Había pasado una semana y ninguno de mis hijos o mi esposa ha venido a verme. No he dejado de pensar en la mirada triste de Antonella, y en la decepción tan grande en la de mi primogénito. Solo veo policías, no fue tan buena idea eso de presentarme para poder estar cerca de mi esposa, aposté por su amor y me dije que al estar encarcelado en una cárcel ella vendría a verme. Si estando en la clínica y condenado a una silla de ruedas no se había presentado, para saber de mí… mi esposa ya me dejó muy claro que no me visitará estando preso. Y ahora debo pensar que hacer, porque jamás podré un pie en la cárcel… Y esa opción… Es mejor esperar un tiempo.

Antonella me confirmó su postura, ella jamás me perdonará, eso lo sabía, pero tenía una leve esperanza de que al estar preso una vez al mes me visitará, así sea para insultarme. Porque el quedarme en la vida sin verla, no era una opción. Todos los días pido a los doctores que le digan que venga a visitarme, que le informen de mi estado par