Me senté lentamente cerca de la bruja, con suma desconfianza. En aire soplaba con más fuerza, sentía el golpe de la tierra contra mi piel.—Es algo insoportable. —dije, quejándome, para que ella comenzara a hablar conmigo.Era de esa clase de comentarios que uno realiza cuando quiere platicar con alguien. No funcionó, ella puso los ojos en blanco, en una expresión total de fastidio.—No has soportado demasiado. —contestó ella. —No sabes lo que es el verdadero dolor.Tragué saliva, nerviosa, debía guardarme el orgullo y las ganas de querer responderle.—Lo siento, lamento que tu si hayas tenido que sufrir más. —murmuré, con la voz suave.Ella me miró con más compasión.—¿Puedo preguntarte algo? —dije, con los ojos fijos en ella.El contacto visual no le estaba agradando. Tenía miedo, podía olerlo, su cuerpo exudaba temor.—Dime, loba híbrida. —respondió, esta vez de una manera más amable.—¿Por qué abandonaste a Goth? —pregunté, sosteniéndole la mirada.Necesitaba saber, era algo que n
Yo tenía razón. Lo supe definitivamente cuando la bruja trató de escapar. La sujeté con más fuerza para que no se moviera ni un centímetro.Luego de tratar de apartarse, comenzó a jadear.—Déjame… No es que pueda alcanzar. No… —murmuró, frases inconexas porque el aire no entraba a su cuerpo debido a que yo la estaba ahogando poco a poco.—Tu quieres asegurar tu supervivencia. Lo sé. —dije, mirándola con severidad. —Se que sobrevivir es lo que mejor te sale. Quieres ayudarnos, siempre y cuando puedas sobrevivir y si no hay posibilidades, al menos tu vivirás. ¿Me equivoco?Su silencio me dio toda la razón. Sonreí, soltándola.Dejé que respirara por unos segundos.—Hay una parte… Siempre hay un poco de agua en el corazón del desierto. Debajo de las rocas, donde alguna vez viajaron los ríos en abundancia…—¿Qué? —la decepción fue amarga en ese momento.—Esperabas que fuera una vertiente misteriosa que oculte. ¿Verdad? —ella volvió a poner los ojos en blanco. —No, solo es una vaga esperanz
Observé como el rostro de la bruja parecía desfigurarse por el asombro, por el impacto. Al decir el nombre de la otra bruja, algo en ella pareció cambiar rotundamente.Desde el suelo, sin fuerzas, apenas si podía seguir respirando. El calor subía por mi cuerpo, como un incendio que se propagaba. Solté un quejido de dolor.—¿Por qué has hecho esto? Has convertido un bosque en un gran infierno. —murmuró la bruja, con los ojos fijos en el sol.No comprendía como hacía para todavía tener fuerzas para mirar hacia arriba, al cielo. Esta caminata había hecho que mi último poco de energía fuera deshecha.Como si fuera una ilusión propia de mi debilidad, comencé a sentir una presencia diferente.Una silueta oscura comenzó a caminar hacia nosotras.—Es muy tarde ya, querida. —murmuró otra voz, más ronca, más triste.Aunque no podía ver el rostro, sentía una tristeza que azotaba sin parar. Eran sentimientos muy fuerte.—¿Qué? —preguntó la bruja, con debilidad.—No hay nada para ti aquí, Muriel.
Me sentí frágil, pequeña, tan diminuta como una hormiga. ¿Acaso había regresado a ser una insignificante loba que no puede defenderse? La gran loba peleadora en la que creí convertirme había quedado ya muy atrás. Eso era doloroso para mí, sentía que tenía potencial para dar mucho más, para seguir peleando.No obstante, ahora el destino de todos los que amaba y el mío propio estaban en las manos de dos brujas inestables.Todo lo que yo sabía de las brujas era que hacían hechizos y pociones a cambio de dinero. En nuestro primer encuentro, tuve que robarle a mi esposo los utensilios y cubiertos de plata para pagarle a Muriel. No eran seres sabios ni espirituales, al menos jamás lo habían demostrado así.—Estás haciéndolo más fácil para mí, hermana. Trajiste un puñado de cazadores y lobos enfermos a mis tierras. Si crees que este atrevimiento no es un motivo para que no entres a nuestra tierra, estás equivocada.—Ellos pueden ser una clave. Mi intención no era molestar a los nuestros. —Di
Tosí, cada vez que tosía sentía un sabor a sangre impresionante.Miré hacia donde ambas brujas forcejeaban peleando, cada una intentaba utilizar cosas para apartar a su enemiga. Tenían pociones que no alcanzaba a ver con claridad. Era una pelea reñida, no se veía bien quien iba ganando. Pero Muriel iba retrocediendo, eso era evidente.—Siempre has sido una mujer trastornada. No una bruja, una demente que no tiene rumbo ni objetivos. Esos siempre pierden ¿O no has conocido las historias? Somos viejas, Muriel, sabes cual será el final. —la voz de Sunny era severa, miraba a su hermana con ojos de decepción.—No… Jamás lo has entendido. —Muriel miró al suelo, se veía el cansancio en su cuerpo.No podía pelear con la misma fuerza que antes. Estaba flaqueando, debilitándose. Su hermana parecía ser mucho más fuerte.—Los dementes no ganan, solo provocan lastima. La disciplina le gana al talento. —Sunny sonrió, estaba mirando como si estuviera a punto de ganar.—La soledad tampoco triunfa. —
SethElla se había marchado con la bruja en una misión, me había repetido muchas veces que yo debía quedarme con los niños para cuidarlos. También debían verme aquí, mis soldados cazadores y aliados. Todos ellos tenían que verme con respeto ahora. Si me seguirían incluso en la derrota. Había hablado con ellos, les prometí que íbamos a vengarnos de Goth y que volveríamos a tomar el control. Todavía no decía la verdad sobre lo que ocurrió con los omegas, con lo que íbamos a hacer como cazadores. Pronto sería el momento, ahora no tenía sentido, ya la lealtad de todos estaba condicionada por las malas condiciones en las que teníamos que vivir. La escasez de agua y comida nos iba enemistando poco a poco. Muchos querrían abandonar la misión.Mi vida era totalmente diferente ahora. Mis ciclos de sueño habían cambiado. Yo toda mi vida había sido un humano y nada más. Algo que no quise cambiar nunca, ni siquiera cuando me sentía más débil que los enemigos que tenía que combatir. Porque mi huma
NarradorLa caminata parecía eterna, el desierto, interminable. El bosque seco no era tan extenso como parecía, pero cada minuto allí se hacía enormemente interminable. Era algo que no dominaban ninguno de los que estaban atrapados allí. Como si cada aliento fuera un sufrimiento. La sed hacía que la cordura se hiciera cada vez más pequeña.Los cachorros no desconfiaban de Seth. No, porque ellos sabían bien que era su padre. No por lógica, sino por amor. Los vínculos de padres e hijos son más fuertes que cualquier cosa en el mundo.Seth cubrió a sus hijos con su capa para protegerlos y los cargó en sus brazos para que no tuvieran que caminar. No hasta que fuera inevitable. Quería ahorrarles todo el sufrimiento que pudiera.Con cada paso que daba, su fuerza disminuía radicalmente, porque el calor parecía hacerse más fuerte a cada minuto.Estaba comenzando a respirar con dificultad cuando la primera gota de agua rodó por su frente.Miró al cielo sin saber que ocurría, extrañado. La gota
El cazador que era ahora también un lobo, estaba de rodillas mirando el cielo, con esperanza y temor en su corazón.El miedo era grande, pero había algo mucho más grande latiendo en su corazón. Al mirarla, al ver el rostro de Lysa, tenía el coraje y la valentía creciendo en su interior. Porque sabía que por mucho miedo que tuviera, nada nunca los separaría.—No. Ni siquiera si un rayo nos fulmina podrá separarnos. Ni si la tierra se parte en pedazos, o los volcanes erupcionan sin descanso. —Seth puso su mano en el rostro de Lysa, acariciando su mejilla. —Ni aún así podrían separarnos. No, esta es nuestra familia. Nuestros lazos se han forjado con algo más importante que el destino… —Las lágrimas de Seth fueron derramándose sobre la piel de Lysa.Su rostro estaba pálido, la bella Lysa parecía estar dormida. La lluvia caía sobre todos allí. Los niños no sabían que creer, que pensar, como sentirse, pues estaban tan confundidos por todos los sucesos que estaban viviendo. Su padre había re