—Fui claro con mi jefe, de mi atracción hacia ti. —Ya que estábamos hablando y tenía el aval de Yaro le confesé—. Sabes a qué agencia pertenecíamos, —afirmó—. Yo fui quien mató a los hombres que te intentaron matar esa mañana que tu suegra acusó a tu madre de ladrona. —Sus ojos se abrieron—. Ya llevaba un par de días vigilándote desde entonces. Estamos hablando con la verdad, y de eso deben estar hablando el capitán con Salomé. Desde lejos me gustaste, no me preguntes por qué, pero la soledad que te vi en el sepelio de tu difunto esposo me llamó mucho la atención. Quiero cuidarte y voy a cuidarte Morena.Se lanzó a mis brazos y sentí sus senos pegados a mi pecho, volví a cargarla para besarla, con más ganas que antes.—Nos están esperando.—Sí, pero a mi regreso te quedas o me quedo en tu habitación. —Es una promesa.Mientras ella se terminaba de arreglar frente a mí, y después de acomodarme la erección salimos. Pasé por el morral que había arreglado, me despedí de Tabaco y le pedí
Por la expresión de Salomé supe que no se lo imaginaba. Intentó hablar, pero le costó. Me levanté, salí de la oficina y fui por un poco de agua a la cocina, al ingresar Jabir se encontraba amasado. Volví a mirar con detenimiento y me acerqué a él.—Solo ayudo a hacer el pan, luego ayudaré con el almuerzo.—¿Jabir?—No jodas.—Vine por un poco de agua.—Yaro, hay jugo de tamarindo en la nevera. —comentó Onely que hacía algo con una pechuga—. Haré pechuga rellena. Espero les guste.—Cocinas increíble, quedará deliciosa.Saqué el jugo y llené dos vasos, además metí en los bolsillos de la pantaloneta botellas con agua. Volví a mirar a Jabir. —Me acerqué de nuevo.—¿Así es tu remordimiento que estás cocinando? ¡Mierda!, entonces es más grave de lo que supuse.Me mostró el dedo del medio y sonriendo salí de la cocina. Regresé a la oficina, Salomé miraba la foto del teniente. Mientras miraba el tablero la detallé aún más. Esa mujer era un bocadito delicioso para degustar, pero ella era traba
—Es hora de servir el almuerzo. Mete la última tanda y la cena la tenemos listas.—Hoy no lavo los platos. Hice la cena.Sonrió negando. Almorzamos los cuatro, Onely cocinaba como los ángeles. Fue un departir ameno, en silencio. Al terminar Yaro me miró. Ahora venía el regaño.—Lavo los platos y llego a la oficina.Las damas se fueron a la playa con los perros, después de dejar la cocina como a todas ellas les gustaba, fui a poner la cara por mi irresponsabilidad de dejar a mi cliente sin protección. —Dime, Yaro.—Sabes que la cagastes, ¡ella es tu responsabilidad Jabir! No tienes que acostarte con ella, solo cuidarla.—¡Lo sé!—Pero le diste más importancia a una hora de placer.—No fue eso. Y si la metí hasta el fondo, pero no fue por eso. —Tampoco le diré que la vi bonita.—Es la primera vez que faltas a tu trabajo de esa manera. Pero una más y te cambio.—Si señor. —sonó su celular.—Dime Yasar… Entiendo… ¿Llevaste tus armas?... Evita que las cámaras los capten, compren gorras.
No sé cómo me controlé, y no debía reclamarle nada, hemos sido claros en cuanto a esta relación. Pero ver a ese hijo de puta ponerle la mano en la parte baja de la cintura. —Mis recuerdos de ella en la posición de cuatro y lo mucho que me gusta ver el contraste de mi piel sobre la suya al momento de penetrarla—. No, no hay la menor posibilidad de que permita que se vean. Ese acto me hizo arder las entrañas. Las acompañé a comprar ropa y aproveché para comprar un jean y así poder cargar el arma y dos cartuchos.Las acompañé a cada una en su habitación, la mirada de Amira me gritaba mil cosas. Pero necesitaba pensar.—Nos vemos para la cena.—¿Yasar? —incliné mi cabeza y me fui a la habitación de al lado. Mientras ellas se quedaban en sus recámaras regresé a la salida del hotel, miré el que estaba a un lado, fui y realicé una reserva para dos cuartos. Cenaremos en uno y dormiremos en otro. Eso sí, era partidario de usar los cuartos que daban a la entrada principal del hotel, así sabes
Me encontraba en la clínica de Daniela, la hermana de Yaro. Hace un par de horas llegué de Medellín. Mi vuelo fue Cartagena Medellín, mientras esperaba en el aeropuerto llamé a Gustavo, el hermano de Onely. Me presenté y le dije quién era; lo puse en contexto y le dije que iría a su ciudad para pasar por las muestras. También le envié el audio de su hermana.Lo agradable fue que me dijo que no llegara a la ciudad, que lo esperara en el aeropuerto de Río Negro, que él me llevaría las pruebas. Me sentí algo escamoso, pero esperé y en efecto a la hora pactada llegó con las muestras. Tres probetas marcadas de sangre.Saqué el celular, mientras esperaba a que llegara Daniela, que estaba en una cirugía. —eran las ocho de la noche—. Puse la grabación que hice sin que él se diera cuenta.—Buenas tardes, agente Gamal.—Hola, Gustavo.—Le traje lo que me pidió mi hermana.Pausé el audio. Sería bueno poner el audio en el sistema de detector de voz, ese que mide la ansiedad, y podemos detectar si
Yasar me había enviado todo lo ocurrido en Cartagena, de hecho, los mensajes fueron los causantes de despertarme. Por eso en la noche hará vigilancia en el hotel donde se quedaron. Espero no ocurra nada más.Ingresé la imagen de los policías en el computador. No quise molestar a Jabir, más bien mañana le pido me releve mientras duermo. Desde hace una hora me encontraba trabajando, con la luz apagada para no molestar a nadie. Accedí a la base de dato, subí la información. Solo era esperar a que el sistema arrojara los resultados. Veamos quienes eran los hijos de puta que se vendieron. En uno de los monitores vi movimiento, me levanté, era Salomé. Estaba con una corta bata de dormir… ¿Lloraba? Fui a su encuentro. —Me detuve a contemplarla mientras ella miraba el mar, se veía envuelta en su burbuja de nostalgia.Verla tan vulnerable me calaba. Solía ser una mujer fuerte, autosuficiente, era de esas damas las cuales se quedaban al lado de un hombre porque les gusta su compañía, más no p
—No hay de otra. Me llevaré todo y destruiré lo que quede del bunker. ¿Tengo el permiso?—También eres el dueño. Todo lo que hemos averiguado lo hemos enviado a ese servidor. No te pongas a pelear, no es una opción. Saca las armas si te da tiempo.—Si señor. Llegaré antes, Yaro. No podré terminar las diligencias.—Primero tu vida, luego la información. Ya despierto a Jabir para quitar los escombros y la maleza para que el helicóptero pueda aterrizar sin problemas. No te enfrentes Gamal, esa es una orden.—Entonces déjame trabajar, me faltan extraer varía información.En el mecanismo de extracción puse la maleta con los portátiles, y los expulsé. José los recibe en el piso de arriba y los sube al helicóptero oculto. —Los pisos seis y siete eran para ocultar el helicóptero de combate que tenía Jabir. Ese era su bebé. José era el único autorizado para pilotarlo aparte de él y nosotros, pero no éramos unos expertos, apenas lo movemos en caso de ser necesario. Los maletines especiales p
Nos quedamos calladas por un largo tiempo, luego decidimos hacerles caso, cuando los vimos que ya regresaban, cada una se fue para su habitación y a mí me dieron ganas de comer uno de los panes hechos por Jabir con un vaso de yogur.No encendí la luz, los escuché llegar, comí en silencio y rápido para que no me pillaran. Pero la conversación de los caballeros me hizo dejar de comer.—Y tú que te traes Yaro con Salomé, ¿entraste a la moda?—No jodas Jabir y no ha pasado nada.—Creí que te habías unido a Gamal y a Yasar.—Sáquenme de ese cuento, Lía es mi novia.Me dio alegría por ella. Se merece un hombre que la valore, su esposo logró pegarle más que el mío.—¿Tan rápido?—A diferencia tuya sé lo que quiero. Y si todo se da, esa morena será mi mujer.—Deja de joder, tú te encuentras muy raro con Onely. Pareces perro faldero.—Porque la cagué bien feo, y sentí pesar con ella. Acababa de leer lo dicho por el hijo de puta de su marido y vengo yo a restregarle que no puede llamar la atenc