LuviocSentí la tierra bajo mis patas de lobo. Nunca me cansaría de esto, de percibir el aroma del bosque, aunque esta parte solo fuera de entrenamiento. Miré a mis alrededores, estas fronteras estaban cubiertas y protegidas para que no pasaran humanos. Pero aún así, sentirme plenamente lobo era algo que me encantaba, me hacía enormemente feliz.Mi conexión con mi lobo era fuerte, yo me sentía más lobo que humano. Porque mis hermanos tenían pasatiempos humanos, leían, jugaban a los videojuegos, tenían otros intereses de niño. Pero yo, yo solo quería pelear todo el tiempo.Entrenar, entrenar tan duro que me sangraran las patas. Que mi fuerza estuviera casi extinta, exigirme al máximo era lo que sacaba provecho a todo mi potencial.Mi tío me esperaba allí.—Hola, Luvioc. —saludó, con amabilidad.Este entrenamiento sorpresa llamó mi atención. Pero siempre me gustaba entrenar, era algo que me apasionaba. Mi madre no lo entendía, ni siquiera había querido dejarme venir un rato. Pero ya no
SethTraté de quitarme de la cabeza ese maldito efecto secundario.—¿No ibas a relajarte, gruñón? —preguntó Karly, tomándome del brazo con su mirada suspicaz.La aparté.—No.—Es un efecto secundario, no te preocupes. Si nos divertimos esta noche, nadie lo sabrá nunca. Será justificado. —guiñó un ojo, acomodándose a mi lado.—No. —negué con la cabeza, poniéndome de pie. —Si vas a perseguirme, entonces me iré lejos para dejar de ver tu cara.—Que grosero eres con las damas. Acaso ella es… —empezó a decir, pero se detuvo a tiempo. —Lo siento, no te molestaré más.—Vete ahora. —solté, con desdén.Billy estaba mirando con su cara burlona de siempre. Me di la vuelta para aislarme de ellos.—Estás hecho de acero. —dijo, al tiempo que me daba una palmada en el hombro.—QUIERO ESTAR SOLO. —exclamé, esta vez sin paciencia alguna.Por primera vez en la vida, Billy aceptó. Se marchó junto con Karly, ambos estaban platicando y riendo. Seguramente hacían comentarios sobre lo tonto que era yo. No m
Usé la mayor velocidad que tenía a mi alcance. Llegué hacia donde estaba el ataque casi de un modo imposible. Karly estaba siendo atacada por un lobo de color rojizo. Observé a mi alrededor, solo había uno de ellos.Apunté, con el arma, mirando fijamente por la mirilla. El lobo se movía demasiado rápido. Disparé tres veces, sin que pudiera darle, ni herirlo siquiera. Era tan veloz como una sombra, como si fuera un zorro escurridizo. Con su pelaje se asemejaba más a un zorro que a un lobo. Era un lobo extraño.Billy estaba allí, ensangrentado. Respiraba con dificultad. Estaba herido.—Nos está dando una paliza. Es un lobo nuevo. No lo conozco. —dijo él, reagrupándose junto a mí. Tenía el rostro compungido, estaba hablando en serio. Vi el miedo brillar en sus ojos.Teníamos que armar una posición de defensa para ayudar a Karly. Los disparos no lo habían asustado tampoco, ni siquiera despistado un poco. Era como si su mente estuviera clara, solo tenía que matarnos.Volví a disparar, pero
LysaHabía tratado de quitarme de la cabeza la imagen de ese hombre, de ese cazador misterioso que reinaba en mis pensamientos. Era como si pudiera verlo.De pronto, solté la taza que tenía entre las manos, que se estrelló en mil pedazos. El cristal se hizo añicos y ese sonido hizo que se me erizara la piel. Había tenido un presentimiento, una intuición. No podía siquiera mirar por la ventana, tenía un miedo clavado en el pecho que no controlaba. Como si sintiera que me acechara algo, algo que no comprendía.—Oh… —empecé a decir, sin saber porque había hecho eso.Me quedé en silencio, tratando de ordenar mis pensamientos. Pensé por un momento que quizás me había vuelto loca. Que había dejado que alucinaciones me hicieran perder la cabeza. Eso fue hasta que los vi entrar.Goth vino pálido como una hoja de papel. Me observaba con temor. Caminaba sin la seguridad que siempre lo había caracterizado.Entonces supe que algo había sucedido. Por eso había sentido ese escalofrío tan crudo.—¿Q
Seth—Permitiré que hables incluso en este momento, incluso cuando se perfectamente que escapaste. —dije, mirándola con recelo.No podía confiar en ella. La bruja se veía particularmente mal, con las ojeras más acrecentadas y demacrada al cien por ciento.—Querido. Te dije que esto ocurriría. Oh, te ves más guapo cuando estás tan afligido.—¡Cállate! —golpeé la madera de uno de los árboles.Joder, mi mejor amigo estaba muerto. Sentí una lágrima correr por mi mejilla. Karly estaba malherida, había recuperado recién un poco nada más de fuerza.—Hay que hacer que paguen. Haremos lo que sea. —le dijo ella a la bruja.Estaba mudo ante lo que pedía. Porque esa petición era drástica y los enemigos… eran mi familia. Tragué saliva, nervioso. La mezcla de la angustia, la ira y la impotencia me dejaban sin palabras, desnudo ante la incertidumbre.—Hay maneras de igualar las condiciones. Tengo un pequeño hechizo. Sabes querida, no me han pedido las cosas de buena manera. —guiñó un ojo.La bruja s
NarradorEl joven lobo era inexperto, al ser herido por primera vez, su reacción más espontanea fue huir para regresar con su manada de inmediato. Luvioc estaba empapado por el agua que caía, la lluvia era torrencial. Sin embargo, estaba eufórico, sentía el aplauso que lo rodeaba por su victoria. Aunque casi nadie lo hubiera visto ganar, el sabía que su triunfo había sido épico.Estaba orgulloso de si mismo, eso podía ser un sentimiento que aplastaba el miedo a ser herido. De igual manera, quería regresar. La sangre manchaba levemente su pelaje, había sido una herida poco profunda. Un rasguño para un lobo adulto, algo sin importancia.Divisó una presencia y sintió el olor de Goth adelante. Estaba esperándolo antes del edificio en el cual vivían. Lo primero que quería hacer Luvioc era contarles a sus hermanos todo lo que había ocurrido, con lujo de detalles. Eso los impresionaría, los dejaría sin palabras.—Está molesta. —dijo Goth, mirándolo con severidad. —Lo siento mucho.Luvioc no
LysaEstaba adormilada, pero eso no impidió que empezara arrastrarme por el suelo buscando la manera de poder salir de ese maldito cuarto. Las paredes comenzaron a cambiar de color conforme mi vista se cansaba. Pasaron de verdes intensos a celestes apagados. Luego, el naranja tomó el control, para pasar al rojo y luego, a un blanco inmaculado.Sentí los latidos de mi corazón. Era un sonido que iba acelerándose conforme iba recuperando la consciencia.Abrí los ojos de golpe luego de cerrarlos y que mi cabeza se azotara con el suelo. Fue un estruendo que hizo que me despertara de golpe.—Me preguntaba cuando dejaría de hacer efecto el somnífero. Parece que no dormiste bien en mucho tiempo.Traté de levantarme para salir corriendo. Caí al suelo, tenía los grilletes rodeando mis pies. Me impidieron ir muy lejos. A metros antes de la puerta ya estaba de rodillas en el suelo.Goth me observaba con sigilo, con una sonrisa engreída en su rostro. Estaba disfrutando de cada minuto que me tenía
SethAlejarme de aquel bosque fue como sacarme una parte del cuerpo, como si una parte de mi corazón fuera extraída. Cada vez que miraba alguno de mis elementos de caza, recordaba a Billy. Había decidido marcharme a pesar de que todos quisieron detenerme, a pesar de que supe que, si yo me iba, todos se irían.Porque no me importaba ya, estaba totalmente desahuciado en la guerra. Mi corazón se sentía helado, roto. Lysa, mis recuerdos se hacían borrosos.Estaba volviéndome una sombra perteneciente al bosque. Solo quería alejarme.Pero la maldita bruja seguía mis pasos y yo lo sabía bien. Estaba obsesionada conmigo.—¿Acaso no tienes nada mejor que hacer? —pregunté, con un fastidio creciente.Al menos, la ira tapaba un poco la profunda depresión.—No imaginé que fueras tan llorón. —dijo ella, con su tono de voz siniestro y despectivo.Se apareció ante mí, todavía como una figura encapuchada. Estaba cadavérica, la luz de la luna la hacía parecer incluso más delgada, más pálida. Su túnica