Nos quedamos a dormir en la finca de la señora Carmenza. Fue muy entretenido el almuerzo que fue un delicioso sancocho trifásico, hacía mucho que no comía uno tan bien preparado. Aunque debo tener presente que el hacerlo en leña le daba un toque mucho más delicioso.Luego nos invitó a conocer los alrededores, el pueblo, nos presentó a varios hacendados, nos contó que en un par de meses eran las fiestas patronales y nos invitó. En los caballos que habían ensillado; el mío era un semental negro azabache, Salomé estaba sobre uno ejemplar hermoso color café rojizo. Jabir estaba sobre uno blanco y Onely sobre uno pintoso. La dueña montaba un semental de color café claro. Cabalgamos por varias horas, luego nos dirigimos al pueblo, nos invitó a tomar chicha de arroz y para ese calor y el esfuerzo de la cabalgata —hacía mucho que no montaba a caballo—. Fue muy refrescante.Salomé trató de incluirse en la cotidianidad, en las bromas de Jabir, en las conversaciones con la anfitriona y Onely. Pa
Nunca imaginé que el despertar de un gallo fuera tan gratificante. No obstante, no fue el gallo quién me despertó. Lo hizo una deliciosa mujer que aprendió muy rápido a volver loco a su Sultán. Y el sujeto ni corto ni perezoso se dejó hacer y deshacer. Las caricias, los besos y las lamidas tomaban fuerza, pero yo la necesitaba sobre mí. El interior de Onely era fuego vivo, su estreches me volvía eufórico y cada día caía rendido a su forma tan bella de complacerme. Había algo más entre nosotros, no me atrevo a darle nombre porque me parece muy corto el tiempo.—Preciosa, ven aquí.Nuestros cuerpos se alinearon. La delicadeza al invadir sus entrañas, el abrirme paso a la calidez de esas paredes suaves, que gracias a la humedad de la excitación podía deslizarme sin causarle daño. Llegar al fondo, esperar a que se adaptara mientras me daba un gran festín con sus firmes pechos, con esos endurecimientos de pezones al contacto de mi lengua. No era machista, pero saber que solo yo la he tocad
—Por ahora con ellas. Ustedes también van a hablar, ¿cierto?—Murió el teniente, era un testigo directo. Pero ahora vamos a tener que armar las declaraciones de él y soportándolas con los videos y las grabaciones de su estado. —Yo solo tomaré las cuatro notas y hablaré con ellas.—Hola, Lía. —Salomé no llegó bien. La abracé.—¿Pasó algo? —Me dio un beso en la mejilla e ingresó a la Villa, vi a Onely.—Tampoco lo sé. Ayer habló con la señora Carmenza un buen rato y desde ahí es otra.—Onely no sabes mentir.—Es que al parecer la señora Amelia Sambrano también fue infiel y luego hablaron a solas. Debemos esperar a que sea ella quién nos cuente. Del resto del paseo te cuento que es una finca hermosa, deliciosa, monté a caballo, se comen banquetes y nos invitaron para dentro dos meses asistir a las fiestas patronales de la región.—Si estamos vivas. —comenté.—¡Lo estarán! —respondieron nuestras parejas.—Yo necesito hablar muy bien con ustedes. Mientras Salomé pasa lo que sea que esté
—¡Vieron!, desde anoche le vengo dando vueltas y vueltas al tema. —exclamó Lía—, ahora que lea de nuevo todas las notas, vamos a ir entendiendo aún más. Les leeré la mía.Me dirijo a tiNi escribir tu nombre te mereces. No solo mataste a mi hijo, porque mi madre nunca miente. Si no que ahora te metiste a una agencia para denunciarme. Mi familia tenía razón. Serías mi desgracia. Espero y el dinero que te dejo en contra de mi voluntad sea tu maldición. De igual forma, una vez te sientas en mi puesto deberás hacer lo que nunca imaginaste hacer.Estás ahí por asesina y traicionera. Te sorprenderás cuando descubras la verdad y para vengarnos de ellos es que te involucré a ti en esto. A nosotros nos condenaron a morir. Pero ustedes son su talón de Aquiles. —Es evidente la rabia de Guillermo para contigo, pero te acusa de matar a su hijo. —comenté—. Puede que él no haya sido, sino su madre. Y mira que enfatiza el que su madre nunca miente.—Y en eso, sí se contradice, cuando estábamos bien
Le había dado tiempo, sin embargo, su manera de actuar se salía de lo que ella era, estaba dejando a un lado su firmeza, su ecuanimidad. Ahora, desconozco la gravedad de lo que está enfrentando, no obstante, era la líder de un grupo de inteligencia y debía comportarse como tal. Por eso nos quedamos de últimos. Tomé mi celular y se lo pasé.—¿Por qué me lo das?—Ahí tengo el número de tu padre. Llámalo y enfrenta lo que sea que estés viviendo, sabes que puedes contar conmigo, no te quedes con eso sola. Pero una cosa es mantenerse reservados y otra huir de una verdad real. Sobre todo, cuando es líder de una unidad de inteligencia. Si la cabeza se desorienta su equipo lo hará. —¿Me estás regañando?—Salomé, eres una mujer segura, fuerte y frentera, salir huyendo me parece infantil, débil para alguien que hasta ayer ha demostrado agallas, muy seguro es decepcionante lo que te enteraste, pero no es tu vida, haces parte de ellos, pero cada ser humano es independiente. —Se le humedecieron
¿Qué pasaba con Salomé? La situación ya se estaba convirtiendo en algo más allá a una infidelidad.—Señor Francisco, ¿cómo ha pasado?—Intranquilo, y ahora preocupado. ¿Qué le pasa a mi hija?—Desde ayer ha estado ausente.—Se enteró de que su madre no era tan perfecta. —Él jamás le contará esa versión a su hija, y eso me confirmaba la clase de hombre con quien trataba, todo un caballero.—Por años temí que se enterara. Pero cuando vi a Jabir Montoya supe que no demoraría en saberlo, las verdades nunca se pueden ocultar de por vida.» Sin embargo, jamás pensé que fuera Carmenza quien se lo dijera, sino Antonella, la madre de tu compañero, quien también era muy amiga de Amelia y cuando me vio en un hotel, me declaró la guerra. Y para temas curiosos, siempre coincidíamos en los lugares. ¿Crees que deba, regresar?—Deme un par de semanas. Luego le prometo contar todo señor Francisco.—Algo no está andando como debería. ¿Cierto?—Solo debo buscar la manera de saber decirle las cosas por s
Regresamos en la noche, luego de cenar y distraernos un poco, la mente lo necesitaba, de la caminata de los jefes noté un gran cambio, aunque Yaro sabía controlar las emociones, no pasé, o bueno, ninguno de los tres pasamos por alto su evidente preocupación.Mientras que Salomé parecía más liberada, muy seguro logró compartir lo que sea que haya pasado en su viaje con otra persona. Y como comentó Onely; eso le ayudó a sentirse acompañada.Ingresamos a la casa, estábamos agotados, hasta los perros llegaron cansados de tanto correr. Amira se fue a consentir a su hermano hasta que se durmiera. De mi parte me di un baño y luego me fui a la oficina. Ahí ya se encontraba Yaro.—¿Preocupado? —afirmó y negó.—Sorprendido, esa es la palabra.—¿Quieres que te ayude en algo?, mañana llegarán los periodistas y pasado los jueces.—Las carpetas ya las dejamos listas. Ve a descansar, me quedaré un rato revisando varias cosas.—¿Te afectó lo que hablaste con Salomé?—Me sorprendió. Por cierto, podemo
Llegué a Bogotá y lo primero que hice fue ir por la orden judicial.—Capitán Yasar, el general ya lo espera.—Muchas gracias.Mientras esperaba a que me anunciaran, había llamado a Daniela para que estuviera lista, que en un par de horas iría por ella para hacer una tarea de su hermano. —ingresé al despacho.—Buenos días, capitán Yasar.—General. —hice mis respectivos saludos militares por su rango, señaló la silla.—Ya que viniste aprovecho para mandar contigo toda la información que me pidió el capitán Yaro. Dile que solo yo lo sé. —Se veía cansado—. Ahora debo ir a calentar mi casa. Mi mujer va a echarme si no llego hoy, —sonrió. Me entregó una memoria y la orden judicial.—¿Eso es todo?—Por ahora. Solo espero órdenes para gestionar. Todo lo que pude investigar de los hombres de bien, están ahí. —Parece estar feliz.—Un poco. Ver un poco de equilibrio da un fresquito muchacho. Saber que se expondrán a tanto corrupto, me llena de satisfacción. Dicen que no se necesita de un buen