ADAMO/DEMON
—¿Escuchaste lo que dijo la niñita esa? —cuestionó de nuevo Brian.
Lleva rato repitiéndome lo mismo. Claro que lo escuché, pero no quise mostrarme afectado con lo que me había enterado hace momento.
¿Cómo mierda es que me había equivocado de persona? Si Rosso se entrara de todo lo que he expuesto para llegar hasta aquí, no creo que vaya a estar contento aunque lo haya conseguido.
Todavía no podía estar seguro de eso.
Después de que ellas entrarán en esa casa, Brian y yo intentamos seguirlas, pero los malditos que resguardan esta zona se opusieron al instante, nos acorralaron y volvieron a cerrar la verja alta.
—¡Mierda! —espeto Brian —Mi arma quedó en el auto —bajo el tono de su voz.
Le eché una mirada juiciosa para que se callara y luego observé el s
IVANNA Me quedo petrificada cuando solo veo caer a mi madrina y como Demon se mueve rápido para tomarla en sus brazos. No reacciono, todo pasa tan rápido. ¿Qué pasó? Es hasta entonces cuando Anto grita llamando a su madre entre sollozos, salgo de aturdimiento y parpadeo varias veces. Luego de eso, corro junto a ellas, mi madre y Anto ya están a su lado hablándole, Demon todavía la está sujetando. —Madrina —reprimo un chillando que amenaza por asaltar —¿Qué pasa, por qué se desmayó? —le pregunto a mi madre. En ese momento llegué a pensar que tal vez ella sabía el porqué, pero mamá solamente negó con la cabeza, sus ojos reflejaban preocupación. —Llevémosla adentro —dijo mi madre. En el instante que Demon se endereza para alzarla por completo en sus brazos, Franco se acerca y le obstruye el paso. —Él no puede entrar, yo llevaré a la señora adentro —demanda con firmeza. Mamá lo mira de un modo mal y l
IVANNA También papá lo mira igual, sus cejas casi juntas por el gesto fruncido. ¿Qué de malo hay con estos hombres? La testosterona a toda intensidad, dijo mi madre. Papá se unió a nosotros en la habitación después de que mi madre volviera a insistirle a mi padrino para qué soltará a Demon, pero claro, no sé salvo de otra una amenaza por parte de él. Ahora mi padre estaba haciendo casi lo mismo que él, pero sin ejercer violencia, solo no le quitaba los ojos de encima. —No me gusta este tipo —gruñe bajo Ale a lado mío y de Santi. Otro más... ruedo los ojos como acostumbra a hacerlo todo el tiempo Anto. —Te lo dije, a mí tampoco —mi hermano se le une. Suspiró con frustración. —Harta me tienen con lo mismo —me quejo entre dientes. Ambos llevaban así desde que llegaron, cruzados de brazos mientras lo asechaban con sus miradas. —Basta, Santino —lo regaña mamá. No podía ser posible que todos los hombres de nuestra familia lo recibieran de un modo grosero, mientras nosotras lo pr
ADAMO/DEMON Todos están dementes. Llevo horas con las miradas de cuatro pares de ojos colocados sobre mí, sabía a lo que me atenía una vez que estuviera aquí, pero no sabía que iba a hacer el centro de atención de todos. ¿Qué mierdas les pasa? Arriesgue mi vida por sus hijas y así me lo pagan, si no fuera porque deba cumplir con la orden de mi Capo, solo hubiera visto como se llevaban a la rubia sin ningún obstáculo. Suelto un gruñido bajo. Aunque no quiera compartir la misma mesa con ellos, tenía que hacerlo, no me debo olvidar de que tengo que seguir fingiendo y aguantar cualquier gesto grosero. Como el maldito Diablo... ¿Quién se cree? ¿El jodido Dios de la mafia? Porque así es como lo demuestra, se siente indestructible y cree que puede aplastar a quien sea si lo desea. Que se joda. —Aquí —la voz dulce de la mujer de ojos hermosos se dirige a mí —Siéntate aquí —me ofrece el asiento desocupado
ADAMO/DEMON Perplejo es como quedé, luego de ese jodido beso que nos dimos. Sus labios rojos e hinchados a causa del contacto que tuvieron nuestras bocas, me incitan a querer más, mucho más que unas caricias y besos. ¿Qué demonios? No puedo estar pensando en ese tipo de cosas en estos momentos, debo seguir con el plan si no todo acabará yéndose a la m****a por mi culpa. Por un segundo maldije mentalmente cuando ella me apartó, pero ahora ya estaba comenzando a enfriarse todo el asunto, y cuando me refiero a todo... es a todo, hasta mi jodida polla entendió el doloroso mensaje. Si va dolor, por un buen rato hasta que desquite está frustración que traigo. Llevo días sin follar, necesito descargarme, pero no será con ella, eso ya me quedo claro. Bufó bajo y salgo de la piscina, no me importa dejarla allí sola, a ella tampoco le importó apartarme, no es como si le vaya a afectar mi cambio repentino y si así fuera, me importa una m**
IVANNASeguía flotando, ese beso me había dejado soñando, por un instante creí que así había sido, pero después de que fuimos interrumpidos me di cuenta de que todo lo que había pasado era real.Sin embargo, el miedo me invadió e inmediatamente lo aparté de mí, lo que no me gustó fue ver su reacción luego de haberlo hecho. Estaba arrepentida, pero no sabía cómo remediarlo, ya lo había estropeado y quizás las ganas de besarme de nuevo ya se le habían esfumado, o quizás el beso que nos dimos no le provocó nada.—¡Iv! —pego un salto mientas, salgo de mi ensimismamiento.—¿Qué pasa? No hacía falta que gritaras.—Pues solo así pude obtener tu atención —resopla Anto —Llevas rato distraída, inmensa en tus pensamientos, como si algo te inquietara o más bien alguien.El tono de sus palabras sonaron como si insinuara algo, la ignore, no quería que supiera del beso que me di con Demon, no por el momento.—No es nada, es solo que estoy preocupada por papá —no era mentira.Antes de lo ocurrido, mi
IVANNA —Qué horror — musité por la impresión. No sé por qué quiero que lo que he visto no sea verdad, porque esto me hará pensar que el beso que nos dimos no fue real, y que el chico que estaba viendo en estos momentos no era el mismo que me salvó aquel día en las Vegas. —¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? —pregunto Anto, no me había dado cuenta de que le apreté el brazo, pero ni protestó por ello —Tranquila, Iv, así son las luchas, es normal ver sangre derramada. Su manera de decirlo era lo más normal del mundo, como si me estuviera comentando algo del clima. No la juzgaba por querer este mundo rudo y cruel, si era lo que ella quería, yo no era nadie para decirle que elegir y que no, sin embargo, nunca dejaba de recordarle lo malo que era eso. Podría decirse que si me había afectado ver tanta sangre esparcida por el suelo del ring, ese lugar que le llaman jaula de combate. Pero lo que más me dejó aturdida y a la vez confundida, fue verlo a él, ahí adentro peleando, y no siendo la ví
ADAMO/DEMONNo pude contenerme más y la besé, aquí mismo, sin importarme el lugar. Tal vez no era el correcto para tenerla de esta manera, pero no podía detenerme, no podía apartar mis manos y mi boca de ella, me estaba volviendo loco desde aquel día en la piscina cuando nos besamos.No tenía sentido negarlo, la deseaba y mucho. En el momento que la vi aquí la sangre me ardió, seguía furioso, pero no con ella, sino conmigo mismo. Debí haberla dejado ir en el instante que tuve la oportunidad para hacerlo, apartarla de todo lo oscuro que me rodea.Sin embargo, quería tenerla, por un instante pensé usarla para el plan, romperla y dejarla. Pero ella no era parte de esto, nunca lo fue. Solamente había sido un error, un error del que me estaba obsesionado y por lo que veo ya no tenía escapatoria.—Debemos volver —murmuro contra mi boca sin dejarnos de besar.Pasó su mano por mi pecho desnudo y resbaladizo por el sudor y la sangre de mis ex contrincantes, por un segundo había olvidado que ne
IVANNA—¿Qué, otra vez va a pelear? —exclame sorprendida.No estaba lista para verlo otra vez arriba de ese ring, ¿y si era él quién salía lastimado? Por muy imposible que pareciera, nadie aseguraba que no fuera derribado por su contrincante.Casi me comía las uñas de los nervios, mientras estábamos sentadas frente a la gran jaula que se miraba aterradora con esa sangre derramada por todas partes.—Iv, en menos de lo que pienses todo pasará rápido y él estará aquí contigo —tomo mi mano Anto y la apretó con afecto.Asentí, esperado a que tuviera razón. Antonella sospechaba que había algo entre nosotros, luego de que Demon me llevará a los vestidores, ella se creo toda una escena en su cabecita loca.No pude negar nada, pero tampoco lo había admitido, hablaría con ella más tarde, si no me terminará volviendo loca a mí también.Los latidos de mi corazón se aceleraron en mi pecho cuando se acercó a esa jaula infernal y entro en ella. Después de ver y saber lo brutal que eran esos combates