Llegamos pasada las siete de la noche a la Villa. Nos esperaban con una amena cena. Vimos llorar de nuevo a Amira mientras era abrazada y consolada por Onely. Era algo conmovedor para nosotras; era la fuerte, la peleonera, la entrona, la arriesgada. Pero le dolía en el alma no poder pedir perdón, no escuchar un te amo hija después de lo ocurrido. Cuando habló con su padre por celular volvió a llorar y otro que no se le apartaba era Darío. El niño sentía consuelo al estar cerca de ella.Hablé con mi madre para comentarle lo de mi tío y que ellos muy seguro mañana saldría para Italia, para que los esperara. Eso fue peor, para ella la imagen de ese desgraciado era perfecta. También hablé mucho con mi tío, poniéndolo al tanto de lo ocurrido y el posible villano de la historia. Diciéndole la verdad de quien era el autor de todo y su respuesta fue.«Tu madre sabe que él jamás me agradó, pero había muerto y me dije que no tenía por qué dañarle una imagen a una niña». Y yo crecí con su idolat
No fue sencillo llegar al lugar donde debíamos ir, sobre todo porque la señal del GPS se perdía por momentos y eso nos puso a dudar más en más de una ocasión. Lo bueno fue la gente, fueron amables y nos indicaron el camino a seguir hacia el pueblo y por fin vimos el letrero que decía Pueblo Buho. Al dejar la camioneta a un lado de un colegio nos dirigimos a preguntar si sabían dónde quedaba la finca de la señora Carmenza Echeverry y a todos los que les preguntamos nos dijeron lo mismo.Quedaba a una media hora en una dirección específica, que era irnos derechos por el costado del colegio, pero fueron enfáticos en decir que el carro no pasaría por ese lugar. Era mejor dejarlo guardado donde don Cayetano, que ahí no le pasaba nada.De hecho, los carros de la finca la Pangua, como se llamaba dicha propiedad, estaban guardados en el solar de don Cayetano. Nos informaron todo, y decidimos hacerle caso a la señora chismosa que estaba sentada en el taburete echándose fresco con el abanico
Los oídos se me taparon, lo que acaba de decir esa mujer no lo creía. Mi madre no pudo ser infiel. Jamás. —Me levanté del taburete donde estaba sentada y salí del kiosco en dirección a unos establos. Yaro me siguió.—Linda.—No quiero rechazarte Yaro, pero necesito unos minutos a solas. Por favor.Vi la tristeza en sus ojos, el labio me tembló y en vez de alejarse lo que hizo fue abrazarme. No sabía que mi cuerpo temblaba hasta que sus fuertes brazos me envolvieron y eso era lo que en verdad necesitaba.—Al parecer lo que dijo Orlando terminó por ser cierto. Declaró que me iba a sorprender al descubrir la verdad. Entre más indago o busco, más temo encontrar verdades como esta. No he superado el que mi padre haya sido infiel. Ahora, ¿mi madre también lo fue?—Todos cargamos con cruces Salomé. Se objetiva. —La dama de hierro y ¿le falló a mi padre siendo infiel? ¿Dónde está la rectitud ahí?—La vida privada es una cosa y la laboral otra.—El ser leal es una sola cosa en tu vida, en c
Nos quedamos a dormir en la finca de la señora Carmenza. Fue muy entretenido el almuerzo que fue un delicioso sancocho trifásico, hacía mucho que no comía uno tan bien preparado. Aunque debo tener presente que el hacerlo en leña le daba un toque mucho más delicioso.Luego nos invitó a conocer los alrededores, el pueblo, nos presentó a varios hacendados, nos contó que en un par de meses eran las fiestas patronales y nos invitó. En los caballos que habían ensillado; el mío era un semental negro azabache, Salomé estaba sobre uno ejemplar hermoso color café rojizo. Jabir estaba sobre uno blanco y Onely sobre uno pintoso. La dueña montaba un semental de color café claro. Cabalgamos por varias horas, luego nos dirigimos al pueblo, nos invitó a tomar chicha de arroz y para ese calor y el esfuerzo de la cabalgata —hacía mucho que no montaba a caballo—. Fue muy refrescante.Salomé trató de incluirse en la cotidianidad, en las bromas de Jabir, en las conversaciones con la anfitriona y Onely. Pa
Nunca imaginé que el despertar de un gallo fuera tan gratificante. No obstante, no fue el gallo quién me despertó. Lo hizo una deliciosa mujer que aprendió muy rápido a volver loco a su Sultán. Y el sujeto ni corto ni perezoso se dejó hacer y deshacer. Las caricias, los besos y las lamidas tomaban fuerza, pero yo la necesitaba sobre mí. El interior de Onely era fuego vivo, su estreches me volvía eufórico y cada día caía rendido a su forma tan bella de complacerme. Había algo más entre nosotros, no me atrevo a darle nombre porque me parece muy corto el tiempo.—Preciosa, ven aquí.Nuestros cuerpos se alinearon. La delicadeza al invadir sus entrañas, el abrirme paso a la calidez de esas paredes suaves, que gracias a la humedad de la excitación podía deslizarme sin causarle daño. Llegar al fondo, esperar a que se adaptara mientras me daba un gran festín con sus firmes pechos, con esos endurecimientos de pezones al contacto de mi lengua. No era machista, pero saber que solo yo la he tocad
—Por ahora con ellas. Ustedes también van a hablar, ¿cierto?—Murió el teniente, era un testigo directo. Pero ahora vamos a tener que armar las declaraciones de él y soportándolas con los videos y las grabaciones de su estado. —Yo solo tomaré las cuatro notas y hablaré con ellas.—Hola, Lía. —Salomé no llegó bien. La abracé.—¿Pasó algo? —Me dio un beso en la mejilla e ingresó a la Villa, vi a Onely.—Tampoco lo sé. Ayer habló con la señora Carmenza un buen rato y desde ahí es otra.—Onely no sabes mentir.—Es que al parecer la señora Amelia Sambrano también fue infiel y luego hablaron a solas. Debemos esperar a que sea ella quién nos cuente. Del resto del paseo te cuento que es una finca hermosa, deliciosa, monté a caballo, se comen banquetes y nos invitaron para dentro dos meses asistir a las fiestas patronales de la región.—Si estamos vivas. —comenté.—¡Lo estarán! —respondieron nuestras parejas.—Yo necesito hablar muy bien con ustedes. Mientras Salomé pasa lo que sea que esté
—¡Vieron!, desde anoche le vengo dando vueltas y vueltas al tema. —exclamó Lía—, ahora que lea de nuevo todas las notas, vamos a ir entendiendo aún más. Les leeré la mía.Me dirijo a tiNi escribir tu nombre te mereces. No solo mataste a mi hijo, porque mi madre nunca miente. Si no que ahora te metiste a una agencia para denunciarme. Mi familia tenía razón. Serías mi desgracia. Espero y el dinero que te dejo en contra de mi voluntad sea tu maldición. De igual forma, una vez te sientas en mi puesto deberás hacer lo que nunca imaginaste hacer.Estás ahí por asesina y traicionera. Te sorprenderás cuando descubras la verdad y para vengarnos de ellos es que te involucré a ti en esto. A nosotros nos condenaron a morir. Pero ustedes son su talón de Aquiles. —Es evidente la rabia de Guillermo para contigo, pero te acusa de matar a su hijo. —comenté—. Puede que él no haya sido, sino su madre. Y mira que enfatiza el que su madre nunca miente.—Y en eso, sí se contradice, cuando estábamos bien
Le había dado tiempo, sin embargo, su manera de actuar se salía de lo que ella era, estaba dejando a un lado su firmeza, su ecuanimidad. Ahora, desconozco la gravedad de lo que está enfrentando, no obstante, era la líder de un grupo de inteligencia y debía comportarse como tal. Por eso nos quedamos de últimos. Tomé mi celular y se lo pasé.—¿Por qué me lo das?—Ahí tengo el número de tu padre. Llámalo y enfrenta lo que sea que estés viviendo, sabes que puedes contar conmigo, no te quedes con eso sola. Pero una cosa es mantenerse reservados y otra huir de una verdad real. Sobre todo, cuando es líder de una unidad de inteligencia. Si la cabeza se desorienta su equipo lo hará. —¿Me estás regañando?—Salomé, eres una mujer segura, fuerte y frentera, salir huyendo me parece infantil, débil para alguien que hasta ayer ha demostrado agallas, muy seguro es decepcionante lo que te enteraste, pero no es tu vida, haces parte de ellos, pero cada ser humano es independiente. —Se le humedecieron