Un pitido constante era la señal de que era momento de despertar, pero el beta no tenia muchos ánimos de hacerlo, los últimos días su cuerpo había sido puesto al límite por los constantes “entrenamientos” como Ryoichi solía llamarlos, en el caso de Kion no era más que hacerlo pelear constantemente, cuando no peleaba y dejaban que su cuerpo empezara a curar por su cuenta se veía en la terrible situación de tener que soportar más inyecciones del suero. Poco a poco su cuerpo había comenzado a cambiar, entre cicatrices que no desaparecían de las heridas más graves hasta el color de sus ojos. Lo oscuro de su iris mezclándose con el resto de sus ojos, tomando una apariencia más misteriosa y aterradora para cualquiera que lo mirase. Aunque esto para Raz y Elza no resultaba atemorizante o algo de lo que deberían huir, al contrario, suponían que, aún con lo atemorizante que podía resultar esa mirada, el chico estaba completamente destrozado por su terrible destino. Raz se acerco a la cama, sen
El anochecer llegó sin demasiados problemas, Kion siguió con el entrenamiento del día, Raz y Elza haciendo el suyo por su parte. Cuando llegó el momento de ir a descansar el beta estaba agotado, cada musculo de su cuerpo gritaba de dolor, y aún así, no pasaba de tener un par de moretones y cortadas leves, lo más grave había sanado casi de inmediato. Igualmente esta vez se encargo de escuchar atento lo que los soldados dijeran, por su parte, Elza había hecho lo mismo, siendo la que obtuvo mayor información, aunque nada era lo suficientemente útil para ser enviado a Shi así que por el momento sólo podía enviar lo que sabía que era importante, avisarle que había espías dentro de las manadas y que tuviera cuidado, que se encargará de su manada y se moviera con cuidado dentro de Colmillo blanco. Por supuesto, también informarle que estaba bien y que no debía preocuparse demasiado por el, pero todo debía ser hecho con cuidado, por lo que mandaría el mensaje en un código secreto que sabía sol
La tormenta no espero demasiado, apenas le dio tiempo a Kiyan de poder llevar el auto a la gasolinera antes de que comenzará a llover, el fuerte ruido de la lluvia contra el auto, los truenos retumbando con fuerza hacían que el delta acurrucado en el asiento de estremeciera, el alfa acerco su mano a su cabello una vez estuvieron estacionados, una caricia con el fin de calmarlo y al mismo tiempo irlo despertando. -Shi, encanto. Llegamos, es hora de despertar- El delta frunció un poco la nariz, negando con la cabeza mientras se acurrucada un poco más, quejándose bajo, dando a entender que no estaba en sus planes despertar aún, se veía cómodo a pesar de sus quejidos por cada trueno nuevo que sonaba. El alfa suspiro, negando con la cabeza mientras le observaba - ¿Planeas que te lleve en brazos dentro? Será difícil pedir un habitación- Nuevamente recibió solo quejidos de parte del delta, sacándole una ligera risa. Se inclino para poder depositar un beso en sus labios, acariciando suavement
La mañana llegó con el canto de las aves, la tormenta había pasado, dejando sólo el frescor característico de algo tan fuerte y algunas gotas de agua que aún caían de las hojas de los árboles, la joven pareja descansaba aún en la cama, Kiyan sostenía en brazos al delta que suspiraba tranquilo, las pesadillas que solían perseguirle permitiéndole dormir con tranquilidad gracias a tener al alfa cerca. Por su parte, Kiyan ya había despertado, aunque no tenía ningún interés aún de levantarse, prefería esperar a que Shi despertará sólo antes de decidir comer algo y emprender su camino nuevamente. Aquello no tardo demasiado, al contrario, parecía que las caricias suaves en su cabello, las cuales tenían el objetivo de relajar al chico que dormitaba, había tenido un resultado distinto. Shi abrió sus ojos con cuidado, cruzando mirada con el alfa, el cual le sonrió en cuanto se percató de esos ojos adormilados, inclinándose para dejar un beso en sus labios y frente -Buenos días, me esta comenzan
El agua era agitada por los lobos jugando, las ganas de Shi de jugar con Kiyan fueron bastante grandes, gruñidos ligeros por el jugueteo y algunas mordidas y patadas eran recibidas entre ambos, era un simple juego, mismo que claro desde fuera podría llegar a asustar a otras personas, durante el jugueteo ambos chicos volvieron a su forma humana, girando en el agua mientras se abrazaban, riendo mientras el agua golpeaba sus cuerpos unidos en un abrazo, besos comenzaron a llegar desde ambos lados, caricias en sus cabellos y en la espalda del alfa, jugando con su largo cabello, estaban cerca de la orilla por lo que era bastante cómodo para ambos estar en esa posición. -Gracias por traerme aquí, Shi. Jamás pensé que podría sentirme de esta forma. Detestaría tener que volver a la manada tan pronto. Estar aquí contigo es más divertido- Una sonrisa amplia estaba pintada en el rostro del pelirrojo, misma que se contagiaba al delta, el cual sólo podía sonreír en respuesta, sabía que tarde o tem
El viaje de regreso a casa fue más tranquilo de lo que ambos esperaban, lograron llegar en cuanto la noche cayó, Las cosas estaban bastante camadas, algo que para todo lo que habían vivido en los últimos días era sin duda un alivio. Shi se despidió de Kiyan, seguía ligeramente molesto por lo que había ocurrido, sabía que dentro de Kiyan seguía existiendo el chico que alguna vez había conocido, sin embargo, no estaba seguro de que realmente intentará darle una oportunidad a esos lobos y permitieran explicar la situación desde su conocimiento y todo lo que habían visto. Había algo peculiar en Sakuma, algo que Shi no podía explicar, pero, había algo en el que resultaba familiar. Kiyan y Adalrik fueron de inmediato a la oficina de Kiyan, algo que claramente alarmó al beta. -Bien, ¿qué ocurrió durante su viaje? Hay una extraña sensación alrededor de ustedes dos. Sus aromas parecen perturbados por algo- Adalrik fue de inmediato a lanzarse sobre el sofá, mirando al alfa mientras se acomodaba
Llegar a Phoenix en helicóptero fue relativamente sencillo y rápido, las vistas desde el aire eran algo que impresionaban al trío de lobos, los cuales solo podían observar por las ventanas, era más que sorprendente ver todo lo que desconocían. Sin embargo, lo que llamo más su atención fue la alta montaña que se extendía frente a ellos, misma que ni siquiera sabían se encontraba ahí en primer lugar. Sakuma les comentó que la montaña no se suele ver desde la ciudad o los lobos están demasiado ocupados viviendo vidas humanas para darse cuenta de la naturaleza que los rodeaba. Shi podía empezar a entender un poco de cómo funcionaban las creencias de Sakuma, y podía empezar a entender que tipo de grupo rebelde eran. Por lo que les contaba, era un grupo que solía albergar todo tipo de género secundario, al no tener usos de supresores, las feromonas de los deltas y gamas estaban más controladas que de uno que solía tomar supresores. Otra cosa que llamaba la atención era la entrada a aquella
El característico olor de la enfermería despertó al alfa, no le gustaba particularmente ese tipo de aromas, siempre lograba traerle recuerdos desagradables por lo que estar ahí no era de sus cosas preferidas. Y se sentía extraño, había una sensación diferente en el que no podía describir y por supuesto, no había sentido o experimentado nunca. Observo a su alrededor con calma, encontrado a Shi del otro lado de la habitación, recostado en una camilla, estaba a punto de levantarse para ir hacia el cuando escucho el sonido de unas puertas abrirse, puertas automáticas que revelaron a Adalrik seguido de Sakuma, en sus manos había una pequeña charola con comida. - Ya despertaste, excelente. Come algo, te hará bien- Sakuma dejo la charola en una pequeña mesa a lado de la camilla donde estaba Kiyan para caminar después hacia Shi, observando al chico que aún descansaba - ¿Por qué el no lo ha hecho aún? ¿Usualmente tarda en despertar después de desmayarse? - ¿Cómo podríamos saber eso? ¿Qué tip