Seguía algo avergonzada conmigo misma. —nuestros perros jugaban—. Ellas esperaban mi decisión al cambio que debíamos dar y todo por la manera en que Orlando y sus amigos nos metieron en la mafia. Claro que podíamos rechazarlo y punto… Pero estamos cerca de descubrir quién...—Salomé.—Pienso en tu propuesta Amira.—¡Ea ave maría, pues! Ni que fuera tan difícil decir que sí. A esos bombones los necesitamos de nuestro lado y para asegurarlo es en la cama. Y sí que están buenos. Además, ya supe que mi Chocolate Express no tiene novia, tengo vía libre.—No es fácil. —dijo Onely, sé por qué lo decía.—Asegurémonos de que le movemos algo a los papacitos. Si logramos levantarle su virilidad, dependerá de nosotras. Mírenlo como solo disfrute, pero nos deben de defender cuando demos el paso de decir. «Somos las putas mafiosas». O digámosles, qué lo que pasa en San Bernardo del Viento se queda en San Bernardo del Viento. —En una noche de baile, un par de cervezas podemos tantear el terreno.M
¡Ea Ave María! ¡Por Dios bendito! Eso fue ir por lana y salir trasquilada, ni más ni menos. Fui a tentar y poner caliente a mi Chocolate, la que salió abatida, fui yo. Sí, este hombre era fuego puro. Y yo tan necesitada… han sido nueve meses sin disfrutar de mi cuerpo, mi último amante hace tiempo se fue de viaje. Además, no me traje un vibrador para darme cariño, pero con lo que toqué, ¿quién desea un juguete?Amira, Amira camina como el cangrejo, por favor regresa a tu cuarto. No te muestres tan necesitada. El dedo también ayudaría un poco… Eso era, retrocede… Ese Chocolate caliente te lo bebes otro día. Usted vuelva a ser una dama, necesitada, pero te sacias otro día.Me encerré en el cuarto, Pomelo labró, levantó su cabeza y volvió a acomodarse en la cama. Tocó bañarse de nuevo. La sensación de deseo no se fue, esa seguía prendada a mí, cada segundo revivía la sensualidad con la que Yasar se saboreó mi humedad.Era extraño, deseo tener satisfacción, pero no dada por mí, sino por é
Hace poco se quedó dormida sobre mi pecho, era la una de la mañana, no dejamos de brindarnos placer. El recuerdo de sus caricias en mi endurecida erección, me envió un corrientazo de nuevo a mi entrepierna. El recordar cómo su sensual boca me brindó tal placer, fue alucinante. Amira era desinhibida con relación al sexo. No creo que pueda dormir algo, me costaba conciliar el sueño. Su brazo y pierna cubrieron la mitad de mi cuerpo, su blancura sobre mi piel tostada era de mi agrado. Toda ella me gustaba; su aroma, su sabor, sus movimientos. Hasta esa desbocada manera de salir con sus comentarios. Me acomodé un poco más y la abracé, siempre he sufrido de insomnio, con tres o pocas veces dormía cuatro horas, con ese tiempo podría decir que había descansado. Al ser francotirador eran días los que debía pasar en vigilia y eso trastornó mi sueño desde muy joven. Amira se movió, cambió de posición, me dio la espalda y por inercia la abracé, quedando en posición de cucharita, la nariz qued
Me sonrojé. Esos ojos negros me miraron de una manera diferente. —No lo sé, pero parece. ¿Le molesta? —No, la compañía es agradable. —Desde que llegamos aquí no siento que me cuida, la convivencia ha sido muy tranquila, hace mucho no tenía vacaciones, en verdad fue un acierto alejarnos de todo. ¿Puedo hacerle unas preguntas? Yo no podría ser como Amira, para acostarme con un hombre debía tener algo de cercanía, conocer un poco a la persona. Por su aspecto físico le daba la máxima calificación, era muy agradable para mi gusto, Gamal me agradaba como hombre. Y si no me acuesto no le veo problema, quiero construir con él una relación sólida, ya sea de amor o de amistad. Sé no que no le era indiferente, he notado como me queda mirando, y lo ha hecho desde el primer día de conocernos. —Siempre y cuando tenga el mismo derecho a preguntar. —Eso me agrada. —miramos a mis amigas. —¿Van a comprar ropa? —Ellas, les pedí el favor que me compraran un vestido playero para el sábado. —¿Y
Hacía mucho que no nos divertíamos como hasta ahora. Nos encontrábamos sentados en el área arreglada por ellas desde la mañana, pusieron sillas cómodas, dos chimeneas de playa, —más para alejar los mosquitos—, mecedoras, una mesa donde ahora se encontraba las picadas y pasabocas. La música a un volumen que te invitaba a bailar, aunque nadie se había atrevido a hacerlo por el momento.Yo tenía años de no bailar, y era algo que me gustaba. Hacía más de tres horas cenamos un muy rico asado en el cual me encargué de supervisar. Iban a ser las doce de la noche. Escuchábamos las anécdotas de parte de Jabir. A Lía la tenía a mi lado, Amira ha pasado con las piernas sobre las de Yasar; se veían muy cómodos y no se ve que sea como el tumaqueño nos dijo, que solo era placer. Onely al lado de Salomé y Yaro frente a la líder de ese cuarteto de mujeres. Puede hacerse el pendejo, pero esa bogotana le movía el piso, así como la caleña movía el mío. Era agradable ver que volvía a despertar de ese m
Terminamos de bailar por quinta vez. Y… ¡Por el crucificado! ¿Este hombre sabía hacer de todo? ¿Cómo será en la cama?, ya me estaba obsesionando. Gamal bailaba con Onely en este momento, Jabir con Amira y Lía Luz con Yasar quienes nos daban clase de cómo se bailaba la salsa. No se le puede pedir más a una caleña y a un tumaqueño, la salsa la llevaban en la sangre.Los únicos que no habíamos intercambiado de parejas éramos Yaro y yo. Tampoco hablamos. Era muy extraño, sentía la atracción, podía jurar que no le era del todo indiferente. Si uno de los dos da un paso no nos detendrá nadie, ni nosotros mismos.Era una sensación hormigueante, tenía mi vientre bajo palpitando y no se ha acercado más que lo justo para bailar. Pero, me dio miedo lanzarme, ya me ha realizado dos desplantes. No era tan masoquista para ir por el tercer. —salió un merengue noventero y continuamos bailando.Se sentía muy bien, la tranquilidad, el estar juntos, cuál grupo de amigos de antaño. Nadie, al vernos, podrí
Esto era peor que un rompecabezas. Tres minutos después, escuché que apagaron la música, y luego ingresaron al salón. —Es la una de la mañana y el capitán tiene rostro de estreñido. —Le saqué el dedo del medio a Jabir—. ¿Qué pasó? —Esto pasó. —Les entregué las notas. Aún no había mirado las carpetas—. Ya pedí café bien cargado, debemos organizar los hilos secuenciales y mirar donde se unen. —¿Le dirás a Salomé que en el accidente donde murió tu familia también murió la de ella? —Si no jugamos a la verdad en esta investigación, será en vano el saber quiénes son los malos del país. —Fue muy despectiva la nota para Onely, ¿Violaron a Salomé?, pero si te das cuenta. Tanto la nota de las dos fue muy dura. —La cabeza de Gamal comenzó a trabajar. Jabir afirmaba—. Y en la de Amira nos da a entender que al ser agente lo traicionó. —Equipo, debemos de poner en el tablero todo lo que nos pueda ayudar. Omitiremos el que las investigábamos a ellas y solo aparecimos desde la firma del cont
Yaro esperaba una respuesta de nosotros. —Te refieres a, ¿entre la muerte de tu familia, la de ella y la de los esposos? Pregunté al capitán quien afirmó. Gamal, Jabir y yo nos miramos. Lo vimos tomar la impresión de una fotografía y le puso un chinche para pegarla en el corcho. Al quitarse, vimos la foto del teniente Zapata. —A mi modo de verlo. Mi familia y la muerte de los ancianos del segundo auto fueron un daño colateral para matar a la madre de Salomé, no olviden, ella trabajaba en el ministerio de defensa, era la viceministra de justicia. » ¿Qué supo ella que puso a temblar a las entidades públicas? ¿Y si ahora esa información de alguna manera llegó a manos de Salomé Carvajal? Y ahí es donde dudo con el mayor de GEACC. ¿Por qué me puso a mí frente a este caso? —Por eso siempre eres el capitán. Mis respetos. —habló Jabir—. Sin embargo, queda sin resolver o sin unir el caso de Onely. —Eso lo resolveremos cuando Gamal nos dé algo de información. …***… No he dormido nada. Mi