Nos quedamos calladas por un largo tiempo, luego decidimos hacerles caso, cuando los vimos que ya regresaban, cada una se fue para su habitación y a mí me dieron ganas de comer uno de los panes hechos por Jabir con un vaso de yogur.No encendí la luz, los escuché llegar, comí en silencio y rápido para que no me pillaran. Pero la conversación de los caballeros me hizo dejar de comer.—Y tú que te traes Yaro con Salomé, ¿entraste a la moda?—No jodas Jabir y no ha pasado nada.—Creí que te habías unido a Gamal y a Yasar.—Sáquenme de ese cuento, Lía es mi novia.Me dio alegría por ella. Se merece un hombre que la valore, su esposo logró pegarle más que el mío.—¿Tan rápido?—A diferencia tuya sé lo que quiero. Y si todo se da, esa morena será mi mujer.—Deja de joder, tú te encuentras muy raro con Onely. Pareces perro faldero.—Porque la cagué bien feo, y sentí pesar con ella. Acababa de leer lo dicho por el hijo de puta de su marido y vengo yo a restregarle que no puede llamar la atenc
Me di la vuelta para verlo de frente, me había dormido por un poco más de una hora. Gamal no era un hombre bonito, era fuerte a pesar de ser el más delgado, sin embargo, su cuerpo era pura fibra. Era unos centímetros más bajo que Yaro. No lo imagino, derribando al capitán. —Le acaricié una de sus cejas negras.Nunca había sentido una atracción de manera tan instantánea. Como si nos conociéramos de antaño. —pasé el dedo delineando su nariz, luego el contorno de su boca, su cuello.—Sigue bajando, Morena.—¿No se supone que estabas dormido?Fue su boca quién respondió. Se puso sobre mí y el muslo percibió su dureza. Le permití el paso a su lengua para que escrutara toda la concavidad, para luego terminar con un sutil mordisco jalando mi labio inferior. Se alejó.—¿Segura? Puedo esperar, aunque me gustaría que no. Lía, si quieres esperar…Como me dijo Amira, que dejara de ser pendeja y la tontería la pusiera a un lado, el papel de damisela estaba mandado a recoger. Por eso busqué su boca
—Evolucionando. De dos a tres semanas lo sacaremos del coma. ¿Cuándo regresas?—Para dentro de dos semanas y visitaré a mis padres y no he olvidado el grado de Marian. Y no olvides pasar el correo.—Ya te lo envié. —En el fondo escuché el llamado—. Me tomé el atrevimiento de hacer otros análisis al ver la sangre de uno extraña. Debo colgar, hermano.—Te quiero.—Yo igual.Llegué a la oficina, ingresé al correo para bajar los resultados. ¡Mierda! ¿Cómo le digo esto a Onely? —tocaron a la puerta. Imprimí los resultados. Salomé ingresó.—¿Puedo acompañarte?Estoy a nada de llevar a esa mujer a una pared y como un salvaje penetrarla. No sé si su coquetería era natural o solo conmigo. Aunque, no la he visto mirar a otros como me mira a mí.» ¿Puedo?—Claro.Me levanté para tomar los resultados de la impresora. —Nada más debes acercarte, alzarla y besarla, ¿qué tan difícil puede ser Yaro? ¡Y a la mierda! — Me había decidido estar con ella, dejar a un lado mi tonta rectitud porque ya no agua
—No tenemos tiempo, por más que lo deseemos. Se frotó un poco para que sintiera cuán erecto se encontraba. Bajé mis piernas, estábamos tan cerca, mirándonos, era tan alto para mí. El deseo entre los dos era palpable. No nos alejamos, seguíamos cerca de la mesa. Mi mano la llevé a su miembro y la deslicé por lo largo de su dureza. Verlo a los ojos era ser testigos de cómo la miel derretía. Al diablo con todo Salomé. Tomé la iniciativa, solté el botón de su jean, bajé la cremallera, introduje mi mano y al tocarlo su gemido fue el incentivo para arrodillarme y caer rendida ante lo que veía. No era fanática de dar placer oral, no era puritana, pero tampoco me desvivía por otorgar esa muestra de deseo. Aunque con Yaro… ni tonta que fuera. Despreciar lo que mis ojos veían, ¡ni loca! Me acerqué, lo miré y parecía asombrado por mi entrega y mostrándome tal cual era inicié el arte de la succión. —Me acabas de joder Salomé… Una vez lo dice mi lengua era el catalizador y el sentirlo vibrar p
—En la playa —Lía habló.—Dejémosla sola un rato para asimilar. —comentó la señora Carvajal.—¿Qué dijo? —Se quedaron calladas —. ¡¿Qué dijo?!—Pues lo que yo también pienso. —miré a Amira—. Saber que eres la hija de alguien y que no te amó es mucho más duro de comprender… Pues se evidencia las razones de su comportamiento. Sé lo duro que es, una madre no apoye a una hija. Aunque mi madre solo ha tenido cortos episodios de rechazo conmigo. A One… En verdad que no la aceptaron. ¡Por Dios bendito! Debe ser muy duro.—Iré con ella.—Déjala Jabir, en este momento déjala pensar. —volvió a intervenir Salomé—. Cuídala desde lejos, pero déjala unas horas a solas con ella misma.—¿Solo le dijeron eso?—Si le digo lo otro, no lo resistirá. El único soporte que tiene es su ídolo, y ese es su medio hermano.No les hice caso y fui hacia ella.—¡Jabir!—¡No me quedaré aquí!—¡Va a insultarte!—¡Después de todo me lo merezco! Que se desahogue conmigo. —Si se guarda lo que siente será una bomba de ti
Detestaba que pudiera sacarme de un estado de pánico, ansiedad de manera tan rápida y efectiva. Pero hace unos minutos sentí que me moriría. Y no quiero morir, a pesar de todo deseo ser feliz. Pegué mi cabeza en su pecho y el bombeo de su corazón me calmó aún más.No podía depender de nadie, pero en este instante necesitaba de su bote salvavidas. Rodeó mi cuerpo con sus brazos. Y me atreví a hacer lo mismo.—Gracias. —Me abrazó con más fuerzas.—Hago mi trabajo. —Se acabó el encanto.Puse distancia, sus ojos se fijaron en mi pecho y desvió la mirada. No creo que sea porque lo excite.—No me mire salir del agua, así no le causará malestar visual.No comprendí su mirada. Le di la espalda. Al llegar a la playa me vestí, lo sentí detrás.—Dilo.—Decir ¿qué?—¡Lo que tengas que decirme!—Eso ya se lo dije, señor Jabir.Nos miramos a los ojos, la tarde había caído. Terminé de ponerme la camisa. Al regresar a la Villa no me dejó sola, y me dio rabia conmigo misma, porque quiera o no, dependí
—¿Con tantos adultos?Nos quedamos callados, los recuerdos de lo vivido antes de su partida me han hecho cambiar de ropa interior en dos ocasiones.» Onely… no fue fácil para ella. Y tuvo un gran encontrón con Jabir. Tu amigo dijo que deseaba escuchar música y beber un par de cervezas.—Mierda, entonces si fue fuerte. Jabir puede tener varios defectos, pero bebedor no es uno de esos. —volvimos a quedarnos callados.Tenía la sensación de tener esas ganas de preguntar y no hacerlo por pena. Cuál adolescente con su primer noviecito.—Yaro, ¿has pensado en lo que ocurrió en la oficina?—¿Cuándo degusté tu sabor?Menos mal no me ve. El calor subió por el cuerpo de manera instantánea.—Sí.—Salvo por los minutos en el operativo, no he dejado de hacerlo y para serte honesto, Salomé me muero por repetir y terminar.—Entonces no te tardes.—¿Permiso para ingresar a tu habitación a la hora que llegue?—Permiso concedido.En el televisor salía la palabra última hora.—Lo sacaron en la emisión de
—Cría fama y acuéstate a dormir que ella trabaja sola. —Nos reímos—. Sin embargo, ando pensando en lo que le haré a la pichurria de Benjamín cuando lo vuelva a ver. —Sus ojos brillaron.» Te juro que he considerado viajar a Miami nada más que para ir a cortarle el miembro y pedirle a Onely que le haga un juego de aretes, cadena y anillo con los pedacitos en que le dejaré su falo. —No era mentira, esos han sido mis pensamientos contra el pirobo ese. Pero hoy no ha sido—. Tú andas muy feliz, cuéntalo.—He pasado hablado mucho con Yaro. —Me miró con picardía—. No es una mentira lo mucho que me atrae ese hombre. Es que es todo —hizo mímicas de fuerte y grande.—Desde que lo viste le echaste el ojo.—Así es. Llegarán en la madrugada, pero eso ya debes de saberlo. Tú y Yasar pasan copulando.¡Ay! Por Dios bendito, el pecho se me apachurró y no tenía derecho a hacerlo. Afirmé para ocultar el arremezón de sentimientos.» Me echaré un sueñito. Ese sancocho que hiciste estuvo delicioso. —Grac