las feromonas de los deltas y gamas estaban más controladas que de uno que solía tomar supresores. Otra cosa que llamaba la atención era la entrada a aquella
El característico olor de la enfermería despertó al alfa, no le gustaba particularmente ese tipo de aromas, siempre lograba traerle recuerdos desagradables por lo que estar ahí no era de sus cosas preferidas. Y se sentía extraño, había una sensación diferente en el que no podía describir y por supuesto, no había sentido o experimentado nunca. Observo a su alrededor con calma, encontrado a Shi del otro lado de la habitación, recostado en una camilla, estaba a punto de levantarse para ir hacia el cuando escucho el sonido de unas puertas abrirse, puertas automáticas que revelaron a Adalrik seguido de Sakuma, en sus manos había una pequeña charola con comida. - Ya despertaste, excelente. Come algo, te hará bien- Sakuma dejo la charola en una pequeña mesa a lado de la camilla donde estaba Kiyan para caminar después hacia Shi, observando al chico que aún descansaba - ¿Por qué el no lo ha hecho aún? ¿Usualmente tarda en despertar después de desmayarse? - ¿Cómo podríamos saber eso? ¿Qué tip
Kiyan se mantuvo en silencio, acariciando el cabello de Shi hasta que se aseguro que este estuvo completamente dormido para levantarse, le cubrió con la manta y dejó un beso en su cabello. Busco sus botas y la chaqueta que llevaba antes de salir de la habitación, caminando con calma por el lugar, había más habitaciones con camillas por lo que suponía que la enfermería era más grande de lo que pensaban, y Phoenix también. La curiosidad que sentía por ese lugar era cada vez mayor, le costaba un poco entender cómo habían logrado construir todo eso dentro de una montaña, pero, suponía que funcionaba de la misma forma que lo hacía la sala del Consejo, y si la historia de Sakuma era verdadera, eso significaría entonces que habían construido todo al mismo tiempo. Podía encontrarle un poco de sentido a sus suposiciones. Siguió caminado en silencio, observando las habitaciones a su alrededor, había algunos lobos en ellas, algunos en camillas y otros solo caminando, podía notar algunas heridas
La habitación donde Kion se encontraba ahora mismo era una pequeña y oscura habitación, la poca luz que entraba era gracias a una pequeña lámpara de mesa que estaba frente a él, sus manos se encontraban atadas detrás de la silla donde estaba sentando, cubriendo su boca se encontraba un bozal, sus piernas también se encontraban atadas a la silla, impidiendo que pudiera moverse. Estaba perfectamente bien sujetado para evitar algún accidente. Frente a él se encontraba Ryoichi, sentado con un guardia a lado, observándolo en silencio. Ninguno decía nada, Kion no estaba seguro si buscaba hacer eso para sacar algo haciéndolo desesperarse por el silencio, algo que no funcionaria en alguien que venía de la milicia y lo sabía bien, no podría obtener información de él de esa forma, Kion era alguien que podría soportar bastante bien cualquier tipo de tortura, y en las condiciones en las que se encontraba ahora estaba seguro que podría resistir más. Ryoichi encendió un cigarrillo, soltando el hum
La habitación de Sakuma era bastante grande, más de lo que el resto de habitaciones que habían visto anteriormente, parecía más un pequeño departamento que una habitación en si. Varias computadoras estaban sobre un escritorio, la amplia cama se encontraba frente a un alto ventanal que permitía ver todo el bosque, aparentemente, estaba lo bastante alto como para que pudiera verse. Los tres lobos se encontraban sentados alrededor de una pequeña mesa, en silencio mientras Sakuma preparaba el té, ni Kiyan ni Adalrik se atrevían a decir algo, y aunque pudieran atreverse a hacerlo, tampoco sabían que poder decir en una situación como la que estaban viviendo en ese momento. Kiyan nunca había sido afectado por la voz, ni siquiera cuando su padre la usaba contra los omegas de la manada cuando vivía. El recuerdo de su padre le hizo suspirar, claramente había demasiadas cosas de él que desconocía y que, ahora podía ver todos los demás lobos conocían menos él. Y no le gustaba, no le gustaba en l