LysaEstaba adormilada, pero eso no impidió que empezara arrastrarme por el suelo buscando la manera de poder salir de ese maldito cuarto. Las paredes comenzaron a cambiar de color conforme mi vista se cansaba. Pasaron de verdes intensos a celestes apagados. Luego, el naranja tomó el control, para pasar al rojo y luego, a un blanco inmaculado.Sentí los latidos de mi corazón. Era un sonido que iba acelerándose conforme iba recuperando la consciencia.Abrí los ojos de golpe luego de cerrarlos y que mi cabeza se azotara con el suelo. Fue un estruendo que hizo que me despertara de golpe.—Me preguntaba cuando dejaría de hacer efecto el somnífero. Parece que no dormiste bien en mucho tiempo.Traté de levantarme para salir corriendo. Caí al suelo, tenía los grilletes rodeando mis pies. Me impidieron ir muy lejos. A metros antes de la puerta ya estaba de rodillas en el suelo.Goth me observaba con sigilo, con una sonrisa engreída en su rostro. Estaba disfrutando de cada minuto que me tenía
SethAlejarme de aquel bosque fue como sacarme una parte del cuerpo, como si una parte de mi corazón fuera extraída. Cada vez que miraba alguno de mis elementos de caza, recordaba a Billy. Había decidido marcharme a pesar de que todos quisieron detenerme, a pesar de que supe que, si yo me iba, todos se irían.Porque no me importaba ya, estaba totalmente desahuciado en la guerra. Mi corazón se sentía helado, roto. Lysa, mis recuerdos se hacían borrosos.Estaba volviéndome una sombra perteneciente al bosque. Solo quería alejarme.Pero la maldita bruja seguía mis pasos y yo lo sabía bien. Estaba obsesionada conmigo.—¿Acaso no tienes nada mejor que hacer? —pregunté, con un fastidio creciente.Al menos, la ira tapaba un poco la profunda depresión.—No imaginé que fueras tan llorón. —dijo ella, con su tono de voz siniestro y despectivo.Se apareció ante mí, todavía como una figura encapuchada. Estaba cadavérica, la luz de la luna la hacía parecer incluso más delgada, más pálida. Su túnica
GothAl fin tenía todo lo que quería. Destapé un champagne nuevo para la ocasión, brindando solo por mi triunfo. Porque era tan satisfactorio que las cosas salieran como yo quiera. Era algo espectacular.—¿El no desconfiará? —preguntó mi hermano.—¿Quién? —pregunté, fastidiado porque entrara en este momento de celebración.Yo estaba tan contento que no dejaría que nada ni nadie arruinara este momento. Bebí de mi copa.—El niño.—Luvioc ya sintió lo que es matar a la primera persona. ¿No?—Sí, pero…—¿Recuerdas esa sensación? Como lobo, la sensación más emocionante es la de cazar a una presa. Todos sus hermanos serán así, estoy seguro. Porque yo me encargaré de criarlos para que sean lobos de verdad.—Y no te has puesto a pensar. ¿Si alguno de ellos no extrañará a su madre?—No lo harán. Porque ella está loca, siempre lo ha estado.—¿Por qué dices eso?—La gente cree en lo que tu le dices, en lo que yo digo. Pero creerán en lo que Luvioc les diga. Sus hermanos sabrán que Luvioc tuvo qu
SethDesperté en una caverna maloliente, de color verde, con musgo por todas partes. De inmediato pensé que era una guarida de bruja antigua. Porque había oído historias cuando era un niño, conocía bien de ellas y su origen. Aunque ahora las brujas se comportaran de una manera diferente, antes habían sido de una manera muy particular.Miré a mi alrededor, estaba solo allí, pero no podía moverme para marcharme. Estaba amarrado de pies y manos, con la boca tapada por un pañuelo que tenía un sabor y un olor demasiado desagradables. Sentí nauseas, que tuve que suprimir de inmediato para que no me ahogara con mi propio vomito. Allí había cajas de madera con varios tesoros, los pagos de la bruja por pociones y demás cosas. Ella siempre tenía un precio. Les gustaban las cosas brillantes, la joyería, la vajilla fina.Esa sería una terrible manera de morir, me dije a mi mismo. Aunque quizás me la merecía. Me sentía tan mal conmigo mismo, tan pequeño. Había dejado toda la pelea, todo en lo que
SethTraté de dejar de mirar a la bruja mientras ella soltaba esa carcajada espeluznante. Me daba nauseas.—¿Por qué no me miras? —preguntó ella, cuando notó que esquivé la mirada. —¿Acaso quieres convencerte de que te doy asco y repulsión? Oh, mi aspecto quizás eso genera en los débiles. Pero tú, querido Seth, eres peor.—Ya silencio. —dije, tratando de hacer que se callara. Negué con la cabeza, sacudiéndome como si estuviera haciendo un berrinche.No quería admitir nada, ya me había rendido, tirado la toalla para no correr más. Porque sabía que no merecía ganar.—¿La matará? —pregunté, tragando saliva.Maldita sea, no quería preguntar eso. Pero no pude evitarlo. Porque no podía parar de visualizar a Lysa muerta a manos de Goth. Y el rostro de mi hijo viendo aquello. No, no quería visualizarlo más pero no podía dejar de hacerlo. Traté de rendirme de nuevo.—Sí, lo hará. Es el final de su plan. Si dejas que eso suceda, entonces todo terminará. Las brujas antiguas somos grotescas para
—¿Qué es lo que sientes, querido? —preguntó ella, con la voz agrietada, como la de una anciana.Ese tono era de burla, aunque quisiera sonar preocupada. Solté un grito desde lo profundo de mi pecho. El dolor me estaba invadiendo por completo. Como si me quemara y me incendiara por dentro.El fuego se multiplicaba dentro de mí.Un grito estrepitoso salió de lo profundo de mi vientre, como si estuviera por quedarme sin voz para siempre. Mi garganta me ardía, raspaba, como algo que la cortaba. Como tragar un millar de espinas a la vez. Tenía los ojos sangrándome, parecía que estaba a punto de destruirme por completo.El grito se transformó en un aullido sonoro y estrepitoso. Un aullido que comenzó a calar la piedra de la caverna, haciendo pequeñas fisuras que iban creciendo y esparciéndose. Sentí el aullido que salía de mi interior.—Estás transformándote lentamente. Siente el poder corriendo por tus venas. —Soltó ella, apretando mi mano para sostenerme. —¡Aguanta el dolor!El poder del
LysaUna presión en mi pecho me marcaba fuertemente el dolor físico que me hallaba sintiendo en este momento. Goth vendría, me había dejado gritando hasta que me quede sin nada de fuerza en la voz.El había colocado algo que me hacía sentir débil físicamente, pero mi mente seguía lucida. Yo confié en el como una maldita tonta, ingenua. No podía perdonármelo. Había traído a mis hijos aquí, los puse en peligro por mi mero egoísmo. Si no hubiera tenido ese arrebato de locura, nada de esto hubiera ocurrido jamás. Seguiría junto a Seth… No, el nunca iba a poder perdonarme. Yo había cometido error tras error, caí en todas las trampas posibles desde que me alejé aquel día en el bosque.—Hola hermana. —una voz maliciosa se hizo notar.Alguien entró por la puerta, sigilosamente, dejándome sin la soledad. Reconocí a mi otro falso hermano, éramos muchos antes. Era un trago tan amargo saber que él también había participado en todo el engaño de Goth. Pude reconocerlos a todos, a mi supuesta famili
No quería mirarlo, no quería hacerlo. Esto era una completa injusticia y estaba tan cansada de que fuera así.Cerré los ojos por unos segundos para tratar de buscar una pizca de fe, de esperanza. Algo que me hiciera pensar que todavía tenía una alternativa.—No lo haré. —dije, mirándolo desafiante. Sin temblar, me estabilicé. Aunque no pudiera pelear, no quería temblar como una hoja de papel. El no merecía verme asustada y temerosa, no merecía verme frágil.El no pudo creer que yo tomara esa decisión. Vi como su rostro se desfiguró en la totalidad, pasando de tener confianza a estar molesto e inseguro.—No voy a estar contigo, porque te desprecio. Eres la persona más despreciable después de Goth. —murmuré, mirándolo a los ojos, sin tener miedo.Sentí una punzada cerca del estómago, como si pudiera percibir que alguien se acercaba. No sentía olores de otro lobo en el territorio. Pero era diferente, era algo en mi corazón. Una sensación creciente de que… Algo que amaba estaba cerca.De