Tosí, cada vez que tosía sentía un sabor a sangre impresionante.Miré hacia donde ambas brujas forcejeaban peleando, cada una intentaba utilizar cosas para apartar a su enemiga. Tenían pociones que no alcanzaba a ver con claridad. Era una pelea reñida, no se veía bien quien iba ganando. Pero Muriel iba retrocediendo, eso era evidente.—Siempre has sido una mujer trastornada. No una bruja, una demente que no tiene rumbo ni objetivos. Esos siempre pierden ¿O no has conocido las historias? Somos viejas, Muriel, sabes cual será el final. —la voz de Sunny era severa, miraba a su hermana con ojos de decepción.—No… Jamás lo has entendido. —Muriel miró al suelo, se veía el cansancio en su cuerpo.No podía pelear con la misma fuerza que antes. Estaba flaqueando, debilitándose. Su hermana parecía ser mucho más fuerte.—Los dementes no ganan, solo provocan lastima. La disciplina le gana al talento. —Sunny sonrió, estaba mirando como si estuviera a punto de ganar.—La soledad tampoco triunfa. —
SethElla se había marchado con la bruja en una misión, me había repetido muchas veces que yo debía quedarme con los niños para cuidarlos. También debían verme aquí, mis soldados cazadores y aliados. Todos ellos tenían que verme con respeto ahora. Si me seguirían incluso en la derrota. Había hablado con ellos, les prometí que íbamos a vengarnos de Goth y que volveríamos a tomar el control. Todavía no decía la verdad sobre lo que ocurrió con los omegas, con lo que íbamos a hacer como cazadores. Pronto sería el momento, ahora no tenía sentido, ya la lealtad de todos estaba condicionada por las malas condiciones en las que teníamos que vivir. La escasez de agua y comida nos iba enemistando poco a poco. Muchos querrían abandonar la misión.Mi vida era totalmente diferente ahora. Mis ciclos de sueño habían cambiado. Yo toda mi vida había sido un humano y nada más. Algo que no quise cambiar nunca, ni siquiera cuando me sentía más débil que los enemigos que tenía que combatir. Porque mi huma
NarradorLa caminata parecía eterna, el desierto, interminable. El bosque seco no era tan extenso como parecía, pero cada minuto allí se hacía enormemente interminable. Era algo que no dominaban ninguno de los que estaban atrapados allí. Como si cada aliento fuera un sufrimiento. La sed hacía que la cordura se hiciera cada vez más pequeña.Los cachorros no desconfiaban de Seth. No, porque ellos sabían bien que era su padre. No por lógica, sino por amor. Los vínculos de padres e hijos son más fuertes que cualquier cosa en el mundo.Seth cubrió a sus hijos con su capa para protegerlos y los cargó en sus brazos para que no tuvieran que caminar. No hasta que fuera inevitable. Quería ahorrarles todo el sufrimiento que pudiera.Con cada paso que daba, su fuerza disminuía radicalmente, porque el calor parecía hacerse más fuerte a cada minuto.Estaba comenzando a respirar con dificultad cuando la primera gota de agua rodó por su frente.Miró al cielo sin saber que ocurría, extrañado. La gota
El cazador que era ahora también un lobo, estaba de rodillas mirando el cielo, con esperanza y temor en su corazón.El miedo era grande, pero había algo mucho más grande latiendo en su corazón. Al mirarla, al ver el rostro de Lysa, tenía el coraje y la valentía creciendo en su interior. Porque sabía que por mucho miedo que tuviera, nada nunca los separaría.—No. Ni siquiera si un rayo nos fulmina podrá separarnos. Ni si la tierra se parte en pedazos, o los volcanes erupcionan sin descanso. —Seth puso su mano en el rostro de Lysa, acariciando su mejilla. —Ni aún así podrían separarnos. No, esta es nuestra familia. Nuestros lazos se han forjado con algo más importante que el destino… —Las lágrimas de Seth fueron derramándose sobre la piel de Lysa.Su rostro estaba pálido, la bella Lysa parecía estar dormida. La lluvia caía sobre todos allí. Los niños no sabían que creer, que pensar, como sentirse, pues estaban tan confundidos por todos los sucesos que estaban viviendo. Su padre había re
LysaComencé a ver con claridad, recuperando la vista poco a poco. Kathy, mi hija pequeña, se aferraba a mi brazo, la abracé con todas mis fuerzas. Su pelaje rojo brillaba con el resplandor que nos iluminaba. Mis pequeños estaban acurrucados conmigo, Seth me abrazaba, protegiéndome. Su calor me hacía sentir viva, su sonrisa. Las risas de mis hijos, los ojos brillantes que me veían. Todo era maravilloso, volver a vivir.Sonreí, reí, porque estaba tan feliz. No había palabras para describir la felicidad que estaba sintiendo en este momento.—Mamá… Mira los colores… —dijo Kathy, comenzando a señalar hacia lo que antes era solo el desierto repleto de arena.Las rocas que estaban por todas partes, de color gris y triste, ahora parecían más azuladas. El paisaje recuperaba sus colores naturales. La maldición se había roto, se rompió cuando dejé a punto de morir a Sunny.—Brillan… —murmuró Neo, observando todo con asombro.Solté un sollozo de emoción al ver que mis hijos estaban bien, conmigo
NarradorGoth estaba invitado a la gran mansión de George. El lugar era una casa imponente, de seis pisos de alto, con enormes ventanales de vidrio en el primer piso, balcones extensos. Era como un castillo moderno, con toda la tecnología que uno podía imaginar.El color de las paredes era gris plata, por lo que parecía una casa más lujosa que las demás del vecindario. El jardín era extenso, con muchas fuentes, rosales, plantas exóticas que cuidaba un jardinero en específico.—Es un lindo lugar. No es mi estilo, pero es agradable. —bromeó Goth, ambos estaban caminando por el jardín.Había un laberinto hecho de arbustos por el que estaban caminando.—¿Prefieres edificios viejos y maltratados? —preguntó George, mirando al cielo, concentrado en el celeste y las nubes.Goth asintió con un gesto. En realidad, no sabía bien que era lo que prefería. Solo que había sido más seguro estar en un edificio donde nadie sospechara. Era algo a lo que se había acostumbrado. Todos estos lujos se veían
Narra GothLos traidores estaban mirándome fijamente, con temor, podía oler el miedo como una peste invasiva en mi nariz. Eso me hacía poner de buen humor, siempre lo hacía.Porque horas atrás, no había tenido ningún resultado. El recuerdo era un fastidio.“No diremos nada.”Esas fueron las palabras que dijeron, cada uno de ellos, cuando comencé a interrogarlos.Ellos no iban a revelar nada sobre lo que vieron en el bosque infernal donde estaba Lysa y su grupo de marginales. Estaban encerrados, despojados de comida y agua, pero ninguno parecía querer darme ninguna clase de información.Algo me daba un mal presentimiento, algo en los ojos de esos cazadores, algo estaban ocultándome.Y yo no pude sacarles la información con el temor. Entonces tendrían que conocer el verdadero terror. Cuando vieran a Luvioc, tendrían que empezar a hablar. El ya tenía una transformación aterradora, pero ahora había cambiado, cualquiera pensaría que la muerte había llegado con solo mirarlo.No podrían guar
GothEra una broma, esto era un mal chiste o algo parecido. No entraba en mi mente como George podía haber hecho semejante tontería. Y me estaba mirando como si hablara muy en serio, como si lo que estaba diciendo era totalmente cierto. Eso era una puñalada para mí. Si era cierto, entonces mi miedo podía ser real. Quizás entonces ellos si habían hallado una manera de desafiar nuestra fuerza.—Demostración. —las palabras de George resonaron en la habitación.Un disparo silbó en el aire, de una manera tan hábil y rápida que ninguno pudo verlo. Alcanzó a uno de mis lobos leales. No solo lo durmió, no, lo dejó inconsciente y moribundo en el suelo. No logró esquivar la bala que llegó demasiado rápido. Al observar a mayor detalle, me di cuenta que no era una bala normal, era un proyectil que tenía una especie liquido verde en su interior. Debía tratarse de una toxina.Luvioc estaba a punto de atacar. Vi en sus ojos el odio por esos humanos, quería matarlos a todos ahora mismo.—Hijo, espera