SethVerla había sido para mí como volver a nacer. Era una sensación tan cálida, que sentí que había vivido toda una vida entera sumido en un invierno extenso, que recién ahora estaba llegando a su fin. Lysa traía el verano, era el amor de mi vida. Cuando volvimos a estar juntos, mi corazón volvió a latir. Luego de tanto esperar, de tanto soñar con este momento. Ningún sueño se comparaba a la realidad. El corazón me volvía a latir después de haber estado congelado en su totalidad.Al abrazarla, al sentir su aroma, todos mis sentidos se dispararon.“Está conmigo.” Pensé, ahora estaba conmigo para siempre.No volvería a dejarla ir, a dejar que se alejara de mi lado. Ese había sido uno de mis peores errores en la vida. Haber dejado que se marchara sin intentar convencerla de que no lo hiciera. No volvería a hacerlo.Ahora tenía que curar otra herida. Dejé a Lysa en el balcón. Ella estaba demasiado débil. Goth le habría suministrado alguna clase de sustancia que hizo que su cuerpo estuvi
NarradorEl sitio debía estar alejado, la nueva base de los cazadores tenía que estar lejos de la ciudad de Goth. La gran ciudad de Goth tenía demasiados soldados, el controlaba tanto hombres como lobos, su fuerza era innegable.El primer paso era aceptar que jamás les ganarían, no allí, no en su territorio. Huir era la única opción.Después de tres días de persecución, pudieron perder a las tropas de Goth que los perseguían incansablemente. Cada uno de los cazadores y omegas pensó que iba a morir en cada segundo de la persecución.Parecía que faltaba una eternidad para escapar de sus garras. No sería sencillo huir del lobo más poderoso, se había posicionado entre los alfas y entre la mafia de humanos. El poder que tenía era incalculable, en recursos y en fuerza de ataque.El bosque al cual llegaron era triste, sombrío, sin ninguna clase de vida.Goth llegó a la cornisa, observando como el rastro desaparecía en lo que parecía ser más un desierto que bosque.—Observa. —ordenó él, indic
LysaNo quería engañarme a mi misma. Era a la única persona en el mundo a la que no podía ocultarle nada, porque luego de que los días comenzaran a transcurrir, pude darme cuenta poco a poco de lo difícil que era sobrevivir en un sitio así de desértico.El aire estaba seco, me raspaba la garganta todo el tiempo. La tierra golpeaba mi rostro una y otra vez, cada vez que el viento soplaba. Y el viento soplaba incansablemente.—No hay rastros de agua, señora Lysa. —dijo uno de los cazadores que estaba allí.Lo miré con cierto recelo. No me acostumbraba aún a la presencia de los cazadores. En cierta manera, no quería fraternizar con ellos. Me costaba mucho confiar. Tampoco me agradaba que estuvieran cerca de mis cachorros. Solté un suspiro.—Eso pensé. Gracias por explorar. —contesté, desanimada, mirando el cielo soleado.Siempre brillaba el sol sobre nosotros. En este lugar, no parecía haber invierno ni lluvias jamás. El refugio, era el único lugar donde podíamos estar sin que nadie nos
Me senté lentamente cerca de la bruja, con suma desconfianza. En aire soplaba con más fuerza, sentía el golpe de la tierra contra mi piel.—Es algo insoportable. —dije, quejándome, para que ella comenzara a hablar conmigo.Era de esa clase de comentarios que uno realiza cuando quiere platicar con alguien. No funcionó, ella puso los ojos en blanco, en una expresión total de fastidio.—No has soportado demasiado. —contestó ella. —No sabes lo que es el verdadero dolor.Tragué saliva, nerviosa, debía guardarme el orgullo y las ganas de querer responderle.—Lo siento, lamento que tu si hayas tenido que sufrir más. —murmuré, con la voz suave.Ella me miró con más compasión.—¿Puedo preguntarte algo? —dije, con los ojos fijos en ella.El contacto visual no le estaba agradando. Tenía miedo, podía olerlo, su cuerpo exudaba temor.—Dime, loba híbrida. —respondió, esta vez de una manera más amable.—¿Por qué abandonaste a Goth? —pregunté, sosteniéndole la mirada.Necesitaba saber, era algo que n
Yo tenía razón. Lo supe definitivamente cuando la bruja trató de escapar. La sujeté con más fuerza para que no se moviera ni un centímetro.Luego de tratar de apartarse, comenzó a jadear.—Déjame… No es que pueda alcanzar. No… —murmuró, frases inconexas porque el aire no entraba a su cuerpo debido a que yo la estaba ahogando poco a poco.—Tu quieres asegurar tu supervivencia. Lo sé. —dije, mirándola con severidad. —Se que sobrevivir es lo que mejor te sale. Quieres ayudarnos, siempre y cuando puedas sobrevivir y si no hay posibilidades, al menos tu vivirás. ¿Me equivoco?Su silencio me dio toda la razón. Sonreí, soltándola.Dejé que respirara por unos segundos.—Hay una parte… Siempre hay un poco de agua en el corazón del desierto. Debajo de las rocas, donde alguna vez viajaron los ríos en abundancia…—¿Qué? —la decepción fue amarga en ese momento.—Esperabas que fuera una vertiente misteriosa que oculte. ¿Verdad? —ella volvió a poner los ojos en blanco. —No, solo es una vaga esperanz
Observé como el rostro de la bruja parecía desfigurarse por el asombro, por el impacto. Al decir el nombre de la otra bruja, algo en ella pareció cambiar rotundamente.Desde el suelo, sin fuerzas, apenas si podía seguir respirando. El calor subía por mi cuerpo, como un incendio que se propagaba. Solté un quejido de dolor.—¿Por qué has hecho esto? Has convertido un bosque en un gran infierno. —murmuró la bruja, con los ojos fijos en el sol.No comprendía como hacía para todavía tener fuerzas para mirar hacia arriba, al cielo. Esta caminata había hecho que mi último poco de energía fuera deshecha.Como si fuera una ilusión propia de mi debilidad, comencé a sentir una presencia diferente.Una silueta oscura comenzó a caminar hacia nosotras.—Es muy tarde ya, querida. —murmuró otra voz, más ronca, más triste.Aunque no podía ver el rostro, sentía una tristeza que azotaba sin parar. Eran sentimientos muy fuerte.—¿Qué? —preguntó la bruja, con debilidad.—No hay nada para ti aquí, Muriel.
Me sentí frágil, pequeña, tan diminuta como una hormiga. ¿Acaso había regresado a ser una insignificante loba que no puede defenderse? La gran loba peleadora en la que creí convertirme había quedado ya muy atrás. Eso era doloroso para mí, sentía que tenía potencial para dar mucho más, para seguir peleando.No obstante, ahora el destino de todos los que amaba y el mío propio estaban en las manos de dos brujas inestables.Todo lo que yo sabía de las brujas era que hacían hechizos y pociones a cambio de dinero. En nuestro primer encuentro, tuve que robarle a mi esposo los utensilios y cubiertos de plata para pagarle a Muriel. No eran seres sabios ni espirituales, al menos jamás lo habían demostrado así.—Estás haciéndolo más fácil para mí, hermana. Trajiste un puñado de cazadores y lobos enfermos a mis tierras. Si crees que este atrevimiento no es un motivo para que no entres a nuestra tierra, estás equivocada.—Ellos pueden ser una clave. Mi intención no era molestar a los nuestros. —Di
Tosí, cada vez que tosía sentía un sabor a sangre impresionante.Miré hacia donde ambas brujas forcejeaban peleando, cada una intentaba utilizar cosas para apartar a su enemiga. Tenían pociones que no alcanzaba a ver con claridad. Era una pelea reñida, no se veía bien quien iba ganando. Pero Muriel iba retrocediendo, eso era evidente.—Siempre has sido una mujer trastornada. No una bruja, una demente que no tiene rumbo ni objetivos. Esos siempre pierden ¿O no has conocido las historias? Somos viejas, Muriel, sabes cual será el final. —la voz de Sunny era severa, miraba a su hermana con ojos de decepción.—No… Jamás lo has entendido. —Muriel miró al suelo, se veía el cansancio en su cuerpo.No podía pelear con la misma fuerza que antes. Estaba flaqueando, debilitándose. Su hermana parecía ser mucho más fuerte.—Los dementes no ganan, solo provocan lastima. La disciplina le gana al talento. —Sunny sonrió, estaba mirando como si estuviera a punto de ganar.—La soledad tampoco triunfa. —